domingo, 28 de febrero de 2021

Conversas irredentas



El sábado tuve la fortuna de disfrutar de una conversa organizada por la "Liga dos Irredentos". Allí me encontré/reencontré con Juan Contreras, uno de los motores de la lucha social y política en el barrio "23 de enero" de Caracas; con Olga Benario, portadora de uno de los apellidos ilustres de la revolución en América Latina; Silvio Tendler, con ya hicimos una entrevista y con Geraldo Sardinha, un compañero muy apreciado por los tupas que, junto con él, sobrevivieron las rejas y los interrogatorios. Todo coordinado y conducido por la compañera Irredenta Joana Brandao. Como buena conversa, fue distendida y, por momentos, nos dejamos arrastrar hacia el camino más querido, el que conduce a la transformación revolucionaria.


Liga Latino-americana de Irredentos entrevista o uruguaio Jorge Zabalza, ex-dirigente dos Tupamaros.









jueves, 25 de febrero de 2021

Timoratos

 

Publicado en Semanario VOCES
25 febrero 2021

La insistencia del Pocho Ríos, muy respetado “friyero” del Cerro, y de su yerno, el Negro Antonio Méndez, me trajo al Bajo Valencia a poco la gente nos había librado de las rejas. Ocupé frente al terreno donde José Pedro “el Niño” Martínez producía sus famosos bloques, 70 por bolsa de portland.
El “Cusa”, el Carlos y Ruben Martínez me dieron las lecciones de solidaridad que levantaron el rancho fuera de la ley que sería mi hogar. Aunque el 186 rojo pasaba sólo cada tres o cuatro horas, un par de veces a la semana me tiraba hasta la Cantina de los Pescadores. El Pocho te servía grappa sin dar tiempo a saludarlo.

A veces me acompañaba el Mario “Oveja” Rivadavia, herrero, vecino mío, que en 1983 había quedado sin trabajo por luchar contra la destrucción de ILPE, uno de los últimos proyectos de la dictadura, interesada en entregar al capital privado la pesca, el recurso de primera magnitud propiedad del pueblo.

En el mostrador solíamos engancharnos con el “tío” Oscar de León, el Hugo Vázquez y Carlos “Maneiro” Bregonis, que había donado el terreno donde el barrio se organizó para construir la escuela 309. En la ventana- mostrador marcaban presencia la Quica y el Cacho Bonti. Otras veces, entorno a una muy precaria mesa, haciendo equilibrio en muy precarias sillas, formábamos rueda con Laura Belli y Humberto “Negro” Franco, obrero de Swift, que había caminado en la marcha de 1957, con Magdalena y el “Coco” Morales, con Cristina y el Beto Cattoni, las columnas de la Comisión de Salud de Santa Catalina. Administraban la Policlínica levantada en la calle Lenguado con el esfuerzo organizado del vecindario. Desde 1990 el Coco manejaba una camioneta donada por la IMM que hacía las veces de ambulancia: en las madrugadas, su destino más frecuente era el Pereira Rosell.

A la policía no le interesaba lo que sucediera en aquél apartado territorio del extremo oeste de Montevideo, lejos de jueces, fiscales y demás instituciones del Estado. Vecinas y vecinos debían remediarse como pudían, resolviendo sus asuntos por sí mismos, hasta se veían obligados a administrar justicia. En la Cantina se encontraban soluciones concretas a los problemas concretos del vecindario: se hacía política real, en el marco de los usos y costumbres del barrio, verdaderas leyes no escritas, legitimadas por la aceptación del vecindario.

Nada extraño el autogobierno, una de las mejores tradiciones del Cerro y La Teja, producto de las luchas de los obreros de la carne, de los conflictos de los gremios solidarios en los ’50 y las comisiones barriales de apoyo.


Luego, en 1969, ese espíritu reverdeció en las clases escolares y la atención primaria de la salud organizadas al aire libre, en los movimientos vecinales por el no pago de las tarifas impagables de la energía eléctrica o en el campamento de desocupados de la esquina de Rivera Indarte y la Avenida Ramírez. En esas tradiciones de autonomía organizada se encuentran las raíces ideológicas de los comités de base que surgieron apenas fundado el Frente Amplio.

En el país de América Latina con mayor cantidad de presos políticos por cada cien mil habitantes (algo que suele olvidarse), el espíritu de la solidaridad social supo sobrevivir la represión masiva del pachecato y de la dictadura. Resurgió en el sorpresivo NO a la dictadura en el plebiscito de 1980 y, luego en 1983 con el prohibido Primero de Mayo y el acto del Obelisco. Entre 1986 y 1989 se pudo cuantificarse su peso: casi la mitad del pueblo uruguayo rechazó la impunidad del terrorismo de Estado.

Más allá del peso de la otra mitad de pueblo, la que consiente en ser disciplinada por la autoridad institucional, pagando el precio en dignidad perdida, los gérmenes de poder y autonomía pudieron cercar la dictadura, impidiéndole volcar sus ideas fascistas sobre el resto de la sociedad. No pudieron pasar ni con el miedo provocado por las desapariciones forzadas, los asesinatos, violaciones y torturas que los milicos no ocultaban a propósito. Más que por la acción partidaria o por los lineazos de sus principales, el Frente Amplio sobrevivió montado en ese espíritu de auto organización popular.

