viernes, 5 de marzo de 2010

Presentación del blog del Tambero

El de 1959 es el primer primero de marzo de un largo rosario, del cual sólo deseo traer a colación tres de ellos. Mi padre juró como Consejero Nacional de Gobierno –teníamos nueve presidentes al mismo tiempo- ante un parlamento cuyas barras estaban abarrotadas de blancos eufóricos. Parado detrás suyo, con mis quince primeras primaveras, orgulloso, lo ví pasar revista al batallón de blandengues. Ya detestaba el autoritarismo y los milicos, por muy civilistas que se dijeran, no me gustaban nada, prefería los “barbudos” que dos meses antes habían entrado a La Habana, ejército montonero, pueblo organizado y armado, memoria del artiguismo y el saravismo. Tres años después, el cabildo abierto de Minas, mi ciudad natal, miles de uruguayos y uruguayas desagraviando el mate conque otro consejero nacional blanco –Eduardo Víctor Haedo-había convidado al Ché Guevara en Punta del Este, ahí fue que elegí agraviar mates durante toda mi vida.

El de 1985 es el segundo primero de marzo que hoy quiero recordar. Ocho rehenes quedábamos en el Penal de Libertad, pues ya había muerto uno de nosotros, Adolfo Wasen, sabíamos que Julio María Sanguinetti estaba pasando revista a los torturadores y asesinos en la Plaza Independencia, los ocho pensábamos que las rejas se abrirían para continuar luchando, sin cartas en la manga como escribió Sendic, practicando el arte de lo p osible, pero siempre tras la emancipación social, tras lo imposible, como era nuestro ideario, nuestra meta, el único sentido de nuestra vida. Con cuarenta años bastante bien vividos, no dudé en desechar el regreso de la oveja descarriada, de echarme arrepentido en los brazos de mi padre y de todas las culebras que lo acompañaban, opté por abrazarme con lxs míxs, con lxs que habían dejado el alma, en tomar las banderas de las manos de lxs caídxs, en renovar las credenciales de mi juventud.

El del 2010, este primero de marzo de hoy, a cuatro de los setenta, escribo la portada de “zurdatupa”, afirmado en los cambios que el amor trajo a mi vida para reafirmar mi convicción de que luchar por la emancipación social es más necesario que nunca. Nada de presupuestos dogmáticos, la realidad es más que suficiente para producir convicciones sociales y políticas, especialmente esa realidad con nombre y apellido de niñxs sin futuro, hijxs de los nombres y apellidos que transitan su vía crucis diario sin perspectivas de resurrección. Nada de alucinaciones autocomplacientes, los caminos de salida parten de la condición más ingrata, pero la más real de todas, hay que pensarlos desde la conciencia de ser una minoría muy minoritaria que busca hacerse aguacero.

Este primero de marzo del 2010 suena a inicio más que fin, comienzo de la lucha por Verdad y Justicia, la causa apoyada por el 48% de los uruguayos pese al discurso de olvido y perdón que los dejaba en la orfandad total; comienzo de la lucha contra la ofensiva imperialista, sumándose a los pueblos latinoamericanos que están dando esa batalla, pese al discurso de amistad con Hillary y Obama; comienzo de la lucha por crear consciencia de una clase que luche para sí, pese al discurso de las bondades de las inversiones de los bondadosos inversores extranjeros.

Sólo pueden ser libres quienes comprenden la necesidad de serlo.

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