Por Lucas Silva / LA DIARIA
Lo encontramos el sábado de mañana en la feria de Colón. Repartía volantes para anular la Ley de Caducidad en la esquina de Coronel Raíz y 19 de Junio junto con su actual compañera, Verónica Engler. El tupamaro Jorge Zabalza dice que en materia política está "en el seguro de paro" y que por primera vez se dedica de lleno a su vida personal. A pesar de eso, evalúa que la "frustración" generada por el Frente Amplio (FA) tendrá una expresión política en el futuro, asegura que unos "tres o cuatro mil militantes" en todo el país están "predicando boca a boca" y confía en que eso "coagulará en algún movimiento".
-¿Cómo ve la campaña?
-Muy quieta, cualquiera con un poquito de memoria compara con las últimas elecciones y nota la diferencia. Cuando faltaba un mes y medio se veían balconeras en todas las casas, y había entusiasmo.
Hoy la gente está muy fría. Una de las razones es que no hay un cotejo entre modelos de país. No se confrontan dos proyectos de sociedad, como pasó en la anterior elección. Entre los proyectos de Pepe Mujica y Lacalle hay sólo diferencias de grado. Y por eso están con lo del perrito faldero y la motosierra, dedicados a aspectos laterales. Compiten a ver quién va a construir más viviendas en los asentamientos, pero nadie habla de erradicar la pobreza.
Lo que se estimula es ponerse la camiseta del Pepe y arremeter. Primero arremetieron contra Danilo y ahora contra Lacalle. Y se deja de pensar. Con eso se obtienen victorias electorales pírricas que no transforman las cosas. Cuando tenía quince años sentí una gran alegría porque Nardone y Herrera le habían ganado a Luis Batlle, pero eso al final no dejó nada.
-Ha hablado de la frustración que generó el FA en muchos militantes de izquierda, ¿es posible organizarla?
-No creo que los partidos políticos o los discursos sirvan para crear conciencia.
Ya no creo ni en mi discurso [se ríe]. La gente tiene que vivirlo. Muchos se han desengañado con estos cinco años y la frialdad es por eso. Ahora es necesario que vaya decantando todo un proceso de frustración, y esclarecer una cantidad de confusiones. Calculo que hay en el país unos tres o cuatro mil militantes que andan entre la gente predicando. Están con el boca a boca, como en el plebiscito del 80, y en algún momento eso va a coagular en algún movimiento. No tengo la bola de cristal pero hace dos años dije que Pepe en las internas se iba a tirar para la izquierda y que iba a confundir a la gente. Se inventó una nueva opción de izquierda dentro del FA que proponía superar la etapa en la que se taparon los agujeros. Pero ese discurso ya no está, porque Astori perdió en la cancha y ganó en la liga. Si Mujica gana va a ser continuista de Tabaré Vázquez. Hay que desengañarse de la farsa de una opción verdaderamente de izquierda encabezada por el Pepe Mujica. Ahora hay una convergencia en el centro. El Pepe se puso el traje, y Danilo y Larrañaga se lo sacaron. Hasta Lacalle anda sin corbata. Con el giro a la izquierda del Pepe algunos compañeros volvieron a tener esperanza y hoy están puteando. Ni Marenales cree que Mujica diga la verdad.
-Hace algunos días Marenales definió al MPP como un gigante estúpido.¿Qué opina?
-Estoy de acuerdo, y es muy importante que sea Marenales el que lo diga. Pero le preguntaría si ese gigante nació del pasto o de una plantita. Le preguntaría qué sucedió con esa organización política clasista y combativa que siempre estuvo aferrada a la bandera de los principios. Fuimos la única fuerza política que se manifestó contra George Bush [padre], estuvimos contra la minirreforma y contra todas las privatizaciones. Le preguntaría a Marenales si al MPP no lo estupidizaron, si no lo convirtieron en un gigante estúpido.
