martes, 27 de septiembre de 2016

Debate en clave estratégica

Revoluciones y revolucionarios en dos orillas






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martes, 20 de septiembre de 2016

Revoluciones y revolucionarios en dos orillas



en ADEOM el 23 setiembre a las 19h.


miércoles, 14 de septiembre de 2016

viernes, 2 de septiembre de 2016

Las barbas en remojo

"Las élites pudieron consumar el golpe en su reducto político de la legalidad y las instituciones burguesas. ¡En los ‘70 el ‘golpe a la uruguaya’ también comenzó en el parlamento con la declaración del estado de guerra interna!... ¿Habría sido posible la canallada con un millón de manifestantes acampando en el Planalto? Si otro millón más tomaba la avenida paulista ¿se habrían atrevido a reprimirlo? Se creó un ejército de millones de consumidores desvinculados de la política y de los partidos y dicha creación debilitó al movimiento popular, facilitando a los conspiradores. Es como serruchar la rama donde uno está apoyado… ¡pero ojo! Que los pueblos no dejan arrebatar sus conquistas aunque los revuelquen contra el suelo."


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jueves, 7 de julio de 2016

Jorge Zabalza: "decir izquierda no quiere decir nada"



Gallo Rojo No 3 julio 2016

Emiliano Tuala
blog Etecetera


Alejado de la militancia política formal y de muchos de quienes fueron sus compañeros de lucha en el MLN, aunque bien cerca de su compañera Verónika y de sus ideas de toda la vida, Jorge Zabalza siempre tiene algo interesante para decir. Por eso esta entrevista a "el Tambero", con quien conversamos sobre la izquierda de hoy y la de ayer, el marxismo y los gobiernos del Frente Amplio.



Jorge, ¿qué implica ser de izquierda en estos tiempos?
El término izquierda indica a quienes poseen una visión crítica sobre el estado actual de cosas y se proponen cambiarla. Abarca una gama muy variada de posturas ideológicas. En primer lugar, dentro de la izquierda hay un grupo de posiciones que proclaman el propósito de cambiar solamente algunas de las aristas del sistema, las más filosas, aquellas que producen mayor espanto y, por consiguiente, la propuesta de cambiarlas posibilita convocar el espectro más amplio de alianzas. Esta finalidad política, que renuncia a cambiar el sistema en sí, frena al pensamiento crítico, le impide descender de la superficie, no lo necesita porque como no piensan tocar las bases de la sociedad, ¿para qué ir hasta el fondo?

Muy diferente es la corriente integrada por personas moralmente indignadas con este el mundo dominado por el afán de lucro y la competencia feroz entre feroces individuos. Indignación moral porque las grandes mayorías están siendo privadas de su condición humana. El enojo y la bronca empujan el pensamiento crítico al fondo del asunto y allí descubre que esos males son propios de un sistema organizado en torno al mercado y al trabajo forzado. Que es necesario transformar al capitalismo en su totalidad y no solamente algunas de sus externalidades, que es preciso erradicar el salario y la ley del valor como forma predominante de relación entre las personas y organizar un modo justo e igualitario de producir y hacer política. Que se necesitan mujeres y hombres que se sientan socialmente responsables, que sean generosos, solidarios, capaces de dar la vida por el bienestar del prójimo.
Cabe destacar que la definición de izquierda es lo suficientemente ambigua para que quepan ambas corrientes ideológicas y que ninguna de ellas es más verdadera que otra. Decir “izquierda” no quiere decir nada: lo que define es anti-capitalista o pro-capitalista, socialismo o barbarie.


¿Y qué países o modelos creés que deben ser una referencia para la izquierda del siglo XXI?
No hubo ni hay modelos para la sociedad que queremos. Existen e influyen en el pensamiento político las raíces históricas del movimiento popular, el artiguismo, que en el siglo XIX logró conformar un pueblo armado y organizado con los sectores sociales más desprotegidos de las provincias del Plata: guaraníes misioneros, zambos, mulatos, negros, criollos pobres, charrúas, artesanos, troperos. Un pueblo en armas para terminar con la injusticia del latifundio y del monopolio extranjero del comercio y las finanzas. Doscientos años de historia desde la revolución de 1810 y los enemigos del pueblo siguen siendo los mismos: el latifundio y las grandes corporaciones de capital extranjero.

Existe e influye la historia del movimiento obrero desde de la Comuna de París, de 1871, al presente, toda la cadena de experiencias revolucionarias frustradas que, en definitiva, constituyen un rico caudal de enseñanzas, una biblioteca a disposición de quienes se propongan revolucionar el mundo.

No quiere decir que las futuras insurgencias se puedan librar del pecado y el error, sino simplemente que hay mucho donde aprender, mucho que estudiar e investigar, mucha teoría para amasar y digerir. No hay modelos preestablecidos, el modelo se va a construir a partir de una moral revolucionaria firme, sin ella no habrá revoluciones.


¿Qué evaluación hacés de lo que fueron los regímenes del llamado socialismo real? ¿Y qué lecciones puede sacar la izquierda de esos procesos?
El término socialismo real tampoco dice mucho y, además, induce la falsa idea de que los precursores del '17 y los revolucionarios de todo el mundo lucharon por un socialismo irreal, en el aire, sin asidero real. En el impulso de los insurrectos rusos de 1917, en el espíritu de los combatientes rojos que derrotaron a los nazis en 1945 y en el esfuerzo de quienes creyeron estar construyendo el socialismo, se descubren los rasgos principales de una subjetividad capaz de hacer revoluciones.

El fracaso de la experiencia soviética vino de la mano con la decisión de mantener vigentes las armas melladas del capitalismo e interrumpir el desarrollo de esos valores que fueron la fuerza moral de la insurrección del '17. La revolución es un fenómeno de consciencia, de cambios muy profundos en las maneras de sentir y de pensar que, de haber continuado luego de la insurrección de octubre, habrían impedido que un grupo de burócratas monopolizaran el quehacer político en la URSS. Las políticas de construir el socialismo en la URSS y la de coexistir pacíficamente con el capitalismo son la consecuencia de esa renuncia a continuar impulsando el espíritu revolucionario. Todavía se sufren las consecuencias éticas, morales y culturales de la derrota de la insurgencia del '17 por la contrarrevolución estalinista.

¿El marxismo tiene vigencia como herramienta de análisis y transformación de la realidad? ¿Considerás que conceptos como lucha de clases y dictadura del proletariado aún son válidos?
Bueno, bueno, la lucha de clases aparece cada vez que le meten la mano en el bolsillo a los asalariados, sea con aumento de las tarifas de los servicios públicos o del IRPF. La lucha de clases reaparece cuando quieren desalojar a quienes viven en los asentamientos de la ciudad de Maldonado o del Parque Guaraní en Montevideo. También vive y colea la lucha de clases en el decreto de esencialidad con el fin de desarticular la movilización sindical de los docentes.

Cada día queda más en evidencia que esta democracia, entre comillas, a la que se regresó en 1985, es muy demócrata para las 3.300 personas que se apropian del 50% de los ingresos de capital y la sienten como una verdadera dictadura del capital los 120.000 jubilados que cobran menos de $8.000 y el medio millón de uruguayos que gana menos de $15.000.

