viernes, 24 de julio de 2015

Nada que añadir a los escrito por marcos. Osvaldo fue uno de los puntales de aquella montonera tupamara que soñaba con la revolución social en los '90. Las huelgas de Cutcsa y de Onda, los 83 días de la construcción, la lucha del Espinillar, la de los pescadores...Si habremos compartido combates con Osvaldo y, en mi caso particular, no puedo olvidar que cuidó a mi padre hasta el último dia. Negro, nos veremos en cualquier recodo de la vida o de la muerte. Abrazo fraterno Tambero



No recuerdo bien el año debería ser por fines de los 80 llegamos con el "Aboyado" a una casita del Barrio Obrero, allí mismo frente a la Plaza de Haití, golpeamos las manos en el frente y entre el aroma a comida y el ladrido de los perros se asomo una señora mayor que mientras se secaba las manos en su delantal nos miraba y decía dirigiendo su voz para el interior de la casa..."nene debe ser para vos", allí salió el "Negro" mirando como desconfiado, como en otros tiempos, con un pie


Marcos Luis Lombardi Cuzzi








apuntando hacia la "clande"..."ha son Uds. pasen".... vieja son mis amigos, son compañeros , y le asomo una sonrisa a la madre que volvió a la cocina para poner las papas a hervir. Osvaldo Maidana, el "Negro", un adelantado por esos años pocos tenían acceso a las computadoras, y el Negro no sólo tenía una en su casa sino que además andaba de vuelo, desde allí entre cuentos y comidas caseras, mezclando un poco de juegos con militancia sacamos la primer Edición de "La Fortaleza", en la tapa la foto de los compañeros de Colagel ocupando la fábrica, dos hojas tamaño de diario con letra chica para escribir más palabras y alguna foto en la interna componían ese primer y único ejemplar que sacamos del semanario del Cerro unas horas antes de finalizar ese 30 de abril , víspera del 1º de mayo. Desde allí en adelante una amistad discontinua en lo físico y permanente en el alma, el Negro era de esos que no lo veías seguido pero sabías que estaba, siempre estaba. Entre el Troccoli y las “pegatinas” mezclaba anécdotas que narraba con una pasión única, ayudado por una memoria prodigiosa que nunca olvidó a los “compañeros” de antes, a los fieles, a los dignos, y que te podía decir completo el plantel de Cerro del año que vos quisieras tanto como los detalles con pormenores de cualquier reunión en la “clande”. Un crack, cuando hablaba de sus hijos se les llenaban los ojos de alegría, te metía en la conversa una en serio y una en broma, y podías pasar horas hablando con el sin aburrirte ni un minuto, conversador nato, solidario, buscavidas, paso de ser el “uno” en El Gráfico de Argentina a vender yuyos en 8 de Octubre, y termino laburando como “negro chico” en la Diaria de Uruguay, pero lo de adentro nunca cambió, ñel siempre fue el mismo. El “Negro” Maidana se nos fue, siguió el camino de la vieja a unas pocas semanas de partir, el destino los volvió a juntar, y estoy seguro que cuando empiece el campeonato estará allí sentado junto al Tito Eleazar recordando al viejo Tupamaraje y criticándole el agua del termo que siempre estaba fría. Hasta siempre Negro, en cualquier recodo del destino nos volveremos a encontrar.