domingo, 24 de mayo de 2020

En la juventud empobrecida y marginada está nuestra esperanza

Por Carlos Aznárez, 24 mayo 2020.-


Esta semana en Uruguay se recordó el 20 de mayo, como todos los años, ahora de manera particular en función de esta situación de guerra bacteriológica que está ocurriendo en el mundo. Este 20 es el día que consagra el repudio a la impunidad y a los genocidas, día en el que las y los uruguayos hace décadas marchan en silencio aunque ahora se están haciendo otro tipo de movilizaciones por la situación del COVID. Para hablar de eso y otros temas entrevistamos en nuestro programa radial al histórico referente de la izquierda revolucionaria, ex-tupamaro, Jorge “Tambero» Zabalza.

-¿Como se vivió esta fecha del 20M tan particular en el Uruguay?

-Creo que los compañeros han demostrado mucho ingenio. Porque al plantearse una movilización en estas circunstancias, y conociendo los parámetros de Madres y Familiares de Detenidos de Desaparecidos, que es la organización convocante de todos los 20 de mayo, cómo hacés cuando la gente está tan amansada que no aceptaría que convocaras nuevamente a una marcha en la cual es muy difícil guardar las distancias, en la cual tendrías que andar con tapabocas, más todas las medidas de seguridad. Una marcha que sería muy dificil de organizar y a la cual posiblemente la gente no concurriría porque obedece y acata el #Quedateencasa. Entonces frente a esa realidad los convocantes encontraron una serie de medidas que han sido muy inteligentes. Este día como siempre ha estado en la memoria de los uruguayos. Representa la búsqueda de los desaparecidos, de la verdad, de la justicia. Madres y Familiares de Detenidos de Desaparecidos se han dado maña para que este tema esté en todos los medios de comunicación y en el pueblo uruguayo. Hubo movilizaciones parciales, locales, como en el barrio La Teja, y también en distintas ciudades del interior del país donde la gente se reunió en las plazas. La Avenida 18 de julio en Montevideo fue marcada con las huellas de los pies de quienes deberían estar movilizándose, como se hace por esa calle todos los años, para recordar la fecha. Hubo una marcha digital o a distancia, en la participaron miles de uruguay@s, aunque no nos podemos olvidar que los últimos dos años participaron alrededor de 100 mil personas en Montevideo, casi el 10% de la población de la ciudad.

Está claro que esto venía en ascenso y que ya muchos militantes se sumaron a las actividades previas a este 20 de mayo, realmente ha sido una semana dedicada a la memoria. Te quiero preguntar, después que volvió la derecha y después de tantos años en que tuvieron democracias rigurosamente controladas por los imperios, ¿en qué momento está la lucha contra la impunidad? y ¿qué se puede hacer para que los genocidas paguen con cárcel los crímenes de lesa humanidad que cometieron?

-En Argentina la vía judicial es muy endeble, y en Uruguay es particularmente muy limitada. Creo que todos los caminos institucionales han sido muy mediocres, con los cuales no se ha logrado avanzar demasiado. Lo que sí creo es que la lucha y la tozudez de las organizaciones de Derechos Humanos han logrado la condena social. En Uruguay nadie sale a defender al genocida Gavazzo, ni al Goyo Álvarez que ya murió, ni los propios militares de derecha ni la multialianza reaccionaria sería capaz de abanderarse con el Golpe de Estado. Ese ha sido un logro de la lucha en los últimos 30 años y ha tenido un efecto mucho más grande que el haber perdido los plebiscitos cuando en realidad los DD.HH. no se pueden plebiscitar. Los logros han permitido que la gente acepte lo que antes negaba: que acá el Ejército torturó, asesinó, violó y desapareció a gente. Y esa conciencia que hoy no se puede medir se ve un poco en las manifestaciones actuales. ¿Porque qué otro camino quedaría? ¿La justicia por mano propia? Es una cosa que no sería comprendida por nadie. Sería un desahogo individual sin ningún tipo de consecuencias sociales en la conciencia de la gente. Además este gobierno “blanco» multireaccionario que hoy tenemos se da el lujo de continuar con la búsqueda de desaparecidos en los cuarteles. Fue tan poco lo que hicieron los gobiernos del Frente Amplio durante 15 años, que el presidente actual, Lacalle, se da el lujo de que la fiscalía especializada en DD.HH. siga actuando como actuaban en los gobierno frenteamplistas. Eran tan pobres la políticas de estos últimos que hoy las pueden continuar la coalición multireaccionaria que está en el gobierno. Hay que recordar que Lacalle es un ejemplo de la oligarquía que además tiene en su coalición a un sostenedor de la dictadura militar como Guido Manini Ríos, que dice que hay que “olvidar a los desaparecidos”.

-A propósito de eso me quiero meter en las leyes del presente gobierno. Acá repercutió informativamente la Ley de Urgente Consideración, la LUC, que por lo que sabemos amplía más represión y el accionar policial, incluso abre la puerta al gatillo fácil. ¿Cómo se puede caracterizar esta iniciativa?

-Sí, y esa es la opinión general en Uruguay, de los organismos como SERPAJ, de las organizaciones de DD.HH., de algunos legisladores y también del PIT-CNT. Yo creo que lo más peligroso es lo ideológico de quienes tienen la presidencia en el Uruguay, el Poder Ejecutivo es un organismo decidido a reprimir. En ese sentido no hay negociación posible, es como cuando Macri asumió el gobierno en Argentina. Larrañaga, que es el ministro del Interior está jugando el mismo papel que Patricia Bullrich (la ex ministra de Seguridad de Macri). Es decir, se fundamentan en el respaldo político a la policía para que repriman, y la policía se siente respaldada. Así, cualquier uniformado en una situación de tensión actúa sintiéndose el brazo ejecutor de las decisiones políticas que toma el gobierno, reprimiendo de la forma más feroz, y ha ocurrido de la forma más diversa en ocasiones puntuales. Hay una presencia de la policía en los barrios y quizás esta sea ya la antesala de una situación que en los próximos años tendremos que lamentar, y que combatir por supuesto.

-¿Cómo ves a los jóvenes uruguayos de la actualidad, te lo pregunto partiendo del hecho que los de tu generación por ejemplo, eran muy peleones?