¿Es un marxista Leonardo Boff cuando dice que la clase dominante se apoderó del sistema político en Brasil? ¿O simplemente expresa conceptualmente la realidad que todos perciben a través de sus sentidos?
¡A no joder con jueguitos de palabras! El marxismo continúa proporcionando los elementos y las categorías que permiten aproximarse con mayor exactitud a la realidad de la sociedad de clases.
Vengamos más acá y hablemos concretamente de Uruguay. ¿Cuánto se ha avanzado a partir de los gobiernos del Frente Amplio y cuánto falta por hacer?
¿Se pueden considerar las políticas asistencialistas como un avance? ¿O simplemente son un alivio momentáneo que genera dependencia del partido de gobierno y permite que esos clientes consuman un poco más, sin por ello escapar a la marginación política y social?

¿Se puede considerar un avance que haya un 10 o un 15% menos de rapiñas? ¿O simplemente son cifras para justificar la apuesta política y presupuestal al aparato policíaco represivo y las cárceles para resolver el problema social de la marginación y la exclusión?

Se ha revelado que el 25 % de los liceales tiene extraedad. ¿Eso es un avance de la educación gratuita e igualitaria? ¿O son cifras que revelan la ausencia de una política educativa que tienda a producir jóvenes que piensan críticamente?

¿Se puede considerar un avance que se cultiven un millón y medio de hectáreas en base al uso de agrotóxicos que contaminan tierra y agua? ¿O es una cifra que debe provocar pavor en cualquier ser más o menos pensante?
¿Se puede considerar un avance que las calificadoras de riesgos expresen su satisfacción por la buena marcha del capitalismo en el Uruguay? ¿O debemos preocuparnos por el regocijo de quienes hacen su negocio provocando crisis de la economía mundial y utilizando para expropiar los ingresos de las clases más favorecidas?
¿Puede considerarse un avance el crecimiento de las inversiones extranjeras directas, de la deuda externa y de las ganancias de los bancos? Sí, ya lo sé, es un avance para la clase dominante criolla y para los capitales del exterior.
En realidad, Emiliano, si al Frente Amplio todavía le queda más por hacer en ese rumbo, ¡pobre de nosotros!


Y entonces, ¿dónde está la izquierda política en Uruguay? ¿Desde qué espacio político se puede avanzar en la construcción de una alternativa al capitalismo?
Quiero abrazar al compañero Óscar Andrade y reconocer que su actitud de regresar al movimiento social es un hecho con aroma a futuro. Una actitud que implica colocar en la lucha social el eje de la acumulación política. Reconforta este mensaje ideológico que fortalece a las organizaciones sindicales.
Casi todo el espectro de izquierda ha caído en la trampa de la democracia formal y consume sus esfuerzos en recorrer caminos electorales que la conducen a un túnel sin salida. El propósito de captar votos a cualquier costo indujo la renuncia a luchar por la anulación de la ley de impunidad por parte de la mayoría de los delegados de un Congreso del Frente Amplio. Las alianzas y las concesiones programáticas necesarias para ganar elecciones conllevan la confusión que oscurece el entendimiento político del movimiento popular. En las luchas sociales se identifica nítidamente a los responsables del desastre de las clases populares y a quienes les prestan su consentimiento desde el gobierno y el parlamento y, en consecuencia, se avanza en la comprensión de la realidad. 

Puede afirmarse, sin embargo, que en estos últimos diez años la gente ha ido entendiendo que sus problemas no se resuelven con mayorías parlamentarias. Que con un gobierno progresista la distribución del ingreso sigue siendo muy injusta y la brecha social se ensancha al tiempo que se profundiza. Que han convertido al Uruguay en la reserva ideológica de la impunidad de los crímenes del terrorismo de Estado. Que han permitido que la propiedad de la tierra esté cada vez más concentrada y pertenezca a capitalistas extranjeros. Que abortar siga siendo el vía crucis de las mujeres que quieren interrumpir su embarazo. Que la legalización de la marihuana y el matrimonio igualitario para borrar prejuicios y alivianar las mentalidades conservadoras y reaccionarias que dominan nuestra sociedad.

En fin, se va entendiendo que el camino para dar soluciones a los grandes problemas sociales está muy alejado de la juntadera demagógica de votos.







La realidad de lo maravilloso





Gallo Rojo No3 Julio 2016 

Jorge Zabalza
SUDESTADA

Sin entender para nada el retroceso que significaba un gobierno del herrero ruralismo, en los meses finales de 1958 acompañé a don Pedro, mi padre, en la campaña electoral que culminó con la victoria del Partido Nacional sobre el Partido Colorado. Entonces yo tenía quince primaveras, que había cumplido el 30 de noviembre. Los 'blancos' del mundo rural -la fuerza electoral de don Pedro- vivían como historia viva y actual las revoluciones de Aparicio Saravia. Hablaban en presente de las hazañas guerreras de 'Chiquito' Saravia, de su carga a pura lanza en Arbolito. Sus casas estaban adornadas con la foto de la entrada de las tropas revolucionarias a Minas, los jinetes cabalgando sobre las flores que las damas arrojaban desde los balcones. Las tradiciones de los blancos introducían en una especie de ensueño virtual. No llegué a tiempo para conocer a mi abuelo, pero sí para hacerme dueño de su viejo 'corvo', el sable con el cual había desfilado junto a las huestes saravistas, según los cuentos que me hacían sus viejos amigos del Club. Gustaba escapar en la motoneta hacia la pulpería-capilla-casona donde se criaron mi padre y sus hermanos y hermanas y allí, en Cerro Pelado, en las nacientes del río Santa Lucía, pasaba las horas leyendo las biografías de Monegal y el Dr. Saravia García sobre los Saravia revolucionarios, Nepomuceno el de la 'guerra dos farrapos' en Río Grande do Sul y Aparicio el de los varios levantamientos en el noroeste de Uruguay. Me dejaba embriagar con el espíritu insurrecto de los 'blancos'.

Don Pedro, electo Consejero Nacional de Gobierno en esas elecciones, estaba suscrito a 'Bohemia' y a 'Life en Español'. Mientras que la revista cubana insistia en dar por muerto a Fidel Castro y la dictadura censuraba toda versión en contrario, en marzo de 1957 'Life' publicó completa una entrevista que mostraba vivito y coleando al barbado líder del Movimiento '26 de Julio', con foto y todo. El reportaje era de Herbert Matthews, editorialista del 'New Tork Times', fue realizado en un lugar clandestino e inducía la idea de un moderno Robin Hood, de un romántico guerrillero en justa revolución contra la tiranía. Tenia un fuerte sabor a aventura. Fidel se preocupó por dejar señalado el carácter de liberación nacional del movimiento guerrillero, y por lo tanto, anticolonialista y antimperialista, pero reafirmaba que no era, en particular, antiestadounidense ni comunista. Durante el resto de 1957 y todo el 1958, 'Life' publicó noticias y fotos que hicieron de Fidel un héroe simpático. Imagínense como prendían esas semillas de romanticismo caribeño en la imaginación exaltada de aquel adolescente que se soñaba junto a José Artigas en el éxodo del pueblo oriental o con el montonero Saravia, guerreando contra el ejército de línea del gobierno colorado. Por otra parte, aunque Fidel todavía era algo muy alejado de nuestra realidad cotidiana, su figura atraía comentarios y los articulos de 'Life' permitían fundamentar con autoridad en favor de los aventureros del Moncada y del 'Granma'.