20 años después la negativa a dejarse someter se expresó como victoria electoral…pero, luego, en el proceso de los 15 años de gobierno, todo fue quedando en aguas de borrajas. El progresismo centró su política en la gestión del Estado, descartando la posibilidad de profundizar las ya existentes formas de contrapoder popular. En 1990, a nivel municipal, se rebajó el proceso descentralización hasta dejarlo hecho una mera y vana desconcentración administrativa. Fue el retroceso paradigmático: la Intendencia de Tabaré y de Arana tampoco fueron gobiernos firmes de izquierda.

En la entrevista que le realizó Alfredo García, el compañero José Díaz 1 se despacha con total sinceridad: señala el carácter timorato de los gobiernos progresistas en contraposición a lo decidido de los gobiernos de “las clases dominantes” (¿cuántas son?). La timidez y la medianía parece ser una característica congénita del progresismo, mientras que, en cambio, el gobierno multi reaccionario se está destacando por su audacia: en un año ya logró, a contrapelo del interés popular, meter la LUC, la reforma de la seguridad social y el recorte de la masa salarial. Si llega a gobernar 15 años, probablemente alcance las metas que proponen las tesis neoliberales más radicales.

Esos señores y señoras tienen todo el poder a su disposición, son los dueños del capital, de los militares, de los medios y etc. Sus tradiciones de clase les indican cómo arrasar con el movimiento popular y lo están haciendo con todo desparpajo. Cuentan con que la timidez recurrente del progresismo, que continúa en forma de “oposición responsable”. Sus parlamentarios terminarán siendo simples figuras decorativas del Palacio Legislativo. Algo parecido a la forma de hacer política de don Emilio Frugoni, a la cual José Díaz y Bebe Sendic supieron oponerse cuando compartían pensión en la calle Maldonado.

Para hacer un gobierno realmente de izquierda, el progresismo debió haber apostado a cultivar las semillas de poder que venían germinando desde las luchas contra Pacheco Areco y el terrorismo de Estado. “No para hacer disparates”, nadie piensa en eso, sino para contar con un contrapoder social organizado, capaz de detener la avalancha multi reaccionaria.

Los presidentes progresistas renunciaron al imaginario transformador del Congreso del Pueblo en los ’60, hundieron en el olvido la reforma agraria y el repoblamiento de la campaña, la estatización de la banca y del comercio exterior, el no pago de la deuda externa, pero, sobre todo, no buscaron formas de trasladar la política al movimiento de base. Se creyó que podían enfrentar el poder económico y militar sin desarrollar el poder del pueblo: tres gobiernos ni fu ni fa. Perdonaron la vida a los dueños del Uruguay, una especie de suicidio compartido.

Todavía se creen capaces de detener el malón con discursos en el parlamento. Una cosa es proponerse transformar el mundo y otra, muy distinta, resignarse a limar las peores aristas del capitalismo.

Jorge Zabalza


1 VOCES, N°725, 11 de febrero de 2021 (aunque en la tapa del semanario se lee 2020)

 

 

 

 

Es hora de producir símbolos de resistencia


 

“Es hora de producir símbolos de resistencia, después vendrán la acción ideológica y el sembrar semillas revolucionarias"

24 febrero 2021

Por Carlos Aznárez


 

Jorge “Tambero” Zabalza sigue siendo una referencia a la hora de hablar de pensamiento crítico y de Revolución en el continente. Desde Santa Catalina, en su Uruguay natal, Zabalza sigue teniendo la misma fuerza ideológica como cuando se alzó en armas con los Tupamaros. Reconoce que algunos de sus compañeros cambiaron de montura y se dedicaron a administrar el capitalismo, como Pepe Mujica y otros, pero él sigue pensando en que la juventud tarde o temprano va a dar la sorpresa. Y por sobre todo, es un convencido que las grandes batallas se libran en las calles.

Con Zabalza hablamos del Uruguay actual, de la LUC, de la violencia policial y las rebeldías que como pequeñas lucecitas van prendiéndose aquí y allá.

-Nos interesa tu opinión sobre la LUC, la Ley de Urgente Consideración, que tanto está dando que hablar allí

-Surgió como un invento de la reforma naranja de 1967, amparó todo el proceso de autoritarismo y luego el golpe de Estado. Pacheco Areco se afirmó en algunos artículos que protegían acciones autoritarias del Poder Ejecutivo y uno de esos era la capacidad que se le otorgaba por la constitución al presidente de la República para presentar Leyes de Urgente Consideración (LUC)

-¿Esta ley qué implica, cómo se gestó? Supongo que en complicidad de unos y otros, no solo de los partidos Blanco y lox Colorados.

