domingo, 7 de marzo de 2010
Coordenadas
En el prólogo de su libro "Apuntes críticos a la Economía Política", Ernesto Guevara entiende que con la Nueva Política Económica, en la URRS se copiaron "algunas cosas del capitalismo". Por ejemplo, se bautizó stajanovismo al "trabajo a destajo simple y puro o, mejor dicho, el trabajo a destajo vestido con una serie de oropeles", simple copia del taylorismo, el instrumento desarrollado por el capitalismo para acrecentar la explotación del trabajo asalariado.
"El hecho real es que todo el andamiaje jurídico económico de la sociedad soviética actual parte de la Nueva Política Económica; en esta se mantienen las viejas relaciones capitalistas, se mantienen las viejas categorías del capitalismo, es decir, existe la mercancía, existe, en cierta medida, la ganancia, el interés que cobran los bancos y naturalmente, existe el interés material directo de los trabajadores".
"Nuestra tesis es que los cambios producidos a raíz de la NEP han calado tan hondo en la vida de la URSS que han marcado con su signo toda esta etapa. Y sus resultados son desalentadores, la superestructura capitalista fue influenciando en forma cada vez más marcada las relaciones de producción y los conflictos provocados por la hibridación que significó la NEP se están resolviendo hoy a favor de la superestructura, se está regresando al capitalismo".
Por consiguiente, no es demasiado atrevido afirmar que Guevara habría entendido insuficiente la definición dada por Luis Britto García en la Revista Koeyú Latinoamericana el 8 de agosto del corriente año: "Revolución es transformación radical del régimen de propiedad sobre los medios de producción y de las relaciones de producción mediante los cuales los hombres se organizan para crear los bienes necesarios para la existencia".
Insuficiente porque, como escribió Raúl Sendic en MATE AMARGO (1987), "Hoy ya no somos tan ingenuos como a principios de siglo. Ya no creemos que el cambio de un régimen por otro traiga automáticamente el cambio del hombre. Ya no creemos que el individualismo, la mezquindad, la codicia, cesen automáticamente al cambiar el régimen, No, la cosa no es así de simple" .
El realismo del "socialismo real" supuso mantener la reproducción ampliada del capital a expensas del trabajo, aunque la riqueza fuera acumulada en manos del Estado y se distribuyera de manera más equitativa con el pueblo asalariado. Se disfrutaba de trabajo pleno, vivienda digna, educación universitaria y atención de la salud, pero es un hecho incontrovertible que los cambios en la estructura no se reflejaron en la subjetividad de la población. Por debajo de las camisas rojas continuaron aleteando corazones de Bill Gates. El "socialismo real" no liberó en absoluto a los condenados al individualismo más feroz por el capitalismo.
La historia de las revoluciones del siglo XX, la historia de sus derrotas ideológicas, enseñan que no alcanza con cambiar la estructura de la propiedad y las relaciones de producción…hay que cambiar las cabezas y los corazones.
Liberarse del salario es el punto de inflexión. En el capitalismo, dice Carlos Marx en sus Manuscritos de 1844, el salario "se determina en la lucha antagónica entre el capitalista y el obrero. Triunfa necesariamente el capitalista". Fijar el monto del salario es la forma más cruda de ejercer el poder económico y político sobre quienes no tienen otra alternativa que vender su fuerza de trabajo.
En un régimen asalariado bajo monopolio estatal, ya no se fija el salario en función de la oferta y la demanda en el mercado laboral, pero, de todas maneras, la voluntad del asalariado continúa dependiendo de quien le paga. Peor aún. En el "socialismo real" el asalariado percibe al Estado como un instrumento de la emancipación social y, en consecuencia, renuncia a enfrentarlo en la lucha por su salario. De manera diferente pero continúa en inferioridad de condiciones.