A fin de año fuimos a Punta del Este, pero Fidel interrumpió el veraneo. Me enteré de la fuga aérea del dictador Fulgencio Batista -1° de enero de 1959- gracias al editorial del semanario 'Marcha', escrito por don Carlos Quijano y a los artículos de Carlos María Gutiérrez, Carlos Núñez, Daniel Waksman y Eduardo Galeano que festejaban la victoria. El año se inició con Fidel y los barbudos entrando en Santiago de Cuba, que ya estaba controlada por las organizaciones urbanas del Movimiento '26 de Julio', las que había creado Frank Pais, luego asesinado por los esbirros de la dictadura. La noticia terminó copando la tapa de toda la prensa uruguaya. Corría a mirar los informativos para robarles una imagen de mis héroes cubanos. Al derrocar la unánimemente repudiada dictadura de Fulgencio Batista, Fidel se convirtió en objeto de las alabanzas de las élites políticas y de la prensa uruguaya. También 'Bohemia' se adaptó rápidamente a las nuevas circunstancias e informaba con todo detalle los acontecimientos de esa primer semana de 1959. Alumno entusiasta en historia nacional, estudié con dedicación las investigaciones del revisionismo histórico, y me pasaba las horas urgando detalles en las fotos o en las entrelíneas de las informaciones de 'Bohemia' , buscando confirmar la tesis de que, con Fidel, se estaba ante la revancha triunfal del artiguismo y de los caudillos montoneros como Felipe Varela, Guemes o Timoteo Aparicio.

Cuando Batista se refugió en los EEUU, la dictadura no estaba del todo derrotada, sus secuaces todavía tenían espacio para maniobras políticas. La primera columna guerrillera en entrar a La Habana fue el Segundo Frente Nacional del Escambray, un grupo escindido del Directorio Revolucionario, que habían tomado varios cuarteles, pero robaba ganado y cobraba 'impuestos revolucionarios' a los campesinos; Ernesto Ché Guevara los calificó de cuatreros. Entonces, para impedir que alguien mediatizara el triunfo popular, Fidel movió rápidamente sus piezas ganadoras. Antes que nada convocó una huelga general en todo el país, prueba de su absoluta confianza en la dignidad del pueblo trabajador. Luego lanzó a sus más destacados comandantes en una operación de pinzas: el 2 de enero llegó a La Habana, desde la provincia de Matanzas, la columna al mando de Camilo Cienfuegos que tomó Columbia, el cuartel con mayor cantidad de tropas de toda Cuba. El mismo día el Ché, que venía de dar la batalla de Santa Clara, ocupó el cuartel de La Cabaña en La Habana. Paralizada por la huelga, la ciudad quedó en manos de los guerrilleros del '26 de Julio'. El 3 de enero Fidel designó a Camilo como comandante en jefe de las Fuerzas Armadas de Cuba. En un par de días la cuestión del poder había quedado resuelta.

Sin vacilación, el mismo 2 de enero, montado en un jeep, Fidel partió de Santiago rumbo a La Habana. Iba al frente de una columna de doce tanques Sherman y tanquetas T17 que, como los revolucionarios no sabían manejar los blindados, debieron ser conducidos por soldados del desarticulado ejército de Batista. Lo acompañaron mil combatientes revolucionarios, encolumnados tras la 'José Martí', la columna N°1 de Sierra Maestra. Fueron 900 quilómetros de alborozo popular, de abrazos y vítores, banderas del '26' y de Cuba, flores arrojadas sobre tanques y camiones, muestras de simpatía y cariño hacia los revolucionarios, algún breve discurso de Fidel y la 'Caravana de la Libertad' en marcha incontenible por la Carretera Central. “Baño de multitudes, baño de pueblo” sentenció Fidel y luego llamaba a la prudencia: la revolución recién comenzaba. El 6 de enero en Santa Clara, el estentóreo vozarrón de Fidel retumbó ante la multitud que colmaba el Parque Vidal: “Yo preguntaba que en qué país del mundo —no de América— en qué país del mundo se ha visto que un pueblo inerme le haya arrebatado a un ejército moderno hasta el último fusil...Porque todas las armas, todos los cañones, todos los tanques, todos los aviones, todas las fragatas, y todos los fusiles están en estos instantes en manos del pueblo...De la Sierra Maestra vienen conmigo 3 000 guajiros, armados, veteranos de la guerra de liberación...Y en los cuarteles no van a estar solamente los fusiles de los militares, van a estar los fusiles del pueblo también, porque cuando haya que pelear, el pueblo también va a pelear...”. El pueblo armado y organizado como en los tiempos de Artigas.

Siete días tardó Fidel Castro en llegar a La Habana. Subido a un Sherman, con su hijo Fidelito y Juan Almeida a un lado, entró a la capital el 8 de enero. Más adelante se les unió Camilo Cienfuegos. 767 días atrás, cuando el desastroso desembarco en Las Coloradas, ¿quién podría imaginar esa multitud habanera estaría volcada a las calles para recibir en triunfo a los barbudos? En el Campamento Militar de Columbia, Fidel y Camilo treparon a un improvisado y destartalado estrado: “La tiranía ha sido derrocada. La alegría es inmensa. Y sin embargo, queda mucho por hacer todavía. No nos engañamos creyendo que en lo adelante todo será fácil; quizás en lo adelante todo sea más difícil. Decir la verdad es el primer deber de todo revolucionario”. Cincuenta años de dificultades, errores, agresiones, atentados y criminal bloqueo confirmarían las previsiones de Fidel. La imagen de Fidel y Camilo en el estrado, la consulta: '¿Voy bien, Camilo?' y aquél campo desbordado de gente, recorrieron el mundo entero. Deseaba de corazón haber sido uno de esos barbudos que bajaron de la Sierra Maestra al mando de Fidel.

Un diluvio puso fin al verano de 1959, inundaciones en todo el Uruguay: los ríos salieron de madre, las aguas desbordaron la represa de Rincón del Bonete, el puente del Río Negro arrastrado por la correntada, la población de Paso de los Toros evacuada, carreteras y caminos cortados, desastre en el litoral del Río Uruguay, solidaridad popular con los evacuados...y el 3 de mayo, a cinco meses apenas del triunfo guerrillero, Fidel se vino al Río de la Plata y estuvo 48 horas en Uruguay. Recorrió las zonas anegadas, se abrazó y habló con todas y todos, espontáneamente entregó 20.000 dólares, donación simbólica de un pueblo pobre al otro que lo necesitaba: “Es que siendo uno en todo hemos vivido alejados, hemos vivido separados, hemos vivido divididos, hemos vivido al margen de lo que pudo habernos hecho grandes, de lo que pudo habernos protegido de la impotencia; hemos vivido al margen de lo que fueron los sueños de nuestros libertadores, a los cuales hemos levantado estatuas, a los cuales hemos dedicado millones de ramos de flores, millones tal vez de discursos, pero a los cuales no hemos seguido en la esencia más pura de su pensamiento. Parécenos que si se presentaran hoy ante nosotros, desde Bolívar hasta Martí, desde San Martín hasta Artigas, y con ellos todos los próceres de las libertades de América Latina, nos reprocharían al ver cómo nos encontramos todavía y se preguntarían si esta es la América que ellos soñaron, grande y unida, y no el racimo de pueblos divididos y débiles que somos hoy”. Tales fueron los términos de patria grande conque Fidel se dirigió a la muchedumbre que lo aplaudía entusiasmada el 5 de mayo en la Explanada Municipal. Sus actividades fueron cubiertas con admiración y simpatía por toda la prensa nacional y extranjera. Lo recibió con melosa amabilidad Martín R. Echegoyen, presidente del Consejo Nacional de Gobierno, uno de los más reaccionarios políticos en la historia del Uruguay. Pegado al costado de su padre, el quinceañero logró colarse a la ceremonia oficial y casi pudo tocar al ya mítico héroe de Sierra Maestra.

