jueves, 13 de agosto de 2020

Cría cuervos

 

Salió en Semanario Voces 13 agosto 2020

Guido Manini Ríos se afilia a la versión más retrógrada de la historia reciente: el golpe de 1973 fue a pedido del parlamento y consentido por la mayoría electoral, la que había votado a Bordaberry (apadrinado por Pacheco Areco) y al general Aguerrondo, cuya logia “tenientes de Artigas” ya había copado el mando superior del ejército. Manini estima que dicha mayoría se mantuvo con el correr de los años, indiferente a la barbarie del terrorismo de Estado y que, en noviembre de 1980, se expresó en el plebiscito: más del 40% del electorado apoyó la propuesta de la dictadura cívico-militar. Tampoco disminuyó, piensa él, con la restauración de la república liberal: en el plebiscito de 1989 se respaldó por mayoría la impunidad de los criminales uniformados. Por supuesto, ese no es el análisis visto desde la izquierda, pero, es el relato donde se afirma la acción política de Manini Ríos.

Antes de librarse de los límites propios del cargo de comandante del ejército, ya venía creando hechos que, indirectamente, lo iban aproximando al poder político. Su propósito parece ser desarticular el modo pacífico de dominación, para reemplazarlo con una pirámide de ordeno y mando a lo Pacheco Areco o a lo Mourao-Bolsonaro en Brasil, pero, aunque no lo desee, la actual correlación de fuerzas le impone transitar el laberinto electoral y parlamentario. Su problema es cómo avanzar por esos recovecos hacia un régimen autoritario, cómo respetar las reglas del juego liberal mientras va acumulando y centralizando su base electoral entorno a Cabildo Abierto.

Manini calcula que, dispersa y atomizada, sobrevive la opinión pública favorable a la dictadura, una masa siempre predispuesta a alinearse tras un caudillo militar. Simplemente busca marcar las líneas de acción política para aglutinar lo disperso. No le interesa que se despida al fiscal de corte ni que se derogue la ley de interpretación obligatoria, solo se propone enarbolar banderas ideológicas para despejar confusiones y ganar la confianza del electorado más conservador.

Nacionalismo de cuartel.

Año 1998. El 16 de octubre fue arrestado Augusto Pinochet por la policía de Londres. Acusado por genocidio, torturas, violaciones, homicidios y desapariciones forzadas, estaba requerido por el juez Baltasar Garzón de la Audiencia Nacional de España. Los testimonios de sus crímenes no sólo vinieron de Chile, sino también de España, Suiza y Francia. Dos semanas después Pinochet fue internado en un hospital siquiátrico de lujo. Allí disfrutó de la vida mientras esperaba que se dilucidara su caso y le permitieran regresar a Chile. La única forma de condenar judicialmente sus crímenes era en el plano internacional, lo otro era la impunidad, porque, ¿qué juez chileno se atrevería a meterlo preso? Sorpresivamente Eleuterio Fernández Huidobro dirigió sus dardos contra el juez Garzón. Según el dirigente histórico del MLN-T, la iniciativa del magistrado español entrañaba una intromisión en los asuntos internos y amenazaba la soberanía y la independencia de las patrias latinoamericanas.

Año 2006. En el mes de abril, Eduardo Radaelli, Wellington Sarli y Tomás Casella fueron extraditados a Chile, acusados por asociación ilícita y el secuestro de Eugenio Berríos. En defensa de los tres oficiales, Eleuterio Fernández arremetió agresivamente contra el poder judicial uruguayo, lo acusó de cortar el hilo por lo más delgado, sostuvo que los tres oficiales eran “presos políticos”. Para él, se trataba del acto inaugural de una nueva etapa para el Uruguay, pautada por la pérdida de la soberanía nacional, “una especie de Plan Cóndor al revés”, decía Fernández, embanderado con un “nacionalismo” ramplón y de baja estofa, a lo “carapintada” en una palabra.

