domingo, 18 de diciembre de 2011

Respuesta al Viejo Julio

17 diciembre de 2011
JULIO MARENALES | Integrante del Ejecutivo Nacional del MPP
“El impuesto a la concentración
de la tierra es una limosna”

El Frente Amplio es una herramienta pasajera para cumplir con una etapa "progresista" que "mejora" lo "malo" del sistema capitalista, pero a partir de ello y sin la herramienta de la coalición, se construirá una nueva "vía" para ir a "más". El razonamiento pertenece al histórico dirigente del Movimiento de Liberación Nacional - Tupamaros, Julio Marenales, que forma parte del Ejecutivo Nacional del Movimiento de Participación Popular (MPP), el sector que fundó el presidente José Mujica, mayoría en el conglomerado de grupos de izquierda.


 Por Martín Viggiano
 Polémico, romántico, pasional (¿marginal?), el ex guerrillero defiende sin tregua sus ideas y mantiene -a su estilo- las banderas del ‘60 que muchos compartieron pero que ahora pocos reivindican. En medio de una recepción diplomática en una coqueta residencia venezolana en Carrasco, Marenales dialogó con Ultimas Noticias. Whisky escocés en una mano, canapé en otra, el “obrero de toda la vida” (como se autodefine) aseguró que el impuesto a la concentración de la tierra es una “limosna”, pero advirtió a los empresarios del campo que “no se aflijan” porque su partido piensa “meterle una ley” para “limitar” la actividad.

-Hay mucha gente en la izquierda que habla de una “crisis” en la coalición. El vicepresidente Danilo Astori, por ejemplo, dijo en una entrevista con Ultimas Noticias que hay quienes en el Frente Amplio deberían tener claro los valores superiores como libertad, justicia y democracia. ¿Usted qué piensa?

-Está equivocado (Piensa). Este es un proyecto progresista, el Frente Amplio es una fuerza policlasista, que tiene a trabajadores y patrones, quienes son diferentes. Desde el punto de vista político tenemos que revisar eso, ¿por qué? Yo lo dije el otro día en un comité de base: Yo soy frenteamplista, ¿saben por qué? Porque el que come de la basura o no come, nosotros, los que intentamos cambiar la sociedad, no tenemos fuerza suficiente para corregir eso. Y a esa persona no le interesa la política, la democracia… no le interesa nada. Quiere comer. Entonces, como una fuerza progresista policlasista estamos avanzando y mejorando. Tenemos la posibilidad de seguirlo mejorando, porque el progresismo quiere mejorar el sistema y no cambiarlo. Yo lo digo públicamente y si alguien discrepa que me lo diga: el progresismo quiere mejorar lo más negativo del sistema capitalista. Estoy de acuerdo. ¿Hay que hacerlo? Bárbaro. Pero cuando lo logramos, ¿qué se debe hacer? Y ahí entra el trabajo político e ideológico que yo quiero desarrollar. O sea, soy interesado frenteamplista. Es más: el Frente Amplio entra dentro de nuestra estrategia, pero es la herramienta para esta etapa. Yo lo veo así. Ahora: yo quiero más…

-Y ese “más”, ¿qué implica, cambiar la herramienta Frente Amplio o qué?


-El “más” no me interesa cuál es. Yo estoy haciendo todo un cuestionario con interrogantes para presentar en talleres en febrero. La conclusión de una parte dice que estamos construyendo socialismo, pero no es socialismo, lo actual es una vía de transición hacia un objetivo. Entonces, en la construcción de esa vía, ¿cómo podemos construirla desde ahora en esa sociedad? Los que leemos historia sabemos que esa burguesía que domina al mundo ahora se gestó en los pequeñísimos grupos de la Edad media. Entonces nosotros, con una visión análoga de esta sociedad, ¿qué es lo que podemos ir construyendo diferente? Porque si queremos ser una vía para cambiar la sociedad, si todo lo que hacemos es con la escala de valores del presente, no generamos ningún cambio. Yo no tengo la solución, pero sí la inquietud, y por eso lo planteo. ¿Qué tenemos que hacer para ir construyéndola? Esa vía, ¿qué fundamento económico tiene?, ¿se puede hacer bajo la base de la concentración de la tierra o hay que ir creando otras cosas? Yo no tengo contestación, porque no la tiene nadie, y porque esa vía no se ha construido.