Ni bien regresó al Caribe, el 17 de mayo de 1959, Fidel firmó en Sierra Maestra la Primera Ley de Reforma Agraria. Se confiscaron sin indemnización las propiedades mayores a 400 hectáreas en un país donde el 80% de las tierras productivas pertenecían a empresas estadounidenses. ¡Y entonces llegó Fidel! Reforma agraria y fin del idilio. La gran prensa montevideana perdió su cariño por los simpáticos 'barbudos' de Fidel y los convirtió en demonios secuestradores de niños que luego enviaban a la URSS para que los comunistas hicieran 'corned beef' con ellos. El pánico provocado por la revolución cubana incentivó aún más la proliferación de organizaciones fascistas en Uruguay. Peleaban contra fantasmas. Sin embargo, en parte tenían razón, pues esa reforma agraria, que golpeó con atrevimiento a los EEUU, fue el elemento que hacía falta para revolucionar la cabeza de nuestra juventud, la que luego se conocería como generación del Ché Guevara. Fidel no solamente habia volteado una dictadura infame, quería hacer que la revolución marcara el fin del colonialismo en todo el continente. Lo identificamos de inmediato con el José Artigas desmelenado y sin bronce, el caudillo del éxodo de aquel pueblo de gauchos, esclavos auto-liberados, zambos, mulatos y pobladores originarios, el impulsor del reparto de las tierras expropiadas a los expañoles y los latifundistas criollos, el jefe de la federación de provincias libres con aspiración de patria grande. La irrupción de Fidel en el escenario político fue un acto de prestidigitación que traqjo al presente las guerras de la independencia del siglo XIX. Nos atrapó con su magia este brujo cubano, su palabra exuberante, la novela romántica de su peripecia guerrillera. La historia latinoamericana es un compendio de historias extraordinarias, donde se vuelve habitual lo insólito y maravilloso, lo que resiste cualquier tipo de análisis racional. ¿No fue así la historia de Jean Jacques Dessalines y la liberación de los esclavos en Haití? ¿ qué fue si nó el episodio de Antonio Conselheiro y la república de Canudos? ¿y de dónde vino la inspiración del asalto al Moncada? ¿de un frío análisis racional de la realidad o de una inédita intuición de Fidel?

La historia de los pueblos latinoamericanos se presenta como crónica atemporal de multitudes insurrectas, multitudes de todas las razas, colores y religiones que se levantan contra los poderes establecidos, multitudes que hacer revoluciones al influjo de demiurgos que escapan a los parámetros racionales, positivistas y pragmáticos. Una crónica salpicada con acontecimientos y personajes grandiosos capaces de transformar la realidad con sus poderes sobrenaturales. Emprender la aventura desmesurada que Fidel proponía causaba escalofríos, pero me sentí parte de ella de inmediato, acepté la propuesta sin miedos, todavía sin saber todavía que me estaba embarcando en las epopeyas revolucionarias de los obreros de la Comuna de París y de los soviets de San Petersburgo.

¿Qué pasaría si otros pueblos latinoamericanos echaban a andar? El ejemplo de la Revolución Cubana se volvió sumamente peligroso: había que ponerle fin antes que se consolidara. A fines de agosto del 60, en San José de Costa Rica, se reunió la Conferencia de Cancilleres de la OEA y resolvió advertir a los gobiernos latinoamericanos sobre el 'peligro' que representaba Cuba para la 'democracia'. Un año y ocho meses después de la toma del poder en Cuba, la OEA se apresuró a realizar este acto diplomático como preparación del terreno político para la intervención de las fuerzas mercenarias que la CIA estaba entrenando en Guatemala a las órdenes de Jack Hawkins, coronel de los marines. La reacción de Fidel no se hizo esperar: llamó a constituir una Asamblea General Nacional en las próximas 72 horas y bastante más de un millón de personas respondieron a su confianza y concurrieron el 2 de setiembre de 1960 a la Plaza de la Revolución. “En los anales de la historia de nuestra patria jamás se reunió semejante multitud; en los anales de la historia de América jamás se vio un acto semejante” proclamó con orgullo Fidel. Era una representación más que legítima de la voluntad política de los siete millones de cubanos que vivía en la isla.

La Primera Declaración de La Habana expresó que la ayuda ofrecida por la URSS y China Popular no era un acto de guerra contra los EEUU sino de internacionalismo solidario con el pueblo cubano; por otra parte, Cuba no renunciaba a la libertad de establecer relaciones diplomáticas con quién quisiera. La Declaración denunció el latifundio, la miseria de los salarios y la explotación, el analfabetismo, la ausencia de maestros, médicos, hospitales y escuelas, el abandono de la vejez, la discriminación racista con negros e indios y todos los males que ahogaban los pueblo en América Latina. Reafirmó que los pueblos tienen derecho a liberarse para siempre del dominio explotador del imperialismo y la oligarquía y condenó “la intervención abierta y criminal que durante más de un siglo ha ejercido el imperialismo norteamericano sobre todos los pueblos de América Latina”. La Revolución Cubana quería marchar con todo el mundo hacia la liberación y, en especial con “el pueblo de los negros linchados, de los intelectuales perseguidos, de los obreros forzados a aceptar la dirección de gángsters”. En un gesto final, al grito de '¡Patria o Muerte!' de un millón de gargantas, Fidel rompió la resolución tomada en Costa Rica por la OEA, el ministerio de los EEUU para la colonización de América Latina.

En marzo de 1961 entré a la Universidad y al mundo hiperpolitizado del centro de estudiantes de derecho. Todavía estaba en pañales el debate sobre las vías para la revolución, que más tarde dividiría el movimiento popular en corrientes a favor o en contra de la lucha armada. Sin embargo, ya se podían percibir los efectos ideológicos de la ley de reforma agraria y de la Declaración de La Habana, pasos grandes en la definición del contenido de la Revolución Cubana, que obligaron a tomar posiciones a favor y en contra. El movimiento estudiantil se iba definiendo al compás de los sucesos en Cuba. Hubo quienes quisieron convencerme que era necesario leer las obras completas de Marx, Engels y Lenin antes de arrojarles piedras a los milicos en la Avenida Dieciocho de Julio. Todavía era muy temprano para zambullirme en las profundidades de los clásicos pero, en cambio, ajustaron como guantes de seda a mi manera de ser el 'Guerra de guerrillas' del Ché Guevara (1960), con su teorización de la experiencia guerrillera cubana, el 'Así se templó el acero' de Nicolás Ostrovky y su relato de la guerra revolucionaria en la URSS, el 'Homenaje a Cataluña' de George Orwell que figuraba en la biblioteca de mi padre junto al 'Enrico Malatesta' de Luigi Fabbri que también leí. Fueron muy pedagógicas las lecturas de las historias de la guerra civil española y las biografías de Buenaventura Durruti, Francisco Ascaso y Juan García Oliver.