-No, por supuesto. No solo los Colorados y los blancos. En Uruguay gobierna una coalición de 5 partidos, el Partido Nacional (Blanco), acompañado de el Colorado, el Partido Independiente, otra fracción muy pequeña  (Partido de la Gente) y el partido militar, encabezado por alguien que luce un apellido ilustre del fascismo uruguayo, Manini Ríos. Esta es la coalición que gobierna y proclama tener un discurso liberal, muy liberal, que apuesta a la libertad individual, pero más allá de todo eso, representa un proyecto antipopular. Proyecto que consiste en rebajar la masa salarial, reduciendo el poder adquisitivo del salario, para permitir la concentración mayor del capital y aumentar su rentabilidad. Es el proyecto que se viene dando en toda América Latina, Europa, China, en todos lados. Ahora se empezó a aplicar libremente a partir de las elecciones. Esta coalición, apuesta descaradamente al proyecto de la línea del acuerdo de Washington, que antes se proponía de manera más atenuada. En realidad, es el mismo proyecto neoliberal del Frente Amplio, que lo aplicó de manera más atenuada y más sensible hacia las organizaciones sociales. Pero en definitiva es el mismo proyecto.

-En ese sentido, lo que denuncia la Coordinadora contra Toda la LUC, esta ley acentúa la represión contra el movimiento popular.

-Lógico. En sus inicios, cuando (el presidente) Lacalle presentó la LUC en el Parlamento, el Frente Amplio la consideró una ley regresiva, retrógrada, proclive al autoritarismo, porque tiene más de 500 artículos, es una ley monstruo. Un portaaviones jurídico. El Frente pronto cambió su bancada parlamentaria y cambiaron de posición y entraron a considerar artículo por artículo y terminaron votando en contra en general cuando se presentó la ley, pero aprobando el 50% de los artículos. Así fue que aquello que era retrógrado, derivó finalmente que era mitad retrógrado y la otra mitad iba en dirección correcta. Entonces, esto implicaría que la coalición que nos gobierna presentó un 50% de la LUC que iba “en dirección correcta”, en dirección del pueblo.

-¿Esto es lo que avaló el Frente Amplio?

-Así es, un disparate desde el punto de vista ideológico. En realidad, los parlamentarios tendrían que haberse levantado de la sala y dejar que la coalición multirreaccionaria aprobara por sí sola una ley tan retrograda. No lo hicieron y entraron a cavilar en los pasillos y despachos parlamentarios y aprobaron el 50%. Así pusieron al movimiento social en un apriete. Al igual que en Argentina con el peronismo, aquí todas las organizaciones sociales, el cooperativismo de vivienda que acá es muy importante, el movimiento feminista, todos los movimientos populares de Uruguay, se consideran frenteamplistas declarados. Entonces, quedaron en una disyuntiva. Sus bases estaban contra la LUC, pero resulta que el Frente Amplio ya había votado la mitad de la LUC, esa ley retrógrada. Esto terminó, con la imposición por parte del Frente Amplio de solamente rechazar o hacer referéndum contra 135 artículos. Es decir, el núcleo que ellos consideraban retrógrado, ahora se reduce a menos de un tercio de la LUC. Eso despertó, en una cantidad de militantes sindicales y populares, un gran rechazo. Así surge la Coordinadora contra toda la LUC. No cuenta con los fondos que tiene la Central de Trabajadores (PIT-CNT) que dicen haber invertido medio millón de dólares en la campaña, mientras nosotros estamos remando con esfuerzo. Acá en el lejano oeste de Montevideo se ha formado una agrupación, un zonal que está activo y que entiende, que más que tratarse de una disputa jurídica contra la ley, lo importante es volver a agrupar, nuclear a los luchadores más combativos del movimiento social, de los sindicatos, los movimientos sociales, los feminismos, los de la vivienda, la lucha en defensa del medio ambiente, de los movimientos barriales. Empezar a renuclearnos porque nos tenemos que enfrentar a una serie de medidas muy reaccionarias que vienen en cadena.

-Describí esa medidas, o por lo menos las más graves.

-La primera de ellas es la reforma de la seguridad social que va a ser totalmente neolibeal y perjudica a todo el pueblo. El hecho es que hay una serie de artículos de la LUC que respaldan la acción policial, que amplían la defensa propia del policía, consideran que, en el ejercicio de su autoridad, cualquier cosa que vos le digas, si vos estas sentado en un estadio de fútbol y el tipo viene y te pide el documento y vos le digas “no, no tengo, porque vine a ver el futbol”, bueno ya eso es considerado un desacato, desacato verbal contra el ejercicio libre de la autoridad policial. Entonces, ese respaldo jurídico, más el respaldo político que tiene la policía para reprimir por parte del ministro del interior y por parte del presidente y de los medios de comunicación reaccionarios, eso hace que los policías actúen, sobre todo en los barrios, con desconsideración, con mucha violencia.

-Recientemente hubo represión en algunos barrios populares.

-Últimamente se vio esto en un asentamiento de Malvín Norte, en el cual procedieron a disparar con perdigones contra tres mujeres que terminaron heridas, una con “munición no letal”. Esto es un nuevo eufemismo. Munición no letal, como la flecha, si te agarraba bien, tal vez te lastimaba un poquito, pero te agarra mal, te mata. Mirá, ahora en Catalunya, dejaron ciega a una militante. Tenemos los ejemplos de Chile, esta munición no letal ha matado a varios. ¿qué estamos haciendo? Es una onda mundial que no trata de humanizar al capitalismo, sino humanizar la represión, al salvajismo del aparato represivo.

-A propósito de estas acciones represivas, a la de Malvin Norte se le agregó otra en Pan de Azúcar, donde la intervención policial contra la gente fue brutal.