-No entiendo. Usted dice que para ese “más” del socialismo, ¿el Frente Amplio no es la herramienta?


-No, es para la etapa progresista, pero no para superarla.

-Entonces, ¿cómo es esa herramienta?

-Bueno, justamente, hay que meter cabeza. El problema de la vía hacia una nueva sociedad no está resuelto en ninguna parte del mundo. En Cuba están haciendo un experimento, ¡es un experimento! Y los venezolanos son otro experimento.

-Y en el MPP, ¿le siguen la cabeza?

-Ahí está el problema… abajo sí, pero arriba todavía no.

-Le pregunté sobre el encare de la política económica y sobre si considera que hay una disputa.

-Nosotros, en realidad, no tenemos un planteo alternativo. Así que tenemos que respetarla. Ahora, en donde sí he tenido críticas es en la inversión extranjera. Ahí sí. No sé lo que hay que hacer, pero así no debe seguir…

-El gobierno dice que es buena...

-Eso pasa porque en este país, con la seguridad de que van a cobrar, no tienen mucho dónde invertir, no me jodan, ¿a dónde se van a ir? ¿África? No, no tienen. Entonces vamos a aprovechar. Queremos que las cosas sean de otra manera.

-¿Qué se debe hacer con la tierra?


-Es un problema gravísimo. Hay una cosa que les dije a los compañeros: yo me voy a embarullar si avanzado este período no le dimos tierra a (Andrés) Berterreche (director de Colonización). Si no lo hacemos, ¿a quién tenemos que echarle la culpa?

-¿Comparte el proyecto del gobierno para gravar la concentración de la tierra?

-El impuesto a la concentración de la tierra es una limosna. Dicen que no va a contribuir a desconcentrar la tierra…

-Porque el que tiene para mantener un campo grande puede pagar el impuesto…

- Que no se aflija el campo, porque le metemos una ley limitándolo. Este es un problema y yo no veo preocupación por la discusión de estos temas.

Sin candidato del MPP a interna

-Hay mucha fantasía sobre su figura y la función que cumple en el MPP, ¿en qué temas trabaja?

-En la herramienta, en el MPP, que está débil y le falta ideología. La mayoría de los votantes del MPP no tienen ni idea de que somos socialistas, que somos el socialismo.

-¿Y por qué considera que están flojas esas ideas?

-Entre otras cosas porque hubo mucho tiempo en cuestiones electorales. Creo que vamos a tener que cortar con eso de pasar casi dos años de elecciones, con la interna y esto, que lo otro… que nos quita tiempo para hacer otras cosas. Aunque en las elecciones también tenés que jugártela, porque si no, quedás ahí, en banda.

-¿Considera que el MPP debe llevar un candidato a las elecciones internas del Frente Amplio?

-Que no sea nuestro. Yo no estoy de acuerdo en meter ningún compañero ahí.

-¿Por qué?

-Porque lo perdés, es como el presidente (José Mujica) y no tenemos tantos compañeros preparados como para andar perdiendo a uno siendo candidato en la interna. No, no, yo soy partidario de apoyar un candidato pero que no sea del MPP.




Respuesta al viejo Julio
Contradicciones existenciales del marenalismo

La “tesis Marenales” es avanzar en democracia con un frente progresista y policlasista para mejorar lo más negativo del capitalismo, proceso que permitiría acumular fuerzas en conciencia y organización hasta estar en condiciones de pasar a una etapa superior, la de la “vía” para cambiar la sociedad.