El 16 de abril, un titular a ocho columnas de 'El País' festejaban alborozados el comienzo del fin de la Revolución Cubana. El día anterior ocho bombardeos B-26 -camuflados con insiginias cubanas- despegaron de Puerto Cabezas en Nicaragua con el objetivo de atacar simultáneamente la base aérea de San Antonio de los Baños, el aeropuerto de La Habana y el de Santiago de Cuba. La versión 'oficial' preparada por la CIA y difundida por las agencias internacionales, pretendía convencer que los pilotos eran militares cubanos rebelados contra el 'régimen'. Sin embargo, la operación no fue tan exitosa como esperaban en Washington: el fuego espeso de la artillería cubana obligó a los aviones a descargar bombas y ametralladoras lejos de sus blancos, en cualquier terreno. Ocasionaron la muerte de más de cincuenta civiles. Tres de los bombarderos 'gusanos' fueron derribados. En el acto del duelo por las víctimas de los invasores, de cara a una formación con miles de milicianos, Fidel proclamó el carácter socialista de la Revolución Cubana: "esta Revolución Socialista la defenderemos con el valor con que ayer nuestros artilleros antiaéreos acribillaron a balazos a los aviones agresores". De ahí en más quienes combatieran en defensa de Cuba, tendrían consciencia de estar combatiendo por el socialismo. Miles de jovenes cobramos consciencia de la finalidad última de la guerra que vendría, la guerra que ya se adivinaba en Vietnam, la guerra de la emancipación social de las clases oprimidas y explotadas. El corazón no nos cabía en el pecho.

Ramón González Suco, campesino y miliciano, centinela en Playa Larga, avisó en la madrugada del 17 de abril que veía luces y movimientos sospechosos en el mar. Era la esperada invasión. Mil quinientos hombres perfectamente armados y entrenados integraban el contingente 'gusano' -'Operación Pluto' era el nombre clave dado por la CIA- que llegó desde Puerto Cabezas en cinco barcos de guerra estadounidenses protegidos por varias unidades más de la Marina yanqui. Los invasores desembarcaron en dos puntos de Bahía Cochinos con el objetivo de establecer una cabecera de playa. Luego, se constituirían en gobierno provisorio de ese territorio 'liberado' y pedirían la intervención militar de la OEA y los EEUU. La defensa de la faja de terreno donde procuraron hacerse fuertes era la Ciénaga de Zapata, obstáculo natural que los mercenarios pensaban que podía impedir la penetración de los milicianos. El mando revolucionario unificado, o sea, el propio Fidel, envió el batallón 339 desde Cienfuegos que rápidamente entabló combate con la compañía E de los mercenarios y la obligó a detener su avance.

Al otro día, 18 de abril, previo ataque de artillería, se lanzó la contraofensiva de los milicianos. No hubo ciénaga que los detuviera. Fue incontenible. En un primer momento las tropas 'gusanas' se refugieron en Playa Larga para, luego, ya muy matrechos y sin municiones, retirarse a Playa Girón donde quedaron cercados. El 19 de abril, a las 17:30 horas, a menos de 72 horas de desembarcados, la fuerza invasora se rindió. 89 habían caído bajo las balas cubanas, 250 fueron heridos y 1.200 fueron hechos prisioneros por la Revolución. Fue la primera derrota militar infringida al imperialismo en América Latina. Costó la vida de 157 combatientes revolucionarios y de los más de cincuenta civiles asesinados por los bombardeos. John Fitzgerald Kennedy reconoció la responsabilidad de su gobierno por la tropelía y accedió a canjear los prisioneros por medicinas para niños y tractores. '¡Yanquis go home!' y '¡Cuba sí, yanquis no!', cientos de uruguayos salimos a festejar en Avenida del Libertador, donde en esa época estaba la embajada de los EEUU.

El 30 de abril pude hacerme del número especial de 'Bohemia' , donde venía el reportaje de la escritora Dora Alonso sobre la invasión de Bahía Cochinos. Se titulaba 'Avanzando con el pueblo en armas' y tenía decenas de fotos, decenas de testimonios de milicianos, el relato del corresponsal Luis Baez sobre la actividad de Fidel en todo el frente de batalla y además, recuerdo todavía, un reportaje-confesión a varios de los gusanos atrapados por las Fuerzas Armadas Revolucionarias. Comandando el ataque, trepado a un tanque o recorriendo las posiciones al frente de los mandos, las fotografías de Fidel mostraron al mundo la estirpe a la que pertenecía este conductor de pueblos: a los que ponen el cuero en la primer fila de combate. Imposible no admirarlo, imposible no contagiarse con la energía y el fervor que transmitía. Durante todo ese otoño de 1961 no pude despegar la vista de la 'Bohemia'. Recorté todas las fotos y las pegué en las paredes del altillo de la casa de mi abuela donde me encerraba a estudiar, un templo de Playa Girón, un templo que fue decisivo en las definiciones que pronto debí afrontar y que cambiaron definitivamente el destino que me asignaron al nacer.

A cada ataque del imperialismo Fidel respondió con una medida de profundización de la revolución cubana o con una contramaniobra inesperada -recordar la crisis de los misiles- que dejaba perplejo al mundo entero. Sesenta años después de la victoria, podía haber escrito sobre sus cualidades de estadista pero, desde mi punto de vista, es preferible rescatar sus proezas revolucionarias, volverlo a ver entrando a La Habana en la torreta de un Sherman, o pistola en mano, recorriendo Playa Girón. Recordar el Fidel de 1960 de la misma manera que en 1958 los 'blancos' recordaban las cargas de los lanceros de Aparicio en 1904. Como historia viva y actual. En esta América Latina convulsionada por el retorno de los brujos y el nuevo empuje del intervencionismo yanqui, cuánto extrañamos al Fidel de los remolinos ideológicos, de la expresión muscular del marxismo -¿no es eso la praxis?- que rompió con la coexistencia pacífica y desvirtuó la tesis de la vía pacífica. Los pueblos de América Latina necesitan el Fidel que conmovió este continente, que lo hizo dejar de ser la reserva ideológica del imperialismo. Entre el desfile triunfal de La Habana y la Victoria de Playa Girón, en poco más de dos años, América Latina sufrió un cambio brutal: Fidel Castro. En esos escasos dos años su talla cobró las dimensiones de Bolívar, Martí y San Martín.

Jorge Zabalza






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viernes, 17 de junio de 2016

Zabalza con Federico Mesa del Marconi




Producción del video: Blog “el muerto” y Resonando.

Con Federico Mesa queremos comunicar una visión de la realidad que surge de la experiencia cotidiana en los barrios periféricos de la ciudad. Nos podrán reprochar cualquier cosa, menos que no conozcamos la forma de vida en los márgenes de la sociedad capitalista. Abrazos fraternos. Tambero












Oscar Andrade abandonó la banca de diputado para regresar a la lucha sindical donde surgió como referencia política. Un abrazo al compañero por la claridad de su actitud, son los gestos y señales que necesita el pueblo asalariado en medio de tanta confusión ética y moral, de tanto apegarse al privilegio y justificar los valores del sistema.