-El espíritu del 68 está muy lejos. Creo que lo que está pasando en Chile puede ser un anticipo de lo que pueda ocurrir en los próximos años en América Latina. Hay situaciones puntuales que anuncian que los pueblos son capaces de resistir. El pueblo venezolano es uno de los casos. Su presencia armada en las calles es capaz de detener cualquier amenaza imperialista, incluso las aventuras militares gringas de las cuales Trump después se desentiende.
Acá también pasan cosas. Hace muy poco golpearon a mi puerta para decirme que a un par de cuadras de dónde yo vivo en Santa Catalina, 700 familias habían ocupado terrenos, porque el problema de la vivienda era tan profunda que la única alternativa que encontraron fue la toma de tierras, pero además el promedio de edad anda entre los 25 y 30 años. Esa es nuestra esperanza. Hay una repuesta social, de abajo, a la barbarie de arriba que ha demostrado indiferencia para constituir viviendas para los sectores más empobrecidos. Durante todo el periodo de gobiernos del Frente Amplio no se llevaron adelante planes de viviendas para los pobres, solo para la clase media alta, para los que tenían ingreso mayores a 80 mil pesos uruguayos. Yo creo que en la juventud empobrecida y marginada está nuestra esperanza, es la que está llamada a ser la sepulturera de esta sociedad capitalista. Es su destino. No tiene otra salida. ¿Qué va a hacer, otra experiencia electoral para buscar una solución a sus problemas vitales; de salud, vivienda, trabajo, alimentación, educación? Ya aprendieron que aún teniendo el Frente Amplio una mayoría en el Parlamento eso no obra en su beneficio general, no resuelve sus problemas concretos, ya saben que el sistema sigue siendo el mismo gobierne quien gobierne.

En ese marco, no puedo dejar de preguntarte ¿cómo ves el futuro próximo, eso que se ha dado en llamar la Pos-Pandemia, cómo nos va a agarrar este nuevo orden, que para nosotros es producto de una guerra bacteriológica, cómo la vez a nivel latinoamericano? Tanto las consecuencias sociales como a su vez el miedo y pánico que se ha inyectado a fondo.

-Todo parece indicar que los gobiernos latinoamericanos sean del cuño que sean están aprovechando el miedo que fue creado con el Coronavirus para imponer su modelo. En Uruguay se da una paradoja: no se puede salir a hacer una manifestación porque sería «mal visto», sería “ fender» la salud del pueblo uruguayo pero sí los trabajadores de la construcción pueden ir a trabajar, los de los frigoríficos, las empleadas domésticas, los supermercados han vendido más que nunca, como en 2019 cuando los bancos tuvieron las mayores ganancias de su historia, inclusive el Banco República del Uruguay. Entonces el capitalismo sigue marchando. Se ha utilizado la existencia real del coronovirus y la falta de capacidad de los servicios de salud para crear miedo que va a terminar en rebajas salariales, de puestos de trabajos, en el crecimiento de la pobreza. Una nueva forma de explotar y de someter a los pueblos, una vuelta de tornillo más, y eso inevitablemente que va a traer formas de represión, las ya conversadas formas de control digitalizado y también va a traer resistencias porque no hay mal que dure cien años ni cuerpo que lo resista, la gente va a salir a la calle

-De hecho, ya están empezando a salir en varios países

-Sí, se ha visto en Perú, en Ecuador, en Chile. La gente no va a esperar que los que estamos en una organización política digamos “ahora hay que salir”, van a salir, la gente toma sus propias decisiones.

Transcripción: Valeria Fariña
Resumen

http://www.resumenlatinoamericano.org/2020/05/24/uruguay-jorge-zabalza-en-la-juventud-empobrecida-y-marginada-esta-nuestra-esperanza/







sábado, 16 de mayo de 2020

El tapiz de los tupamaros





Un grupo de tupamaros que lleva varios años en la cárcel decide enviar un documento político a sus compañeros que están libres, en el exterior. Encuentran inspiración en el libro Historia de dos ciudades, de Charles Dickens, donde se menciona a veintitrés mujeres guillotinadas, que fueron simpatizantes de la Revolución Francesa y creadoras de un lenguaje cifrado en las calcetas que tejían para los conspiradores contra el despotismo monárquico. Doscientos años después, los presos comienzan a tejer un tapiz en clave, con puntos de colores, que contenga el preciado mensaje. El tapiz debía sortear la censura para llegar hasta los destinatarios dispersos por el mundo, al igual que la clave de letras y colores que les permitirá descifrarlo. Luis Mazzeo, Mario Mazzeo y Augusto Gregori recuperan la historia del tapiz y otras que transcurren en los mundos carcelarios, pero este no es un libro más sobre los tupamaros, sino una operación de rescate testimonial y reflexiva sobre la política en el Uruguay, desde la segunda mitad del siglo XX hasta el presente. Se intenta generar una sana discusión sobre el antes y el ahora del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros, registrando y enfrentando muchos lugares comunes de la política y el periodismo, donde no han faltado fábulas e invenciones que distorsionan la imagen y la razón de ser de ese movimiento político.  En este largo recorrido se habla del gobierno y del poder, de las transformaciones en el MLN y en toda la izquierda, de los desaciertos de la política militar, del Pepe y el Ñato, de la impunidad y el Punto Final, y de la siempre posible confluencia entre la Inteligencia y la razón. Entrelazando recorridos personales y debates históricos, los autores intentan exponer los pensamientos y los sentimientos de una generación. Coinciden en que “a la izquierda le hace falta un debate profundo y honesto, que le permita comprometerse en la apertura de espacios de discusión y reflexión política, para que nuevas generaciones puedan  construir su proyecto, y tejer su propio tapiz”.











jueves, 14 de mayo de 2020

Ingrata tarea

Visto en los "archivos Berrutti"



por  Jorge Zabalza
14 de mayo 2020



Herido y prisionero en Vallegrande, la actitud de Ernesto Ché Guevara frente a los verdugos fue paradigmática. Dejó sentado, para la mejor historia, hasta dónde el revolucionario puede llevar su compromiso ético y moral, en especial cuando se reviste el carácter de dirigente de la Revolución. Nadie puede exigir a nadie que se comporte como el Ché Guevara, pero, sin embargo, su comportamiento era el esperado en quienes asumieron la responsabilidad política de convocar a hacer una revolución.