Esa tesis está siendo contrastada con la práctica desde que el progresista Vázquez asumió la presidencia de la república. A casi siete años de “mejora del capitalismo”, Marenales debería estar en condiciones de exhibir algún logro que permita avizorar, por lo menos, el pasaje a “otra etapa”. Por el contrario, mientras el progresismo se ha consolidado como primera fuerza electoral y electoralista, el MPP se transformó, de la mano de Marenales, Lucía, Bonomi y Agazzi, en un bruto pedazo de “gigante estúpido”,como lo ha definido el propio Marenales.


“Mujica trae los votos y con ellos formo los militantes revolucionarios ”, decía Marenales, pero el balance indica que en la misma medida que las ideas liberales llevaron de las riendas al progresismo, éste tironeó del cabresto al MPP (y al PCU) reduciéndolos a una política de lo “menos malo”, un camino de retroceso sin fin.


Mientras tanto Marenales goza de un espacio para presentar interrogantes cada año o cada semestre, en los congresos del MPP, en los comités de base y ahora en los talleres de febrero... interrogantes para los que no tiene soluciones. Parece más bien un proceso de des-acumulación de fuerzas... ¡todo lo contrario del propósito de Marenales!


Durante el período 2005/2011, en el camino de “limar las aristas más feas del neoliberalismo”, se instaló en Uruguay el capital extranjero. El paradigma fue el “modelo sojero”, un proyecto internacional que transforma al Uruguay en país productivo de materias primas para el desarrollo de los centros industriales. Al mismo tiempo, se instala el proyecto forestal-celulósico que tampoco es un proyecto propio para el desarrollo de un capital nacional; la propiedad privada entra a saco en las empresas públicas, se amplía y profundiza la brecha social y la enorme mayoría de los asalariados se transformó en “diez mil pesistas” que pueden comprar motos y comer un poco mejor, pero trabajan en negro y sus salarios se fijan por afuera de lo laudado en los consejos de salarios. Probablemente Marenales sienta que se avanza hacia algún otro lado, pero a uno, de cabeza dura nomás, se le ocurre que, como los dos gobiernos progresistas han facilitado y estimulado la instalación del capital extranjero, salvaje y depredador, se está empujando al pueblo asalariado hacia un desbarranque por el estilo de los de Grecia y España.


Marenales sostiene que apoya ese nefasto proyecto de “Uruguay productivo para el capital extranjero” porque no conoce nada alternativo para oponerse al discurso cotidiano de Astori, Lorenzo, Bergara y Yerú Pardiñas.


No hay tanto misterio, Marenales ¿qué tal si discutimos públicamente cómo luchar por el programa de Raúl Sendic?, aquel que apoyó el MLN con entusiasmo en el Acto del Franzini en 1987. Que en lugar de los “impuestitos a la concentración, que propuso el MPP (en cuya dirección está Marenales), Sendic proponía expropiar el latifundio sin indemnizaciones pasando la propiedad excesiva al control del Estado. Claro que, en lugar de ensañarse con Ney Thedy, la gente de Marenales que está en el Instituto de Colonización, tendría que pelear en serio contra los grandes propietarios de la tierra... En lugar de un presupuesto nacional cuya ley primera es pagar los servicios de la Deuda, Sendic proponía lisa y llanamente una auditoría para NO PAGAR, porque consideraba que esa deuda obedecía a necesidades de los prestamistas y bastante nos había robado ya. En lugar de financiar un presupuesto militar de un millón de dólares diarios para la compra de armas viejas para nuevos usos y para aumentar los sueldos de militares y policías, Sendic proponía recolonizar el campo abriendo oportunidades de trabajo a quienes pueblan los barrios periféricos de Montevideo y las ciudades del interior.


Tu propuesta de “avanzar en democracia para mejorar el capitalismo” no es muy novedosa, Marenales. Tomó estado público en 1955, cuando la aprobó el Congreso del PCU. Claro que, como Rodney Arismendi no ignoraba el despeñadero al que podía conducir el camino parlamentario y electoral, puso énfasis que “la clase trabajadora debía hegemonizar ideológicamente ese frente progresista y policlasista”, o sea, todo lo contrario de lo que ocurre hoy día, donde el 76% de los frenteamplistas, piden que regrese Tabaré Vázquez consintiéndole su actitud pro-imperialista de pedir ayuda a George Bush . ¿qué se puede esperar?.


