jueves, 25 de noviembre de 2010

Noticia de fin de año

El 22 de diciembre de 1966 murió Carlos Flores, el primer combatiente tupamaro que dió la vida por la revolución. Es posible que las fechas pierdan su significado emotivo, pero los muchos que pasaron por Punta Carretas y Libertad, recordabámos a tod@s l@s caíd@s con un homenaje muy sencillo: los 22 de diciembre no se hacía gimnasia, nadie se quitaba el mameluco gris, se “trillaba” en silencio alrededor del patio de recreo. Para algunos de nosotros este sencillo acto tuvo un alto valor subjetivo, pues nos ayudó a sostener la dignidad frente al enemigo.
Sea como fuere, esa es la razón por la que hemos elegido el 22 de diciembre del 2010  para presentar, a las 19:30 horas, el ensayo “Raúl Sendic, el tupamaro. Su pensamiento revolucionario”.  Se trata, en primera instancia, de un homenaje a todas y todos: los que fueron desaparecidos forzosamente, asesinados por las fuerzas represivas, murieron en prisión o cayeron combatiendo, pero también a quien, con su increíble decisión de pasar a la clandestinidad, nos convocó a revolucionar nuestras vidas personales y apretó el botón de inicio que modificó el proceso tal cual se venía desarrollando.
Con toda seguridad la presentación de libro editado por “Letra eñe" se realizará en la Asociación Cristiana de Jóvenes, con la participación de José Antonio Rocca, Nicolás Estévez y el autor, Jorge Zabalza. José Diaz enviará desde España un mensaje de reconocimiento a quien fuera su amigo y compañero de siempre. Es posible que Daniel Viglietti, de permitirlo sus compromisos artísticos de todos los fines de año, nos acompañe en la Mesa con una intervención.
Así están las cosas, por ahora. Queríamos poner la información anticipadamente en manos de ustedes.
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martes, 23 de noviembre de 2010

ENTREVISTA PUBLICADA EN EL SEMANARIO “EL SERRANO” (CIUDAD DE MINAS)

Jorge Zabalza Waskman: “descubrí sensibilidades que ignoraba; mi cabeza está centrada en la maravilla del amor”.
¿Cuánto mide Jorge Zabalza?

Alrededor de un metro noventa era una altura excepcional para el básquetbol a fines de los años ’50 en el Uruguay.
Durante esta entrevista pude calibrar otra estatura de Jorge Zabalza Waskman.
SERR: hace pocos días tuve en mis manos un ejemplar del diario La Unión, de 1963, en el que leí que Unión le había ganado a Salus y que el mejor jugador de la cancha había sido Jorge Zabalza con 14 tantos
J Z: ¡pa’! 14 tantos…
SERR: ¿te destapaste esa noche?…
J Z: parece que sí (se ríe). Contra Salus además;  la gente de mi querido “Bucéfalo” Varela.
SERR: ¿Te acordás cómo formaba Unión en aquellos años?
J Z: Alejo Giorello, Tomás Genta y yo, Walter Halegua y Carlos “pelao” Huerta. Después entraba el “oveja”  (Eduardo) Falco, Leonel “bonito” Barboza, el “peca” Olmedo, la “chancha” Hebert Aycaguer.  En el año ’61 cuando me fui a estudiar a Montevideo, jugué en Defensores de Maroñas, con tanta mala suerte que ascendimos a primera
SERR: no entiendo lo de la mala suerte
J Z: tenía que dedicarme a entrenar en serio para jugar en primera, y yo ya estaba para otra cosa. Ya militaba a nivel estudiantil en la Facultad de Derecho. Me detuvieron un par de veces también. Cuando podía, viajaba de noche a jugar en Unión, hasta que pasé a la clandestinidad.

Fútbol, reparto de listas y conciencia social:
SERR: en conversaciones que yo he tenido con bastante gente, todo el mundo, sin distinción, me habla muy bien de Ricardo. Todos me hacen una gran diferencia contigo, como que vos eras más temperamental, más pendenciero, si me permitís. ¿Era tan así eso?
J Z: sin embargo a él le decían “el gallo de lata” porque se enojaba fácilmente. Pero es cierto que Ricardo era mucho más simpático que yo. Siempre tenía una sonrisa a flor de labios, fue muy solidario, hizo gran cantidad de amistades. Hoy estuvimos conversando con “Zelmarito” (Zelmar Riccetto Hijo),  con Ruben “Adela” Vázquez, amigo desde la escuela de Ricardo, y uno se da cuenta que nosotros nos criamos en el centro, siendo una de las familias más pudientes de Minas, pero teníamos un instinto hacia lo popular. Era como que no empatábamos con el ambiente del centro. Yo en mi época me iba a la cancha de Ancap, o a la cancha de bomberos. Ricardo en su época, era de ir a la cancha de Zamora, o de Central, al Barrio Olímpico, a la plaza de deportes. Eso fue algo instintivo, y en Ricardo mucho más creo yo, porque jugaba muy bien al fútbol. Eso, en las ciudades del interior sobre  todo, rompe las distancias, iguala las clases sociales. Convivíamos con los problemas de trabajo, despido, desempleo, de nuestros compañeros de fútbol, básquetbol, escuela, liceo.
SERR: ¿Tu padre, o tu madre, no marcaron también esa impronta de sensibilidad en ustedes?
J Z: es distinto. Claro que recibimos la mejor educación que había en esos tiempos, pero el contacto con los problemas de los más humildes te crea un fondo popular que, inconcientemente quizá, te prepara para lo que después nos pasó a los dos. Es decir, vas a Montevideo a estudiar y te encontras con un ambiente político y de militancia, en el que tomas parte.
SERR: ¿sentiste como algo muy fuerte ese cambio de ambiente?
J Z: Seguro, pero para mí no fue  tan fuerte como para Ricardo, porque en noviembre del ’66, Ricardo votó al viejo “Perico” (se refiere a su padre que acompañó la fórmula Etchegoyen - Ortiz). En esa yo ya no lo voté.
SERR: ¿Alguna vez lo votaste a tu viejo?
J Z: Yo trabajé por la vieja lista 1. (1958 cuando el Dr. Zabalza es electo Consejero de Gobierno, junto a Etchegoyen, Nardone, Haedo, Harrison y Alonso)
-¡doy fe! Trabajamos juntos (tercia nuestro director Juan Caraballo) todos quedamos con la duda aquella vez que salimos a repartir listas, si era por la política o por manejarle el “Tacoma” a “Perico” (se refiere al auto del Dr. Zabalza) que era intocable
J Z: es cierto (risas). Incluso participé en algunos congresos de la Juventud Ruralista del Uruguay. Como te decía, el cambio de opción de Ricardo fue un salto muy brusco en su vida. Yo volví de Cuba en Setiembre de 1968 y, sorpresivamente, quien me da la bienvenida en nombre del Movimiento Tupamaros fue Ricardo.
SERR: otra sensación que me han dejado los minuanos con los cuales he hablado, es sobre la sorpresa que causó en Minas la muerte de Ricardo. Me cuentan: “fuimos a la agencia de Corporación en la galería Irisarri a despedir novias y novios que se iban a Montevideo a estudiar, entre los que estaba Ricardo, y a los dos días se muere en el operativo de Pando”
J Z: No es cierto. El ya estaba en la clandestinidad hacía un mes y medio, más o menos. Hasta ahí venía a ver a su novia y a su barra de amigos.
-yo me lo crucé en Montevideo y andaba peinado de raya al medio. Me hizo una guiñada y cada uno siguió por su lado (recuerda “Papusa”)
J Z: lo que pasa es que ya estaba requerido.

La venganza redentora:
SERR: una de las cosas que más me impactó al leer “Cero A la Izquierda” (libro de Fernando Leicht sobre la vida de Zabalza) es esa frase que pronucias: “La venganza es un derecho y un acto de necesaria justicia”
J Z: entiendo que en la historia ha habido mucha venganza;  en la cultura griega la venganza tiene una fuerza tremenda. Yo creo que en determinada situaciones es válida. Cuando digo que siento ánimo de venganza para aquellos que asesinaron a Ricardo, o a compañeros míos, es cierto. Yo siento así. Que yo no haya ido a matar al coronel Alfredo Rivero es una prueba de que uno controla esos sentimientos, sus emociones. Eso no quiere decir que lo voy a olvidar y lo voy a perdonar. El Che Guevara decía algo parecido: “los pueblos hacen las revoluciones cuando sienten odio por los explotadores”. Esa relación humana que puede existir con el patrón te hace perder de vista que, en realidad, vos producís para que otro se enriquezca. En los últimos años, el producto bruto interno creció a los 31 mil millones de dólares. “La parte del león”, el treinta por ciento de los 31 mil millones, se lo llevaron un puñado de dueños del Uruguay, dueños de los campos, de los capitales financieros, la clase propietaria. En cambio, el trabajador se lleva alrededor de un 22 por ciento de ese producto bruto para dividir entre cientos de miles de personas. Cuando vos te das cuenta de esa diferencia, que pasa casi desapercibida, sentís odio, y eso es lo que mueve a los pueblos. Si no, vamos a leer la historia. O ¿La toma de la Bastilla y la Revolución Francesa se hicieron en base al amor? El amor por la humanidad, pero no el amor por los reyes que terminaron pasando por la guillotina. Entonces, cuando los pueblos toman conciencia de eso, tienen que liberar ese sentimiento de odio
SERR: ¿no existe otra forma de liberar ese sentimiento que no sea a través del camino de las armas?
J Z: creo que, en definitiva, en una sociedad los momentos revolucionarios son violentos. Ocurrió en el Uruguay en la época de Artigas, en la época de Aparicio Saravia, en los años ’70. Ahora, no todos los momentos en la historia permiten la revolución. Por el contrario, la mayor parte de la historia transcurre en períodos en los cuales la lucha política va por otros cauces. Para decirlo con palabras del “Che” también, cuando pronunció el discurso en la Universidad: “Cuidad vuestras libertades, que me permiten a mi estar acá hablándole a todos ustedes”. Yo estuve ahí, en el discurso del “Che”, a pesar de que, cuando podía, de noche, venía a jugar al básquetbol a Minas. Lo que pasa es que esas libertades políticas son concesiones de los que siguen haciendo el negocio. Acá tenemos una democracia estupenda, pero hay gente que se la sigue llevando toda. Hay empresas trasnacionales en las zonas francas que no pagan un centésimo de impuestos. Sin embargo esa democracia, me permite venir a SERRANO a decir mis pensamientos, permite una movilización sindical donde hay distintas tendencias y, en algunos momentos como ahora, permite que predominen las tendencias más confrontativas. Creo que estos momentos son los de organizarse, debatir y poner en orden las ideas, porque los momentos revolucionarios tienen un factor determinante que es la comprensión popular. Si no hay un movimiento popular que comprende la necesidad de emanciparse no hay revolución. No hay ningún iluminado que pueda sustituir esa regla de oro.