Más allá y más acá de los Andes, de norte a sur, tras los pasos de Guevara, decenas de miles empuñaron las armas y cultivaron con esmero los valores, principios y sentimientos que promovió. Nadie imaginaba colaborar con el torturador, la idea dominante era resistir y afrontar las consecuencias. Sin embargo, no alcanzaba con pegar el poster del Ché con la fotografía tomada por Korda (Alberto Díaz): era necesario reafirmar con hechos lo proclamado con la palabra.

Las diferentes vertientes del pensamiento revolucionario latinoamericano de los 60, y los tupamaros en particular, hicieron una bandera de la coherencia entre el decir y el hacer. Era el imaginario del 68, el de Susana Pintos, Hugo de los Santos y Julio Spósito, de todas y todos los que jugaron la vida simplemente saliendo a la calle a protestar contra el pachecato. En otro plano de la lucha, Jorge Salerno, Alfredo Cultelli y Ricardo Zabalza tuvieron la oportunidad de demostrar su consecuencia al dar la vida por sus convicciones.

Edison Marín, Elena Quinteros, Gerardo Alter, Nibia Sabalsagaray, Nelson Berreta y decenas de heroínas y héroes que se hicieron matar por sus torturadores antes de contradecir los principios de la ética guevarista. Treinta años después de la retirada a los cuarteles – los torturadores ya se habían asegurado la impunidad- 28 compañeras tuvieron el coraje de emplazar a quienes tomaron sus cuerpos como botín de guerra. Continua viva la dignidad.

“Soy Rufo y no me entrego”: la actitud de Raúl Sendic Antonaccio al ser detenido, mantenida luego en los interrogatorios y en los calabozos cuarteleros, era lo esperable en quienes se habían atrevido a enfrentar el sistema para transformarlo. Raúl se exigió a sí mismo, y hasta el fin, la conducta que reclamaba a quienes lo acompañaron es su peripecia. Muy difícil saber de antemano cómo será la reacción del torturado al pisar las fronteras del abismo; sus reacciones pertenecen a las regiones más oscuras del espíritu humano. Son misteriosas, imprevisibles. No cabe juzgar desde el Olimpo de la moral a quienes cedieron ante el ejercicio desmedido de poder de personajes sin límites morales. En este presente de imposibles y resignación, cuando los que se rindieron sin condiciones son venerados por su pragmatismo, es natural que actitudes como la de Guevara y de Raúl parezcan “demodée” o fuera de lugar. Hoy se aplaude la “viveza criolla” de los que saben “negociar” y llegar a “acuerdos” con los criminales de lesa humanidad.

Las declaraciones adjuntas de Eleuterio Fernández Huidobro y Mauricio Rosencof fueron registradas por los servicios militares de inteligencia y figuran en el “Archivo Berruti” 1 . Manos compañeras me hicieron llegar esos documentos, que muchas y muchos ya conocen y que su contenido permite inferir que son auténticos. De todas maneras, el “Archivo Berruti” está abierto a curiosos y desconfiados que quieran conocerlos de primera mano.

En esos días, aunque los presos no podíamos saberlo, Alberto Iglesias, Arapey Cabrera y Carlitos Medina, queridos tupamaros que habían eludido la gran cacería de 1972, estaban en Santiago de Chile, dos de ellos en el Estadio Nacional y el tercero refugiado en una embajada. ¿Qué necesidad había de denunciarlos como posibles autores de unos atentados a realizar? ¿No era enviarlos directamente a la muerte? Espantosa irresponsabilidad.

¿Qué necesidad de ofrecerse como intermediario ante lo que sobrevivía de organizado del MLN, para que se entregaran a las FFAA? ¿cómo confiar en las promesas de los terroristas que dieron el golpe de Estado. Anticipo del trágico error en Colombia.

¿Qué necesidad de revelar gratuitamente el método de codificación con el Nuevo Testamento? ¿Qué necesidad de entregar los berretines que eran la base del funcionamiento clandestino de los presos políticos? Aun indignado, las dudas y titubeos me asaltaron, se trata de personas que quise mucho, que sufrieron mucho, cuyas debilidades uno tiende a disculpar. Es fácil justificarlas, porque es humano que el torturado quiera sobrevivir a cualquier precio. Sin embargo, en 1985, una vez fuera del alcance del torturador, ¿por qué no pudieron blanquear sus debilidades, actitud que hubiera sido cabalmente comprendida? Resulta difícil disculpar tanto disimulo e hipocresía para con los propios y, en la medida estuve ahí, en el mismo canasto, no puedo evitar el sentirme corresponsable.

Las declaraciones están fechadas a principios de octubre de 1973, a un mes escaso del día en que nueve de nosotros fuimos tomados como rehenes para iniciar un largo periplo del aislamiento. De manera que se puede presumir que el “derrumbe” de quienes aportaron la información fue demasiado rápido, indica cierta predisposición a colaborar, elemento que explica comportamientos, acuerdos y discursos muy actuales.

¿Cuánto de esa predisposición existe en las formas sutiles de consentir la impunidad? ¿Cuánto de ella hay en algunos relatos que el mundo acepta por verosímiles? Callar implica complicidad en las mistificaciones. Es preciso divulgar la información, que cada uno y cada una haga sus propios juicios de valor. Algunos seguirán ciegos y sordos, a otras la invadirás la tristeza y la decepción. Tarea ingrata la de pinchar globos.

Se puede inducir que el fracaso de las experiencias revolucionarias se debió a las defecciones de algunos personajes importantes. Falsa impresión. La derrota fue, sobre todo, producto de la ceguera, de articular estructuras en base al obedezco sin pensar y mando sin control, formas organizativas que levantaron un muro entre el movimiento popular y los revolucionarios, que favorecieron el militarismo enceguecido. Las defecciones fueron apenas una expresión, muy puntual, de las razones de fondo de las derrotas del siglo XX.