Fernández replicaba sus antiguos devaneos con el “peruanismo” de los torturadores y asesinos del Batallón Florida, un verso que utilizaron para debilitar las defensas de los interrogados: “si ambos somos enemigos de la oligarquía y del capital extranjero… ¿para qué luchar entre nosotros? ¡Dale, no resistas!”. El artilugio atrapó a un Fernández Huidobro propenso a aceptarlo desde hacía tiempo. Fueron las mismas redes que tendieron los comunicados 4 y 7 y que, en febrero de 1973, enredaron al movimiento sindical y el Partido Comunista.

Apenas fallecido Raúl Sendic y derrotado el Voto Verde en 1989, Fernández Huidobro se sintió libre para reemprender, con renovadas energías, sus relaciones carnales con los militares de la logia “tenientes de Artigas”. Hizo sonar nuevamente las campanas del “nacionalismo” de baja estofa e inició el largo recorrido de infidelidades que lo condujeron al ministerio de defensa. Lo designó el presidente Mujica, uno de sus discípulos favoritos. Entre ambos, el 2 de febrero designaron a Guido Manini como comandante en jefe del ejército. Fue el regalo que dejaron a Tabaré Vázquez que, al mes siguiente, cuando asumió la presidencia, mantuvo a Huidobro y Manini en la cumbre verde. Los hechos posteriores al fallecimiento del ministro dejaron en evidencia los vínculos entre sus ideas y las que expone el comandante hoy transformado en líder partidario.

Olvido y perdón.

En diciembre del 2003, durante el Congreso “Héctor Rodríguez”, el compañero Hugo Cores propuso que el Frente Amplio impulsara la anulación de las leyes que se contraponían con los tratados internacionales sobre derechos humanos. Adecuar la legislación uruguaya a la internacional suponía, de hecho, anular la ley de caducidad. En la comisión del congreso donde se discutió la propuesta, se opusieron el Movimiento de Participación Popular, la Vertiente Artiguista, el Partido Socialista y Asamblea Uruguay. En el plenario final, Hugo Cores y Eleuterio Fernández argumentaron a favor y en contra del proyecto.

Fernández sostuvo que el Frente debía respetar la voluntad ciudadana expresada en el plebiscito de 1989 y dejar congelada la impunidad, como si el resultado del plebiscito fuera eternamente válido. En realidad, era un argumento falaz: la opinión de los electores es cambiante y se deben respetar esos cambios, por eso hay elecciones cada cinco años y los partidos se alternan en el gobierno. Además, sostenía Fernández, la propuesta de Cores comprometía el triunfo del Frente Amplio y, decía él, se podía renunciar a todo menos a obtener a la victoria electoral. Fernández estaba mostrando su hilacha, pero no sólo él, sino también los 746 congresales que acompañaron sus fundamentos, una mayoría que lo acompañó camino al olvido y perdón. Por el contrario, 569 delegados levantaron su mano para continuar la lucha para anular la ley de caducidad. La línea quedó que bien dibujada: Verdad y

Justicia, pero, no tanta, sin extralimitarse. Aun así, durante el primer gobierno de Tabaré Vázquez se realizaron las primeras excavaciones y, antes de finalizar ese año, ya se habían descubierto los cuerpos de Ubagesner Chaves Sosa y Fernando Miranda. Lástima que el implso inicial se detuvo. En el 2009, junto a las elecciones presidenciales se plebiscitó nuevamente la anulación de la ley de caducidad. Recién al finalizar la campaña, a regañadientes, el candidato progresista José Mujica adhirió a la lucha por Verdad y Justicia. Tal vez sus reticencias determinaron que no todos los votantes del Frente Amplio apoyaran la papeleta rosada. Tal vez esa fue la razón de que no se alcanzara el 50% necesario, pese a que el Frente Amplio ganó con más de la mitad de los votos emitidos. El sector acaudillado por Fernández Huidobro directamente no ensobró la papeleta que anulaba la ley de impunidad.