El país hoy:
SERR: ¿Qué momento estamos viviendo ahora en el Uruguay?
J Z: estamos viviendo un momento en que uno de los viejos guerrilleros es presidente de la república; la primera dama es una vieja guerrillera; Fernández Huidobro es una figura del Senado. Pienso que las cosas se confunden un poco. La gente recibe el mensaje de que a través de las instituciones democráticas se pueden llegar a liberar, a cambiar la sociedad, a tener justicia social. Yo creo que están equivocados
SERR: pero viste el respaldo popular que tuvieron…
J Z: es innegable. Yo no digo que no funciona. Funciona muy bien. Cumplen un papel que Carlos Real de Azua, que era Blanco, decía que era el papel de amortiguadores políticos de la conflictividad social. En ese conflicto que hay entre el que se la lleva toda, y el que trabaja para vivir, los partidos políticos funcionan como amortiguadores para que no choquen esas dos fuerzas. Los mejores amortiguadores  que han encontrado la clase dominante en el Uruguay son mis viejos compañeros. Antes, ellos se ponían al frente de las clases populares para crear conciencia. Ahora, cumplen este papel de amortiguadores para oscurecer las conciencias. Ese es mi punto de vista. La gente cree que votando a Mujica puede llegar a emanciparse. Yo creo que es todo lo contrario. Para resolver la situación de este país hay que hacer una reforma agraria. Algo que estaba muy claro en los años ’60 y ‘70, hoy está oscurecido. Hoy dicen ‘vengan los capitales extranjeros que nos van a dar puestos de trabajo’. ¡Mentira! Cuatro mil pesos, cinco mil pesos, son los sueldos de esos puestos de trabajo. El 70 por ciento de los asalariados del Uruguay no pagan IRPF, porque ganan menos de 13 o 14 mil pesos
SERR: Una de las grandes contradicciones que vemos los que no votamos al Frente Amplio, es que hoy está haciendo lo que durante cuarenta años criticó…
J Z: lo está haciendo mejor que ustedes (risas)
SERR: ¿Por qué?
J Z: porque el Frente Amplio tiene ese predicamento popular que no tenían Sanguinetti, Lacalle, ni Jorge Batlle y que sí tuvieron en su momento Wilson (Ferreira Aldunate) y Luis Batlle. El “pepe” Mujica puede ir a sentarse al PIT CNT y hablar de compañero a compañero con todos. Ahora el PIT CNT te va a hacer un paro, pero no es contra el gobierno.

La lucha continúa, pero con otras municiones:
SERR: ¿Cómo llegaste a ser carnicero?
J Z: también esas convicciones profundas que yo siento, el hecho de que intento seguir con la prédica revolucionaria, me llevó a romper con mis compañeros. En el año 2000 salí de la Junta Departamental (Montevideo) y quedé desocupado. Salí a vender libros primero y después un compañero, cuyo padre era carnicero y había fallecido, me dijo que habían quedado unas herramientas y me las daba a pagárselas como pudiera. Me gustó la idea porque en Santa Catalina, donde yo vivo, no había ninguna carnicería, así  que hablé con el que vendía carne “bajo cuerda”, nos hicimos socios, nos metimos en un terreno, lo rellenamos, construimos el local y en el 2002 inauguramos la carnicería. Ese compañero sigue al frente del negocio porque yo ya me jubilé.
SERR: ahora estás con el tema de la placa en memoria de Ricardo 
J Z: en realidad, la polémica sobre la placa me obligó a salir nuevamente al escenario (leer SERRANO del sábado 13 de Noviembre de 2010). Salvo algunos artículos de opinión, he estado fuera de circulación los últimos tres años. Estoy enamorado (Verónica, su compañera). Escribo poemas; reflexiono sobre las formas de ejercer el poder; descubrí que poseía sensibilidades cuya existencia ignoraba; mi cabeza está centrada en la maravilla del amor. Está en imprenta un libro que escribí sobre el pensamiento revolucionario de Raúl Sendic, una forma de hacer política desde la lucha de ideas y la interpretación de nuestra historia tupamara. Sobre todo me preocupa que a Raúl Sendic me lo pongan tan alto en el bronce, como hicieron con Artigas, que se pierda la verdadera esencia de su lucha revolucionaria. Me siento muy feliz lejos de las pujas de poder y los serruches de patas de la política electoral e institucional.
SERR: ¿En algún momento, todo tu bagaje de conocimientos teóricos, todas las peripecias que sufriste por tus convicciones, las pudiste conversar, contrastar, con tu padre?
J Z: No. Nosotros alguna vez hablamos de política; en general hablábamos de fútbol. Yo a mi padre le tengo que agradecer el apoyo en los peores momentos que tuve en mi vida, como se lo tengo que agradecer a mi madre; particularmente a ella. Ellos fueron muy solidarios, mantuvieron los lazos familiares, fueron la única conexión que yo tuve con el mundo durante mucho tiempo, y me criaron a mi hija recién nacida (Laura). Cuando salí de la cárcel tuvimos un tiempo de diálogo político, pero después mi padre apoyó a Wilson (Ferreira Aldunate) creando esa ley de impunidad, incluso hizo propaganda por el voto amarillo, y hasta ahí llegamos. Volvimos a hablar de fútbol, nada más.
SERR: ¿Y los últimos tiempos con él como fueron?
J Z: él sufrió una agonía muy larga, prácticamente tres años, del ’93 al ‘96… Había cosas que él no se las confiaba a nadie más (sus ojos se envidrian)… Hice lo que cualquier hijo hace en esas circunstancias, lo acompañé hasta el final.
SERR: la del estribo. Me pidieron que  te preguntara por una moto Vespa que era toda una novedad en Minas
J Z: ¡Ah! La Vespa. Una de las primeras que hubo en el Uruguay. Ese fue un negocio que hice con el viejo Zabalza. Mi historial en el liceo empieza con sobresaliente en primer año y termina que en cuarto año pasé raspando. Yo me iba a examen en unas cuantas materias a las que no les daba ninguna pelota, entonces mi padre me dijo que si a fin de año no me quedaba ninguna a examen me compraba una Vespa.
-¡Fenicio! (“Papusa” metió otra baza)
Y bueno (sonríe), yo le cumplí y él me cumplió. Cuando me fui a Montevideo el que la disfrutaba era Ricardo.
Estatura es la que se necesita para dejar atrás todo, lo cómodo, lo dulce, pero no negar la sangre familiar, y sintonizar la vida con lo que realmente te pide el corazón y el pensamiento.
Estatura es la que se necesita para no ser hipócrita, políticamente correcto, o acomodado a las circunstancias del momento.
Yo no estoy de acuerdo con la forma de poner en práctica sus convicciones. Sin embargo, confirmé lo que ya presentía. Sé con quién hablé, y si tengo otras entrevistas con él, sabré que me hablará con su verdad.
Me quedó claro su mensaje. Por eso, sí sé cuánto mide Jorge Zabalza.-
                                                      Gerardo Palumbo Cerrón.-


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jorge zabalza

lunes, 15 de noviembre de 2010

Crysol y Ricardo

Abrazo fraterno a l@a compañer@s de CRYSOL. Una vez más  asumen el más elemental deber moral de revolucionarios: comprometerse con la verdad histórica y con la justicia. Ojalá su ejemplo convoque a quienes son deudores políticos del heroísmo de Jorge, Alfredo y Ricardo, pero mantienen un ominoso y vergonzante silencio.
Emocionado
Tambero

De: Crysol: Asociación de ex Pres@s Polític@s de Uruguay <crysol2003@gmail.com>
Fecha: 15 de noviembre de 2010 18:50
Asunto: El debido homenaje
Ante la controversia planteada públicamente por el homenaje propuesto a Ricardo Zabalza Waksman y los comentarios vertidos al respecto señalamos:


1. Ricardo Zabalza fue asesinado por las fuerzas represivas el 8 de octubre de 1969, en las cercanías de la ciudad de Pando, luego de haber participado en una acción armada, haber sido herido y de haberse entregado a las mismas para ser sometido a la justicia.


2. Los sucesos de Pando se llevaron a cabo luego de más de 15 meses de Medidas Prontas de Seguridad instaladas por Jorge Pacheco Areco para reprimir a los trabajadores, a los estudiantes, a los empleados bancarios y demás sectores populares que se rebelaban contra su plan de ajuste económico y social, contra la congelación de salarios y la intervención de la enseñanza, de acuerdo al modelo promovido por los EEUU para el continente y que ya había costado la vida a Líber Arce, Susana Pintos y Hugo de los Santos, entre otros asesinados.


3. De acuerdo a la Ley Nº 18 596 de 19 de Setiembre de 2009, Ricardo Zabalza, es una víctima de la actuación ilegítima del Estado ya que fue asesinado por agentes del mismo por razones políticas, gremiales o ideológicas y la Comisión Especial implementadora de la misma, seguramente, así lo habrá de establecer a breve plazo.


4. Según el Artículo 7 de dicha ley, recordamos a las autoridades pertinentes, el Estado debe promover acciones materiales o simbólicas de reparación moral con el fin de restablecer la dignidad de las víctimas y establecer la responsabilidad del mismo. Las mismas tenderán a honrar la memoria histórica de las víctimas del terrorismo y del uso ilegítimo del poder del Estado en el período señalado.


5. Rechazamos el calificativo de forajido formulado para Ricardo Zabalza  por un representante nacional de un partido político que tiene como referente histórico a un caudillo muerto, precisamente, en un alzamiento armado contra un gobierno constituido.


Montevideo, 15 de noviembre de 2010

sábado, 13 de noviembre de 2010

El tupamaro testarudo

Escrito por Alvaro Hilario
15 de junio de 2008
Jorge Batlle, quien fuera presidente de Uruguay en los tiempos de la crisis de 2002, acusó, en un programa de televisión, al Movimiento de Liberación Nacional- Tupamaros (MLN-T), de haber organizado entonces los saqueos a supermercados. Volviendo más atrás, pensando en los réditos electorales conseguidos por la derecha en 1994, animado por la perspectiva de nuevos comicios, Batlle "recordó los incidentes violentos en torno al ex hospital Filtro en agosto de 1994, cuando un grupo de militantes de izquierda intentaron impedir la extradición de ciudadanos vascos acusados de pertenecer a la banda terrorista ETA de España" (El País, Montevideo; 27 de mayo). Aquel 24 de agosto de 1994, plena Aste Nagusia (Semana Grande), fiestas de Bilbao, las noticias de muerte y solidaridad llegadas de Montevideo interrumpieron el festejo. Las banderas vasca y uruguaya encabezaban la marcha de duelo. La policía uruguaya había asesinado a Roberto Facal y a Fernando Morroni, dos de los miles de uruguayos que, en las puertas del Filtro, se solidarizaban con ciudadanos vascos allá internados, en huelga de hambre para obstaculizar su extradición a España.