1 Reafirman las sospechas de “Carne Podrida”, artículo de mi autoría publicado en abril del 2009. http://elmuertoquehabla.blogspot.com/2009/04/carne-podrida_20.html


DECLARACIONES DE ELEUTERIO FERNANDEZ HUIDOBRO (EN STA. CLARA EL 25-OCT-73)

A. Atentados a “salir” y de los cuales los de la Dirección del M.L.N. se enteraron, estando en el E;M:R:1.

                     - Gral. CHIAPPE POSSE – Por pachequista, politiquero – había hecho toda su carrera basado en la Política. Además habla que había oído algo de un negociado en NUEVA PALMIRA con el C/A Pérez Fontana o del asunto del FERRY BOAT ATLANTIC. Pero no habían podido conseguir pruebas.

                     - Jefe BN. ING. 4 – estaba “regalado” vive en un balneario o lo iban a hacer en un balneario. No sabe quién es ni lo conoce.

                     - Mayhor GAVAZZO – torturador violento – dio motivo a aclaraciones de homicidios.

                     - Sub-Comisario BENITEZ -----------

                     - DE VARGAS (alias Rodrigo o Lechuga) – ambos presos en LIBERTAD E.M.R:1, mantuvieron charlas confidenciales con m}los mandos de LIBERTAD sobre funcionamiento del M.L.N. dentro del Penal. Se utilizaría veneno para eliminarlos.


               - Persona que denunció a la Policía Caminera Acción PANDO. (HAY UN CROQUIS) Anexo 1.-

               - Los atentados estaban planificados y los realizarían ARAPEY CABRFRERA SUREDA – requerido N° 112, MEDINA CONDINS – requerido N° 148 e IGLESIAS PACHECO . requerido N° 63, quienes estaban en desacuerdo con la Dirección que funcionaba en el Pernal, en no realizar Acciones violentas. Estos pertenecen o encabeza a Grupos como el22 de Diciembre, que se habrían apartado de la Dirección del M.L.N.

B. Situación en el E.M.R. 1 (LIBERTAD)

1. Las comunicaciones que mantenían desde y hacia el exterior lo hacían utilizando berretines en revistas, alimentos, manualidades, paquetes, cartas, ropas, etc.

               - Así les llegó el correo Tupamaro de Julio del 73 y varios impresos y documentos, así como la noticia de los atentados planificados para setiembre o comienzos de primavera. Del Tupamaro de Julio del 73 no comparte los términos MARXISTLIDES empleados, ya que el M.L.N. ex de corte totalmente nacionalista.

2. Las charlas y cambios de ideas las hacían con otros compañeros en los recreos, faginas, distribución de rancho o en el PISO o CELDA (o algo


similar en donde estaban todos juntos. Tenían conocimiento de la nueva organización del M.L.N., es decir: un Comité Central, del que dependían los comités de: LA HABANA, SANTIAGO, BUENOIS AIRES Y MONTEVIDEO. Este último tiene un Comité Político, otro de servicio Logístico y el Militar.

3. Se enteraron de las charlas confidenciales que mantuvieron el ex—Sub-Com. BENITEZ y DE VARGA alias RODRIGO o el LECHUGA, integrantes de la MICRO, ambos presos en LIBERTAD, con los Mandos del E,M.R. 1, de alguna manera: el S-2 del E.M.R.1 utiliza carbónicos y luego se los entrega a los cros. Para realizar el Boletín Informativo qye tienen los Tupas en aquel lugar con noticias varias. Así leyendo esos carbónicosse enteraron del informe de “FRANK” (JOSÉ TORRES), la amenaa de muerte a ALFIL y el informe del Sub-Com. BENITEZ y de DE Vargas. En todos lados, es decir en Punta Carretas, después en el BN.

I 1 y por último en LIBERTAD, el Ejecutivo del M:L:N: de algunas manera había tenido funcionamiento Político, particularmente en este último lugar. En Punta Carretas no había ningún problema, no era un funcionamiento solo Político abarcaba toda la actividad del M:L:N: afuera. Pero cada vez se les fue haciendo más difícil el funcionamiento, hasta llegar a la actualidad en que no saben nada de lo que está pasando.

C. Berretines en el E:M:R:2 (PUNTA RIELES)

               - Existen dos berretines que piensa que no han sido hallados que contienen “cortes” (CUCHILLOS) y algunas radios tranbsistores.

               - Fueron hechos cuando él estuvo en aquel lugar detenido ó anteriormente.

               - Anexo 2 Planos del E:M:R:2 con ubicación.

D. Base de negociaciones presentadas por el declarante ante el señor Director del S:I.D. Anexo 3.

E. Declaraciones varias de FERNANDEZ HUIDOBRO

1. Referente a GUTIERREZ RUIZ alias “TOBA” – Que les hizo la “boleta” ya que vendió dos lingotes de oro, quedándose con el producido.

2. de AMODIO PÉREZ – que fue él quien entregó a CUKURS (criminal de guerra NAZI). La mujer de AMODIO, MERCEDES, conocía y mantenía relaciones con el secretario de CUKURS, así se enteró aquel de quién era CUKURS. Estableció contacto con un comando ISRAELÍ y les alquiló los autos del operativo en SUDAMCAR; después CUKURS apareció acribillado dentro de un baúl por LAGOMAR o SOLIMAR, y también el secretario, a quien dejaron como a un marinero de un barco ALEMAN, le faltaba la cabeza cuando lo encontraron.

3. La orga había condenado a LEONCINO, de PUNTA CARRETAS, porque éste, entre otras cosas, a los muchachos que venían al PENAL desde los lugares de reclusión de menores por cumplir los 18 años, los vendía a los presos viejos para que abusaran de ellos. También vendía MANDRAX.


DECLARACIONES DE MAURICIO ROSSENCOF

A. Historia del revolucionario – desde la Biblia hasta los Charrúas.

B. Utilización de la biblia para codificar o cifrar mensajes.-

EXPLICACION: se utilizan 3 números por letra; el 1er. Número significa la página de la Biblia; el 2do. el renglón de dicha página, y el tercero la ubicación de la letra en ese renglón.

Se utilizan números pre-establecidos, que se mezclan con estos tres para confundir.

C. Comentarios de los puntos de los comunicados 4 y 7 de las FF:AA: Textual: “De lo que el GOYO ALVAREZ le dijo a BORDABERRY, nosotros nos hacemos cargo de la sedición efecto y usted se hace cargo de la sedición causa. Aprobación total de ello.

