jueves, 29 de abril de 2021

Una flor para Sendic

 


 

HABRÁ PATRIA PARA TODOS. Parte X. "Sus zapatos permanecieron allí, nadie se atrevió todavía a ponérselos" por Xenia Itté. 

SOBRE LA MUERTE DE RAÚL SENDIC

Xenia Itté, la viuda del fundador del MLN, recuerda el último enfrentamiento en el que cayó herido 
La Armada no mató a Sendic porque no querían otro "Che" en América Latina
"Hay que matarlo, es Raúl Sendic, hay que matarlo", gritaba una y otra vez el inspector Hugo Campos Hermida aquella madrugada del 1º de setiembre de 1972, mientras el líder tupamaro estaba tirado en la vereda en medio de un impresionante charco de sangre, herido por una bala que le destrozó el maxilar, los dientes y la lengua. "Yo tenía el presentimiento de que esa noche caíamos en manos de las Fuerzas Conjuntas, pero estábamos decididos a resistir y Raúl ya había dicho que no se iba a entregar vivo", recuerda Xenia Itté, que en aquel momento era la compañera del líder guerrillero, y participó en el tiroteo en el que Sendic cayó gravemente herido. A casi treinta años de aquellos hechos, Xenia dijo a LA REPUBLICA que "pudieron haberlo matado, pero un comandante del Fusna me reveló que no querían tener otro Che en América Latina".