Rafael Vera, cabeza de la policía española, procesado y condenado por su pertenencia a los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL), los escuadrones de la muerte, seguía de cerca la operación; "no habrá pruebas, ni las habrá", dijo el presidente socialista, Felipe González, cuando fue señalado como el conductor de aquella contrainsurgencia canalla, del GAL. La represión se había decidido once días antes. La derecha culpó a los Tupamaros y, en el Frente Amplio, hubo quienes justificaron la derrota electoral en aquel agosto y en el solidario accionar tupamaro.
En el libro "Cero a la izquierda" (Montevideo, 2007), biografía del tupamaro Jorge Zabalza, escrito por Federico Leicht, también se recogen aquellos hechos. "La derecha, y también algunos sectores del Frente Amplio (FA), aislaron el tema de las relaciones con ETA a fin de condenar esas relaciones y el libro", nos dice Zabalza, al hilo de una polémica que siempre parece estar de moda.
Estamos en el barrio de Santa Catalina, al oeste de Montevideo, más allá del Cerro. Santa Catalina es un prolijo barrio -siempre en expansión, siempre ocupando tierras- construido junto al Río, a la vera de un antiguo saladero, humanizado por casillas precarias, y de fábricas ya fuera de uso. Hace ya 20 años que Jorge Zabalza vive allí. Tras abandonar la prisión en 1985, finalizada la dictadura, sigue el MLN-T transitando horizontes insurreccionales; de siembra, de vinculación con lo social, con el poder territorial. Fue entonces cuando llegó a Santa Catalina.
El libro de Leicht ha sido la excusa perfecta para resucitar descalificaciones, para criminalizar los principios básicos de solidaridad que el MLN-T mantuvo con otros movimientos revolucionarios, en los años 80 y 90. No gustó a Zabalza está zafia maniobra. Aunque nunca está bien generalizar, creo que los vascos tenemos una merecida fama de testarudos. Zabalza, de abuelos navarros (de Subiza), los más testarudos de los vascos, quiso que también en el País Vasco se supiera de la polémica, de sus razones. Lo demás, fueron manos amigas. ARGIA ha publicado, estos días, una nota al respecto.
La conversación, sin embargo, se deslizó por muchos otros temas.
"Es cierto que muchas veces no entendimos algunas líneas del accionar militar de ETA. No entendimos y, a veces, discrepamos abiertamente con algunas formas de empleo de la violencia revolucionaria. Nosotros tenemos una experiencia distinta; cuidamos las reglas de una manera diferente, relacionada con el entendimiento del pueblo", señala Zabalza, aproximándose a la crítica sobre la lucha armada, sobre sus diferentes expresiones.

Hay sectores de la izquierda críticos con el actuar de ETA. Hay motivos éticos, por ejemplo. Otras críticas hacen referencia al vanguardismo, a la jerarquización del accionar armado, al empleo de las armas para consumo interno. Están otros que culpan a ETA de su propio fracaso, de su incapacidad para trascender. Aún no habiendo por nuestra parte identificación con esta postura, es preocupante la costumbre de actuar en zonas donde gozan de apoyo social entre la población. Mondragón/Arasate es, en estos momentos, el epicentro de la lucha contra el TAV (el tren bala). Hace tiempo que el estado tiene el monopolio de la violencia; ahora, cuando quieren criminalizar este movimiento (que reúne a una gran pluralidad de sectores), cuando la jurisprudencia Garzón de identificar toda disidencia con ETA en base a la coincidencia en fines últimos, tampoco podemos achacar a ETA la existencia de la represión, ni de que su accionar haga que ésta sea más grande. Esta es una crítica perversa.

Además, precisamente, la acción armada podría tender a todo lo contrario. Debe contemplar el desarrollo de las subjetividades de la gente. Es decir, una de las críticas que se hace el MLN respecto al pasado es justamente que su dinámica militar fue desprendiéndose de las dinámicas adoptadas por el movimiento popular: nosotros nos desarrollamos militarmente y el movimiento popular venía retrasado; cuando el movimiento popular llega a un grado de desarrollo, reflejado en la huelga general de 1973, 15 días de resistencia al golpe de estado, nosotros ya estábamos liquidados. Aunque había contactos con el movimiento popular, el MLN tuvo un desarrollo propio, un desarrollo exclusivamente militar. Lo sufrimos en carne propia y lo tenemos muy en cuenta. La acción armada tiene que apoyar el desarrollo del movimiento popular, de las luchas sociales; no se pueden hacer acciones armadas que sean una traba para el desarrollo de las luchas sociales. En definitiva, la revolución la tiene que hacer el pueblo organizado y armado, no una organización armada. Entonces, el accionar armado debe ser útil a la organización del pueblo. Los tupamaros siempre hemos tenido una imagen gráfica, futbolera, con relación a este error que es la siguiente: estamos en la cancha, jugando un partido contra los militares; en la tribuna, el pueblo. Cuando nosotros hacíamos alguna jugada más o menos elegante, el pueblo nos aplaudía, pero cuando cometíamos errores, cuando hacíamos una falta, el pueblo nos repudiaba. Lo que nosotros no logramos, lo que no nos planteamos, es que el pueblo bajara a la cancha a jugar el partido, a ser protagonista. En una estrategia revolucionaria la lucha armada tiene que ser utilizada para que el pueblo se organice, que esté armado en algún momento, no para que vos estés armado y organizado.

Son los peligros del vanguardismo. Organizaciones argentinas, gente de la autonomía italiana de los 70, son críticos cuando se refieren a esos momentos. En este marco que planteas, la derrota del 72-73, ¿cuál es el desarrollo o el futuro de la izquierda uruguaya?.

Nosotros salimos de la cárcel en 1985. En ese primer tiempo después de la salida, seguimos defendiendo una estrategia insurrecional. No dibujada de forma clara pero sí como un horizonte. Salimos y empezamos un trabajo de siembra de ideas, de vinculación con lo social, de involucrarnos en las luchas, apuntando a un escenario muy parecido a lo que fue, en Uruguay, la lucha contra la dictadura. Suponiendo que en algún momento volviera a darse la situación (como los escenarios que se dan en Bolivia, en Venezuela, o en la propia Argentina en el 2001), nosotros pensar "ahora sí que el pueblo está en la cancha; trabajar en la tribuna con la gente a largo plazo –con las organizaciones sociales, vecinales, con el poder territorial.Pero, justamente, se dan en 1994 los sucesos del Filtro, con una situación de represión muy violenta, inesperada, y que para el Uruguay fue como un volcán en mitad del océano. A partir de ahí, se dieron discusiones que culminan con la transformación de un movimiento guerrillero en un movimiento puramente electoral. Esas discusiones tuvieron que ver, primero, con la cuestión de la violencia: nosotros cómo actuamos frente a la represión; nos defendemos o no; ¿recurrimos sólo a las cuestiones legales o vamos a recurrir a expresiones, como decían algunos compañeros, de noviolencia (renunciar al uso de la violencia revolucionaria) y participar de los mecanismo de la democracia burguesa? Hubo opciones que en tanto políticas no cabe calificar, son caminos diferentes. La otra es que a partir de esos hechos del Filtro en el FA entró a predominar el discurso de que el FA perdió las elecciones por la violencia generada en el Filtro y que la responsabilidad de la derrota electoral era del MLN. Ahí, a nosotros, los tupamaros, se nos planteó la disyuntiva de acatar o no el disciplinamiento que se nos quería imponer desde el FA; acatar la orgánica, las decisiones del FA, incluso cuando se contraponían a cuestiones de principios (como en el caso nuestro, las privatizaciones, la flexibilización laboral) o no acatarlas, que era la propuesta nuestra, seguir en el FA. Pero si hay políticas o medidas sin sentido popular, de carácter antipopular, o imperialista, como la recepción a Bush, nosotros las desacatamos. Esa discusión se dio y en los hechos se dilucidó que se tomaba un camino distinto. A partir de ahí, se comienza una transformación, se ve el parlamento como el lugar donde hacer política, en vez de la calle o la fábrica, se empieza el fin. Si quieres tener fuerza electoral debes volcarte hacia los sectores medios: es rebajar el discurso, rebajar el programa y terminar en lo que es el MLN y el MPP, involucrados en un gobierno que es de derechas.

Tampoco es una sorpresa si tenemos en cuenta que el FA llevaba tiempo defendiendo esa política en y desde la intendencia de Montevideo.
Política a la cual nos opusimos nosotros. Cuando el gobierno municipal de Tabaré quiso ordenar la venta ambulante, reprimió y nosotros nos enfrentamos a la decisión. Cuando comenzaron los asentamientos, hubo represión; cuando la gente empezó a solucionar el problema de la vivienda ocupando tierras y construyendo sus casas, hubo represión del gobierno municipal de Hugo Arana. Nosotros apoyamos a los ocupadores. Ahora bien, cuando después de 1994, cuando empiezan las políticas privatizadoras de la Intendencia, algunos empezamos a quedarnos solos, también dentro del MLN. Inicialmente, todos nos opusimos a las privatizaciones (casinos, hoteles, transporte público, etcétera) y tercerizaciones de los servicios públicos (que conllevaban pérdidas de derechos para los trabajadores). Después de aquellas discusiones tenemos al intendente Erlich, y a su equipo, que son todos tupamaros, privatizando. El caso paradigmático fue el del Casino Carrasco. Ahí están, participando en un gobierno que ha regalado la empresa aérea estatal, que se prepara para regalar los ferrocarriles del estado, un gobierno que consiente la presencia de capitales multinacionales, como los de la industria de la forestación y la celulosa, que mantiene relaciones muy estrechas con el FMI, un gobierno que no solo extiende las plantaciones de eucaliptos, sino que ha convertido Uruguay en el paraíso de los transgénicos. Un pequeño país como Uruguay es el décimo estado del Mundo en extensión de transgénicos plantados: 500.000 ha. Es una vergüenza, que no un orgullo. Esto demuestra que este gobierno ayuda a que pase desapercibido a los ojos del pueblo.