D. Total desacuerdo con atentados y acciones violentas, así como de la línea marxista del MLN. Muy preocupado por el peso que pueda tener dentro del MLN, la línea del E.R.P, ARGENTINO, particularmente la del trotskista Santucci.

E. Que a esta altura de los acontecimientos deseaba una negociación con las FF. AA. en los términos aproximados que propuso FERNANDEZ HUIDOBRO.














viernes, 8 de mayo de 2020

El último tupamaro rebelde




Entrevista hecha por Lucía Sabini Fraga para el períodico digital "Puente Aéreo", que se autodefine como una publicación "para lectores con espíritu cosmopolita".


Divulgo la entrevista de Lucía, porque me parece contiene un buen abordaje de la historia reciente. En ella, el testimonio de un militante individual no sustituye para nada la presencia de las masas en movimiento, el actor fundamental de todo proceso histórico. 
Para no consentir con errores de percepción muy extendidos: ingresé al MLN (T) en setiembre de 1968, luego no soy miebro fundacional. No es nada sustancial, pero hace a la verdadera historia. 
abrazos fraternos
Tambero

Por Lucía Sabini



Jor­ge Za­bal­za apa­re­ce a lo le­jos ca­mi­nan­do con su ove­je­ro ale­mán. Ca­mi­na len­to, tie­ne un ba­lan­ceo ca­rac­te­rís­ti­co que no apu­ra aun­que vea gen­te en la puer­ta de su casa. Lle­va pues­to ojo­tas, short y una re­me­ra roja. Su pelo lar­go y blan­co la cae por los hom­bros, y está fla­co, muy.
Vive en una ca­si­ta fren­te al mar, en el ba­rrio San­ta Ca­ta­li­na des­de hace más de 30 años, una es­pe­cie de ter­cer cor­dón del co­n­ur­bano mon­te­vi­deano. En la es­ca­la de esta ciu­dad eso sig­ni­fi­ca me­nos de 45 mi­nu­tos un do­min­go; hora y pico un día há­bil. Po­cas fre­cuen­cias de co­lec­ti­vos, ca­lles de tie­rra, ba­sura acu­mu­la­da, jó­ve­nes con­su­mien­do sus­tan­cias y la­bu­ran­tes de todo tipo que vie­nen y van para la ciudad.
Tie­ne 77 años y está ju­bi­la­do, aun­que par­ti­ci­pa de la vida so­cial y po­lí­ti­ca de su ba­rrio y los ba­rrios lin­de­ros: hay una re­cien­te toma de 500 fa­mi­lias a la que es­tu­vo asis­tien­do de cer­ca en su pro­ce­so. Enoja­do, en­tre otras co­sas, con el Fren­te Am­plio por­que sacó una ley en el año 2006 que ti­pi­fi­ca a las ocu­pa­cio­nes de te­rreno como “usur­pa­ción”, un de­li­to cas­ti­ga­do pe­nal­men­te. Su his­to­ria es bas­tan­te in­tere­san­te: fue miem­bro fun­da­cio­nal del Mo­vi­mien­to de Li­be­ra­ción Na­cio­nal – Tu­pa­ma­ros (MLN-T), y con el tiem­po uno de los prin­ci­pa­les di­ri­gen­tes de esa gue­rri­lla sur­gi­da con fuer­za en la dé­ca­da del 60.
***
Al ha­blar de la asun­ción del nue­vo go­bierno de cen­tro-de­re­cha, no se mues­tra tan preo­cu­pa­do. Su enfren­ta­mien­to abier­to con el Fren­te Am­plio y sus ex com­pa­ñe­ros de gue­rri­lla, lo han vuel­to es­cép­ti­co de cuán­to real­men­te pue­de lle­gar a cam­biar la cosa. “Yo no sé qué gran­des cam­bios va a ha­ber. Se van a agu­di­zar al­gu­nas co­sas y va a ha­ber una sen­si­bi­li­dad muy dis­tin­ta fren­te a las ne­ce­si­da­des de los tra­ba­ja­do­res y de los sec­to­res más des­pro­te­gi­dos. Pero el mo­de­lo es el mis­mo”, ase­gu­ra. Cuan­do se re­fie­re al mo­de­lo, es­pe­ci­fi­ca: in­ver­sio­nes ex­tran­je­ras, deu­da ex­ter­na, subor­di­na­ción al ca­pi­tal fi­nan­cie­ro. 