Tal vez todavía es tiempo de discutir seria y públicamente la alternativa “volver a Raúl Sendic”, pues su propuesta va en sentido de “un país para los que trabajan” y confronta con las ideas socialdemócratas de los que gobiernan el Frente Amplio y el país (incluyendo a TU presidente y TU ministro de defensa). Tal vez esta sea el medicamento idóneo para que el MPP logre salir de su bobera.


Dicho sea al pasar: cuando la prensa de derecha te da tribuna, aunque no forman parte de tu discurso habitual, sería bueno que recordaras a los “cinco fusilados de Soca”, a Julio Castro y a todas las víctimas del terrorismo de Estado. También podrías haber dado tu opinión sobre la maniobra del comandante en jefe Pedro Aguerre (hijo)... ¿le crees o no? ¿piensas que es una “operación mentira” más o que es un gran primer paso como dijo Mujica?

Jorge Zabalza


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jueves, 15 de diciembre de 2011

Héctor Abad y las mujeres bravías



Agrego de mi cosecha:  Abad olvida que las mujeres bravas piensan. No utiliza el término “pensar” para nada, ni como sustantivo ni como adjetivo. Parece que lo bravío proviene solamente del carácter y de la voluntad.  Sin embargo ello no es así.
 Como están obligadas a luchar por emanciparse del dominio patriarcal, las mujeres con carácter bravía y voluntad rebelde, piensan con un sentido crítico más agudo que el de los burros machistas, quienes desde llevan milenios gozando del privilegio de ser amos y señores y, por lo tanto, no les interesa pensar críticamente las relaciones patriarcales que existen en beneficio suyo.  Esas mujeres pensantes, sí que son bravías!
Son las que revolucionan la sociedad patriarcal (relaciones de dominación anteriores a las burguesas) y logran que los burros machistas cobren conciencia del sometimiento y la explotación a que las sometieron desde siempre  y, en consecuencia,  empiecen a pensar! A lo que no estamos acostumbrados los patriarcas es a aceptar que nos contradigan  con razones y a que se debe fundamentar muy bien para discutirles.
A mi modo de ver la lucha por igualar mujeres y hombres es la misma lucha por la emancipación social. Las revoluciones que conquistaron el poder político y económico en el siglo XX,  no  cambiaron nada en las relaciones patriarcales y, por consiguiente, su democracia, por muy proletaria que se dijera, contenía el  principio antidemocrático del patriarcalismo.  Sin revolución social no habrá igualdad entre los géneros, pero sin una sociedad de mujeres “bravías” y hombres “bravíos”, iguales entre sí, la revolución social es una farsa. En definitiva, las más difíciles son las que conquistaron la igualdad por su propia acción liberadora y no están dispuestas a someterse a nadie... menos aún en el pensamiento crítico.
Abrazos fraternos
Tambero (por el Colectivo del blog  Noticias Uruguayas)


(Para quien no lo sepa, Héctor Abad nació en Colombia en 1958 y se recibió en Literatura moderna en Italia. Regresa a Colombia en 1987 cuando un grupo paramilitar asesina a su padre (médico defensor de derechos humanos y fundador de la que ahora es la facultad de medicina), pero vuelve a Italia por amenazas recibidas. Regresa en 1993, aproximadamente, y en la actualidad reside en Bogotá).
"ELOGIO A LA MUJER BRAVA"
Por Héctor Abad