El tema de las fábricas de celulosa y los planes de forestación son sintomáticos de lo que dices. Después de treinta, cuarenta años de acumulación de fuerzas en la izquierda, es un gobierno denominado progresista quien avala estas actuaciones. ¿A quién va a recurrir la gente?
Todo el asunto gira aquí en base a que la inversión extranjera crea puestos de trabajo, cuando, históricamente, ha traído hambre, miseria y pobreza. Te diría que este gobierno impuso un impuesto, el IRPF, un impuesto al ingreso personal, que no lo pagan millón y medio de uruguayos; pero el mínimo es tan bajo que, (fíjate, son menos de 9000 pesos, 400 dólares), que quien no lo paga es porque no tiene acceso a una vida digna, vive en asentamientos, no tiene alimentación sana, no tiene educación, vive en la pobreza. La proporción del PBI que va a los trabajadores disminuye sin cesar, es decir, ha habido una disminución de alrededor de 1.600 millones de dólares por año. Los golpes de estado se reflejaron en otra cosa: el 40% del PBI iba al bolsillo del trabajador, cuando terminó la dictadura era el 20%, este es el sentido de la dictadura: hoy, sin violencia, con el gobierno progresista es lo mismo, los trabajadores tienen menos sueldo que en 1970. Hoy, esto es ratificado por Gargano (ex de asuntos exteriores) que dijo que esta política había aumentado la brecha social, porque el crecimiento de las importaciones va a pocas manos, a 2.500 familias; estos han elevado sus ingresos, han elevado su poder adquisitivo y son los que sostienen el consumo en el Uruguay. Por otra parte, es cierto que se han regalado 100 millones de dólares en planes de emergencia, pero no son nada en comparación con los 1.600 millones de dólares de los que hablábamos de disminución del salario en relación con el PBI. En el Uruguay hay más empleo, pero precario: empresas de seguridad, empleo doméstico, pesca, construcción tercerizada, limpieza de calles, trabajo de baja calidad y sin seguridad social; detrás de las cifras del gobierno hay una realidad peligrosa incluso para ellos mismos; hay una realidad latente, el aumento de la brecha social, confirmado por Gargano.
Otra realidad es la de la infancia. Tabaré dijo que h disminuido la mortalidad infantil, es cierto, pero aumentó la cantidad de niños que nacen bajo la línea de pobreza, el 50% de los niños de Uruguay nacen por debajo de la niña de pobreza, y de ese 50, esto es un 25% del total, nacen con raquitismo y desnutrición, que les viene de los abuelos; es muy difícil que llevándoles de fiesta o de vacaciones eso vaya a mejorar. Hay que apostar a los nietos de los niños de hoy. Esto nos lleva a pensar que un gobierno con apoyo parlamentario y electoral no ha redundado en felicidad para el pueblo, en salir de la pobreza: hay que cambiar el sistema. El sistema produce todo esto, necesita un pueblo de pobres, no un pueblo que consuma y tenga una vida digna, necesita mano de obra barata, eso es el capitalismo. Desde el gobierno dicen que hay que desarrollar el capitalismo para llegar al socialismo, ese es el discurso progresista de hoy en día, apostando, como dice Mujica, a un capitalismo en serio, humanitario, donde se hable con los empresarios para que sean más generosos en la distribución de las ganancias para llegar al socialismo, como si fuese Suecia, donde tampoco ha dado resultado. Aquí van a subir todos los precios de los productos de primera necesidad, como la harina, sigue habiendo inflación, centrada en la canasta básica, pero no en los productos de lujo. Estamos sentados en una situación latente que desde la subjetividad está controlada por los deseos de la gente de que el cambio venga desde un gobierno progresista que, probablemente, volverá a ganar.
Un elemento importante para que la gente siga apoyando al gobierno es que habría que transitar caminos que no se conocen. Podemos hacer crítica de lo que está ocurriendo, del capitalismo, la crítica de la democracia burguesa, del gobierno progresista pero no tener un camino claro para decir por dónde tenemos que ir. Esto es real. No podemos engañarnos. Podemos plantear el poder popular, el desarrollo vecinal, de los poderes territoriales; nos podemos plantear incentivar conflictos (como el de magisterio, Las Piedras, ocupaciones como la de Paysandú). Esto nos permite hablar con gente que ha pasado por encima de las decisiones de las burocracias sindicales, pero que volverán a votar a Mujica y Astori, que son quienes gestan las políticas que les han obligado a salir a la lucha. Esta contradicción, que es una especie de distorsión de la conciencia, de la subjetividad, es así. No podemos ofrecer un camino claro; hay una búsqueda. Hemos desechado la vía electoral, pero tampoco se puede optar por la acción directa incomprendida por la gente. Creo que esto ocurre en Uruguay. En Brasil el MST está ofreciendo un camino; en Bolivia están apareciendo horizontes insurreccionales. En Uruguay estamos muy atrás. En ningún país de América Latina, salvo Chile y Uruguay, la socialdemocracia ha podido controlar de tal manera el proceso de ideas, donde el control se ha desarrollado al máximo.

Alvaro Hilario.

La lucha de clases persiste

Entrevista a Jorge Zabalza
Revista Desacato (Brasil)
Juan Luis Berterretche, Verônica Loss e Hugo Peña
¿Quién es Jorge Zabalza? Jorge Pedro Zabalza Waksman nació en la ciudad de Minas, Uruguay, en 1943. Zabalza, “El Tambero” como es conocido por los movimientos sociales, fue dirigente del Movimiento de Liberación Nacional Tupamaros – uno de los movimientos guerrilleros más importantes de la historia de América Latina. (N.R.)

Zabalza estuvo preso como rehén en el período nefasto de la dictadura en Uruguay, gobierno de facto coincidente con todos los otros que asolaron y sacrificaron a los pueblos de la región entre los años 70 y 80. Fue edil por Montevideo y ejerció la presidencia de la Junta Departamental de Montevideo. Con una posición crítica firme y una coherencia incomparable, en estos tiempos en que muchos de los principales dirigentes de la izquierda uruguaya se han entregado al canto de sirena del neoliberalismo, Zabalza le expresa al Portal Desacato su posición con énfasis y sin eufemismos inútiles. (Redacción de Desacato)

DESACATO: - A casi cuatro años de la experiencia uruguaya con el gobierno progresista da la impresión que fue descartada tanto la reforma como la revolución. La opción parece haber sido más bien el social-liberalismo. ¿Qué balance hacés del gobierno actual?

Zabalza: - La herencia que viene con la historia del movimiento popular constituye un mandato ético y moral que, según creo, ha sido desoído por el gobierno progresista. Hay tres parámetros que dan la medida de ese desconocimiento:

1) durante el gobierno progresista creció la producción y crecieron las exportaciones del Uruguay, pero mientras que en el 2004 la masa salarial era el 30% del producto nacional, en la actualidad se ha reducido al 20%. Pese al crecimiento general de la riqueza, los ricos cada vez se apropian de mayor parte de la torta y los pobres cada vez reciben menos. Está comprobado que el nuevo impuesto a los ingresos no toca al capital. Puede decirse que los consejos de salario no han logrado impedir que la redistribució n de la riqueza funcione a favor de los que más tienen, ahondando cada vez más la brecha social. Han fracasado.

2) Si bien es cierto que hay dictadores y verdugos presos, aunque sea en jaula de oro, son las organizaciones y los abogados de DDHH quienes deben mantener viva la iniciativa por Verdad y Justicia. El gobierno progresista se limita a dejar a los criminales fuera del marco protector de la ley de Caducidad al contrario de blancos y colorados. La fuerza política de los desaparecidos, asesinados y torturados debe tener una actitud más activa y el compañero Sr. Presidente debería ordenar a los fiscales investigar y procesar a tantos terroristas de Estado que andan sueltos (el verdadero problema en materia de inseguridad) . O que, por lo menos, se negaría a que las arcas del pueblo pagaran los abogados que los defienden a ellos y a los tres asesinos procesados en Chile. La negativa a anular la ley de Caducidad (más allá de que con ley o sin ley, la impunidad continúe) y el mantenimiento de terroristas en los mandos de las FFAA y la Policía, son un mensaje claro que los sectores más reaccionarios interpretan como consentimiento y debilidad. Se está entreabriendo puertas a futuros desmanes y golpes militares.

3) En tiempos de lucha por la segunda independencia de América Latina, una lucha favorecida por la recesión productiva y el fraude financiero en los EEUU, el gobierno progresista de Uruguay sostiene una política de muy buenos modales con el imperialismo. En lugar de la solidaridad con los pueblos hermanos, una especie de neutralidad por la vía de no tomar posiciones claras en los foros continentales. Se proclama que es lo mismo comerciar con dios que con el diablo, como si el comercio no tuviera nada que ver con lo ideológico y lo político. Contra la tradición histórica de su movimiento popular, Uruguay está siendo el rompehuelgas latinoamericano en el conflicto con los dueños del mundo.

En conclusión: en sus ejes centrales, el progresismo se ha limitado a un cambio de caras en el gobierno (más dulces que las anteriores, con más gracejo popular) para beneficio de los intereses de los mismos privilegiados de siempre.

DESACATO: – Hay temas en el país que parecen ser tabú para la gran mayoría de la izquierda. Uno de ellos es el de la propiedad de la tierra. El FA en su totalidad no la cuestiona ni en las palabras ni en los hechos. ¿Ya no es más un problema? ¿Raúl Sendic y los cañeros que fueron los últimos que hicieron una gran campaña por la socialización de la tierra, estaban equivocados?

Zabalza: - Hay una contrarreforma agraria. La propiedad de la tierra concentrada cada vez en menos manos y dedicada al cultivo de la soja y el eucalipto dominados por grandes capitales transnacionales. El monocultivo desertifica nuestros suelos suaves y ondulados. El gobierno financia gratuitamente las caravanas y la computarizació n en la cría de ganado vacuno. Más de la mitad de las industrias molineras y frigoríficas en manos extranjeras… ¿qué ha hecho el gobierno progresista para frenar el proceso? Mirar para el costado y recitar versos gauchescos. Se mantiene la impunidad impositiva del latifundio y los exportadores. Ni siquiera se anularon las sociedades anónimas, base jurídica del gran negocio de agroexportador.

DESACATO: – El otro tema es el de la constitución. Comparándola con la constitución de 1988 en Brasil da la impresión que como mínimo está 50 años atrasada en términos de derechos y libertades. El FA con mayoría absoluta en las dos cámaras ¿coincide ahora con los sectores políticos tradicionales en que la constitución de Jorge Batlle es una maravilla? Y teniendo en cuenta que muchos países de América Latina están redefiniendo sus constituciones.

Zabalza: - La Constitución actual del Uruguay es producto de la reforma "naranja" la misma que amparó la escalada autoritaria y represiva de Pacheco Areco. En 1985 los uruguayos festejamos el regreso al régimen constitucional más favorables a las clases dominantes.

DESACATO: – Lo que parecía imposible se dio: una huelga general contra el gobierno progresista ¿Cuál es la situación en el movimiento social que llevó a la huelga?

Zabalza: - En las bases sociales hay una sorda desconformidad con su situación económica y social. La amortiguación progresista del conflicto social sigue funcionando aceitadamente y los desconformes elegirán un nuevo gobierno progresista, engañados por la demagogia de Mujica, a quien creen equivocadamente parado a la izquierda de Astori y Tabaré. Pero la lucha de clases persiste en su trabajo incesante sobre las consciencias…

DESACATO: - Teniendo en cuenta que Uruguay es un país netamente exportador y con su economía interna dolarizada ¿hay forma de prever cómo puede afectar el colapso financiero global a la política uruguaya?

Zabalza: - El último verso de Astori: Uruguay está "blindado" contra la crisis mundial…no lo estuvieron la City londinense ni Wall Street, no lo estuvieron ninguno de los grandes ladrones universales, pero el progresismo ha convencido a mucho que acá no pasará nada. Como todos los pueblos del mundo, el uruguayo pagará este gigantesco fraude que se denomina "crisis".

DESACATO: – ¿Cuáles serían los caminos para la recomposición de un programa de izquierda radical en el país?

Zabalza: La lucha social.
DESACATO: - ¿En qué estructura deben ubicarse los verdaderos militantes de izquierda que quieren de verdad la revolución?

Zabalza: - Fuera de toda la mierda progresista y electoralera.

DESACATO: - ¿Querés agregar alguna reflexión a esa entrevista?