Con­si­de­ra que la es­tra­te­gia del Par­ti­do Na­cio­nal y su fu­tu­ro pre­si­den­te fue in­te­li­gen­te: po­ner a to­dos los es­pa­cios a dis­cu­tir ma­ti­ces del enor­me pa­que­te de me­di­das (la Ley de Ur­gen­te Con­si­de­ra­ción, LUC) que se tra­ta­rá los pri­me­ros días de mar­zo en el Par­la­men­to uru­gua­yo; en­tre las que se en­cuen­tra la po­si­ble pri­va­ti­za­ción de em­pre­sas na­cio­na­les del Es­ta­do. “Esto trae di­vi­sión aden­tro del Fren­te, por­que las reac­cio­nes no son las mis­mas. Den­tro del FA hay gen­te que tam­bién en­tien­de que pue­de ser via­ble la des­mo­no­po­li­za­ción de AN­CAP”. Con el tema de DDHH, re­co­no­ce que el pa­no­ra­ma puede cam­biar: “Ahí sí va a ha­ber di­fe­ren­cias: mas allá de que real­men­te los go­bier­nos de Mu­ji­ca y de Ta­ba­ré poco hi­cie­ron en ma­te­ria de De­re­chos Hu­ma­nos, algo hi­cie­ron. Y ha­bía una sen­si­bi­li­dad, es­cu­cha­ban a los fa­mi­lia­res, ha­bía un lu­gar don­de ir a que­jar­se. Bueno, con este hom­bre yo creo que eso está todo per­di­do”.
Para Za­bal­za, el pro­ble­ma si­gue ahí: el la­bu­ran­te “no en­tien­de cuá­les son las cau­sas de que él ten­ga que vi­vir acá y de que ten­ga la obli­ga­ción de le­van­tar­se to­das las ma­ña­nas para ir a tra­ba­jar, no sabe por qué es. No sabe por­que lo que pro­du­ce no va a pa­rar a su bol­si­llo”. Hay una ex­clu­sión de la vida po­lí­ti­ca de las gran­des ma­sas, se­gún ex­pli­ca, se con­vir­tie­ron en “anal­fa­be­tos po­lí­ti­cos”.
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Se lo nota algo ner­vio­so. El día des­pués de esta nota re­ci­bi­rá en su casa al hijo de Car­los Bur­gue­ño, un ci­vil que re­sul­tó muer­to por las fuer­zas gue­rri­lle­ras el 8 de oc­tu­bre de 1969, en la ma­lo­gra­da “Toma de Pan­do” que con­sis­tió en un asal­to ar­ma­do y sor­pre­si­vo a la co­mi­sa­ría, el cuar­tel de bomberos, la cen­tral te­le­fó­ni­ca y va­rios ban­cos de esa ciu­dad uru­gua­ya. En esa toma tam­bién mu­rió el her­mano de Za­bal­za, un jo­ven de ape­nas 21 años; y car­gar con las cul­pas no pa­re­ce ta­rea fá­cil.
Ade­más de ser miem­bro fun­da­cio­nal de Tu­pa­ma­ros, for­mó par­te del gru­po de los 9 rehe­nes que los mi­li­ta­res tu­vie­ron pre­sos más de 11 años, como el ex pre­si­den­te uru­gua­yo Pepe Mu­ji­ca, en condiciones de ais­la­mien­to. Sin em­bar­go, la his­to­ria re­ta­ceó al­gu­nas fi­gu­ras y enar­bo­ló otras: la famo­sa pe­lí­cu­la de co­pro­duc­ción his­pano-ar­gen­tino-uru­gua­ya “La no­che de 12 años” re­la­ta solo las pe­ri­pe­cias de tres de ellos, in­clu­yen­do al ex pre­si­den­te, pero nada dice de los otros 6.
La ex­pe­rien­cia nues­tra fue muy dis­tin­ta, no­so­tros no vi­vi­mos en mar­ti­ro­lo­gio”, afir­ma desencontrado con la ver­sión ofi­cial. Mien­tras que el gru­po de la pe­lí­cu­la está in­te­gra­do por “Pepe” Mu­ji­ca, Eleute­rio Fer­nán­dez Hui­do­bro y Mau­ri­cio Ro­sen­cof; a él le tocó com­par­tir el edi­fi­cio (aun­que no las cel­das por su­pues­to) con Ju­lio Ma­re­na­les y Raúl Sen­dic, éste úl­ti­mo fun­da­dor del MLN y re­fe­ren­te his­tó­ri­co de la iz­quier­da uru­gua­ya.
Para lo pri­me­ro que nos or­ga­ni­za­mos fue para una fuga, tu­vi­mos un año y me­dio con esa fuga. Que fra­ca­só por su­pues­to, pero du­ran­te ese año y me­dio no­so­tros clan­des­ti­na­men­te en las na­ri­ces de los mi­li­cos, lo­gra­mos se­rru­char los cla­vos que unían las cha­pas del te­cho, de ma­ne­ra que la cha­pa podía le­van­tar­se, y aflo­jar to­dos los bu­lo­nes de las re­jas -que no eran de hie­rro, sino de dur­mien­tes de fe­rro­ca­rril abu­lo­na­dos-, de for­ma tal que po­día­mos abrir y sa­lir de la cel­da”. Re­cuer­da cada detalle de ese in­ten­to de fuga que fra­ca­só por­que arri­ba no sólo ha­bía cha­pa sino tam­bién pa­ne­les de un puen­te mi­li­tar de es­ti­lo Bay­ley: “Para eso hubo que ha­cer una po­lí­ti­ca de con­tac­to con los sol­da­dos, que ga­na­ran en con­fian­za… por­que ha­bía que me­ter­se allí en el sub­te­rrá­neo, los mi­li­cos le dis­pa­ra­ban a es­tar allí aba­jo. No­so­tros apro­ve­chá­ba­mos cuan­do ha­bía mo­men­tos de des­cui­do y hi­ci­mos el tra­ba­jo ése. Fi­já­te que para aflo­jar los bu­lo­nes te­nía­mos que usar las cu­cha­ras que nos da­ban duran­te 25, 30 mi­nu­tos para co­mer. Te­nías que co­mer –dice mien­tras hace un ges­to con la mano desnu­da sin cu­bier­tos– y es­tar tra­ba­jan­do con eso”.
Si Za­bal­za tu­vie­ra que re­su­mir esa es­ta­día en pri­sión, di­ría que fue una lu­cha. Des­pués del in­ten­to falli­do, los tres sa­bían que les es­pe­ra­ban mu­chos años allí den­tro. “Fue un es­fuer­zo que nos man­tu­vo vi­vos. Y a par­tir de ahí di­ji­mos, du­ran­te diez años va­mos a so­bre­vi­vir como sea, y a los diez años va­mos a lar­gar la lu­cha. Y así lo hi­ci­mos. Pero du­ran­te esos diez años so­bre­vi­vir, im­pli­ca­ba sobrevivir con dig­ni­dad”.
Como con­tra­par­ti­da, car­ga las tin­tas so­bre el otro gru­po, el de los fa­mo­sos. “A no­so­tros nos in­te­rro­ga­ron tam­bién. Raúl es­tu­vo cua­tro ho­ras, yo es­tu­ve cua­tro ho­ras, y Ma­re­na­les es­tu­vo cin­co. Y des­pués nos tra­je­ron y nos die­ron un pa­pel para que des­cri­bié­ra­mos a los com­pa­ñe­ros. Nos ne­ga­mos y nos man­tu­vi­mos por­que ade­más ha­cía cin­co años que es­tá­ba­mos de rehe­nes y eso era un tan­teo para sa­ber en que po­si­ción es­ta­bas vos. Y lo to­ma­mos como eso: si nos man­te­nía­mos fir­mes, o si des­pués de cin­co años de ais­la­mien­to ya es­tá­ba­mos en­tre­ga­dos. El he­cho es que hay una des­crip­ción de per­fi­les de com­pa­ñe­ros, es­cri­ta por Fer­nán­dez Hui­do­bro, que es de la mano de él, in­du­da­ble­men­te”.