Las ambigüedades continuaron luego de saboteado el voto rosado. Una notable lentitud del Estado para resolver los crímenes de lesa humanidad. En el “caso Gelman”, año 2011, la Corte Interamericana de Derechos Humanos condenó al Estado uruguayo por el incumplimiento en “adecuar su derecho interno a la Convención Americana sobre Derechos Humanos”. El país debía garantizar que la ley de caducidad no volviera a ser un obstáculo para la investigación de las desapariciones forzadas y el procesamiento y condena de los culpables.

Tal vez con cola de paja y en respuesta a la condena internacional (¡vergüenza!), el gobierno de Mujica impulsó la ley que restableció “el pleno ejercicio de la pretensión punitiva del Estado para los delitos cometido en aplicación del terrorismo de Estado”. Sin embargo, otros apóstatas la rechazaron acaloradamente. Argumentaban nuevamente que el resultado del plebiscito de 1989, reafirmado en 2009, desvirtuaba para siempre cualquier tentativa de juzgar y castigar a los criminales. En primera instancia el diputado Víctor Semproni, ex tupamaro de sinuosa trayectoria, impidió que se aprobara la ley al retirarse de sala y dejar sin mayoría al Frente Amplio. Luego, Fernández Huidobro, ya senador, al quedar en minoría y por disciplina partidaria, renunció a su banca.

Pocas semanas más tarde, sabiendo de su defensa de la impunidad y de sus afinidades con sectores de los mandos militares, el presidente Mujica lo nombró ministro de defensa. Mujica apostaba a Fernández porque entendía la cabeza de los militares, entendimiento que lo llevó a pelearse con los frenteamplistas y los que luchaban por Verdad y Justicia, mientras fortalecía su excelente relación con los militares 1 . …que te arrancarán los ojos.

El comandante Manini Ríos no tuvo una presencia destacada en los medios de Manini Ríos, comandante en jefe, prácticamente no salía en los medios de comunicación hasta la muerte del ministro de defensa. No le era necesario hacerlo: Fernández lo interpretaba al dedillo. Una vez desaparecido el ministro, el comandante Manini debió llenar el vacío e interpretarse a sí mismo. Comenzó su carrera pública.

Cabildo Abierto y Guido Manini Ríos surcan el mar de ambigüedades y desigualdades que caracterizan la república liberal. Aprovechan, además, la pérdida de perspectiva transformadora del progresismo, la que conduce al desánimo y la disidencia. La institucionalización del Frente Amplio, su incorporación al capitalismo financiero transnacional, lo llevaron a abandonar la tarea de educar conciencias, de profundizar la comprensión y la organización política de los más desprotegidos. Es en esos espacios vacíos que crece el huevo de la serpiente. Criaron el cuervo y hoy caminan ciegos. Sólo se lamentan. No saben cómo detener la clara ofensiva del monstruo que ayudaron a nacer. El golpe de Estado podrá o no sobrevenir, todo depende de la resistencia que encuentre, de que el movimiento popular uruguayo tome el ejemplo del pueblo chileno y luche para defenderse del autoritarismo que vendrá luego de la pandemia.

Jorge Zabalza

  1 Emisora M24, 28 de marzo del 2019, vocera oficiosa del MPP.

 

 

 

 

 

 

 

 

jueves, 6 de agosto de 2020

Hay un derecho a tomar tierras


Programa de Resumen Latinoamericano TV donde hablamos con el Tambero Zabalza sobre la necesidad de la autodefensa de los pueblos y el derecho de tomar tierras. Entrevista con Eduardo Gurucharri, escritor y militante del libro: La Patria Socialista.




