Lo que está sucediendo en Nicaragua es horroroso. Ante esto, los silencios desde estos pagos son preocupantes. Escribí una hojita para ver si ayuda a algún indeciso a tomar posición. En realidad no sé qué puedo hacer para solidarizarme con este pueblo. Les pido que lean el adjunto y me digan su opinión. Les pido que si tienen conocimiento que alguien está haciendo algo y se podría dar una mano, me lo hagan saber. Si tienen alguna idea de qué se podría hacer, también. Si quieren reenviar el adjunto a otos amigos, pueden hacerlo. Espero respuesta, gracias. Un abrazo
S.O.S. NICARAGUA
Supongamos que la reforma previsional que
impulsó Ortega era justa (y no regresiva) y que los que manifestaban en su
contra estaban equivocados…
Supongamos que no hubo omisión ni
negligencia en sofocar el incendio que terminó con parte del corazón de la Reserva
Biológica Indio Maíz y que los que denunciaron y protestaron por esto estaban
equivocados…
Supongamos que los sacerdotes católicos que
auxilian, conversan y apoyan a los jóvenes activistas son más conservadores y
pro imperialistas que el recientemente fallecido Cardenal Obando y Bravo, que
se opuso al primer gobierno del FSLN y que apoyó a la contrarrevolución (instigada,
respaldada y financiada por Reagan y el
escandaloso Irangate), pero que en 2016 fue declarado por Ortega “Prócer de la
Paz y la Reconciliación”…
Supongamos que todos los organismos de
derechos humanos –gubernamentales y no gubernamentales, nicaragüenses y
extranjeros- se hayan convertido unánime y simultáneamente en marionetas del
imperialismo y la reacción, sesgando sus informes para desprestigiar al
gobierno y que los que reclaman su intervención y divulgan sus informes están
equivocados…
Supongamos que la mayor parte del cerno del
FSLN de la Revolución del 79 (Henry Ruiz, Mónica Baltodano, Víctor Tirado, Dora
Ma. Téllez, Sergio Ramírez, Luis
Carrión, Gioconda Belli, Ernesto Cardenal, etc.) se hallen en estado de
confusión o de vileza extrema e induzcan al pueblo a cometer errores y que
miles los sigan…
Supongamos que el imperialismo yanqui tiene
la capacidad de orquestar, tras 11 años de gobierno de Ortega (con control
total de las fuerzas coercitivas del Estado, con dominio de gran parte de la
prensa y de los aparatos de las organizaciones de masas), una maniobra
desestabilizadora de tal magnitud que hace que miles se lancen a las calles arriesgando sus vidas…
Supongamos, entonces, que estamos frente a
una espectacular maniobra desestabilizadora contra un gobierno defensor del
pueblo, revolucionario y antiimperialista, que logra que miles de alienados, digitados
por el imperio y la burguesía, salgan –estúpidamente- a protestar, inermes, arriesgando
que los maten a ellos y sus familias para apenas arañar a las fuerzas
gubernamentales. En síntesis: miles de pobres (en Nicaragua el 80% de la
población lo es) digitados, confundidos, dispuestos a morir…
Entonces, si todos estos supuestos fueran
verdad, ¿qué debería hacer el gobierno con estos manifestantes? ¿Su no razón es
razón para dispararle al boleo, encarcelarlos e interrogarlos bajo tortura, herirlos,
matarlos?
Y nosotros, aquellos uruguayos que siempre
pensamos que los gobiernos tienen el deber de que sus Estados cumplan con la
obligación de garantizar los derechos de las personas, empezando por la vida y
la libertad, los que venimos trabajando por eso, dentro y fuera de fronteras,
desde el pachecato hasta ahora, ¿qué hacemos?
¿Decimos que el gobierno y el Estado de
Nicaragua tienen menos obligaciones que los de Uruguay?
¿Decimos que los
más de doscientos muertos -los habidos en estos dos meses- son menos valiosos
que los nuestros? ¿Que los nuestros no debían morir porque tenían razón y estos
sí porque estaban equivocados?
¿Nos hacemos los distraídos?
¿Repetimos el
argumento de que se prestaron –consciente o inconscientemente- para
desestabilizar un gobierno revolucionario y que entonces…? [- ¿Entonces
qué?, terminemos la frase por favor. Entonces… ¿se lo buscaron?… ¿se lo
merecen?...]
Nosotros, los que
nos oponemos a la pena de muerte aun para el peor delincuente, ¿la aceptamos
contra los manifestantes?, ¿acaso la sospecha que haya fuerzas políticas
nicaragüenses de derecha que con total
oportunismo pretendan manipular y dirigir las protestas, nos inhibe para solidarizarnos
con las víctimas?
Muchos
nicaragüenses nos hablan y escriben informándonos, pidiéndonos solidaridad, apelan
a nuestra sensibilidad de demócratas, progresistas, defensores de los derechos
humanos y/o izquierdistas… ¿no les contestamos?, ¿no vamos a hacer una gestión,
un gesto público?
¿Es que todavía
no comprendimos que no se trata de dirimir si los manifestantes tienen o no razón,
sino de defender sus derechos y libertades fundamentales? Nadie nos pide que
opinemos sobre la política interna nicaragüense, nos piden que ayudemos a
evitar que se siga enlutando Nicaragua con la sangre de los que desde los más
remotos pueblitos a las ciudades, desarmados, luchan en las calles. Nos piden que, de una vez por todas, seamos
capaces de exigir que cese la represión,
que se ponga fin al accionar terrorista
del Estado.
Nos recuerdan,
sin decirlo, que la defensa de los enunciados en la Declaración Universal de
Derechos Humanos no tiene fronteras.
Me resuena la
canción de Zitarrosa, pongo una de sus líneas en plural:
Qué pena, que no nos duela
el dolor.
Emilia M.
Carlevaro
EL PEPE NO PUDO LEER LA CARTA DE ERNESTO CARDENAL PORQUE ESTABA CON SU AMIGO LULA QUE LE HABÍA CONFESADO SU COMPLICIDAD CON EL 'MENSALAO'. ABRAZOS FRATERNOS, SACARSE EL BALDE Y LIBERAR EL OJO CRÍTICO