Sos­pe­cha y se en­co­ge de hom­bros para que los de­más sa­quen sus pro­pias con­clu­sio­nes: “Algo hubo, evi­den­te­men­te… y bueno, al­gún día se sa­brá cuan­do se desar­chi­ven los do­cu­men­tos y apa­rez­can”.
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Pos­te­rior a la cár­cel eter­na, el MLN se de­ba­tió en­tre qué tipo de de­mo­cra­cia cons­truir. A di­fe­ren­cia de Ar­gen­ti­na, la dic­ta­du­ra en Uru­guay no cayó por peso pro­pio, ni por una gue­rra: en 1980 el go­bierno mi­li­tar –con­ven­ci­do de su bue­na ima­gen– lla­mó a una con­sul­ta po­pu­lar don­de pro­po­nía mo­di­fi­car la Cons­ti­tu­ción de 1967, crean­do un ré­gi­men cons­ti­tu­cio­nal pero con los mi­li­ta­res al man­do. Para su sor­pre­sa, la pro­pues­ta fue re­cha­za­da por la po­bla­ción en casi un 57% (que igual­men­te de­mues­tra la gran can­ti­dad de gen­te que voto por el SÍ) y el go­bierno de fac­to de­bió ini­ciar el pro­ce­so de aper­tu­ra de­mo­crá­ti­ca y lla­mar a elec­cio­nes. Allí so­bre­vino otro tris­te ca­pí­tu­lo de esta his­to­ria: en 1984 tras años de frus­tra­das ne­go­cia­cio­nes, se fir­ma el fa­mo­so “Pac­to del Club Na­val”, que con­sis­tió en un acuer­do en­tre la cú­pu­la mi­li­tar por un lado, y el Par­ti­do Co­lo­ra­do, el Fren­te Am­plio y otros es­pa­cios hoy inexis­ten­tes, por el otro. Sig­ni­fi­ca­ti­va­men­te, el Par­ti­do Na­cio­nal (el par­ti­do del ac­tual pre­si­den­te) se negó a par­ti­ci­par en ese mo­men­to de los acuer­dos con la dic­ta­du­ra sa­lien­te.  
Como re­sul­ta­do de las ne­go­cia­cio­nes, el go­bierno con­vo­có a elec­cio­nes el 25 de no­viem­bre de ese mis­mo año, en las cua­les fue ele­gi­do pre­si­den­te Ju­lio Ma­ría San­gui­net­ti, del Par­ti­do Co­lo­ra­do, que asu­mió en mar­zo de 1985. Del otro lado, las con­ce­sio­nes exi­gi­das fue­ron la ga­ran­tía de im­pu­ni­dad que ne­ce­si­ta­ban los mi­li­ta­res para re­ti­rar­se en paz: la apro­ba­ción de la ley de “con­va­li­da­ción de los ac­tos del go­bierno de fac­to” en mar­zo de 1985, o la fa­mo­sa ley 15.848 de “Ca­du­ci­dad de la Pre­ten­sión Pu­ni­ti­va del Es­ta­do” im­pul­sa­da el si­guien­te año (y po­pu­lar­men­te co­no­ci­da como “Ley de Ca­du­ci­dad” o “Ley de Im­pu­ni­dad”) que como su nom­bre in­di­ca, im­pli­ca­ba no dar lu­gar a pro­ce­sos pe­na­les o pu­ni­ti­vos para fun­cio­na­rios mi­li­ta­res y po­li­cia­les res­pec­to a de­li­tos co­me­ti­dos du­ran­te toda la dic­ta­du­ra. Esta ley si­gue vi­gen­te, aun­que tuvo re­cor­tes y mo­di­fi­ca­cio­nes du­ran­te los go­bier­nos fren­team­plis­tas.
Za­bal­za es­tu­vo pre­so 15 años, de los cua­les 11 fue­ron en es­ta­do de ais­la­mien­to: des­de el 7 de setiembre del 73 –una para nada in­creí­ble coin­ci­den­cia con la pre­via del gol­pe en Chi­le– has­ta septiem­bre del 84, cuan­do lo reúnen con otros pre­sos, de a dos por cel­da rom­pien­do el ais­la­mien­to. Pero re­cién en 1985 sal­drán de­fi­ni­ti­va­men­te en li­ber­tad. “Ten­go dos fu­gas arri­ba del hom­bro y tres ve­ces caí pre­so. Gran vo­ca­ción de pre­so no?”, dice mien­tras se ríe de su pro­pia his­to­ria.
El ca­rác­ter de esos nue­ve pre­sos no fue alea­to­rio: eran los má­xi­mos di­ri­gen­tes de la gue­rri­lla más impor­tan­te del Uru­guay. Fue­ron apre­sa­dos uno por uno a me­di­da que ca­ye­ron, y pues­tos en con­di­ción de rehe­nes: los mi­li­ta­res ase­gu­ra­ron que ante cual­quier ata­que de Tu­pa­ma­ros, ellos ma­ta­rían a uno de los di­ri­gen­tes. La gue­rri­lla que­da com­ple­ta­men­te des­ar­ti­cu­la­da, al tiem­po que mu­chos de sus in­te­gran­tes fue­ron sien­do iden­ti­fi­ca­dos y apre­sa­dos por la dic­ta­du­ra. “Fue sim­bó­li­co: tan­to ellos cre­ye­ron que se ha­bía ter­mi­na­do la re­vo­lu­ción en el Uru­guay; como no­so­tros creía­mos que es­tá­ba­mos haciendo la re­vo­lu­ción”.
Su mi­ra­da ac­tual res­pec­to a ese mo­men­to ha sido de una cons­tan­te re­vi­sión: “Te­nía­mos las intenciones de ha­cer la re­vo­lu­ción. Pero es­ta­ba muy le­jos; en pri­mer lu­gar por­que te­nía­mos una concep­ción –que se fue desa­rro­llan­do de una for­ma muy equi­vo­ca­da– ha­cia el mi­li­ta­ris­mo, ha­cia la predo­mi­nan­cia de un apa­ra­to po­lí­ti­co por so­bre el mo­vi­mien­to de ma­sas. En­ten­día­mos que la insurrec­ción la íba­mos a ha­cer con un apa­ra­to mi­li­tar, y no que la in­su­rrec­ción iba a ser un fenómeno po­pu­lar”. Tie­ne en cla­ro que la ins­pi­ra­ción ve­nía del mo­de­lo cu­bano y la Re­vo­lu­ción del 59, pen­sando siem­pre a la gue­rri­lla como un fu­tu­ro ejér­ci­to: “Con esa pers­pec­ti­va yo creo que lo que ha­cía­mos era en­te­rrar la re­vo­lu­ción en lu­gar de ha­cer­la. No sólo por­que nos lle­va­ba a una de­rro­ta al que­dar en­fren­ta­dos mano a mano con otro ejér­ci­to mu­cho más po­de­ro­so, sino por­que plan­tear­se con­ver­tir un mo­vi­mien­to po­lí­ti­co en ejér­ci­to, es sui­ci­da. Des­de el pun­to de vis­ta re­vo­lu­cio­na­rio, es sui­ci­da. Y no­so­tros es­tá­ba­mos en eso”.
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Za­bal­za lle­gó a in­cor­po­rar­se a la vida ins­ti­tu­cio­nal del país: asu­mió como edil (lo que di­ría­mos conce­jal) en el de­par­ta­men­to de Mon­te­vi­deo en 1994, y aun­que al poco tiem­po se dis­tan­ció de su es­pa­cio ori­gi­nal (el MLN) con­ti­nuó man­te­nien­do la ban­ca del Fren­te Am­plio por al­gu­nos años más. Las co­sas ya ve­nían des­en­con­tra­das hace rato: en la di­rec­ción de Tu­pa­ma­ros ha­bía dos mi­ra­das muy dis­tin­tas: una, la de Mu­ji­ca y Fer­nán­dez Hui­do­bro; otra la de Za­bal­za y Sen­dic (has­ta su tem­pra­na muerte en el 89).