Zabalza: - ¿Qué rol jugaría el parlamentarismo en un proyecto de este tipo? Un parlamentario extrafrenteamplista sería una macetita de alhelíes decorando el frondoso jardín del progresismo. El debate parlamentario ha sido sustituido por los grandes medios de comunicación. A través de ellos. Los luchadores sociales pueden lograr mayor incidencia en la opinión que el mejor de los diputados "radicales". Citan a Lenin, que sólo contaba con el Iskra para difundir las ideas revolucionarias… hay que hacer la revolución con todos los instrumentos actuales y no repitiendo esquemáticamente análisis correctos en las condiciones de principios del siglo pasado… ¡por favor!

16 Junio 2008

lunes, 8 de noviembre de 2010

El burgués bueno no es siquiera una especie en extinción, sino una que nunca existió

Entrevista a Jorge Zabalza, uno de los nueve rehenes del ejército confinados en total aislamiento entre 1973 y 1984, por pertenecer a Tupamaros. Opina sobre el Uruguay actual y el Frente Amplio
16.02.2004
Si este año va a terminar con el triunfo electoral del Frente Amplio, era una tentación comenzarlo con la opinión de Zabalza, quien sigue calificándose de "Tupamaro impenitente, revolucionario, en el sentido de quien sostiene la necesidad de transformar la sociedad en forma revolucionaria, que además considera posible continuar la lucha revolucionaria en cada momento, en cada lugar en función de las particularidades que existan, eso lo aprendí en los años 60". Lo encontramos en el intervalo de su trabajo cotidiano, en su hogar en Santa Catalina, pequeño rinconcito de asentamientos en el último extremo del cinturón de barrios muy pobres de la periferia Montevideo (pero sobre la playa). Recuerda su comienzo en el 64 en la Federación Anarquista del Uruguay como militante estudiantil universitario, las características de ese periodo de luchas y debates, con las diferencias entre "la concepción reformista que surgió del 20 Congreso Comunista de la Unión Soviética y la vía revolucionaria de los chinos y el castrismo"

"Los que éramos veinteañeros -nos dice- participamos de todo ese debate con mucho mas oreja que lengua y aprendimos mucho de esa época hasta que tras la bandera del Che Guevara sentimos el impulso de la acción... La consigna era hacer la revolución y no esperar que pasara el tren delante de uno".

En 1967 viaja a Cuba. A su vuelta se integra al "Movimiento Revolucionario 8 de Octubre", y luego en 1968 al "Movimento de Liberación Nacional", MLN. "Después adquirí una gran vocación para caer preso, tres veces preso, dos veces fugado". Siendo uno de los nueve rehenes confinados en total aislamiento entre 1973 y 1984, no participa de las escisiones de este movimiento en la cárcel y el exilio.

Liberado en 1985 con la Ley de Amnistía, vuelve a la actividad política en el MLN, ahora en la legalidad, ý el el Movimiento de Participación Popular, MPP, organización más amplia que incluye al MLN, creada en 1989. Es electo edil de la Junta Departamental de Montevideo de 1995 a 1999, y la presidió en 1997, pero renunció a esa Presidencia al verse enfrentado al resto de la bancada frenteamplista cuando su voto contrario a la concesión del Casino Carrasco a capitales privados frustró esa iniciativa del gobierno departamental. Sus diferencias con otros compañeros del MLN lo terminan alejando tanto de éste como del MPP, del cual se retira en 1999.

Es autor del ensayo "Lo viejo y sabido" y de los libros "El miedo a la democracia", "El tejazo", y "La estaca".

Se considera a sí mismo "dentro de una corriente del marxismo que en un momento abanderó Rosa Luxemburgo, que tuvo Gramsci y que expresó el Che de una manera diferente. Más allá de algunas particularidades, la vida y la lucha de Raúl Sendic también lo expresaron".

Sobre su vida actual, destaca el tiempo y el disfrute que le dedica a su pequeño hijo Juan. "Yo creo que la revolución también hay que hacerlo en lo personal, una revolución en los afectos. En los años 60 era corriente castrarnos afectivamente para ser mejores combatientes, creo que fue uno de los grandes fracasos en la lucha por el hombre nuevo. Casi todos esos castrados se terminaron haciendo burócratas".

---¿Cuál era en su origen el fundamento del proyecto del MLN, su idea central?

- El espíritu de ruptura. En la izquierda de aquel momento predominaban las expectativas desmesuradas en la vía electoral y parlamentaria. Recuerdo artículos y exposiciones de Raúl Sendic que ya en el 58, fecha tan temprana, incluso antes de la reforma naranja y bajo un gobierno colegiado, parlamentarismo y un ejército que no intervenía, entendía que la democracia era una careta de libertad para los ricos, pero una cara real de dictadura para los obreros. Ya en ese entonces había una visión marxista de la democracia formal burguesa.

--- Ya que hablás de marxismo, ¿cómo fue tu evolución ideológica desde el anarquismo?.

- Fue abrupto, no un proceso de discusión. Cuando íbamos en tren hacia Praga, vía para llegar a Cuba, un compañero anarquista me dijo: "Mirá que allá mandan los bolches, vamos a tener que leer algo de Lenin", y compramos el "Estado y la Revolución" y el "¿Que hacer?" y nos pusimos a estudiar la teoría política del leninismo. Uno integra los conceptos que recibe al quehacer personal y se van convirtiendo en realidad a medida que vas haciendo, no adaptás la teoría a partir de la nada... Volviendo al MLN, quiso romper y rompió con lo que era el Uruguay batllista, que se fue resquebrajando por sí solo en la medida en que había terminado la guerra de Corea y ya no había torta para repartir, y se vino al suelo el clientelismo y ese colchón de capas medias que caracterizaba al batllismo. Y como las cosas no desparecen solas, la acción paulatina del MLN propició y facilitó que el Uruguay batllista demostrara su inutilidad para transformarse y una sociedad más justa, y se cayera estrepitosamente.

---Justamente es esa por parte de la derecha y también por parte de la izquierda la recriminación que sea hace al MLN, haber servido a la destrucción de ese Uruguay batllista, pero en un sentido regresivo.

- Yo creo que no, el MLN se plantea una ruptura con los caminos de la democracia batllista. La izquierda de entonces se debatía sin encontrar un camino, limitada en los marcos estrechos que le imponian las clases dominantes y sus partidos politicos blanco y colorado. Raúl entendía que la esa izquierda en Uruguay tenía una cantidad de aspectos positivos, pero que terminaba siendo un adorno de esa democracia formal. Él no se veía a sí mismo jugando el papel de parlamentario como Vivian Trías.

--- Se atribuye al MLN el guiarse por aquella vieja teoría de "cuanto peor, tanto mejor", o sea, para la lograr maduración de la conciencia popular, es mejor que las cosas empeoren, y por lo tanto, actuar para que empeoren.

- No, no, de ninguna manera. El Uruguay batllista se resquebrajaba de por sí, la izquierda parlamentaria y electoral no tenía respuesta, lo único que ofrecía era la posibilidad de una crítica desde el parlamento, también el fortalecimientode un movimiento de masas con el Congreso del Pueblo y la creación de la Central, pero como correa de transmisión de un par de partidos políticos principales, el Partido Socialista y el Comunista. La idea por la cual surge el MLN era la de resquebrajar, transgredir, quebrar esa dinámica que en realidad mantenía censuradas las aspiraciones de lucha popular. Abrir un nuevo camino que mediante acciones de propaganda armada, gestos, hechos que conmovieran el sentir y el pensar de los trabajadores, plantearan la posibilidad de una nueva forma de luchar, llevara directamente a la cuestión del poder.

--- Y viendo esto en retrospectiva, ¿qué juicio harías sobre esa estrategia?

- Es una estrategia que aparece mucho más clara en los documentos del MLN de la época, y que se enmarca en los vientos ideológicos de Vietnam, Cuba, Argelia, el Che Guevara, Mao, Ho Chi Minh...¡por favor! estamos hablando del 68, era lógico que se buscaran esas formas, esos conceptos se manejaban todos los días, no es como hoy en que parecen de la estratósfera... Pero ese desarrollo que se planteó el MLN quedó truncado, abortado, porque terminó siendo el de un aparatito armado enfrentando al gran aparato de las Fuerzas Armadas, mientras que el movimiento de masas de trabajadores permanecía en la esquina sin entrar a la cancha. El MLN no fue capaz de llegar hasta el momento de la Huelga General del 73 habiendo promovido e impulsado una práctica popular de carácter insurreccional, que hiciera posible que de esa huelga general no fuese solo una protesta contra el golpe de estado sino también un movimiento de orientación revolucionaria. No solanente de parte del MLN hubo un encarrilarse en el campo militar, se veía así la revolución en esa época como desde Sierra Maestra, en toda la guerrilla, en el Frente Sandinista, en Perú, Colombia, Venezuela. Como un encarrilamiento en el campo militar sin pensar o sin ver que esa vía militar tiene que servir simplemente de apoyo para un crecimiento popular que sea el que verdaderamente protagonice la revolución. Los protagonistas, en cambio, terminamos siendo nosotros, los miembros del aparato, cuando tenían que haber sido los trabajadores organizados.

--- Nos viene a la memoria una frase del tiempo de la Huelga General: "Ahora que son necesarios, los Tupas no están". ¿Eso sería un juicio de la historia sobre esa estrategia?

- Yo siempre digo que al documento de la "Tres F" sobre la Huelga General le falta una pata. Ahí se dice entre otras cosas que lo que fracasó fue un estilo y método de trabajo, y con esto se apunta al contexto histórico e ideológico de la teoría y la estrategia de Arismendi, y efectivamente, la misma fracasó. Pero también debemos hablar de la incapacidad que tuvimos los que participamos en la lucha armada, porque no fue sólo el MLN, es algo más general, en no haber desarrollado una visión insurreccionalista que nos permitiera una práctica popular insurreccional, que hiciera que en ese momento el pueblo pudiera proponerse cambios, que frente a un golpe de estado se plantease levantarse en una lucha por el poder, ya que era el momento justo, momento culminante de cien años de historia de la lucha de clases en el Uruguay, y del período del 68 al 73 con la acumulación de fuerzas en la calle, en el movimiento de los trabajadores, la unificación de las luchas, el movimiento estudiantil, y en el plano político el Frente Amplio y la unidad de la izquierda. Todo eso lleva hasta la protesta contra el golpe de estado pero no pasó de ahí.

--- Este balance que hacés ahora, ¿se hizo alguna vez en el MLN?.

- No es un balance externo al debate que tuvieron los Tupamaros ni una opinión personal, es un producto esa discusión, aunque no es la única visión que existió en el MLN. Esa polémica sobre los por qué de la derrota del MLN y de la derrota popular existió durante mucho tiempo pero nunca se resolvió. Cuando salimos a la legalidad esa discusión se dio en el marco orgánico. La primera pregunta era ¿nos reorganizamos o no?. Sí, nos reorganizamos para discutir sobre ese tema y elaborar una nueva teoría de acuerdo a las nuevas condiciones de legalidad, pero con esa visión crítica de nuestra historia y de un quehacer diferente que correspondiera al espíritu revolucionario con el cual Raul Sendic, Fernandez Huidobro, Marenales y tantos otros compañeros convocaron a la lucha.