ALVARO RODRIGUEZ

Tres décadas después de aquel enfrentamiento, Xenia Itté recordó el tiroteo con los militares, la detención, la cárcel y los viajes al exterior para atender la grave enfermedad que padecía Sendic.
Hoy tiene 60 años y vive en una chacra ubicada cerca de San Jacinto, en la zona rural del departamento de Canelones. Junto con su actual compañero se dedica a la apicultura y tareas de granja. Estuvo siete años detenida en el Fusna (1972 a 1979) y después pasó a la Cárcel de Punta de Rieles.
"Un mal presentimiento"
Había conocido a Sendic en su ciudad natal, Bella Unión, donde era maestra y también administradora y locutora de una radio local. Muchos años después formó pareja con el líder guerrillero.
Así recuerda hoy el operativo llevado a cabo por la Brigada Nº 2 de los Fusileros Navales (Fusna), minutos después de la medianoche del 1º de setiembre de 1972.
"Nosotros estábamos viviendo temporariamente en un local de la calle Sarandí 225 entre Pérez Castellano y Maciel. En realidad vivíamos en Pando, pero con Raúl veníamos esporádicamente a Montevideo y nos quedábamos allí.
Yo ya tenía el presentimiento de que esa noche caíamos. El círculo se venía cerrando y me daba la impresión de que en cualquier momento nos iban a detener. Las Fuerzas Conjuntas habían apresado a muchos compañeros y ya casi no había locales donde refugiarse.
Raúl había planteado una reculada hacia el Interior, hacia el monte, donde él se sentía más seguro. Incluso, lo más probable era que esa fuese la última noche en ese lugar, porque pensábamos irnos hacia el centro y el norte del país".
"Grabado a fuego"
"Habían pasado unos minutos de la medianoche, cuando sentimos que golpeaban la puerta. Adentro estábamos Raúl Sendic, Jorge Ramada y yo. Desde afuera gritaban que eran las Fuerzas Conjuntas. Nosotros teníamos pensado resistir y Raúl ya había dicho que no se iba a entregar vivo.
Si hay algo que me quedó grabado a fuego fue el momento de la detención. Estábamos en total inferioridad numérica y no teníamos visión alguna. El local tenía una persiana metálica, porque antiguamente funcionaba una peluquería, y después venía un corredor largo y angosto. Allí empezó el tiroteo.
Raúl empezó a disparar con una pistola. Los tres estábamos armados. Nos dio la orden de enfrentarlos y de inmediato nosotros también empezamos a disparar. Desde afuera gritaban por un megáfono que nos entregáramos. En determinado momento, se nos terminaron las balas y Raúl nos dio la orden, a Ramada y a mí, de que teníamos que salir.
Se hizo un silencio y por el megáfono insistían en que nos entregáramos. Raúl les dijo que iban a salir dos compañeros y pidió que les respetaran la vida. Ellos pidieron que empezaran a salir y se comprometieron a respetarnos la vida.
En realidad, nosotros no sabíamos quiénes estaban afuera. Si tenemos en cuenta lo que eran las Fuerzas Conjuntas en aquella época y la forma en que sonaban los disparos afuera, nunca hubiéramos imaginado que pudiéramos contar el cuento".
"El túnel del tiempo"
"Raúl le dio la orden a Ramada para que saliera primero. Desde afuera pidieron que lo hiciera con las manos en alto. Ramada salió y Raúl volvió a gritarles que le respetaran la vida. Se hizo un silencio total. Desde adentro no sabíamos qué estaba pasando afuera.
Al rato volvieron a hablar por megáfono, pidiendo que saliera el siguiente. Raúl, gritando, les dijo que era una compañera y volvió a pedir respeto por la vida.
Salí con las manos en alto. Recuerdo que caminar por aquel corredor era como recorrer el túnel del tiempo. Los minutos parecían interminables.
Cuando llegué a la puerta, encandilada por una potente luz, me tomaron del pelo y me dieron varias trompadas. Me gritaban que me pusiera contra la pared y me preguntaban quién era, cuál era mi nombre.
Lo vi a Ramada que estaba más lejos, tirado en el suelo. Y siguió el tiroteo, mientras le pedían al que estaba adentro que se entregara. Creo que ya sabían que se trataba de Raúl Sendic".
"Hay que matarlo"
"El contestó que tenía más balas y que iba a seguir peleando. Después se hizo un silencio y entraron a la casa. Minutos después sacaron a Raúl, arrastrándolo, totalmente ensangrentado. Vi que le salía sangre por la boca.
Lo dejaron un rato tirado en la vereda, junto a la puerta del local. Se oían sirenas. De repente, llegó una persona que dijo que era el inspector Campos Hermida, y gritaba: 'Hay que matarlo, es Raúl Sendic, hay que matarlo'.
Pero alguien de la Marina dijo que el operativo estaba a cargo de ellos, que era su detenido. Después se acercó una ambulancia y se llevaron a Raúl. El hecho de que quedara boca abajo le salvó la vida, de lo contrario se hubiera ahogado con su propia sangre.
El contaba después que lo trataron muy bien. Lo llevaron al Hospital Militar y le hicieron una traqueotomía para que pudiera respirar".
"No queremos otro Che"
"A mí me llevaron al Fusna. Unos días después el comandante de esa repartición, Julio César Martínez, fue a mi celda y me dijo que Sendic estaba fuera de peligro. Yo no le creí y le dije que todos eran unos asesinos, que habían matado a Raúl. El me respondió: 'No lo matamos porque no queremos tener otro Che en América Latina'.
Un mes después lo trajeron a la cárcel del Fusna. Una madrugada de octubre, me sacaron de mi celda, con los ojos vendados como siempre, y me llevaron hasta su celda.
Cuando me quitaron la venda, lo pude ver. Los dos nos sorprendimos. Tenía toda la cabeza vendada y no podía hablar, le habían pegado un tiro que le atravesó la mandíbula y le destrozó el maxilar.
En ese momento le dije que yo había sido una cobarde porque me había entregado, dejándolo solo. El después me escribió una carta donde me decía que mi actitud había sido muy valiente.
En febrero de 1973 lo volvieron a internar en el Hospital Militar, porque tenían que hacerle una nueva operación. Aquella bala actuó como una granada de fragmentación y le voló el maxilar, el labio inferior y parte de la lengua. Raúl nunca pudo volver a hablar bien.
Después que salimos en libertad, la primera operación importante se la realizaron en Cuba, a fines de 1985. Le hicieron una cirugía, porque tenía la lengua pegada a la mejilla. Después tuvo que hacer cantidad de ejercicios para poder recuperar el habla. Mejoró mucho, tuvo cierta recuperación, pero nunca volvió a hablar bien y se cansaba bastante".
El viaje a Francia
"En febrero de 1989 nos fuimos a Francia, pensando que podía tener alguna mejoría. Raúl estaba muy enfermo. La verdad es que recibíamos ofrecimientos desde todas partes del mundo, interesados en brindarle tratamiento médico especializado.
Pero el hermano, Alberto, y la cuñada Anne Marie, quisieron que nos fuéramos a París, buscando mejores posibilidades de atención.
Estuvo internado en distintas clínicas. Lo atendía un médico especializado en el mal de Charcot, que fue lo que lo afectó al final de su vida. Es una enfermedad que ataca las neuronas motrices. El médico decía que era un caso extraño, por la rapidez con que avanzaba la pérdida de motricidad. Todos los días le aparecía algo nuevo, afectando partes fundamentales.
Lo último fue la respiración y la deglución. Antes de fallecer, Raúl prácticamente no podía comer. Para poder respirar le habían colocado un aparato que sustituía el diafragma. Fue una etapa muy dura, prácticamente todos los días le sustituían alguna función colocándole un nuevo aparato. La enfermedad fue provocada no solamente por la herida de bala, sino por todo el sufrimiento que padeció en las cárceles".
Sendic falleció en París el 28 de abril de 1989, a los 64 años de edad. Fue trasladado a Montevideo el 5 de mayo y, al día siguiente, una verdadera multitud acompañó el cortejo fúnebre hasta el Cementerio de La Teja