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domingo, 29 de mayo de 2016

Entrevista "Te digo la otra"

Zabalza afirma que el MLN se alejó del pueblo

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martes, 17 de mayo de 2016

La defección



http://gallorojouruguay.blogspot.com.uy/


 

Gallo Rojo No1 Mayo2016
Por Jorge Zabalza 


En 1986 el Poder Judicial citó a varios oficiales del ejército -José Gavazzo entre ellos- acusados de cometer crímenes contra la humanidad. Con el respaldo de su comandante en jefe, general Hugo Medina, los indagados anunciaron el desacato a la orden judicial. A meses de recobrada la legalidad formal, tutelada es cierto, pero legalidad al fin, ya había una amenaza golpista. Hubo alerta roja en las alturas y, en consecuencia, días de intensos cabildeos entre los caudillos electorales. El presidente Julio M. Sanguinetti salió desesperado a buscar aliados; quería una ley que amnistiara a los criminales del terrorismo de Estado para compensar la amnistía de los presos políticos votada por el parlamento en marzo de 1985. Como condición para apoyar esa salida, Wilson Ferreira Aldunate exigió que tomara estado público lo acordado en el Pacto del Club Naval (agosto de 1984).
Entonces, el Partido Colorado y la Unión Cívica reconocieron que, para regresar a los cuartles, los generales habían chantajeado a los dirigentes políticos, forzándolos a plegarse a la 'lógica de los hechos'. Es decir, habían aceptado implícitamente que ningún militar sería juzgado por sus crímenes de lesa humanidad. Con palabras de Líber Seregni, líder del Frente Amplio presente en el Club Naval: la impunidad 'sobrevolaba o subyacía' lo acordado. En conclusión, el Club Naval no fue una desbandada de militares que corrían con la cola entre las patas: fue un repliegue ordenado. Los generales consintieron el retorno de las instituciones formales siempre y cuando las fuerzas armadas conservaran el poder de tutelarlas, colocando límites claros a la acción del poder judicial y a las libertades y derechos ciudadanos.

El apoyo de Wilson fue decisivo para que se aprobara la Ley de Caducidad de la Pretensión Punitiva del Estado y para que, con el consenso de los partidos del sistema, se violara la separación de poderes establecida por la Constitución. El 22 de diciembre de 1986, justo a tiempo para evitar que se produjera el motín de Gavazzo y su patota, Sanguinetti promulgó la ley. Meses después, las declaraciones de Hugo Medina a la revista 'Búsqueda' (7/03/1991) confirmaron que si el parlamento no hubiera aprobado la ley, se habría visto obligado a dar un nuevo golpe porque 'ése era el pensamiento de las Fuerzas Armadas'. Hoy día, esta acción de forzar que por ley se declare el privilegio de impunidad para algunos criminales sería calificada de 'golpe blando'.

Desde el Club Naval, la 'familia militar' viene presionando para que la élite política cumpla el pacto de impunidad. La 'familia' es el partido político de la doctrina de la seguridad nacional. Un partido que gradúa su presión política a las condiciones del momento: no es lo mismo la amenaza de golpe, como en 1986, que exigir el aumento de sus salarios o autoproponerse como educadores de la juventud pobre y descarriada, como hicieron la semana pasada.

Desde 1985 a esta parte...¿alguien ha oído algún discurso militar que interprete la oleada de golpes militares como consecuencia de los planes del FMI y el Departamento de Estado? No, por el contrario, la 'familia militar' justifica el terrorismo de Estado como la acción necesaria para salvar 'la nación agredida por la subversión y el comunismo internacional' y, por consiguiente, ¿qué sentido tiene ser juzgado por algún daño colateral propio de la guerra? La impunidad de los crímenes del terrorismo de estado es irrenunciable, es su fortaleza, el bastión que les asegura un lugar hegemónico en el sistema de poder. La batalla por la impunidad es la batalla por mantener la tutela sobre la democracia formal.

El Voto Verde

Desde el día mismo de la aprobación de la ley de impunidad, irguiéndose con dignidad frente a los tuteladores, el movimiento popular salió a enfrentar al malón de los milicos. A instancias de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos, en enero de 1987 se conformó una Comisión Nacional para impulsar la realización de un referéndum revocatorio de la infame ley. Paralelamente se presentó un recurso de inconstitucionalidad frente a la Suprema Corte de Justicia, la cual lo resolvió negativamente en mayo de 1988.

Tres mujeres encabezaron la campaña: María Esther Gatti, madre, suegra y abuela de desaparecidos, Elisa Dellepiane, viuda de Zelmar Michelini, madre de Margarita -salvajemente torturada como rehena de la dictadura- y Matilde Rodríguez Larreta, viuda de Héctor Gutiérrez Ruiz. En primera fila también estuvieron Eduardo Galeano y Mario Benedetti, junto al PIT-CNT, la FEUU, FUCVAM y el Serpaj. Espontáneamente los vecinos de Montevideo organizaron comisiones barriales para la campaña de recolección de firmas; lo mismo ocurrió en las ciudades del interior del país. El Frente Amplio apoyó la movilización. Fue una lucha de todo el pueblo, que permitió identificar a quienes estaban comprometidos con la estrategia de las fuerzas armadas. La Comisión presentó más de 634.700 firmas ante la Corte Electoral. El 16 de abril de 1989 se realizó el plebiscito: el 57 por ciento de los uruguayos votó por mantener la Ley de Caducidad, y el 43 por ciento por anularla.

La amenaza golpista, que era muy real y asustó mucho, logró evitar la victoria del Voto Verde, pero no pudo impedir que la verdad se popularizara y creciera el sentimiento de horror ante la barbarie de los milicos. ¿Alguien puede sostener que el común de la gente acepta naturalmente la tortura, las violaciones y las desapariciones forzosas? Por el contrario, más allá de la parálisis del poder judicial y de la derrota sufrida, es un hecho que el pueblo uruguayo ya laudó y condenó ética y moralmente los crímenes del terrorismo de Estado. Amplios sectores populares no se han sometido resignadamente a la tutela de los cuarteles. La lucha por Verdad y Justicia cuenta con una importante base social.

La demanda por Verdad y Justicia debió ser trasladada al plano internacional: en 1992 la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) determinó que el Uruguay no cumplía con sus obligaciones internacionales, porque la ley de caducidad violaba los derechos de las víctimas a un juicio justo. Dos años más tarde, el Comité de DDHH de la ONU entendió que con la ley de 1986 se había creado en Uruguay 'un ambiente de impunidad que podría socavar el orden democrático y dar lugar a más violaciones graves de derechos humanos'. Los pronunciamientos internacionales no movieron ni un pelo de las cejas a Julio M. Sanguinetti, pero los antecedentes quedaron sentados y más tarde servirían para fundamentar la necesidad de anular la ley de caducidad. También fueron utilizados por los jueces que creyeron en la justicia de no dejar impunes los crímenes de la institución militar.