Apuntes acerca de la entrevista a Jorge Zabalza
realizada por Carlos Aznàrez director de “Resumen Latinoamericano”


Carlos Aznàrez:
Para hablar de insurgencias de luchas y también de solidaridad entrevistamos a Jorge Zabalza, un tupamaro histórico del Uruguay, un hombre crítico, que no tiene nada que ver ya con esa línea de Mujica, Huidobro, quienes compartieron con él también la fundación de Tupamaros y que se expresa siempre a favor de los que luchan. Y nos vamos a meter con el tema de lo que está ocurriendo en EEUU, con la rebelión que ha surgido del pueblo norteamericano después del asesinato de George Floyd. Y también èl, que maneja bastante bien el tema de las insurgencias en el continente y en el mundo, preguntarle cómo ve estas milicias negras que han surgido en varios estados de los EEUU.
Jorge Zabalza: Lo que quiero dejar claro es que tiene que aparecer con vida Facundo Castro, eso que tiene que quedar claro.
Me informè a través de Resumen Latinoamericano sobre las milicias negras que surgieron y que están exigiendo medidas en EEUU. Y decía que las armas que hasta ahora esa libertad de comprar armas en el supermercado -que hasta ahora era la base de la existencia de los grupos supremacistas- ahora se utilizan para el autodefensa del pueblo negro, del pueblo afroamericano.
La verdad que esa necesidad de autodefensa popular surgió también en Chile y no ha tomado todavía la forma que tomò en EEUU, pero está pendiente, porque una cosa que no ha podido evitar este virus, que es por un lado producto de las formas capitalistas de explotación, porque se habla mucho de que nos lo contagiaron los animales; pero nos contagiaron porque la cría de de aves, la cría de cerdos, la cría incluso de bovinos está estabulada y entonces en ese hacinamiento es donde se reproduce como en un caldero los virus y de alguna manera se contagian a los seres humanos. Entonces esto que es consecuencia de la nueva forma capitalista de producción, hoy en día ha terminado por ser una fábrica de sepultureros del capitalismo, porque produce miseria. Es impresionante: 50 millones de desocupados en EEUU.
En el Uruguay se cayó todo lo que había sido esa falsedad de sacar de la pobreza inyectando ingreso mediante el
asistencialismo social, se cayó todo y hoy en día los que se vanagloriaban de haber salido de la pobreza están
nuevamente en una situación de miseria, con hambre, viviendo de la solidaridad popular, porque no hay solidaridad del estado en el Uruguay. Es insuficiente la solidaridad del estado, muy insuficiente. Acá hay gente que come -y mucha- gracias a las ollas populares. Entonces ha crecido ese ejército de reserva. Son asalariados, no son lumpenproletariado, la gente que vive en la villas miserias, la gente que vive en las callampas, la gente de las favelas, la gente de los asentamientos irregulares, son asalariados expulsados de la protección del movimiento sindical, asalariados expulsados de la protección del estado.
No tienen. Trabajan en negro, trabajan en changas, viven de ferias, viven vendiendo lo que consiguen para vender, entonces no es la figura del lumpen proletariado, sino que es una figura nueva y una división en la clase proletaria. Aparecen trabajadores sin protección atrás, la marginación es a los asalariados. La marginación no es al lumpen proletario, no es a la delincuencia, es a los asalariados que no tienen protección del estado, que sí son marginados del estado, marginados de la vida política, marginados de la vida sindical.
Y bueno esa gente exige, van a crecer, ya están creciendo y exigen una respuesta política. Y no hay respuesta política, no hay respuesta partidaria, no hay respuesta parlamentaria, no hay respuesta por la vía electoral; entonces no les queda otra solución que la defensa.
Defenderse que es la solución que encontraron los afro-americanos en EEUU, que encontrò la juventud chilena, esa es la única solución que les queda.
Que van a hacer los mapuches?! Se defienden, no tienen otra solución.
Què van a ser los bolivianos ahora frente a la última arremetida de Añez? Se defienden. Van a hacer una Huelga general y van a tener que enfrentarse con el aparato de estado. Van a tener que defenderse.
