Salió en Voces, jueves 6 de noviembre del 2014
Los ríos profundos
por Jorge Zabalza (desde el Hospital de Clínicas).
Francamente
no creo que el voto pueda ser completamente automático: me dan un
chorizo y voto a Pacheco Areco, me dan una tarjeta del Mides y voto
al Pepe Mujica, me muestran un spot publicitario y voto a Lacalle
Pou, me asustan con el 2002 y voto a Tabaré. No es tan sencilla la
cosa. Entre la tarjeta y el voto median un cúmulo de aspiraciones,
deseos, decepciones, conveniencias, la imaginación y, ¿por qué
no?, cierto grado de racionalidad. Nadie vota simplemente porque el
programa que le leyeron esté muy bien escrito, sino que se
interpreta lo leído en función de la propia experiencia y se actúa
en consecuencia. Aunque nos hayan querido reducir a la condición de
fieles votantes quinquenales, nadie es totalmente pasivo a la hora de
votar.
El voto masivo
Francamente
no parece que en el cinturón periférico de Montevideo los vecinos
consientan la prepotencia de los milicos, los allamientos sin orden,
el gatillo fácil y la tortura en los centros de reclusión de
adolescentes. Tampoco parece que el millón de asalariados y pasivos
con ingresos por debajo de los 16.000 pesos estén conformes con sus
salarios que no alcanzan a cubrir el costo de la carne, el pollo, la
yerba y los artículos de primera necesidad. Las elecciones
nacionales interrumpieron la acumulación del descontento y lo
dejaron provisoriamente archivado en un cajoncito de la mesa de luz.
Pese al enojo y la indignación crecientes, arrasó el Frente Amplio
entre las víctimas de la creciente violencia institucional y de las
políticas salariales al servicio de las inversiones extranjeras. Se
cuidan el salario bajo, las cerámicas del baño, el cuarto que
faltaba, la membrana en la plancha, las paredes revocadas y la moto
para escapar del transporte colectivo. Es un interés por conservar
lo obtenido con sacrificio y lucha, un sentimiento que hace al
instinto de supervivencia: se defiende el grado de pobreza en que se
vive. Tampoco se puede desdeñar la influencia del odio de clases:
por muy pobres que se siga siendo es insoportable el mentón
levantado y el gestito altanero, provoca arcadas el aroma a Carrasco
y Punta del Este. No alcanza conque se quiten la corbata, tienen su
clase social incorporada en la estampa. En los sectores sociales más
castigados por el capitalismo y los operadores políticos del Frente
Amplio, la derecha más asquerosa, la de Bordaberry y Lacalle Pou
murió para siempre.
En
el 2004 se festejó con alegría la promesa de un gobierno popular.
En el 2014, se votó en silencio porque las promesas no se
cumplieron. En los barrios nadie cree que su situación va a mejorar
con el tercer gobierno, desapareció el entusiasmo y el fervor con se
festejó la primer victoria de Tabaré Vázquez. Esta vez no se lo
votó por su proyecto político, sino para que triunfara el proyecto
más reaccionarios. Es bien pobre la alegría de los triunfadores
cuando se los vota solamente para que no triunfen los perdedores.
Conclusión: el voto dejó de canalizar las broncas de la miseria y
las esperanzas de cambio, volvió a ser un simple y vano instrumento
manipulación demagógica. La verdadera fuerza del pueblo trabajador
continúa siendo su capacidad de movilización masiva.
Visiones críticas
Al
otro día de las elecciones, aprovechando el respaldo obtenido, el
presidente de la república presionó nuevamente con su política de
olvidar los delitos de lesa humanidad y perdonar a quienes los
cometieron. ¿Será por humanismo o para lanzar a la cancha una
pelota que haga olvidar lo de Guantánamo? Humanismo no es abrir
espacios de impunidad donde crezcan y se reproduzcan futuros
criminales protegidos por las instituciones represivas y judiciales
del Estado. Humanismo es transmitir con acción política el mensaje
firme de “nunca más terrorismo de Estado”, actitud que evita
cuidadosamente el actual presidente y evitará con mayor cuidado
todavía el que vendrá. Francamente no parece que ninguna de las
78.000 personas que votaron a Constanza Moreira, hayan quedado muy
conformes con este último bolazo presidencial que solamente sirven
para reafirmar la idea de impunidad y, porconsigiente, juega para la
derecha más que cualquiera de las expresiones del pensamiento
crítico. Al parecer el espíritu de la mayor parte de estas
compañeras y compañeros esta dominado por el sentimiento de que es
la última oportunidad de dar la pelea dentro del Frente Amplio.
En
abierta disidencia y oposición al Frente Amplio, 48.000 electores
acompañaron la Unidad Popular, al PERI y al Partido de los
Ttrabajadores, que dio el batacazo de crecer un 600% con relación al
2004. Finalmente, otras 78.000 personas votaron en blanco o anularon
la hoja de votación: son 28.000 más que en el 2009 y 24.000 más
que en 2004. Haciendo las cuentas a fuerza de olfato, con el mismo
método que emplean las encuestadoras más afamadas para redondear
sus cifras, se puede suponer que alrededor de 150.000 uruguayas y
uruguayos han expresado electoralmente su desconformidad crítica y
su aspiración de cambios, y reflejan la existencia de condiciones
favorables a la constitución de un movimiento anticapitalista en el
Uruguay.
Los ríos profundos
Parece
necesario cambiar el ángulo de ataque. Salir del análisis del
modelo productivo, la brecha social, el asistencialismo, los salarios
bajos, la política represiva, el olvido y perdón, para centrar la
mira en las motivaciones individuales, en lo significa el voto para
cada uno, sus deseos y expectativas. Después de todo, las elecciones
de octubre fueron otra manifestación de esos fenómenos subterráneos
que simultanea y masivamente producen el mismo click en miles de
consciencias individuales. Indudablemente el arte de hacer
revoluciones tiene que ver con el arte de navegar esos ríos
profundos que conectan las consciencias individuales y convierten a
las mujeres y hombres en marejada incontenible.
La
lucha en defensa de la tierra, el agua y el aire contiene, implícita
y explícitamente, la lucha contra la propiedad abusiva de la tierra,
contra las gigantescas empresas de los agrotóxicos y las semillas
transgénicas, contra los privilegios de esos enclaves extranjeros
que son las zonas francas, en una palabra, contra el proyecto
capitalista de las corporaciones extranjeras y de los dueños del
Uruguay. Como las reivindicaciones de las luchas sociales presentan
menores exigencias ideológicas que los programas partidarios,
permiten que los ríos fluyan más libremente y las consciencias se
aproximen más fácilmente, de ahí la expectativa puesta en el
movimiento social como fuente creadora de la lucha anticapitalista,
por los trabajadores empobrecidos y marginados colonizando los
latifundios expropiados sin indemnización, por la estatización de
la banca y el no pago de la deuda externa para financiar la
transformación productiva del campo y la ciudad, por la solidaridad
con los pueblos agredidos por EEUU e Israel y por la inmediata rotura
de relaciones con esos Estados canallas.