HABRÁ PATRIA PARA TODOS. Parte VIII "Continúa la expulsión de la población rural y la extranjerización de la tierra. Eso es institucionalizarse" por Jorge Zabalza, 2a. Parte.






domingo, 25 de abril de 2021

El virus insurgente




Publicado en VOCES 22 abril 2021
Por Jorge Zabalza 

Desde Reactiva Nicolás anota que el espacio con intención revolucionaria -que tengo intención de integrar- “no ha discutido las implicancias de la pandemia”. Es verdad. Nos ahogamos en falsos dilemas. Sin embargo, las aguas esconden certezas que ayudan a configurar la perspectiva transformadora que se precisa para caminar o, una vez más, para recomenzar a hacerlo.

El humano no es un ser superior, aislado de la naturaleza, por el contrario, es hijo de ella. Nació, creció y se desarrolló en estrecha interdependencia con las especies animales. Está integrado a una trama de vínculos entre los animales llamados silvestres, los domesticados y los autodenominados seres humanos. Comparte, además, el pool de bacterias y virus, de enfermedades infecciosas que aquejan a todas las especies animales.

Muchas de esas enfermedades son antropozoonóticas, colonizan los seres humanos e infectan al resto de los animales: sarampión, polio, tuberculosis. Otras, las zoonóticas, recorren el camino inverso, parten de alguna especie salvaje, atraviesan los domesticados y terminan por infectar humanos: ébola, toxoplasmosis, mal de Lyme. De manera que, aun en estado de equilibrio, acechan a la humanidad miles de potenciales pandemias. Ahí es donde interviene el capitalismo y rompe el equilibrio. Su necesidad de reproducir y concentrar el capital lo hace desforestar selvas y montes, abrir minas a cielo abierto, desalojar especies salvajes y comunidades originarias, criar en establos animales domesticados y hascinados.

El 20% de todas las especies animales son murciélagos. Expulsados de su hábitat natural, encuentran alimento en los galpones donde, estabulados, engordan inhumanamente aves y cerdos para alimento de la humanidad. Al chuparles la sangre, los murciélagos transmiten enfermedades a aves y cerdos, quienes, de puro vengativos nomás, contagian a los humanos. Son las necesidades del capital que rompen el equilibrio biológico y … ¡zas! ¡las zoonosis atacan y la OMS declara al mundo en pandemia!

La pandemia beneficia a unos pocos y perjudica los más. Según datos publicados por Forbes, recogidos del Instituto de Estudios Políticos, en el año que corre del 18 de marzo de 2020 al 18 de marzo de 2021, 43 nuevos miembros ingresaron al club de los multimillonarios que, gracias al coronavirus, aumentaron sus riquezas en un 45%. Por supuesto, no parece necesario recalcar que el crecimiento exponencial de ese capital no salió de la nada, fue robado por diversas vías. Eso está claro. Están claras, además, las consecuencias sociales: desocupación, miseria, exclusión, hambrunas. No todas las clases gozan de la misma libertad para hacerse cargo de la pandemia.

También es cierto que los “genios” del capital mundializado disponen de los recursos financieros, tecnológicos e intelectuales para crear y propagar zoonosis artificiales. No hay evidencias claras de que el COVID 19 sea producto de laboratorio. Tal vez algún día se descubran elementos que confirme esas hipótesis. En cambio, no hay dudas que los dueños del mundo son muy capaces de tamaña operación criminal. No olvidar que son los ingeniosos creadores de invasiones y guerras coloniales, del terrorismo de Estado y otras formas de expropiar y concentrar no menos criminales.

El capitalismo crece y se reproduce a sí mismo sin cesar, está invadiendo los últimos rincones del universo que rige la ley de valor y, en consecuencia, el horizonte de la humanidad seguirá oscurecido por la posibilidad cierta de más pandemias genocidas. Es imposible pensar que el capital abandone las actuales prácticas en la producción de alimentos y el uso de muy rentables tecnologías irracionales.

Para eliminar las pandemias es preciso eliminar el capitalismo o, por lo menos, crear conciencia de la necesidad de eliminarlo. No hay otro modo. Eliminar la rentabilidad y concentración del capital como rectoras de la relación entre la naturaleza y la sociedad. En este sentido, los intelectuales de la izquierda europeizada debieran prestar muchísima atención al pensamiento y las prácticas milenarias de los pueblos del Tercer y Cuarto Mundo.