-En Uruguay la ofensiva reaccionaria es importante, porque el presidente suspendió la libertad de reunión. Primero, por 60 días ahora 30 días más y esto se aceptó porque dicen que se suspende la libertad de reunión para evitar las multitudes que contagien de Covid. La pandemia es usada como respaldo ideológico de medidas muy autoritarias. La policía va y actúa. ¿Qué van a hacer los jóvenes en verano? No tiene donde ir, porque está todo cerrado, por la pandemia. Se reúnen, bailan y tocan música en la rambla de Santa Catalina, y no puedes dormir, pero que le vas a hacer. Eso lograron: la gente se siente culpable de festejar y divertirse, los jóvenes en particular. Además, el vecindario se siente obligado para prevenir y defender su salud, cuidar la medida sanitaria. Si no se cumple con ello, llaman a la policía. Denuncian cualquier aglomeración y ahí la policía viene y actúa. En general, no hubo problemas, pero en determinado lugar se encuentran con jóvenes que, frente al autoritarismo por parte del aparato policial, reaccionan violentamente, se defienden. Eso ocurrió en los años 60 y ahora también. Pasa en Uruguay, en Buenos Aires, en Mendoza, en Salta, en Chile, Bolivia, en Catalunya, en todos lados.

Quería tu opinión sobre cómo ves esa rabia juvenil que empieza a recorrer todo el mundo, rabia juvenil que apunta fundamentalmente con diferentes excusas: en Catalunya por la detención de un rapero, en Chile por todo lo que ha hecho Piñera, pero pasa también en Perú. Rabia que apunta a tres elementos: 1) no creen más en las instituciones, 2) no creen más en los partidos políticos tradicionales, incluídos los partidos de izquierda, ¿cómo ves esto? Hay mucha gente en la calle movilizándose contra la represión, pero no hay un instrumento político, que no debería ser partido, pero sí una instancia organizativa que sirva para canalizar esa bronca y que no termine en una nueva frustración.

-Como en 2001 y 2002. Ahora se tienen nuevas formas de organización. En Chile, por ejemplo, con Asambleas populares. Estamos hablando los viejos, pero son muy parecidas a las de los años 60. Expresiones de autonomía organizada que tuvieron nuestros pueblos de Latinoamérica, en aquellos años. Hay expresiones en los cuales los partidos viejos de izquierda, reformistas, el partido socialista, el comunista, perdieron legitimidad frente a las masas y las masas empezaron a recorrer otros caminos. Acá se terminó la democracia burguesa, la democracia liberal ¿votar, para qué? ¿Para llevar a un Bolsonaro o un Macri en el mejor de los casos? O a un Alberto Fernández, que los lleva por el mismo camino que Macri, pero de manera más edulcorada, más sensible para algunos problemas, pero que en definitiva termina teniendo un vacunatorio VIP, escondido en el Ministerio de Salud Pública. Acá pasa lo mismo: el Frente Amplio va perdiendo autoridad como en Chile le pasó a la Concertación Nacional, como perdió fuerza el Partido de Trabajadores (PT) en Brasil. Quién sabe si el PT podrá recuperar el prestigio que tenía sobre las masas. La gente está muy disconforme y ya no cree en las instituciones liberales. Que no le vengan con el cuento de los tres poderes del Estado, hay un solo poder y es el de la clase dominante, es el del capital. Se puede ejercer de una forma más descarada ese poder cuando está la derecha, cuando hay un Bolsonaro. O con moldes mejores, con discursos suaves y convincentes, como pasó con Tabaré Vázquez, Pepe Mujica o ahora con Alberto Fernández. No hace lo mismo Piñera, que es la continuidad de Bachelet, Bachelet vino precedida por Ricardo  Lagos, y a Lagos lo antecedió Pinochet. En definitiva, están gobernados dentro de la misma Constitución, se amparan en las mismas leyes de la dictadura. La democracia burguesa va perdiendo arraigo y credibilidad, la gente se va dando cuenta y dicen “que me importan estos tipos”, y votan cualquier cosa. En conclusión: se pierde interés, se termina la expectativa de que los caminos de la democracia representativa liberal van a resolver algo los problemas más graves que tiene la gente. Puede haber alivio, claro, pero al poco tiempo viene el cimbronazo.

Entonces, en Uruguay la masa salarial ha disminuido, el poder adquisitivo de los trabajadores, de los jubilados, está reducido. Eso lleva a una descomposición social.

En todo esto hay también una responsabilidad nuestra. ¿Qué hemos hecho aquellos que tenemos la intención de la transformación revolucionaria? ¿Cómo hemos perdido predicamento entre la juventud y la masa vulnerada, las villas miseria, los asentamientos? Somos responsables de no haber sabido promover, instituir, un germen de poder popular. 

-Es verdad, pero también cuenta que hemos tenido muchos palos en la rueda desde nuestro propio campo para hacer eso. Muchos colchoneros, muchos compañeros que prefieren construir la política del colchón que amortigua la posibilidad de mayores rebeldías. Y además la responsabilidad de cierta dirigencia de izquierda y del campo popular, que prefiere acomodarse en las cómodas sillas y sueldos del Parlamento y no ir a  la calle a dar la pelea. La pandemia les vino bien para estas “iniciativas”.