Que van a ser los luchadores sociales, los militantes, los referentes, los que creyeron en entregar las armas? Van a ser exterminados? Se van a tener que defender, no hay otra solución. No hay otra solución, es la hora de la autodefensa.
Carlos Aznàrez: Se ha puesto en marcha en algunos países, e incluso acá en la Argentina también, la idea de trabajar fuerte sobre la toma de tierras y por otro lado la soberanía alimentaria, porque si hay algo que va a quedar claro en esto que ellos llaman la nueva normalidad -que en realidad es la vieja anormalidad maquillada- es que la gente va a tener que buscar la forma de autogestionarse los alimentos, porque el estado no les va a dar los alimentos.Como ves ese tema de la toma de tierra y la soberanía alimentaria?
Jorge Zabalza: Yo creo que que hay un derecho a tomar las tierras, es decir hay una situación de emergencia de tal gravedad qué la gente tiene que solucionar por sí misma. Tiene que tomar la decisión, que se ve obligada a tomar. No es que se junten tres mil personas, como ocurrió acá en Santa Catalina, 600, 700 familias -no se sabe cuántas, porque no hay censo. El estado no interviene-, entonces vayan y tomen por capricho o para especular con las tierras. No, las toman porque están obligados, no tienen otra solución.
La no intervención del estado en los problemas sociales lleva a la lucha y la toma de tierra es una de las formas más clara y más populares porque es una necesidad. El techo es una necesidad evidente. Podès tratar de paliar otros problemas, pero si no tenés techo como hacès? Además con estos inviernos, por favor!
Y qué ocurre acá en Uruguay -esto que voy a decir es una forma de desenmascarar el doble discurso de los progresismos-, qué ocurrió: en el año 2006, es decir anteriormente en el Uruguay la toma de tierras se trataba en la justicia civil, era un problema civil; el propietario denunciaba y los ocupantes se defendían frente a la justicia civil. Si habremos tomado tierra con Helios Sartou en aquellos tiempos. Helios era el defensor de casi todos los que hoy en día están asentados, que formaron barrios, son una forma de colonización (*).
Hoy en día todos acá donde nosotros vivimos son más de 10.000 familias y en Uruguay son muchos que viven en terrenos ocupados.
Que se hizo en el año 2006? Se aprobó una ley que sacaba de la esfera civil a la esfera penal, la cuestión de la usurpación. Se creó el delito de usurpación y por lo tanto a partir de ahora un problema de fiscales penales y de la justicia penal, estás cometiendo un delito y si no llevaron presas a estas
600, 700 familias porque no tienen donde ponerlas, es sencillo. Entonces quien gobernaba en el 2006 cuando se aprobó esa ley? Quien era mayoría en el parlamento y votaron todos a favor de esa ley: el Frente Amplio. Y ahí se desnuda, se muestra en carne viva lo que es la conceción al liberalismo, el regreso al viejo liberalismo burgués de quienes se decían de izquierda, compañeros del MPP, compañeros del Partido Comunista, compañeros del PVP, votaron todos en el año 2006 la ley que vuelve un delito penal la usurpación de terrenos. Y con esto le dieron a los propietarios, a los latifundistas, a lo latifundistas urbanos también, dieron un instrumento legal para atacar la necesidad más urgente del pueblo.
Yo lo que digo es que deja al desnudo el doble discurso del progresismo que por un lado dice “sacamos de la pobreza tantos puntos de la población, porcentajes, reducimos la
pobreza acá en el Uruguay a 10 por ciento” y sin embargo apenas hay una pandemia, apenas aparece un problema resulta que no habían sacado nada, que simplemente le habían inyectado asistencia social, unos pesos y con eso los habían transformado en consumidores de sexta o séptima categoría y apenas hubo un problemita reaparece la miseria.
Siendo que además en el mundo -hace poco lo veía en los artículos de Naomi Klein y de Chomsky- los capitalistas más ricos, el 0,01%, los dueños del mundo han aumentado su riqueza, las grandes empresas; el Banco República en el Uruguay aumentó su recaudación en plena pandemia, es decir –por favor!– mientras unos tienen hambre, hay otros que no tienen hambre, que se benefician del corona virus.
(*) Alusiòn a la Ley de Colonizaciòn de Uruguay -ver https://www.impo.com.uy/bases/leyes/11029-1948

(*) Alusiòn a la Ley de Colonizaciòn de Uruguay  -ver https://www.impo.com.uy/bases/leyes/11029-1948