El resultado del plebiscito confirmó a las fuerzas armadas que su estrategia era correcta y las reafirmó en su voluntad de continuar presionando y actuando por fuera de los mecanismos republicanos de control. A mediados de 1993 las fuerzas armadas, como institución, impidieron la investigación del asesinato al ciudadano chileno Eugenio Berríos, agente de la policía secreta de la dictadura de Augusto Pinochet. Fue un desacato en todos sus términos, un verdadero golpe de Estado que Luis Alberto Lacalle, el presidente constitucional, debió soportar mansamente, con una sonrisa en los labios.

El debate

Una intensa agitación seguía reclamando Verdad y Justicia a gobiernos que cerraron filas en la defensa de la impunidad. Con sus contradicciones y ambiguedades, hasta el IV Congreso de diciembre del 2003, el Frente Amplio se había mantenido bastante firme en la trinchera opuesta, luchando por Verdad y Justicia. El domingo 21 se puso a consideración de los 1.500 delegados la política de derechos humanos que debería desarrollar un gobierno frenteamplista en caso de ganar las elecciones nacionales. El compañero Hugo Cores sostuvo que el futuro gobierno debía promover activamente la anulación de la ley de caducidad. Dicha ley, explicó, no había servido a la reconciliación nacional, por el contrario, las heridas se mantuvieron abiertas, como demostraban las marchas de los 20 de mayo (iniciadas en 1996), las protestas de los familiares, madres e hijos de desaparecidos (los escraches a Gavazzo y Cordero entre ellas) y la actuación de algunos jueces. Por otra parte, explicó Cores, la desaparición forzosa es un delito permanente según la legislación internacional ratificada por las instituciones nacionales (Convención de Costa Rica, los Tratados de Ginebra y la Convención de Viena). De ninguna manera Uruguay puede renunciar a juzgar y castigar delitos que se están cometiendo en el momento actual, en el presente y no en el pasado. Con un gobierno del Frente Amplio, no podemos seguir siendo 'el paraíso de la impunidad' que venimos siendo con blancos y colorados, expresó gráficamente Cores. Finalmente, poner término a la impunidad sería una importantísima señal política hacia la 'familia militar': el gobierno del Frente no está dispuesto a tolerar la tutela y las presiones que toleraron los gobiernos blancos y colorados.

Entonces, en nombre del MPP y de José Mujica, su 'fundador', salió a la palestra Eleuterio Fernández Huidobro, quién puso el acento en respetar el resultado del Plebiscito de 1989, actitud necesaria para ganar las elecciones nacionales: “Este es el congreso de la victoria, compañeros, y a todo se puede renunciar menos a la victoria”. Dicho y hecho, Fernández renunció a todo, fue electo senador y comenzó su viaje sin retorno. Con esos argumentos pueriles logró que 746 congresales lo acompañaron en su renuncia a los principios éticos de la izquierda. Por fortuna, 549 delegados votaron por la dignidad del Frente Amplio defendida por Hugo Cores. Con la presentación en sociedad de Huidobro y Mujica en su nuevo papel de operadores de la impunidad, la defección del Frente Amplio -y del futuro presidente Tabaré Vázquez-, volcó definitivamente la balanza a favor de la impunidad y de los tuteladores. Las banderas de la Verdad y la Justicia pasaron a ser exclusividad de los movimientos sociales y las organizaciones de DDHH.

Tabaré Vázquez

Sin salir de la ley de caducidad, el presidente Vázquez reabrió la investigación en el caso de los asesinatos de Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez Ruiz, William Whitelow y Rosario Barredo y facilitó las excavaciones del equipo de antropólogos argentinos especializado en la búsqueda de los desaparecidos. Además, durante su gobierno, concurrieron a declarar en los juzgados varios oficiales imputados por delitos de lesa humanidad, fueron procesados Juan María Bordaberry y Juan Carlos Blanco y se encontraron los cadáveres de Ubasgener Chávez Sosa y de Fernando Miranda que habían sido forzosamente desaparecidos. Otros episodios del gobierno de Vázquez contradijeron, sin embargo, las expectativas que pudieran haber despertado los anteriores hechos: creyó verdadera la ubicación del cadáver de la nuera del poeta Juan Gelman que proporcionó el general Barneix, que luego resultó procesado por el asesinato de Aldo Perrini; promovió el ascenso de oficiales acusados por crímenes de lesa humanidad (el general Dalmao, entre ellos); y, finalmente, quiso instaurar el 'Día del Nunca Más' que, de hecho, podría haberse denominado día del olvido y del perdón.

A raíz del archivo de la causa penal por la desaparición de sus padres, Macarena Gelman, nieta del poeta Juan Gelman, debió presentarse ante la CIDH en mayo del 2006, denunciando al Uruguay por la impunidad y por la violación a la Convención Interamericana sobre Derechos Humanos. El poder judicial uruguayo no ofrecía ninguna clase de garantías en materia de crímenes de lesa humanidad y por consiguiente la familia Gelman debió recurrir a los organismos internacionales.

Tabaré Vázquez podía haber aprovechado la ocasión para respetar la legislación y los laudos internacionales ya existentes, que condenaban al Estado uruguayo por la situación de impunidad y le recomendaban la anulación de la ley de caducidad. A partir de la solidaridad con Macarena y Juan Gelman, podía haber lanzado una campaña educativa de la opinión pública, reivindicando la Verdad y la Justicia como un principio esencial de la democracia republicana. Desde la presidencia de la república podía haber puesto en marcha los mecanismos institucionales que conducían a la nulidad de la caducidad. Esa actitud, coherente con el espíritu de la fuerza política, habría despertado admiración y elogios en el mundo entero y, en especial, en América Latina. Como ocurrió con Néstor Kirchner. En cambio, Tabaré Vázquez prefirió colocarse en una posición de falsa imparcialidad, pretendiendo reconciliar la nación a cambio de no juzgar ni castigar a los culpables y así ayudó, de hecho, a fortalecer la postura hegemónica de la 'familia militar'.

Fariseísmo

La falta de garantías llevó a conformar la Coordinadora Nacional para la Nulidad de la Ley de Caducidad el 29 de julio del 2007. La presidió el escritor Eduardo Galeano y la integraron las organizaciones sociales con mayor convocatoria: el PITCNT, la FEUU, FUCVAM, SERPAJ y Amnesty Internacional. También participaron personalidades de los partidos políticos, integrantes de Madres y Familiares de Detenidos Desaparecidos a título individual y varias organizaciones barriales y del interior del país. La campaña de recolección de firmas debió sortear diversos y sucesivos obstáculos políticos, en especial la oposición de importantes sectores del Frente Amplio (Asamblea Uruguay, Corriente de Acción y Pensamiento-Libertad, Alianza Progresista) que hicieron suya la tesis de Fernández Huidobro del 2003. La actitud dubitativa de las principales figuras del Frente (Vázquez, Mujica, Astori) sembró dudas y recelo en la opinión pública y dividió al movimiento popular, impidiendo, por ejemplo, que Madres y Familiares se incorporara como colectivo a la campaña.

Aún así la voluntad de los núcleos militantes, con un rol muy activo de la juventud, logró recolectar unas 300.000 firmas por la anulación, hecho que demostraba el sentimiento mayoritario en la población. Cuando ya se habían juntado más de 120.000 firmas, José Mujica concurrió a la sede del PITCNT y, en una de sus habituales actitudes de duplicidad, mientras estampaba la suya en una de las planillas fundamentó en contra de firmar para juzgar y castigar a los culpables. Llamó a enterrar el odio y encontrar caminos de reencuentro: “No podemos ser carceleros de nuestros carceleros”, sentenció.