En agos­to de 1994 su­ce­dió el úl­ti­mo acon­te­ci­mien­to vio­len­to al que se ex­pu­so el MLN: ma­ni­fes­tan­tes ro­dea­ron el Hos­pi­tal Fil­tro en el ba­rrio de Ja­cin­to Vera en la ca­pi­tal uru­gua­ya, don­de es­ta­ban internados en huel­ga de ham­bre 3 miem­bros de la ETA, del país Vas­co, para evi­tar la ex­tra­di­ción a Es­pa­ña don­de se­rían juz­ga­dos du­ra­men­te. La po­li­cía re­pri­mió fe­roz­men­te la ma­ni­fes­ta­ción y mató a dos per­so­nas, de­jan­do ade­más cien­tos de he­ri­dos. La lla­ma­da “Ma­sa­cre del Fil­tro” ori­gi­nó tam­bién de­ba­tes in­ter­nos en torno al tipo de de­mo­cra­cia desea­da: lo que él mis­mo de­no­mi­na “de­mo­cra­cia tutelada o ple­na”.
Mien­tras que pro­po­nía ra­di­ca­li­zar la lu­cha in­cor­po­rán­do­se con más fuer­za en la base so­cial de los sec­to­res tra­ba­ja­do­res y po­pu­la­res, la otra lí­nea pro­po­nía in­te­grar­se or­gá­ni­ca­men­te al Fren­te Am­plio y su­mar­se a la lu­cha elec­to­ral de lleno. “Ahí nos sa­ca­mos to­dos la ropa, unos que­ría­mos se­guir adelante con la mo­vi­li­za­ción y con la lu­cha para en­fren­tar al apa­ra­to del Es­ta­do; y otras aparecieron con­ver­ti­dos en Mahat­ma Gand­hi mo­derno, plan­tean­do la lu­cha sin vio­len­cia; electoral.” Para Za­bal­za, ése fue el pun­to de no re­torno: “A par­tir de en­ton­ces, Mu­ji­ca y Fer­nán­dez Hui­do­bro se hi­cie­ron due­ños del MLN, del MPP. Y Mu­ji­ca em­pe­zó su as­cen­so a rock star”, dice mien­tras pro­nun­cia el in­glés con cier­ta iro­nía.
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Yo real­men­te creo que el Pepe es una per­so­na aus­te­ra y que es ho­nes­to, que no es co­rrup­to”, contes­ta ante la pre­gun­ta so­bre la ima­gen in­ter­na­cio­nal que ha co­se­cha­do el Pepe tras su aus­te­ri­dad todo te­rreno. Pero pre­fie­re no de­cir con sus pa­la­bras lo que pien­sa y se lo deja al pro­pio Pepe: “Yo re­co­men­da­ría ver el do­cu­men­tal que le hizo Kus­tu­ri­ca. Por­que él ahí dice dos o tres co­sas que son fun­da­men­ta­les: “éra­mos muy re­vo­lu­cio­na­rios y al­gu­nos se pa­sa­ron al ca­pi­ta­lis­mo, y otros en­tre los que me en­cuen­tro, nos con­ver­ti­mos en ad­mi­nis­tra­do­res; que­re­mos ad­mi­nis­trar el ca­pi­ta­lis­mo” dice. Enton­ces bueno, ése es un cam­bio ¿no?”, pre­gun­ta mien­tras cru­za las ma­nos y me mira.  
Yo a Pepe lo co­noz­co como la pal­mi­ta de mi mano. Por algo, des­pués de to­dos los dis­pa­ra­tes que he di­cho, él no me dice nada. No me ha di­cho una sola pa­la­bra, no tie­ne nada para de­cir de mi”.
Hace al­gu­nos años le diag­nos­ti­ca­ron cán­cer de esó­fa­go. Pepe Mu­ji­ca era pre­si­den­te y se en­te­ró. Mandó a ofre­cer­le lo que ne­ce­si­ta­ra, en tér­mi­nos de aten­ción hos­pi­ta­la­ria u otras ne­ce­si­da­des, por me­dio de ter­ce­ros, sin ir a vi­si­tar­lo ni nada.
– ¿Qué le di­jis­te?, pre­gun­té. 
– “Que se lo me­tie­ra en el…” dice mien­tras son­ríe de cos­ta­do, or­gu­llo­so.