A Marenales ahora le falta el próximo paso, la hora de la sinceridad. Tiene que mirarse a sí mismo y decir: Fernández Huidobro es un conciliador de clase. También podría preguntarse si es un conciliador ahora en 2009 o ya lo era antes. ¿Cómo fue que esa concepción de la conciliación de clase se fue imponiendo en el MPP? El MPP no era para eso y el MLN tampoco. A mí no me importa que Danilo y Tabaré hagan política socialdemócrata. Ahora dicen que se hace lo que se puede, y bueno, que lo hagan Danilo y Tabaré, porque los tupamaros nacimos para predicar la revolución y no para andar haciendo payasadas. No nacimos para estar en la prensa defendiéndonos por acusaciones de corrupción. A mi generación no la convocaron para eso. Algunos dieron la batalla para convertir al MPP en un gigante estúpido, y los que no estábamos de acuerdo nos tuvimos que ir.
-¿Ha hablado con José Mujica últimamente?
-Hace tiempo que no hablo. No habla con Marenales, menos va a hablar conmigo. Leo Pepe tal cual es y escucho M24 todos los días. Cuando le dijo adiós a la barra chica le mandé un mensaje.
-¿Qué decía?
-Pepe, ahora estás libre para volar por los espacios siderales. Y ahí anda. Volando por los espacios siderales.
-¿El pasado común no lo llevó a tener alguna expectativa con Mujica en esta etapa?
-Para mí es muy difícil analizar esto desde lo personal, porque con el Pepe vengo discutiendo desde que salimos de la cárcel. Él decía que el continuismo de Sanguinetti se daba sólo en el plano económico y que en lo político había una democracia primaveral, y nosotros decíamos que había una tutela. En 1985 él decía que la mejor estrategia revolucionaria era ser bien reformista, y esa discusión durante años la dimos en el MLN. En una época la posición de Mujica y Fernández Huidobro era minoritaria, y después pasó a ser mayoritaria. Está bien, es lo que hay, valor. Por eso cuando me dicen que Mujica es un traidor, digo que no, porque él expresa una realidad que existe, como también lo hacen Danilo y Tabaré Vázquez. En eso Pepe hace lo mismo, expresa una realidad. Pero lo que siempre sostuve en el MLN y el MPP es que los tupamaros no estamos para ese papel, sino para postular la revolución y hacer un trabajo de masas. Y practicar la rebeldía y acostumbrar a la gente a que pueda hacer las cosas por sí misma. Eso estuvo en un período del MPP y viví esa etapa con mucha alegría, pero hoy evidentemente tenemos ese gigante estúpido y hay mucha gente confundida que piensa que eso lleva al cambio. Igual lo importante de esta campaña es que el desengañado no es Zabalza. El desengañado es Marenales y los que lo siguen. Es muy importante que él diga lo que todo el mundo ya sabe sobre el MPP.
-¿Ve a Marenales saliendo del FA en un gobierno de Mujica?
-Marenales no va a estar con él. No es de los que se ponen traje y corbata.
-En una carta que le envió a Mujica cuando era ministro le pedía que recobrara sus raíces. ¿Perdió esa esperanza?
-[Piensa unos segundos] Yo creo que el Pepe ya no tiene raíces. Ya no tiene raíces.
-¿Reconoce gente honesta en el FA?
-En las bases hay mucha gente honesta y convencida. Lo ves ahí en la esquina [señala a una treintena de militantes de la 1001 que reparten listas en Plaza Colón]. Están convencidos, pero eso no quiere decir mucho. Hay mormones convencidos que son honestos. Lo triste es que el FA se ha ido convirtiendo en algo más religioso que político. El Pepe para recobrar las raíces tendría que pasar a un discurso contra el terrorismo de Estado, pero está diciendo que perdonó y olvidó. Que no quiere más viejos presos. El Pepe tendría que tener una política antiimperialista, que le hubiera permitido decirle en la cara a George Bush que saliera de Irak y Afganistán. Denunciar el Plan Colombia. El Pepe y Danilo Astori hoy tendrían que estar denunciando en cada discurso las cinco bases militares norteamericanas. ¿Cómo se van a callar ante eso? ¿Por qué no dicen que Lacalle -si es presidenteva a defender a Uribe? Ahí sí se calentaría la campaña electoral. ¿Porqué no hablan de la propiedad privada de la tierra y del latifundio? No hay que decir que Lacalle es un pituco. No es un pituco, es un latifundista. Representa a los 923 tipos que tienen más de 2.500 hectáreas. Lacalle es una expresión de la elite de este país. No les estoy pidiendo que salgan a decir cosas revolucionarias, pido cuestiones del Congreso del Pueblo y de la izquierda histórica.