Achacarle a Lacalle Pou el fracaso en el control de la pandemia, no cuestiona el fondo del asunto: las democracias representativas, burguesas y liberales son incapaces de proteger los pueblos de las consecuencias sociales y sanitarias del capitalismo. No es el presidente sino el sistema lo que está fracasando. En otras palabras: no

nos habría ido mejor gobernando otro partido del sistema. Tal vez se pudieran haber tomado mayores medidas asistencialistas, pero no habrían alterado la esencia del capitalismo: el modelo depredador de la naturaleza ni el pago puntilloso de la Deuda. Con Arbeleche o Astori en este 2021 se estarían pagando 1.600 millones de dólares por concepto de servicios de la deuda externa, fondos que dedicados a auxiliar los vulnerados por la pandemia, más vulnerables habrían roto el compromiso del Estado con el capitalismo mundializado.

Insensiblemente, pero sin inocencia alguna, el discurso político, la academia y los medios de comunicación están sembrando un modo de pensar y de sentir que precede la deriva al autoritarismo. Debemos estar satisfechos, nos dicen: gracias a dueto gobierno/oposición somos la democracia de mejor “calidad” de América Latina y del mundo, la vieja idea de la excepcionalidad del Uruguay. Se obvia, por supuesto, que también somos campeones mundiales en cantidad de contagiados por cada cien mil habitantes.
Se está fabricando el espacio ideológico que propicia nuevos imitadores de Mussolini, se nota hasta en el gestito con el mentón. La democracia siempre será de altísima “calidad” para los que viven en la cumbre de la pirámide, gozan de todos los derechos y libertades y participan o consienten las decisiones políticas. Se sienten representados por el sistema.

En cambio, todo el palabrerío liberal de los politólogos es irrelevante para la base popular que, sin capital ni poder político, está forzada a producir sin descanso para no interrumpir la acumulación de capital. Sienten el sistema como algo distante, que le es ajeno y toma decisiones sin ellos y en contra suyo.

Desde el período inicial de circulación del virus, la prédica liberal utilizó el horror para domesticar los sectores populares y reinstalar, sutilmente, el imaginario de obedecer al que manda. Les interesa que el espanto sea el ingrediente central en las decisiones que toman las organizaciones sociales y la oposición parlamentaria. Los convocan a discutir en el parlamento y los medios, a que abandonen el sano recurso a la movilización callejera, único instrumento de poder conque las grandes mayorías populares pueden defenderse de los dueños del Uruguay. Con la pandemia quieren legitimar la mentirosa biblia liberal: separación de poderes, derechos y libertades, igualdad de oportunidades y la teoría del derrame en lo económico.

Mucho antes que el pachecato se instalara (1968), el herrero ruralismo con Echegoyen y Nardone (1958) comenzó a abonar el terreno del pasaje al autoritarismo, a conformar el colchón electoral e ideológico que necesitaba la dictadura anticomunista y antisubversiva. Los fascismos siempre fueron fenómenos de masas. Es el período previo al autoritarismo. Apenas fracasen en la tentativa por convencer de buenas maneras, su recurso será pasar al modo autoritario de la dominación para meter en vereda a los disidentes. Algo que anticipa algunas de las actuales actitudes del actual aparato represivo.

La “calidad” de la democracia debe medirse en participación de las masas en las decisiones de gobierno. En una democracia de muy alta “calidad” la política y el poder se trasladaron hacia las clases populares; todo lo demás es puro verso, aunque se escriba en la facultad de ciencias políticas. En la institucionalidad burguesa, las libertades y los derechos son simple palabrerío para el oído del turista, solía enseñar Raúl Sendic Antonaccio, criticando al batllismo y a su ladero, el socialista Emilio Frugoni. ¡Qué pensaría ahora de sus viejos compañeros, los apóstatas convertidos en operadores ideológicos y políticos de la democracia burguesa!

En cierto momento la muerte deja de ser una consideración abstracta, más o menos remota, para volverse una posibilidad cercana, atemorizante, determinante: hubo matanzas que ayudaron a darse cuenta de quienes sacaban tajada de ellas. La primera guerra mundial creó la subjetividad necesaria para el Octubre Rojo en 1917 y para la insurrección obrera en Alemania (1918). Puede afirmarse que el horror que las masacres produjeron en el pueblo estadounidense ayudó a la derrota de sus fuerzas armadas en Vietnam. Es muy probable que, agregada al terror por la mortandad, la deriva al autoritarismo y la represión que vendrá, provoquen explosiones populares.

El movimiento popular va re-organizando sus fuerzas. Sus primeras expresiones se ven en las ollas populares, la campaña contra la LUC y la que se está iniciando para defenderse de la reforma jubilatoria. Con temores y auto organización, sin medios ni finanzas, se desobedece y resiste el mensaje desalentador que emiten desde las alturas. ¿Dónde conducirá este proceso signado por muertes masivas por una enfermedad producto del capitalismo, que no puede controlar la democracia burguesa, representativa y liberal?