---¿Y qué ocurrió? ¿Hay una involución del MLN en la legalidad, otros hicieron otros balances y llegaron a otras conclusiones y se produjo una deformación del MLN?.

- En un comienzo el MLN se integra a la legalidad manteniendo aquel espíritu de ruptura. Se veía esto en su participación en el movimiento de masas, una orientación que no se sometía a las leyes del reformismo. Una acumulación a nivel de masas que se expresó en la fundación del Movimiento de Participación Popular, MPP, con otros compañeros del MRO, PST, y otros que se sumaron individualmente con la idea de conformar un movimiento que concentrara su práctica en las luchas sociales. Dispuesto a ir a los asentamientos, a todo lo que desacatase las reglas de la negociación sindical. Esto se vio en varios conflictos, como el caso paradigmático del transporte en CUTCSA en el 87. Pero a comienzos de los 90 el Frente llega al gobierno de Montevideo y se comienza una práctica de gobierno responsable, una cultura de gobierno, que en realidad está destinada a adaptarse al sistema. Nosotros desde el MPP sufrimos las consecuencias de esa cultura de gobierno, cuando la represión de la IMM a la venta callejera y otros conflictos grandes. Pero a su vez también pudimos llevar una práctica desde el Parlamento de oposición al MERCOSUR, de compromiso con la lucha de los trabajadores, y esto nos hizo ver que era posible cambiar una vieja postura histórica del MLN de solamente acompañar desde afuera pero no participar directamente en el Parlamento.

--- En materia de participación institucional a ti te tocó hacerlo en la Junta Departamental de Montevideo, ¿cuál es el balance de esa experiencia?.

- Nos dijimos: dada la fuerza que existía en la calle, estar en el Parlamento no te podía impedir continuar con la ruptura y la transgresión. Ibas a la Junta Departamental o a la Cámara de Diputados, pero para seguir esa misma línea. Llegamos a un punto culminante en el 94, cuando un sector muy importante del pueblo uruguayo acompañaría la huelga de hambre que hiceron los detenidos vascos en el Hospital Filtro pidiendo el derecho de asilo. Fue una movilización de fondo político, con contenido ideológico, no algo solamente reinvindicativo. En ella se involucró desde la central de trabajadores hasta la propia Mesa Política del Frente Amplio, porque en la calle había una presencia. Y en respuesta a esa calle que estaba en movimiento, vos podías plantearte continuar con una práctica institucional. Pero la realidad nos muestra que el sistema es muy poderoso, que la práctica institucional termina adocenando las cabezas y es así que hoy en día el MLN (o por lo menos algunos de sus dirigentes) ha sustituido incluso con ventajas, porque tienen más autoridad moral, a Astori, a Couriel e inclusive a Batalla, en la defensa,desde dentro de la izquierda progresista, del capitalismo y del acuerdo con la burguesía.

--- ¿Eso es consecuencia de haber participado en la institucionalidad, o es una consecuencia de la situación ideológica del MLN, del balance no hecho?.

- Creo que es un conjunto de cosas. Tal vez aunque se hubiera hecho el balance, no se hubiera impedido que se tomaran esas decisiones. También podría haber ocurrido aún no yendo al Parlamento, convertirse igual en una fuerza con una práctica reformista que apoyara lo peor de la izquierda progresista. Es todo ese conjunto. Había un MLN que no terminaba de resolver los problemas pendientes de su historia y definir lo que iba hacer en el marco de la legalidad permitida, esa que te permiten y en que te abren las puertas pero... ¿qué hacés ahí adentro y cómo te movés?. Y evidentemente ahí había diferencias, no se expresaron nunca públicamente pero existieron. El éxito como parlamentarios y en los medios de comunicación, también influye, porque tiene la apariencia de que ese camino estaría dando resultado. Y finalmente también lo que fue lo del Filtro, la masacre de Jacinto Vera de la policía cotra la gente congregada en la calle en paoyo a la huega de hambre de los vascos. Muchos compañeros, viejos revolucionarios, quedaron colocados frente a la disyuntiva: o continuamos por este camino de acumulación de fuerzas en la movilización callejera, o nos adaptamos a esto que es donde estamos ahora, el Parlamento, la vida interna del Frente Amplio, y en función de esto cambiamos nuestra concepción. Nunca existió una visión única sobre esto dentro del MLN en lo que siguió. Recuerdo un discurso de Raúl Sendic en el 87 (en el Franzini) donde hablaba de la necesidad de una unidad de la izquierda sin exclusiones, pero no de una unidad para transar, y tampoco una unidad para transar con los que transan. Hoy, cuando el MLN y el MPP se han convertido en la fuerza electoral más importante del Frente Amplio, esto los conduce a la transa con sectores de la clase dominante. Por ejemplo respecto a Batlle, cuando se decía (al comienzo de su mandato) que es un pobre viejo que ya está en la Estación Carnelli y hay que darle una oportunidad, de repente se había vuelto bueno. Y fue el MLN el que puso la fuerza moral para que el Frente se incorporara a la Comisión para la Paz, que en realidad era la comisión para consagrar la impunidad de los asesinos, torturadores, desaparecedores.

--- ¿Qué reflexión te merece la fundamentación de Fernandez Huidobro para que si el Frente Amplio llega al gobierno, la ley de Impunidad siga vigente?

- No, en realidad, él no lo dijo así, aunque ese pueda haber sido el sentido. Mi opinión personal es que es una consecuencia lógica de esta práctica que vienen llevando adelante, de anterponer a todo la victoria electoral y en función de ella renunciar a una cantidad de cosas. No sé... habrá algún momento en el cual se renunciará también a la dignidad, y que se hagan concesiones a la corrupción, como creo que ya algún ensayo de la Intendencia de Montevideo puede haber ocurrido.

--- ¿Qué opinión te merece la frase de Mujica :"yo quiero un capitalismo que funcione"?

- Sí, el capitalismo que funciona es éste, está funcionando muy bien para sus propios fines. Si se quiere el capitalismo, se quiere este que hay hoy, es decir, el de la Parmalat, la especulación, la deuda externa. Esto no es ajeno al capitalismo, esto es el capitalismo. Añorar un capitalismo pre-monopolista, o uno en el que los burgueses acumulaban dinero debajo del colchón, hoy está un poco fuera de moda, volver a antes de la Revolución Industrial cuando hoy ya vamos en la enésima revolución industiral. Vale más, es mucho menos ilusorio y fantasioso, luchar directamente por el socialismo, por la transformación revolucionaria de la sociedad, que luchar por volver a un capitalismo que fue posible en sus inicios, hace 400 años. Pero todo esto es más bien una consigna, una forma de confundir, atemperar espíritus. Se dice: no nos hablen más de la revolución en Uruguay hasta dentro de 25 años, ahora lo que queremos son burgueses "buenos". Y el burgués bueno no es siquiera una especie en extinción, sino una que nunca existió. Porque el papel del burgués es obrar en función de la tasa de ganancia y por lo tanto explotar, reducir el salario al mínimo, reducir las condiciones de vida a las peores, dentro de lo que puede en la lucha de clases.

--- ¿Y cómo nos deja todo esto ante el gobierno del Frente Amplio?. Porque tú estás hablando de una concepción que no es exclusiva del MLN, sino (con matices) del planteo oficial del Frente Amplio.

- En estos últimos tiempos vivimos los actos preparatorios del gobierno del Frente Amplio: el Congreso del PIT-CNT y el del propio Frente. Ahí se preparó el marco legal de lo que va a ocurrir. Se rebajó una vez más el ya rebajado programa del Frente Amplio, y lo mismo con la central sindical. Se adecuaron los programas a lo que en la práctica ya están llevando adelante sus principales dirigentes. Ya no cabe aquello de decirles "ah, pero ustedes están contraviniendo el programa"; no, no, no, ahora están llevando adelante el nuevo programa. No habrá lugar para una postura digna frente al tema deuda externa, porque no se habla del no pago. No se va hablar de la reforma agraria, ni siquiera de aumento de salario, porque se renunció hasta a aquella medida de llevar el salario mínimo a la media canasta familiar, que la había propuesto precisamente el Movimiento de Participación Popular en el Congreso del 91. Entonces, habrá un gobierno que en definitiva cambiará algunas cosas para que no cambie el sistema capitalista y continúe la misma situación que ahora.

--- Pero esto comparemos ese gobierno con el que tenemos ahora. ¿Sería o no un paso adelante, sería preferible?. Digamos, ¿no es mejor Kirchner que Menem?

- Sí claro, y es mejor Lula que Cardoso. Pero desde el punto de vista del hombre que no tiene trabajo, no come, y espera cambios, llega un momento que esa esperanza se borra. Para el excluido, el gobierno no tiene color, a menos que se produzca un cambio que se traduzca en su vida práctica, que empiece a comer, trabajar, a contar con su derecho a la salud, que empiece tener un espacio de lucha y participación, y para eso la fuerza política tiene que intentar hacer la revolución.

--- ¿Pero no hay una intención en el Frente Amplio de introducir mejoras dentro de la situación, y acaso no hay posibilidades de que eso ocurra?

- Hay sí un discurso. No sé las intenciones, porque ese tema va a lo más profundo del espíritu. Hay un discurso donde se habla de mejorar, y algunos dicen que por lo menos vamos a ser más honestos que Jorge Batlle. Espero que sí, tampoco me juego mucho a eso, porque junto con el capital privado va la comisión, se le abren las puertas como en la Intendencia Municipal de Montevideo y por ahí se cuelan los demonios de Don Dinero. En cuanto a posibilidades,... no sé. Porque posibilidades sin romper con el Fondo Monetario Internacional... En realidad Kirchner no rompió con el FMI, le está pagando puntualmente. Puede sí gargantear frente a los acreedores privados, que no tienen otra posibilidad de cobro.

--- Incluso en eso algunos en el Frente Amplio han criticado la guita que hizo Kirchner...

- Frente a la quita del 75% a los tenedores de bonos, porque claro, eso lo pone el Frente Amplio ante la necesidad de plantear lo mismo, y creo que por ahora se está muy lejos de ello. Del Congreso no salió siquiera una renegociación de la deuda externa, sino simplemente conseguir nuevos créditos para hacer frente a los pagos que tiene que hacer Uruguay después del 2005, o sea pagar la deuda externa.

--- Pero el frenteamplista común y corriente está viendo todo esto como una especie de astucia.

- Sí, por supuesto. La mayor parte del frenteamplismo tiene la expectativa de que las cosas van a cambiar, de que va haber aumento de salarios. Si hablás con los trabajadores públicos verás están convencidos de que el gobierno progresista les va a dar un aumento. Frente a las creencias, que lindan lo religioso, poco se puede hacer. Esas expectativas existen, es así. Y el que dice: "es muy difícil que sea así", es mirado como Satán. Esto es lo que domina la subjetividad del frenteamplismo hoy en día y que hace perder la perspectiva. Va a ser más claro aún después del 1o de marzo del 2005. Me imagino a Tabaré festejando con Fidel de un lado, Lula del otro, Kirchner, Chávez...bueno, nuestro pueblo frenteamplista va a creer que está tocando el cielo con las manos y en realidad no está tocando nada. Esa es la gran disyuntiva. ¿Cómo lograr una política revolucionaria con un marco subjetivo, que al menos para mí, en comparación con el Uruguay batllista, es aún más alienado?. Hay una alienación más profunda en la gente porque en lo político hay una credibilidad más grande en el Uruguay frenteamplista que en el Uruguay batllista.