-Acá les decimos “bomberos”. La izquierda ha llevado a la gente al parlamento a la gestión administrativa del estado. A partir de la presidencia de Tabaré y Pepe Mujica, el problema es cómo administrar el Estado, o sea, el capitalismo. En la película que Kusturika le hace al Pepe, que entre paréntesis está bastante mamado cuando dice: “sí, yo en algún momento fui revolucionario, pero ahora administro al capital”. Administran lo que les dejan administrar, y se conforman con eso, creen que toda la política es un discurso. Hacer política es hacer discurso de parlamento y negociar en parlamento y andar por los pasillos, negociar y sentarse en los despachos de los reaccionarios para negociar. Quién puede dudar en este mundo sobre quién decide qué, cómo, cuándo, dónde se produce, qué productos van a haber, qué recursos propiedad de los pueblos se van a extraer, ¿quiénes deciden? Eso lo deciden los grandes capitales, y ¿qué hacen nuestros presidentes, nuestros parlamentarios? Son meros mayordomos, son capataces de eso grandes capitales.

La política, entonces, se reduce a lo que decide Soros o Bill Gates. Esas grandes decisiones sobre la marcha del mundo luego las van ejecutando los distintos servidores que tienen. Entonces, después no se quejen de que la gente se cansa y salen a la calle, como salen en Perú y Colombia. ¡Hay que salir en Colombia con un sistema tan represivo!, y salen. ¡Hay que salir en Honduras o Guatemala. ¡Hay que salir a hacer marchas hacia los Estados Unidos desde Centroamérica, detrás de la panacea y la fantasía de que vamos a ir a ganar un peso allá! La gente está desesperada y eso da en cierta forma un clima de los años 68 y 69. Por un lado los gobiernos más autoritarios ya no necesitan dar golpes de estado, les alcanza con manejar el poder judicial y el palacio legislativo.

-Por un lado vemos la desesperación de la gente que busca un canal casi lindante con el anarquismo, expresiones de bronca sin partidos y sin instrumento político, pero bronca lógica al fin, y por otro lado, la extrema derecha que aparece no solo en Europa sino en América Latina. Allí está Manini Rios, en Argentina, Patricia Bullrich, Brasil tiene a Bolsonaro. Por ahí viene una disputa y creo que muchos y muchas jóvenes no están mirándose el ombligo. Valoro mucho que en medio de todo esto, tenga vigencia un discurso como el de Pablo Hasél, un compañero que viene lidiando con la canción, con el rap, contando verdades y dando propuestas de autodefensa o de solidaridad internacionalista, bajando línea anticapitalista con la canción, produciendo un fenómeno movilizatorio como el actual. No solo en Catalunya se habla de él como un símbolo. Tal vez la izquierda tradicional no lo ve, pero nosotros tenemos que poner el ojo en este tipo de cosas.

-Si creo que es hora de producir símbolos, símbolos de resistencia, después vendrá la acción ideológica y el sembrar semillas, revolucionarias. Pero los símbolos principales son la resistencia y la lucha, frente al autoritarismo, frente al poder represivo que tienen nuestros enemigos, nosotros no nos achicamos. Es decir, seguimos creyendo. Frente a la campaña ideológica del “quedate en casa para no contagiarte”, vamos a buscar formas de movilización que nos permitan rechazar esa cortina de humo que nos imponen desde el poder. La pandemia ha sido aprovechada ideológicamente por los más reaccionarios y la vamos a aprovechar nosotros también para movilizar. Cada vez que nos juntemos, respetemos el hecho del barbijo, el aire libre. Este 8 de marzo, las mujeres, el movimiento feminista, considero que debe salir a la calle, que no debe replegarse, sino que deben ganar las calles, organizadas, respetando reglas sanitarias, no por temores, sino para que la gente se sienta respetada en sus miedos, y poder vencerlos. Pero no por eso dejar de salir a la calle. 

-Gracias Tambero, un gustazo escucharte.

-Nos seguiremos viendo, siempre en la misma. 

Transcripción: Julia Mottura.

 

 

 

 

 

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domingo, 14 de febrero de 2021

jueves, 11 de febrero de 2021

Desobedientes


 

Por Jorge Zabalza
publicado en VOCES
11 febrero 2021

 

La mira ideológica apunta a salir de la crisis concentrando la propiedad del capital y aumentando su rentabilidad. Un propósito que sólo se puede financiar achicando la parte del producto que corresponde a masa salarial e inversión social. Es la ley y el orden del quehacer político en el capitalismo y define dos sendas: o se transita por una de ellas o se lo hace por la otra, no es posible caminar por el medio.
En ese marco, más que un amontonamiento informe de normas, la ley de urgente consideración (LUC) es una estratagema de guerra para expropiar más masa salarial a la fuerza de trabajo. Por supuesto, para disimular su perversa intención, la aderezan con el discurso de la libertad individual y la democracia representativa, aunque, en el fondo, están intentando desvirtuar el espíritu de rebeldía.