Estas nuevas mujeres, si uno logra amarrar y poner bajo control al burro machista que llevamos dentro, son las mejores parejas.
A los hombres machistas, que somos como el 96 por ciento de la población masculina, nos molestan las mujeres de carácter áspero, duro, decidido. Tenemos palabras denigrantes para designarlas: arpías, brujas, viejas, traumadas, solteronas, amargadas, marimachas, etc. En realidad, les tenemos miedo y no vemos la hora de hacerles pagar muy caro su desafío al poder masculino que hasta hace poco habíamos detentado sin cuestionamientos. A esos machistas incorregibles que somos, machistas ancestrales por cultura y por herencia, nos molestan instintivamente esas fieras que en vez de someterse a nuestra voluntad, atacan y se defienden.
La hembra con la que soñamos, un sueño moldeado por siglos de prepotencia y por genes de bestias (todavía infrahumanos), consiste en una pareja joven y mansa, dulce y sumisa, siempre con una sonrisa de condescendencia en la boca. Una mujer bonita que no discuta, que sea simpática y diga frases amables, que jamás reclame, que abra la boca solamente para ser correcta, elogiar nuestros actos y celebrarnos bobadas. Que use las manos para la caricia, para tener la casa impecable, hacer buenos platos, servir bien los tragos y acomodar las flores en floreros. Este ideal, que las revistas de moda nos confirman, puede identificarse con una especie de modelito de las que salen por televisión, al final de los noticieros, siempre a un milímetro de quedar en bola, con curvas increíbles (te mandan besos y abrazos, aunque no te conozcan), siempre a tu entera disposición, en apariencia como si nos dijeran “no más usted me avisa y yo le abro las piernas”, siempre como dispuestas a un vertiginoso desahogo de líquidos seminales, entre gritos ridículos del hombre (no de ellas, que requieren más tiempo y se quedan a medias).
A los machistas jóvenes y viejos nos ponen en jaque estas nuevas mujeres, las mujeres de verdad, las que no se someten y protestan y por eso seguimos soñando, más bien, con jovencitas perfectas que lo den fácil y no pongan problema. Porque estas mujeres nuevas exigen, piden, dan, se meten, regañan, contradicen, hablan y sólo se desnudan si les da la gana. Estas mujeres nuevas no se dejan dar órdenes, ni podemos dejarlas plantadas, o tiradas, o arrinconadas, en silencio y de ser posible en roles subordinados y en puestos subalternos. Las mujeres nuevas estudian más, saben más, tienen más disciplina, más iniciativa y quizá por eso mismo les queda más difícil conseguir pareja, pues todos los machistas les tememos.
Pero estas nuevas mujeres, si uno logra amarrar y poner bajo control al burro machista que llevamos dentro, son las mejores parejas. Ni siquiera tenemos que mantenerlas, pues ellas no lo permitirían porque saben que ese fue siempre el origen de nuestro dominio. Ellas ya no se dejan mantener, que es otra manera de comprarlas, porque saben que ahí -y en la fuerza bruta- ha radicado el poder de nosotros los machos durante milenios. Si las llegamos a conocer, si logramos soportar que nos corrijan, que nos refuten las ideas, nos señalen los errores que no queremos ver y nos desinflen la vanidad a punta de alfileres, nos daremos cuenta de que esa nueva paridad es agradable, porque vuelve posible una relación entre iguales, en la que nadie manda ni es mandado. Como trabajan tanto como nosotros (o más) entonces ellas también se declaran hartas por la noche y de mal humor, y lo más grave, sin ganas de cocinar. Al principio nos dará rabia, ya no las veremos tan buenas y abnegadas como nuestras santas madres, pero son mejores, precisamente porque son menos santas (las santas santifican) y tienen todo el derecho de no serlo.
Envejecen, como nosotros, y ya no tienen piel ni senos de veinteañeras (mirémonos el pecho también nosotros y los pies, las mejillas, los poquísimos pelos), las hormonas les dan ciclos de euforia y mal genio, pero son sabias para vivir y para amar y si alguna vez en la vida se necesita un consejo sensato (se necesita siempre, a diario), o una estrategia útil en el trabajo, o una maniobra acertada para ser más felices, ellas te lo darán, no las peladitas de piel y tetas perfectas, aunque estas sean la delicia con la que soñamos, un sueño que cuando se realiza ya ni sabemos qué hacer con todo eso.
Los varones machistas, somos animalitos todavía y es inútil pedir que dejemos de mirar a las muchachitas perfectas.. Los ojos se nos van tras ellas, tras las curvas, porque llevamos por dentro un programa tozudo que hacia allá nos impulsa, como autómatas. Pero si logramos usar también esa herencia reciente, el córtex cerebral, si somos más sensatos y racionales, si nos volvemos más humanos y menos primitivos, nos daremos cuenta de que esas mujeres nuevas, esas mujeres bravas que exigen, trabajan, producen, joden y protestan, son las más desafiantes y por eso mismo las más estimulantes, las más entretenidas, las únicas con quienes se puede establecer una relación duradera, porque está basada en algo más que en abracitos y besos, o en coitos precipitados seguidos de tristeza. Esas mujeres nos dan ideas, amistad, pasiones y curiosidad por lo que vale la pena, sed de vida larga y de conocimiento.
¡Vamos hombres, por esas mujeres bravas!
Oro por que mis 2 hijas sean de éste maravilloso grupo y encuentren hombres que sepan apreciar a esta clase de nuevas mujeres !!!
No aceptes lo habitual como cosa natural.
Porque en tiempos de desorden,
de confusión organizada,
de humanidad deshumanizada,
nada debe parecer natural.
Nada debe parecer imposible de cambiar.