-¿Percibió soberbia en los cuadros de gobierno?
-Hay arrogancia, sí. Existe la seguridad de que las mayorías electorales habilitan a hacer y decir cualquier cosa. Esa arrogancia muchas veces se transforma en caradurismo. Esto de Antel [se refiere a la destitución de Edgardo Carvalho y Gladys Uranga] no se puede explicar. Podrá ser menor en comparación con los gobiernos anteriores, pero igual es amiguismo y clientelismo. Está bien hablar de [el ex ministro blanco de Economía, Enrique] Braga, pero tenemos a [el ex director de Casinos, Juan Carlos] Bengoa procesado. Y eso fue corrupción con consentimiento, porque Astori lo respaldó hasta el último minuto.
-¿Faltaron avances en la política de tierras?
-El problema no es la falta de avances, sino el retroceso. Uruguay se ha convertido en un país sojero y pasamos a manos de las transnacionales. La industria frigorífica, y te lo dice un carnicero, está en un 70% en manos extranjeras. ¿Qué me vienen a hablar del Instituto de Colonización si pusieron a un estanciero [se refiere a su presidente, Gonzalo Gaggero] al frente? ¿Qué señal le das a la gente con eso? Le está diciendo a la Asociación Rural que no vas a tocar el latifundio.
-¿Cómo evalúa el proceso de la Asamblea Popular [AP]?
-Hace dos años empezamos a reunirnos compañeros por afuera de la izquierda con representación parlamentaria, con la idea de reflotar el viejo espíritu crítico a la democracia burguesa. Luego ese espacio se dividió porque algunos compañeros creyeron oportuno jugar en estas elecciones. No veo realmente que haya oportunidad de nada, y por eso no acompaño la candidatura al Senado de [Helios] Sarthou en la AP. No entiendo para qué tener un representante en el Parlamento. ¿Para que tenga que renunciar como Chifflet? ¿Para jugar un papel decorativo? De mi experiencia en la Junta Departamental evalúo que quedó sólo una referencia personal, y no es lo importante. Para la gente quedó la imagen de aquel loco que se oponía a las privatizaciones o que le hizo el discurso a Chirac. Y no queda nada sólido.
-¿Se arrepiente de esa etapa en la Junta?
-Uno no se puede arrepentir de nada. He hecho cagadas mucho más grandes que ésa [se ríe]. Pero las experiencias hay que analizarlas críticamente.
-¿Ha pensado en alguna forma organizativa para canalizar todo este descontento político?
-Hoy la frustración no está madura para organizarse. Si éste fuera el momento, Asamblea Popular habría tenido treinta mil votos en las internas. No es el momento para que el desengaño se organice en una opción de izquierda. ¿Qué me ofrece AP? ¿Volver a hacer lo mismo que hizo el FA en casi cuarenta años? Hay que buscar otras cosas, y en América Latina sobran ejemplos. Acá no tenemos un movimiento social como el MST de Brasil, ideologizado y capaz de modificar el escenario político. Ellos tienen cuatro millones de afiliados y escuelas para formar militantes sindicales. El MST es como un partido político, y eso acá falta. No sé qué expresión tendrá la organización popular de la frustración, pero que la va a tener, la va a tener. Porque así nacieron el MLN y el FA. No fuimos injertos, sino expresiones de la realidad. Hoy muchos compañeros te paran en la calle preguntando qué va a pasar o qué vamos a votar. A todos les digo lo mismo: hoy estoy para la papeleta rosada y nada más. Después estamos esos tres o cuatro mil militantes desperdigados por ahí que nos escribimos y mandamos cosas por mail. Pero estamos en contacto, porque ahora es la etapa de esperar. Siempre hay que estar al acecho.
Lucas Silva
En blanco y rosado
Lucas Silva / LA DIARIA
TEMAS DE RECOSUR 1130 - 17/09/2009
http://www.alternativas-
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