Saben muy bien que el malón provocará descontento y, por eso, previendo las protestas masivas, están acostumbrando la población a la presencia militar y policial en los espacios públicos (recordar que la “acción cívica” era recomendada por la Doctrina de la Seguridad Nacional en los ’50). La pandemia fue utilizada para paralizar la lucha de los pueblos con un shock de miedo, con señales que abren caminos al autoritarismo y les permite testear reacciones en el campo popular.


Ahora saben que los parlamentarios progresistas, que podían estar en la primera línea, enfrentando el malón reaccionario, optaron por el pragmatismo y la conciliación: rechazaron la ley en general, pero aprobaron casi el 50% de su articulado. Para su particular manera de ver el mundo, esos artículos habían perdido el carácter regresivo, concentrador y autoritario. El Mario Bergara redondeó la idea: van en la “dirección correcta” aunque hayan sido elaborados por la coalición multi reaccionaria.


¡Asombroso!
Rafael Michelini definió más claramente la concepción general: “No estoy hablando de los tres millones y medio de habitantes, ni siquiera de la mitad, pero con que en el Uruguay un 10% la pase muy mal los jóvenes van a salir y yo los prefiero juntando firmas. “(…)” Pasó en Chile, pasó en Colombia…Se juntan con el celular. Se juntan en un minuto. ¿Por qué no va a pasar en Uruguay?”. Michelini no percibe que más de ese 10% ya comen en las ollas populares, el conflicto social ya está instalado no le será fácil desalentar la indignación popular. Se han convertidos en bomberos que apagan llamas, pero dejan encendidas las brasas.


Con el progresismo atrapado en el trampero, los multi reaccionarios prosiguieron a paso redoblado su ofensiva contra el movimiento popular: aumentaron un 2% el IVA y las tarifas de los servicios públicos -un modo camuflado de recaudar más-, se pasó a medir por el índice medio de salarios el monto no imponible del IRPF, de costado preparan más privatizaciones en ANCAP y ANTEL y comenzaron a implementar la reforma de la seguridad social. La paralizante prudencia opositora está empedrando el camino hacia el infierno. No es posible defenderse del malón con buenos modales de liberales. Da bronca, mucha bronca.


Gabriel Molina (SUTEL) sintetizó el enojo predominante en 19 de los 50 sindicatos representados en la Mesa del PITCNT: “Me importa un carajo lo que el Frente hizo en el parlamento, porque el tema acá es mucho más profundo que la decisión que tomaron los legisladores nuestros”. Lo mismo sentían las bases de FUCVAM, FEUU y la Intersocial Feminista. Entonces, antes que la marea se hiciera tsunami, el progresismo atropelló la independencia política y finalmente la Intersocial y el Frente Amplio salieron unidos y adelante, juntando firmas contra 135 artículos. En un santiamén convirtieron más de dos tercios de la LUC en políticamente aceptables ¡milagro de milagros! “Por la forma en que se toma esta posición, pero también por el contenido que conlleva, dejó al descubierto que sobre los intereses de los trabajadores se ponen los intereses de un partido”, redondeó Lorena Lavecchia, presidenta del Sector Banca Pública de AEBU.


Estimulados por el enojo y la bronca decenas de luchadoras y luchadores sociales acudimos al llamado de las maestras en lucha contra toda la LUC. Ya somos cientos y pronto seremos miles. Son muchas las organizaciones sociales cuyas asambleas están decidiendo juntar firmas por las dos opciones: la total y la del tercio. Es un grito que dice ¡presente! “vamos a defendernos, ya lo hicimos cientos de veces, sabemos cómo hacerlo y no nos detendrán con transas moderadas”. Se proclama la voluntad de resistir a la manifiesta voluntad de la clase dominante: un acto político de doble desobediencia: a los que quieren implantar las bases jurídicas del terrorismo y a los que transan con ellos.


No es una lucha fácil: “Gracias al terror a la pandemia, plantear salir a la calle y reunirse forma parte del ideario de ser un irresponsable. Hasta esa batalla tenemos que dar con los compañeros: que van a trabajar, pero no van a militar. Que van apilados en los ómnibus, pero no pueden ir a la plaza a tocar el tambor un sábado” agregaba Lavecchia.


Sin embargo, es necesario darla: “No sólo porque implicará rebajas salariales, y más privatización y pérdida de soberanía. No sólo porque da el golpe de muerte a la educación, ya ninguneada sin el presupuesto necesario. El gatillo fácil, la reglamentación de piquetes sumado a las otras disposiciones de permitir la libre circulación, también es producto de 15 años de gobierno frenteamplista que sucumbió, -porque le convenía- a permitir ese discurso que, más temprano que tarde, nos llevaría a un gobierno “de mano dura”. Acá no hay inocentes, te diría”, finaliza Lavecchia la entrevista con “El Muerto”.


En el Oeste montevideano, tradición de lucha obrera y autonomía, se salió a pintar muros y rejuntar la militancia dispersa, a quebrar de hecho el “aislamiento social” respetando las medidas sanitarias. Se comienza a tender un cerco de pueblo embravecido para aislar a los dueños del Uruguay y derrotarlos, la misma estrategia que obligó la dictadura a retroceder.


Los dueños del Uruguay y su coalición multi reaccionaria comenzaron a trepar la cuesta hacia el autoritarismo… ¿culminarán nuevamente en terrorismo de Estado? ¡Alerta, compañeras y compañeros! las luchas que vendrán serán las más caborteras de la historia.