Bertolt Brecht

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Otra operación mentira


 

Al quedar probado que el maestro Julio Castro fue fría y alevosamente asesinado por uno o varios oficiales del ejército, la imagen de las fuerzas armadas quedó hecha un enchastre por enésima vez en los últimos cuarenta años. Es tan hondo el desprestigio, que el presidente Mujica debió reclamar rápidamente un pronunciamiento público de los altos mandos. De inmediato y buscando salir del paso lo más airosamente posible, los generales se declararon en estado de sesión permanente. . De puro suspicaz, uno se  atreve a sospechar que este zafarrancho de combate “limpieza de imagen” puede ser obra de la febril imaginación del ministro de defensa,  experto asesor en materia de preservación del prestigio y el honor de los militares.

Aunque no pidieran perdón a la sociedad, cosa que debieran haber hecho hace rato, parecía imprescindible una respuesta sincera que atenuara la indignación despertada por el descubrimiento del equipo de antropólogos. Al menos el reconocimiento de haber manejado el país a su antojo, como si fuera un gran cuartel, durante más de una década. Podían haber reconocido que  clasificaron en categorías a los uruguayos y las uruguayas para vigilarlos y verduguearlos mejor; que censuraron la prensa, el cine, el cancionero popular y hasta las misas; que quemaron libros y recortaron cabelleras, barbas y bigotes; que se robaron el presupuesto de la aviación civil y de metereología;  que sus razzias policiales llenaban una cuota de detenidos todas las noches; que prohibieron minifaldas y persiguieron la homosexualidad salvo en la Escuela Militar; y que, además de todo, falsificaron la historia nacional que enseñaron en las escuelas y los liceos. La concepción fascista que animó estas maldades no pertención exclusivamente a los Comandantes en Jefe, pero ellos fueron los principales ejecutores de la represión generalizada que lastimó severamente a todo un pueblo. El general Aguerre (hijo perdió la oportunidad de cambiar la historia.  

Se podía aspirar a que Pedro Aguerre (hijo) reconocería que el ejército torturó masiva y sistemáticamente decenas de miles de uruguayos y uruguayas, que los sometió a plantón y capucha, picana y submarino, golpes, colgada y  caballete, vejámenes varios y violaciones al por mayor. Que arrepentido de tanta inhumanidad, repudiaría el haber aplicado tan concienzudamente la metodología aprendida en la Escuela de las Américas, esa que EEUU continúa empleando y enseñando contra los pueblos del mundo. Imposible esconder el sadismo, la crueldad y la morbosidad de los uniformados tras la fachada de los Bordaberry, Aparicio Méndez, Juan Carlos Blanco y la caterva de reaccionarios que se integró a la dictadura. Hay una indiscutible responsabilidad del ejército como institución.