--- Este planteo que tú hacés ahora.¿No favorece en cierta forma la continuidad del régimen de la coalición rosada, no desestimula a la gente de votar al Frente?

- ¡En realidad no!... (Se ríe abiertamente) Porque la gente simplemente no te cree. Este discurso está dirigido a la recomposición del movimiento revolucionario y por lo tanto a la conciencia de compañeros que ya están desengañados de las posibilidades de un gobierno del Frente Amplio, no está dirigido a la gente que aún cree en el Frente. Eso ocurriría si alguna vez un movimiento revolucionario en el Uruguay vuelve a tener aunque fuese la fuerza que tenía la izquierda radical en el Frente Amplio y en el PIT CNT hace una década, un poco más de la tercera parte. Si alguna vez recuperamos esa fuerza, entonces si será la hora de dirigirnos a aquellos que hoy en día mantienen esa expectativa, que supongo que para entonces ya la habrán perdido. Más que lo que diga uno, son los hechos los que convencen. Más allá de este discurso, en compañeros que integran el MLN, el MPP, o que integran la Corriente de Izquierda, hay una credibilidad en que algunos cambios positivos van a ocurrir. Pero basta con que Fernandez Huidobro diga "se puede renunciar a todo, menos a la victoria electoral", y lo diga para renunciar nada más y nada menos que a la anulación de la Ley de Caducidad y por lo tanto a la Verdad y la Justicia, para que la gente se sienta golpeada y vengan y te digan: "¡¿CÓMO PUEDE SER ESTO?!!!". Y esto puede ser porque está dentro de la lógica de lo que venimos hablando desde hace mucho tiempo. Vos le podés decir a los trabajadores, "mirá que un gobierno progresista es capaz de reprimir a los trabajadores en lucha", pero no te creen. Pero basta que Mariano Arana ponga a los coraceros en la puerta de la Usina 5 para que los trabajadores municipales, frente a ese golpe digan : "Pero este NO ES el Mariano Arana que yo vote. ¿Es está es la Vertiente Artiguista o el Partido Socialista que yo voté? ¿El que me reprime a mí ahora?". Nosotros creemos que desde el 2005 en adelante habrá que ir construyendo una referencia en el movimiento de masas, que tenga un carácter revolucionario y que además mantenga la independencia frente al gobierno progresista. Una tendencia en lo social, entre los desocupados, a nivel del cooperativismo, del movimiento estudiantil, de las radios comunitarias, que sea capaz de mantener esa independencia y decir: "este es un gobierno que defiende el capitalismo, no está hecho para transformar el capitalismo en socialismo, no es un avance, una aproximación al poder, sino que es un retroceso, una asimilación al sistema de poder". Es una tarea enorme. No sé cómo se habrá sentido Mao cuando frente a 500 millones de chinos comenzaron el primer núcleo del Partido Comunista con un puñadito, allá por los años 20. En una China que además estaba mucho más atrasada que Uruguay en su conciencia política.

--- Sí, pero Mao no salió a enfrentar a un gobierno de izquierda, sino a la dictadura fascista del Kuomintang, y a una invasión japonesa.

- Sí, es verdad, en ese sentido estaba aún en mejores condiciones que nosotros. Ahí el enemigo estaba mucho más claro. Así como también fue muy difícil la lucha de Rosa Luxemburgo frente a los reaccionarios y además contra todo el reformismo, en aquella época en que la socialdemocracia toda había sido cooptada por el espíritu nacionalista de la Primera Guerra Mundial. Pero no se puede esperar por situaciones limpias para la lucha. El tema es si vos das o no das la lucha, si existe la voluntad o no de llevar a la práctica lo que vos entendés como necesidad histórica.

--- ¿Pero cómo se condice todo esto que estás diciendo, con la afirmación que has hecho repetidas veces de que vas a votar al Frente Amplio?.

- Porque creo que una de las principales consecuencias de que gane el Frente Amplio, será colocar a la gente frente a las medidas que se vayan a tomar, a situaciones que le van a provocar tomas de conciencia, y por lo tanto en ese sentido (nada más que en ese), yo voy a votar al Frente Amplio. Entiendo también que haya gente que no lo vote, no es una postura de principios. Creo sí que desde el punto de vista táctico favorece al desarrollo de la conciencia el hecho de que esa instancia se agote, se pase por esta fase que es necesaria dada la historia del Uruguay de los últimos 50 años. Como fue necesario para que se agotara el batllismo, que viniera Luis Batlle y destruyera el Frigorífico Nacional para que la gente en el Cerro, esos trabajadores que votaban a los comunistas y a los anarquistas en el sindicato pero votaban a Luis Batlle en las elecciones, se desilusionaran de él y pasaran a votar a la izquierda. Si no se dan esos hechos, no ocurre. Entonces voy a votar al Frente Amplio.

--- Tuviste una etapa política en la Corriente de Izquierda (CI), ¿cuál es tu situación actual?.

- No, yo en la Corriente de Izquierda hace años que no participo. Participé en el 3er. Congreso justamente para dar una opinión que en esa ocasión reflejaba a un colectivo de compañeros que estaban agrupados en el MPP-Fundacional, y era una línea totalmente contraria a la que lleva la Corriente de Izquierda. Esa idea era un poco la ya expresada aquí de fortalecer la lucha en la calle, el movimiento por fuera del Frente Amplio, y no dejarse dominar por el cronograma electoral ni institucional que es el del Frente Amplio. Establecer un cronograma propio y dirigirse a las luchas sociales. Tratar de acompañarlas y apoyarlas, centrar la cabeza en eso y no en la lucha interna del Frente Amplio, porque nostros damos por sentado que hoy en día es imposible revertir allí la correlación de fuerzas interna. No sé si era posible hace diez años, cuando casi no sale el apoyo crítico al MERCOSUR, cuando casi no sale el Encuentro Progresista, por la fuerza que tenía entonces una izquierda con espíritu revolucionario dentro del Frente Amplio. Hoy en día se puede ser testimonial adentro del Frente Amplio, sigue siendo una posibilidad. La otra es intentar acumular por afuera. Es un poco lo que nosotros planteamos en aquel momento y que está dentro del pensamiento que he pretendido más o menos sintetizar en esta entrevista. Hoy en la interna del Frente Amplio no hay eco posible al mensaje revolucionario, no es ni siquiera escuchado con respeto, es rechazado porque se lo ve como peligroso para los intereses electorales frentistas. Aún así, es posible plantearse continuar con esa lucha ahí adentro. Hay compañeros, no solo de la Corriente de Izquierda, del Partido por la Victoria del Pueblo, del 26 de Marzo, compañeros independientes, compañeros individuales dentro del MPP, que continúan con esa esperanza y expectativa. Y tal vez frente a las realidades de un futuro gobierno progresista esos compañeros tengan otro desarrollo. Nunca es bueno trasladar ejemplos, pero eso ocurrió en el PT en Brasil. Llegará un momento en que el Frente Amplio no va a poder dar espacio siquiera a la más mínima discrepancia, que va a transformarse en herejía. Pero creo que más vale prepararse de antemano y hacerlo concientemente y con tiempo, que después tener que salir forzado por una expulsión como le pasó a Luciana Genro y a Heloisa Helena, las parlamentarias que fueron expulsadas del PT por no votar disciplinadamente junto al gobierno de Lula.

--- Hay dos recriminaciones que te hacen compañeros que han participado o participan en la Corriente de Izquierda: que nunca apostaste en serio a ese proyecto; y la otra que puede ser simétrica con esa, que serías responsable por omisión de esa evolución de la CI.

- Yo no sé si aposté en serio a ese proyecto, pero sí sé que nosotros renunciamos a lugares muy importantes para embarcarnos en él, significo un sacrificio personal importante, teniendo además la expectativa de que en ese marco de la Corriente de Izquierda íbamos a encontrar eco a este tipo de opiniones. No lo encontramos, encontramos otras cosas. Y respecto de la idea de que fuimos omisos en la lucha interna, diría que se tiene una imagen de la lucha ideológica como de una bolsa de gatos: se encierran todos los gatos en una bolsa, y se van comiendo entre ellos hasta que se salva uno, o no queda ya ninguno, quedan solo las colitas. Y yo digo que no, que la lucha ideológica se da de muchas maneras, y una que a la que no soy proclive y de la que estoy agotado es justamente esa, de las discusiones hasta altas horas de la madrugada, donde nadie se mueve un ápice de sus posiciones, y el resultado es que te hace perder justamente la oportunidad de llevarlas a la práctica. La Corriente de Izquierda nació con la interrogante de siempre: "No sabemos hasta cuando vamos a estar en el Frente Amplio". Ahora tampoco sé hasta cuando van a estar. Todavía están. Lo que se tiene que ver es si es útil estar, si acumula, o si de lo contrario desacumula. Puede que tengan un resultado electoral favorable, y eso les permita obtener un cargo en el Parlamento, o en el gobierno. Yo no estoy dispuesto a eso, ya hicimos la experiencia de la Junta Departamental y nos dimos cuenta que sin una fuerza popular, una fuerza social luchando en la calle, los gestos y las posiciones personales en el Parlamento y a la interna del Frente Amplio son estériles.

--- Sin embargo tu voto contrario a la privatización del Hotel Casino Carrasco, que fue un gesto, te debe haber significado un reconocimiento.

- Sí, es cierto. Ahora, en la actualidad es muy gratificante, porque seis años después la gente que se encuentra contigo te dice que tenías razón. Pero es casi un hecho minúsculo en cuanto al desarrollo de la conciencia colectiva, tiene poco significado el poder decir: "Yo tenía la razón...". Lo que importa es que el día de mañana, cuando el gobierno del Encuentro Progresista vaya a llevar adelante una nueva ley de asociación de capitales privados con ANCAP, exista un movimiento popular capaz de oponerse a esa nueva privatización, con los mismos argumentos que hoy se opusieron a la privatización de Jorge Batlle.

--- Pero antes de ese mañana ¿Qué nos deja el hoy, qué habría que hacer hoy, cuál sería la táctica de los revolucionarios?

- Hoy, yo creo que la táctica es olvidarse del calendario electoral y dedicarse a las realidades actuales, y dentro de ellas, las perspectivas de un gobierno del Encuentro Progresista. Cómo enfrentar al capitalismo y a esta defensa del capitalismo que hace la izquierda progresista, y cómo enfrentar a quienes desde la izquierda progresista van a defender el capitalismo.

A propósito de Cero a la izquierda, Una biografía de Jorge Zabalza

¿Se pueden enjaular los sueños? ¿Y domesticarlos?