Jorge Zabalza



(recuadro): LOS MUROS EN LA LUCHA DE LOS PUEBLOS 

 

El ser humano ha pintado y grabado sobre los muros desde épocas prehistóricas, para transmitir conocimientos y también como expresión de sus demandas económicas, sociales y políticas. Desde el hombre de las cavernas y sus pinturas de animales, plantas y del entorno que lo rodeaba, pasando por los muros pintados en Roma con las demandas de esclavos y plebeyos, los muros de la Revolución Francesa de “pan y muerte al rey”, a los muros pintados en el transcurso de la Revolución Rusa con la consigna de “paz, pan y trabajo”.
Los muros fueron siempre escenario de comunicación en el espacio público, construyen identidad y a través de ellos nos apropiamos de nuestro territorio y de lo público, nos ayudan a tomar conciencia de nosotros mismos, a qué clase social pertenecemos, unifican demandas y aspiraciones populares y nos llaman a la lucha social y política.
Detrás de los medios de comunicación hay clases sociales que los poseen, por ello, frente a la propiedad hegemónica de los medios audiovisuales (televisión, radios y diarios), los medios de desinformación que maneja la oligarquía, los trabajadores y sectores populares pintamos muros como forma de contrarrestar su mensaje y también como expresión de empoderamiento por los oprimidos de una zona, de un barrio, de una ciudad.
Pintar un muro es comunicar una injusticia, una demanda, que nos identifica como clase y también con una etapa de nuestra militancia, de nuestra niñez y juventud, dónde solo teníamos “Nuestros Muros”.
Es también una acción colectiva por excelencia, en una pintada se suman voluntades, se decide la consigna en forma democrática, se charla, se intercambia información, nos contamos anécdotas de viejas y viejos luchadores, de pintadas históricas y nos reímos de todo un poco.
En la dictadura era una acción en la que compartíamos riesgos, recordemos al compañero Medina que lo mataron por estar pintando un muro. No debemos olvidemos jamás que nos disparaban y tiraban a matar.
Los militares tenían muy claro el valor de nuestros muros y también lo tiene claro la oligarquía, la derecha, no es casual que nos hayan vandalizado algunos muros que volvimos a pintar inmediatamente.
Ellos temen nuestros muros, temen al grito de guerra a las injusticias, al grito de libertad de expresión, al grito de rebeldía y al grito de que “¡no nos callarán!”. Ellos nos quieren mudos, sumisos y obedientes, que sigamos tragándonos su televisión, sus radios y sus diarios, por ello cada muro que pintamos es mucho más que una pintada, es un símbolo de RESISTENCIA ORGANIZADA.

Hugo Ramírez





Gente en Obra en radio Fenix entrevista a Lorena Lavecchia dirigente sindical de AEBU por el tema que vino discutiéndose en la interna:

1) ¿Cómo encara el movimiento social contra la Ley de urgente consideración? ¿Hay dos propuestas?

La oportunidad que plantea la LUC es que nos afecta a todos, eso es bien interesante de analizar. Yo creo que, si el movimiento social consigue organizarse mínimamente, el escenario del país podría variar. El problema de las organizaciones sindicales es que otra vez no se consultó a los trabajadores. La posición de las élites de la Convención, el PIT-CNT, y de otras, como FUCVAM decidieron ante sí, sin que la gente pudiera resolver. Entonces necesariamente, por la forma en que se toma esta posición, pero también por el contenido que conlleva, dejó al descubierto que sobre los intereses de los trabajadores se pone a un partido político.

Eso es grave porque muchas de las modificaciones de la LUC reafirman o continúan planteos originados durante los gobiernos frenteamplistas.

Por otro lado, la propia forma de la LUC, que a diferencia de otras leyes que no tienen plazo, incluso pueden ser planteadas en la siguiente legislatura, tiene un plazo de 100 días entre ambas cámaras y la Asamblea General. Con una prohibición constitucional de analizar dos leyes de urgente consideración a la vez, la clase política toda, aceptó introducir cambios sustanciales a todos aquellos ejes que hacen a la vida de un país, en 100 días, sin analizar en profundidad los cambios, violentando resoluciones soberanas tomadas en otras instancias plebiscitarias, y, al sólo pretender derogar 135 artículos acepta como constitucional una ley que claramente no lo es y acepta también este método antidemocrático.

2) ¿Qué es la LUC para los trabajadores uruguayos?

Para los trabajadores es nefasta desde varios puntos de vista. El primero es lo que nos afecta a todos: haber sido borrado de un plumazo nuestro derecho a participar de cambios estructurales de esa magnitud. No sólo por la imposibilidad de dar la discusión como corresponde. Porque gracias al terror a la pandemia, plantear salir a la calle y reunirse forma parte del ideario de ser un irresponsable. Hasta esa batalla tenemos que dar con los compañeros: que van a trabajar pero no van a militar. Que van apilados en los ómnibus pero no pueden ir a la plaza a tocar el tambor un sábado. No sólo porque implicará rebajas salariales, y más privatización y pérdida de soberanía. No sólo porque da el golpe de muerte a la educación, ya ninguneada sin el presupuesto necesario. El gatillo fácil, la reglamentación de piquetes sumado a las otras disposiciones de permitir la libre circulación, también es producto de 15 años de gobierno frenteamplista que sucumbió, -porque le convenía- a permitir ese discurso que, más temprano que tarde, nos llevaría a un gobierno “de mano dura”. Acá no hay inocentes, te diría.