Se podía creer que Huidobro, inspirado, había convencido a Pedro Aguerre (hijo) para que  confesara públicamente  que el ejército es responsable de los asesinatos que cometió desde 1972 en adelante, los de Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez Ruiz, William Whiletow y Rosario Barredo; de Luis Carlos Batalla en Treinta Tres; de Nelson Berreta, Blanca Castagnetto, Juan Diógenes Álvares,  Carlos Rodríguez Ducós, Aurelio Fernández, Eduardo Ariosa, Héctor Clavijo Quirque y Gustavo Couchet;  de Roberto Luzardo, Leonel Martínez Platero, Marcos Suárez Píriz, Bernardo Blanco, José Pérez Lutz;  de Daniel Banfi, Mario Camuirano, Luis Latrónica, Guillermo Jabif, Carlos Hernández Machado, Helios Serra, Eduardo Del Fabro, Julio Rodríguez Molinari y Luis Camacho en Buenos Aires; de Domingo Irazábal y Julio Larrañaga en 1974; de Celso Fernández,  Maria Karaian y Raúl Melogno en mayo de 1975; de Walter Medina;  de los “mártires de la 20”: Luis Alberto Mendiola, Elman Fernández, Raúl Gancio, Ricardo González, Justo Sena, Ruben López, José Abreu y Héctor Cervelli;  a los “cinco de Soca”: Graciela Estefanell, Daniel Brum, Floreal García, Maria Corbo y Mirta Hernández; de las “muchachas de abril”: Silvia Reyes, Laura Raggio y Diana Maidanik.  

Uno anhelaba que Huidobro hubiera convencido al comandante para que asumiera la responsabilidad por los asesinatos de Gerardo Alter y Walter Arteche, Leonardo de los Santos, Hugo Dermit, Juan Fachinelli, Pedro Lerena, Edison Marín, Eduardo Mondello y Walter Sanzó, que murieron cuando eran torturados por oficiales de ese ejército que se reivindica hipócritamente continuador del artiguista. Y, además, por los de José Artigas, Roberto Barbeito, José Campal, María Bonilla, Hugo Castro, Raquel Culnev de Mallarino, Jorge Dabo, Rodolfo Fernández Cúneo, Marcelino García, Miguel Goitiño, Jorge Leivas, Victorio Méndez, José Nieto, Ariel Ozer Ami, Mirtho Perdomo, Juan Pino Garín, Horacio Ramos, Yamandú Rodríguez Olariaga, Rodolfo Rolando, Edgar Sosa, Ángel Yoldi, Manuel Toledo y Adolfo Wasen, víctimas de homicidio por omisión de asistencia, mala praxis médica o, lisa y llanamente, homicidio con premeditación y alevosía cometidos en el Penal de Libertad y en el Hospital Militar.

¡Una lista impresionante de asesinados!

No se puede responsabilizar al ejército uruguayo por los homicidios de Rutilio Bentacur y Hugo Cacciavillani  (fueron los argentinos), los de Carlos Modernell y Antonio Vulcano (a manos de los colombianos) y los de Arazatí López López y Daniel Ferreira que corrieron por cuenta de los chilenos... pero no ahy dudas de que el ejército  es responsable de su participación activa y de su complicidad en las operaciones del Plan Cóndor, acciones decididas y orquestadas por las fuerzas armadas del Cono Sur, una campaña sistemática de secuestros de niños, vuelos de la muerte, desapariciones forzosas y asesinatos que contabilizó unos trescientos crímenes de lesa humanidad  cometidos por miembros del ejército uruguayo en complicidad  con los  chilenos, argentinos y paraguayos. Era de suponer que Aguerre (hijo), inspirado por el ministro, saldría a la prensa para hacerse cargo de tanta ignominia y reconocer la culpabilidad del ejército en esos crímenes con mucha vergüenza.