Néstor Kohan
Rebelión
[Montevideo, Letraeñe Ediciones, 2007]
18 de febrero del 2004

No entendemos nada. ¿Los Tupamaros en el gobierno? ¿A favor del capitalismo? ¿Defendiendo a las empresas multinacionales? ¿Promoviendo el perdón para los militares asesinos del pueblo uruguayo? Es cierto. Lo reconocemos. No entendemos nada. Tal vez no seamos los únicos...

Para todos aquellos que, como a nosotros, les cuesta entender, nada mejor que leer este libro. Sí, es una biografía, pero es muchísimo más que eso.

Se trata de la biografía de Jorge Zabalza, dirigente histórico del Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros (MLN-T), la guerrilla guevarista encabezada en Uruguay por Raúl Sendic.

Zabalza es uno de los célebres nueve dirigentes insurgentes (entre los que estaba Sendic) que fueron capturados y permanecieron rehenes durante once años de la dictadura militar.

Aunque ya había publicado cuatro libros propios (El Tejazo y otras insurrecciones; La estaca; El miedo a la democracia y Lo viejo y sabido), con este nuevo libro —escrito por Federico Leicht, el joven periodista que lo entrevistó— Zabalza rompe el silencio.

Rememora, recuerda, relata y cuenta, pero no para hundir, enlodar, delatar, pedir perdón y sentenciar con el dedo “ese no es el camino”. De ningún modo. El jefe guerrillero habla, revela intimidades políticas, ventila secretos celosamente guardados, recupera clandestinidades y conspiraciones no siempre conocidas. Su finalidad apunta a contar la historia de los Tupamaros “no como un cuento de hadas”.

Alguien podría acusarlo de indiscreto. Sin embargo, nada más lejos del libro de Zabalza que El oro de Moscú, aquel bodoque mercantil donde un antiguo militante del PC argentino, estrechísimamente ligado al mundo de la Unión Soviética y sus aparatos de inteligencia (KGB), comenzó en los años ’90 a ventilar antiguos secretos (“las armas las pasábamos por aquella vía...”, “el dinero lo obteníamos de la siguiente manera...”) para recibir carta de ciudadanía y aceptación en el mundo burgués. No es el camino de Zabalza. Cuando el dirigente tupamaro de Uruguay revela secretos lo hace persiguiendo un objetivo totalmente opuesto. Con su polémica se propone denunciar e impugnar la adaptación del MLN y de la dirigencia histórica de Tupamaros al orden capitalista y dependiente de Uruguay y a la lógica institucional del Frente Amplio (FA).

¿De qué nos habla su libro? Del proceso de formación de la conciencia revolucionaria, no en “el hombre” en general, sino en un individuo de carne y hueso, cuya historia personal condensa gran parte de la historia política y las rebeldías de toda una generación. En páginas ágiles, llevaderas y a veces hasta divertidas —por lo menos, antes de la etapa de la tortura— el joven periodista y escritor Federico Leicht nos va llevando de la mano por mil estaciones de un viaje donde se encruzan los avatares singulares de Jorge Zabalza con la experiencia de todo un segmento de la izquierda uruguaya.

Por allí desfilan la bohemia juvenil, el departamento-bulín (que tenía 17 juegos de llaves repartidos por Montevideo...) de fiestas y parrandas, el alcohol, los amores, las luchas estudiantiles, una experiencia en un kibutz de Israel habiendo incursionado en la izquierda marxista judía de Uruguay (a través del grupo Hashomer Hatzaír [Guardia Joven] que llevaba el nombre del guerrillero socialista judío que encabezó el combate contra los nazis en el guetto de Varsovia), la estancia en París (donde trabajó cargando cajones en el mercado de Les Halles), el regreso a Uruguay, un primer intento fallido de ingresar al Movimiento de Liberación Nacional-MLN Tupamaros, el entrenamiento militar en la Cuba revolucionaria de los años ’60 (a través de los contactos del Movimiento Revolucionario Oriental-MRO), nuevamente el regreso a Uruguay y, ahora sí, el ingreso efectivo en el MLN.

Allí aparece en escena Raúl Sendic y el primer contacto de Zabalza con él. Luego, los primeros experimentos guerrilleros urbanos y también rurales, las clandestinidades, la militancia política y la captura a manos de la represión militar. Entonces nos cuenta la fuga célebre del penal de Punta Carretas (junto a otros 110 guerrilleros), el reintegro a la lucha político-militar hasta la nueva captura.

En ese instante empieza el infierno. La tremenda crueldad, no de un militar aislado sino de todo un sistema de represión sin el cual América latina viviría de otra forma. A diferencia de las dictaduras militares de Argentina o Chile, la dictadura uruguaya mantuvo a la dirección histórica de la insurgencia del MLN-Tupamaros como rehenes. Nueve dirigentes repartidos en diversos cuarteles, rotando a lo largo de las guarniciones militares.

Al recorrer de la mano de Jorge Zabalza y Federico Leicht los once años de aislamiento y encierro en una jaula (con luz eléctrica las 24 horas), sin poder hablar con nadie ni hacer gimnasia, las torturas, los castigos, el verdugueo, al lector le surgen dos preguntas inequívocas. Una hacia el pasado, otra hacia el futuro.

La primera sería la siguiente: “¿Cómo los dirigentes guerrilleros, rehenes de la dictadura militar uruguaya, no se volvieron locos?”. Al planteársela coloquialmente al compañero y amigo Zabalza, éste no duda un segundo en responder: “¡Lo que sucede es que sí, efectivamente, nos volvimos locos! ¡Estábamos locos!”. Y sin embargo, luego de años y años de aislamiento, tortura y tormentos, el volver a estar entre compañeros y compañeras, el reencontrarse en el seno del pueblo, la recuperación de los afectos, los hijos, los amores, los amigos, los compañeros sobrevivientes permite superar ese estado de locura al que los represores y torturadores militares quisieron llevar para siempre a los dirigentes revolucionarios.

La segunda pregunta podría resumirse así: “Ellos, los perros guardianes del poder, jamás nos tuvieron lástima ni clemencia. ¿Vamos a tenerla nosotros con ellos?”. No resulta casual que el Che Guevara, quien algo sabía de estas cuestiones, luego de meditar mucho escribió “Un pueblo sin odio no puede triunfar sobre un enemigo brutal”.

En todo ese itinerario, la curva de variación de la experiencia de vida de Zabalza rompe la trayectoria habitual de aquellos que se suben al caballo por la izquierda y se bajan por la derecha. Es decir de aquellos que nacen en una cuna de oro, incursionan en la rebeldía (incluso en las más radicales) para terminar institucionalizados o administrando las propiedades de papá. En el caso de este dirigente tupamaro, nacido en una familia acomodada e hijo de un senador del Partido Nacional de Uruguay, esa trayectoria se desdibuja, se pierde y adopta otros rumbos. En lugar de transitar por la ruptura familiar (como tantos otros rebeldes de la década del 60 y el ’70) para culminar incorporados a un ministerio, a un despacho, con dos secretarias, un automóvil carísimo, relojes de oro, trajes, el ceño fruncido y el cinismo a flor de piel... Zabalza llega a la madurez viviendo en un barrio popular de Montevideo, trabajando en una carnicería e impugnando a toda la clase política uruguaya, especialmente a los antiguos revolucionarios que hoy viven de las glorias del pasado, lustrando sus medallas guevaristas oxidadas y administrando mansamente el capitalismo que otrora supieron combatir. (Cualquier parecido con casos similares de Argentina... no es pura casualidad).

El libro, sumamente polémico, tiene un doble destinatario. Su mensaje es muy claro en ese aspecto.

Por un lado, se dirige a los antiguos dirigentes guerrilleros uruguayos. Con esas revelaciones Zabalza pone en una encrucijada a Pepe Mujica, a Eleuterio Fernández Huidobro y a otros connotados ex tupamaros que hoy dirigen la política en Uruguay. Zabalza los pone en un brete y los arrincona contra la pared: o se hacen cargo de esa historia de insurgencias, conspiraciones e insurrecciones (que se prolongan hasta mediados de los años ’90) o reniegan de la historia.

Por otro lado, Zabalza interpela a la juventud, a las nuevas camadas de revolucionarios que comienzan a foguearse hoy en la lucha callejera, el mundo estudiantil, la militancia sindical y territorial. Zabalza le dice a este segmento algo sencillo, transparente y sin ambigüedades: Rebelarse es legítimo y vale la pena. ¿No era ese, precisamente, el corazón del pensamiento marxista que tanta vida institucional termina triturando en el mundo contemporáneo? ¿No era ese, justamente, el núcleo de rebeldía radical que enseñaron tanto Lenin como el Che Guevara y que tantos posmodernos hoy intentan desprestigiar y ensuciar? Este elogio de la rebeldía no surge de un adolescente inexperto e inmaduro sino de un militante experimentado, marcado por mil batallas, dolores y alegrías, en los recuerdos y en el cuerpo.

Si la primera mitad del libro resulta la más impactante para los lectores de una generación posterior a la de Zabalza (porque allí se retrata la historia heroica y legendaria de los Tupamaros), la segunda mitad posee un poder de impacto no menos contundente. Esto se explica porque allí aparece la historia más reciente del MLN en tiempos de “capitalismo democrático y nacional a la uruguaya”, esto es, desde 1984 hasta la actualidad. Un cuarto de siglo de vida republicana y constitucional que terminó de realizar la tarea que los militares no llegaron a completar: la neutralización, la institucionalización y, finalmente, la cooptación de gran parte de la izquierda uruguaya. No sólo del progresismo tradicional del Frente Amplio sino también, y principalmente, del movimiento tupamaro.

En este último rubro, Zabalza muestra con hechos concretos, hasta ahora desconocidos, que en el MLN-Tupamaros convivían dos perspectivas de fondo: la revolucionaria e institucional y la “pragmática” y posibilista que terminó predominando con dirigentes políticos renombrados como Fernández Huidobro o Mujica. Esas revelaciones del libro Cero a la izquierda son tan importantes que la semana pasada (noviembre 2007) motivaron, por ejemplo, una batahola (con trompadas y empujones generalizados) en el parlamento uruguayo, a la vista de todo el mundo.

De cualquier modo, más allá de las múltiples anécdotas y los relatos históricos, lo que el testimonio de Zabalza aporta es una enseñanza mucho más general. No estamos predeterminados de antemano. “Cambiaron los hábitos de comida y la forma de vestir. Nuestras manos y nuestros olores cambiaron. Suicidio total. Somos otros”, reconoce este antiguo hijo de la burguesía que emprendió una ruptura radical con ese mundo fácil y vacío que lo vio nacer. Para ello puso en juego su vida a lo largo de décadas y hoy, desde un barrio popular y una carnicería, continúa batallando contra ese mundo burgués, injusto, sucio, mugriento. ¿Es, acaso, una trayectoria muy distinta a la que experimentó el joven Ernesto Guevara? ¿Y Mario Roberto Santucho?

¡Sí!, se puede vivir de otra manera. La rebelión es posible, es deseable, es necesaria. La creación de mujeres y hombres nuevos no es una locura. Ni la tortura, ni las jaulas, ni el aislamiento podrán aplastar ese sueño cotidiano. De eso, tan sencillo, tan simple, tan terrenal y sin embargo poético, habla este libro.