Si a la LUC de la coalisión le sumamos la complicidad de un partido que ya sabemos no es oposición, pero muchos uruguayos aún conservan esa ilusión, -y ese partido todavía no asumió que, muchos, pero muchos votos, no son porque sea bueno sino porque lo consideran el menos malo-, y le sumamos el apoyo de la cúpula de organizaciones sociales, tenemos un claro enfrentamiento entre la clase política y sus aliados empresariales y burocracias, contra los trabajadores y la ciudadanía toda.

De hecho, parte de la tarea de estos cinco años parece ser mientras peor mejor y continuar amortiguando la lucha de los trabajadores. Algo inimaginable para muchos, pero reconozco en lo personal que no analicé que su objetivo iba a ser ganar nuevamente las elecciones nacionales en 4 años y para ello, la clase trabajadora debe continuar desmovilizada. De lo contrario, en 4 años, ¿cómo nos paran?

3) ¿La LUC hay que mejorarla o derogarla?

No se puede mejorar algo que en su esencia atenta contra toda una población y un territorio. Personalmente creo que la posición de organizaciones sociales como la FEUU, FUCVAM la Intersocial Feminista y el propio Pit-Cnt es absolutamente preocupante porque se vuelve cómplice de los contenidos, pero también acepta la forma que como ya vimos es profundamente inconstitucional y antidemocrática.

4) ¿Se propone firmar las dos propuestas?

Como Coordinación para el Cambio, la agrupación que integro, entendemos que no se pretenda profundizar en el debate sobre derogación parcial o derogación total. Pero lo cierto es que no hay prácticamente forma de fundamentar por la derogación total sin ser crítico de la parcial. Es un debate pendiente en el movimiento sindical (no con las cúpulas) sino entre la clase trabajadora. Entre los que elegimos representantes para ser representados y no para votar en contra de nuestros propios intereses.

Por otro lado, desde los organismos de dirección del sindicato bancario propusimos que los afiliados tuvieran ambas opciones. Porque la discusión y el intercambio fortalecen la organización. No es desde la censura ni desde el autoritarismo, sino desde el respeto a las resoluciones colectivas y la apuesta permanente a la participación. Máxime teniendo en cuenta que el voto de Aebu en el Pit-Cnt siempre fue contrario, tanto al mandato del organismo Consejo Central, como de una Asamblea de Banca Oficial con 400 trabajadores. Sin quórum, es cierto, abro paréntesis asamblea que supo ser boicoteada por la mayoría del Consejo Central y la hicimos a la intemperie, con ola de frío polar en plena pandemia, cierro paréntesis. pero el compromiso de ratificar lo resuelto por los trabajadores estuvo. Y fue por unanimidad. ¿Cómo el Secretario General cambió el voto sin más? Son las cosas que permite el aparato burocrático y que la gente esté desmovilizada.

Ahora, producto de enviar un volante agrupacional fundamentando nuestra posición de ir contra toda la LUC, se sancionó a todos los trabajadores afiliados de la banca oficial y del banco república en particular, porque dieron la orden de bajarnos los correos institucionales. Quedamos incomunicados. Todavía lo estamos. Entonces, utilizar métodos fascistas desde una dirección sindical es aberrante. Y, por lo tanto, el debate entre la derogación total o parcial no es una cuestión de distintas papeletas.

5) ¿Qué perspectivas hay dentro de la nueva normalidad?

La verdad es que la clase dominante ya tenía clarísimo que esto se venía. Incluso el propio Alfie lo planteó en una reunión. La diferencia es que con el Covid se adelantó. No podemos olvidarnos que ya las bases del neoliberalismo establecían la necesidad de mantener un ejército de desocupados para quebrantar el peso de los sindicatos. El gobierno apoya a los empresarios que echaron gente a rolete y luego los retomaron por la mitad del salario. A los que quedaron, directamente les rebajaron.

El Banco Central liberó encaje a los bancos, y ¿qué hicieron? La banca privada echó cientos de trabajadoras y la oficial se quedó con millones de dólares de la gente por reprogramarle los créditos. Plata que después le donaremos a UPM para ponerle el tren y contaminar nuestras aguas y nuestra tierra. La falta de información de calidad, la pésima educación pública, a pesar del compromiso docente, al igual que la pésima salud pública, la pobreza, la falta de alimentación, etc., nos deja en un panorama complicado, con la república bananera volviéndose realidad y la gente asustada en sus casas por una pandemia que, al final, les vino tan bien que uno desconfía. O como decía Charly, el que no es paranoico está desinformado (risas). Lo positivo es que somos muchos los que nos estamos encontrando y como te decía al principio, si conseguimos unirnos y organizarnos, la batalla contra toda la LUC habrá tenido sentido.





lunes, 1 de febrero de 2021

Raúl Sendic el tupamaro

por Jorge Zabalza
 






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