Eleuterio Fernández Huidobro fue de los primeros en organizar y convocar a la lucha guerrillera en el Uruguay. Es un hecho histórico  innegable. Por eso, Huidobro no puede eludir las responsabilidades éticas y morales que surgen de estar entre los que iniciaron un proceso donde perdieron la vida cientos de compañeras y compañeros. Uno podía pensar que Huidobro estuviera abrumado por toda esta sangre compañera derramada y que, además, aprovechandp sus bien trabajadas y trabajosas “relaciones íntimas” con la oficialidad, lograría hacer que el mensaje del ejército marcara un camino de verdad y justicia. Se podía esperar un mínimo de dignidad por parte de los protagonistas.

 “El Ejército Nacional no aceptará, tolerará ni encubrirá a homicidas o delincuentes en sus filas. Hoy estamos hablando de delitos, y esa es una línea que este comandante y su Ejército no traspasarán”, afirmó Aguerre (hijo) a la prensa y, por su intermedio, al soberano.

Si Aguerre (hijo) no quiere proteger ni encubrir delicuentes, tiene en sus manos los recursos necesarios para descubrir la verdad y denunciar los culpables en la justicia penal. Basta con revisar los archivos del ejército, identificar las unidades militares que actuaron en cada caso y pedir el procesamiento de los jefes de cada una de ellas, responsables jerárquicos de los crímenes cometidos por el personal bajo sus órdenes. Es muy sencillo, no tiene nada de misterioso. Con un poco de compromiso,  Aguerre (hijo), Huidobro y Mujica pueden abrir una brecha rumbo a la verdad y la justicia. Si no se investiga y descubre quienes fueron los mandos responsables, es porque, pese a los dichos en la prensa, la voluntad política es proteger y encubrir los criminales.

Desde la década del ’70, las fuerzas armadas vienen mintiendo descarada y públicamente para sostener la impunidad de los criímenes  de lesa humanidad. No tuvieron empacho en negar la tortura y las desapariciones forzosas con hipócritas e increíbles justificaciones. No sólo tergiversaron la información que daban al pueblo uruguayo, sino también a Venezuela cuando el secuestro de Elena Quinteros y a la mismísma comisión de DDHH de las Naciones Unidas.

Cuando la movilización popular amenazó con llevar a Gavazzo a la justicia en 1986, el general Medina sacó un comunicado minimizando y desvirtuando los crímenes del terrorismo de Estado como una “pérdida de puntos de referencia”. Culpando de los crímenes a una banda de delirantes y a la responsabilidad individual de unos pocos malvados, se  pretendió tapar con diarios la responsabilidad de la “Institución Armada”. De ese clima nació la ley de Caducidad.

Estos mismos generales al mando de Huidobro y de Aguerre (hijo) son los que mintieron a la Comisión para la Paz, mintieron a Madres y Familiares y corrieron a solidarizarse con el general Dalmao cuando fue procesado por el asesinato de Nibya Sabalsagaray. ¿Cómo creerles que no protegen ni encubren los crímenes cometidos por oficiales del ejército al que pertenecen?  

Ahora, cuando a confirmación de la infamia volvió a dejar el “prestigio” de las fuerzas armadas por debajo del nivel del mar, el ministerio y los mandos lanzan otra “operación mentira” para engañar y manipular a las organizaciones populares y a la opinión pública. “Este es un primer paso” dijo el presidente Mujica y repiten a coro muchos  personajes de la política y los medios de comunicaición. ¡No señores! Es otro paso más de una larga cadena de operaciones mentiras cuyo propósito es crear el clima subjetivo que necesita la impunidad, hacer digerir un sapo intragable, abrazarse con las culebras más peligrosas de estas tierras.

Luchamos por la memoria y, paradójicamente, padecemos de amnesia en el cortísimo plazo. Luchamos por la verdad y, sin embargo, creemos mentiras insostenibles. La ingenua credulidad abre paso a la impunidad.

Abrazos 
Tambero