Por otra parte, al vender su fuerza de trabajo, el asalariado está firmando también la letra chica del contrato: su transformación en mercancía, en objeto que se compra y se vende y que corre detrás de su interés material en un estado de "no consciencia" de su triste realidad. El empleo de las "armas melladas del capitalismo" mantuvo el reflejo distorsionado de la realidad en la consciencia de los asalariados de la URSS y el mal llamado campo socialista. Se promovieron los espíritus obedientes, conscientes por supuesto de algunos aspectos de sus condiciones de existencia, pero que permanecieron sumergidos en la "no consciencia" de las cuestiones esenciales que determinaban su vida de producción social.
Y está visto que la persistencia de la alienación fue una de las principales razones para que nadie haya disparado una sola bala en defensa del régimen económico y social imperante en la Unión Soviética, consintiendo pacíficamente la restauración del capitalismo.
"El comunismo es un fenómeno de conciencia", -sostiene el Ché Guevara- "no se llega a él mediante un salto en el vacío, un cambio en la calidad productiva o el choque simple entre las fuerzas productivas y las relaciones de producción. El comunismo es un fenómeno de conciencia y hay que desarrollar esa conciencia en el hombre, de donde la educación individual y colectiva para el comunismo es una parte consustancial de él".
Hacer la revolución es transformar en comunistas a las mujeres y hombres, hacer revolucionarios de quienes hoy reproducen la filosofía de vida, los valores morales y los comportamientos instalados en la sociedad por el capitalismo. Liberarlos de la pobreza de espíritu en que viven, hacerlos conscientes de sí mismos, de su ser social y de las relaciones que contraen en la comunidad.
Parece haber llegado la hora de cambiar de coordenadas. De focalizar la atención en la producción de los gestores del tránsito al socialismo, de mujeres y hombres que manejen conscientemente la propiedad social de los medios, en sus valores éticos y morales y en su filosofía de vida. De pensar más en la individualidad de quienes construyen la nueva sociedad que en el edificio a construir.
La experiencia histórica permite concluir que no alcanza con "colocar los medios de producción bajo propiedad social" como dice el compañero Britto García. ¿De que vale hablar de relaciones de producción solidarias si quienes las establecen siguen siendo tan individualistas e hipócritas como las personalidades producidas por el capitalismo?
Ernesto Guevara centra la cuestión teórica del quehacer revolucionario en el desarrollo de la consciencia, en cómo se transforman los valores que impulsan a producir, en los objetivos que cada uno se propone para su vida personal, en la moral individual que sirva de palanca a la producción en el comunismo.
Revolución es liberar la individualidad humana de la competencia encarnizada y del consumismo compulsivo. Humanizar esos seres deshumanizados, vulgares objetos reducidos a la alienación por la clase opresora y explotadora. Transformarlos en creadores, libres del trabajo forzado y del salario, productores por decisión propia y por conciencia social, sujetos del mismo espíritu revolucionario que impulsa a los combatientes a dar la vida.
Echarse a luchar por la revolución es haber cobrado ya conciencia del estado en que se vive corriendo tras el interés material. El cambio de coordenadas implica que es posible desarrollar la conciencia comunista dentro de un Estado de transición al socialismo, si se lucha por hacer desaparecer la mercancía, el salario y el dinero. Si en lugar de copiar el capitalismo y fortalecer el andamiaje estatal, la política apunta a la desaparición forzada de las "armas melladas" y a çl debilitamiento de las estructuras del Estado.
Entender la revolución social como un fenómeno de conciencia tiene una trampita: la revolución hay que hacerla hoy, aquí y en uno mismo. Desaparece la vieja excusa de esperar que las condiciones maduren y la actualidad de la lucha revolucionaria impregna la vida cotidiana. Hacer la revolución es interrogarse conscientemente sobre el pequeño quehacer en la vida común…después vendrán los momentos estelares…o no. Es la responsabilidad nuestra de cada día. Es hacerse hoy y acá revolucionario para sembrar con la conducta diaria la filosofía y los valores morales del comunismo.
Montevideo, 12 de septiembre del 2008
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