En diciembre del 2007 el V Congreso del Frente Amplio decidió apoyar la recolección de firmas, desdiciendo la posición del congreso anterior pero, en la práctica, muy pocos comités de base se incorporaron a la campaña, se retaceó el apoyo financiero y los caudillos electorales evitaron pronunciarse públicamente a favor de la anulación. Para que la Verdad y la Justicia triunfaran, habría bastado conque José Mujica convocara en sus discursos electorales a votar por la anulación de ley como había firmado. No lo hizo, predominó el fingimiento o fariseísmo.

El 14 de junio del 2009 la Corte Electoral validó las 258.326 legalmente necesarias y convocó al plebiscito para el día de las elecciones nacionales. Cabe destacar que el 19 de octubre, una semana antes de las elecciones, la Suprema Corte de Justicia declaró inconstitucional la aplicación de la ley de caducidad en el caso del asesinato de Nibia Sabalsagaray del que estaba acusado el general Dalmao, en actividad y con mando de tropa. La sentencia convalidaba los argumentos empleados para la lucha por la anulación. En esos mismos días se realizó una marcha por la Avenida 18 de julio, multitudinaria marcha pese a la lluvia, fue la mayor movilización de toda la campaña electoral. El 25 de octubre del 2009 las papeletas rosadas alcanzaron el 48% de los votos emitidos, faltaron 46.500 más para la victoria de la Verdad y la Justicia. En Montevideo votó por la anulación el 56% del electorado y en Canelones lo hizo el 51%. Pudo comprobarse que hubo sectores del Frente Amplio que sabotearon el plebiscito.

Jose Mujica

La nueva derrota plebiscitaria dio alas a su militancia por el olvido y del perdón. En uno de sus primeros actos como presidente de la república (marzo/2010) Mujica convocó a una asamblea de militares en la base aérea N° 2 en la ciudad de Durazno; con los altos mandos y unos 350 oficiales presentes, el presidente llamó a la unidad nacional entre las fuerzas armadas y el pueblo, objetivo que sólo podría alcanzarse, según él, olvidando y perdonando: “Estas Fuerzas Armadas -de hoy- no deben cargar con ninguna mochila del pasado ante su pueblo”.

En setiembre del mismo año Mujica reafirmó sus intenciones frente a los altos mandos de las fuerzas armadas: les prometió un aumento del 33% para los sueldos de los militares de todo rango, el mayor aumento presupuestal de la historia. Como propina los tranquilizó sobre sus buenas intenciones: en su corazón no había deseo alguno de revanchismo, hay que perdonarlos y abrazarse con ellos. Prometió una ley que permitiera la excarcelación de los 'viejitos' pese a sus crímenes abominables.

El 24 de febrero del 2010 la CIDH emitió un fallo para el 'caso Gelman vs. Uruguay'. El organismo condenó al Estado uruguayo como responsable por la desaparición María Claudia García de Gelman y la sustracción de su hija Macarena, estableció que Uruguay no cumple con 'la obligación de adecuar su derecho interno a la Convención Americana sobre derechos humanos' y obligó al gobierno a iniciar una investigación diligente y castigar las despariciones forzosas, pues la ley de caducidad 'carece de efectos jurídicos'. Por otra parte, condenó el Uruguay a una serie de reparaciones como un acto público para pedir perdón en nombre del Estado, tanto por los crímenes del terrorismo como por la impunidad actual para esos mismos delitos. El presidente Mujica se apresuró a cumplir con el acto de contricción y la reparación económica estipulada pero, al igual que los gobiernos anteriores, evitó tocar los fundamentos de la impunidad.

Empantanados por el fariseísmo de sus grandes caudillos, el Frente Amplio se enredó en un farragoso debate para encontrar una salida legal al intríngulis. Necesitaban una ley que colmara las expectativas de quienes luchaban por Verdad y Justicia y, al mismo tiempo, no irritara a la inquietante la 'familia militar'. Se anular clara y directamente la nefasta ley de caducidad. Hubiera sido un ejercicio del poder político para el cual el Frente Amplio contaba con la mayoría necesaria en el parlamento. No se atrevieron. Sin embargo, algo debían hacer, incluso para quedar bien con los requerimientos de los organismos internacionales y, en octubre del 2011, aprobaron la ley N° 18.831 que no es pato ni gallareta, restablece la 'pretensión punitiva del Estado' y la imprescriptibilidad de los delitos del terrorismo de Estado, pero no anula definitivamente la ley de caducidad. Esa bruma de indecisiones la aprovecharon los magistrados reaccionarios de la Suprema Corte que, para el caso del maestro Julio Castro, desaparecido por el ejército, declararon inconstitucional la 18.831, entendieron que el delito había prescripto y decretaron el archivo del expediente. Los probados culpables siguen en libertad.

Para el 18 de mayo del 2012, el acto de homenaje a los cuatro soldados 'caídos en defensa de la patria' fue integrado por primera vez a las actividades del 'día del ejército'. Hasta ese año lo organizaban los centros militares, pero ahora pasó definitivamente a formar parte del programa oficial organizado por el comando general del éjercito nacional. Por la vía de los hechos se lo convirtió en un día de homenaje oficial del Estado, de manera similar a como los 19 de abril se recuerda la batalla de Sarandí. El jefe de la división N°1 del ejército presionó para que los soldados fueron obligados a concurrir uniformados. Por ahora quedó en intentona, pero el hecho refleja la intención de ir ocupando espacios desde donde influir sobre la sociedad. No es casual que este cambio se haya dado durante la presidencia de José Mujica y con Fernández Huidobro de ministro de defensa.

En febrero de 2013, la Suprema Corte decretó el traslado de la jueza Mariana Mota, sacándola del juzgado donde estaban radicados más de 50 expedientes por crímenes de lesa humanidad. En varios casos, la jueza Mota había sido atacada y descalificada por el ministro Fernández Huidobro. Resulta bastante claro que los magistrados reaccionarios encontraron la oportunidad política para trasladarla y para enviar a los demás jueces un mensaje bien claro: el poder judicial debe constituirse en una muralla para la defensa de la impunidad. El fariseísmo que domina en la élite del Frente Amplio ha sido funcional a las actitudes más retrógradas de la Suprema Corte y al predominio de la visión de impunidad impulsada con firmeza por las fuerzas armadas.

20 de mayo del 2016

A pesar de que confesó haber torturado, el capitán Asencio Lucero fue procesado solamente por el delito de privación de libertad. La jueza Julia Staricco entendió que en el código penal de los '70 la tortura no configuraba delito y que a Lucero no se le puede aplicar retroactivamente la ley actual. Es decir, en la cabeza de la jueza no ha logrado entrar la definición de la legislación internacional: ¡la tortura es un delito permanente!, ¡se está cometiendo ahora, no en 1972! ¡A Lucero hay que procesarlo por torturador!. La jueza y el fiscal también hicieron oídos sordos a las denuncias de violación sistemática a las treinta mujeres que estuvieron detenidas en el regimiento de caballería N°9 donde Lucero estaba al mando del servicio de inteligencia. ¿A alguien puede extrañarle esta expresión judicial de la cultura de impunidad que caracteriza la mentalidad dominante en el Uruguay de hoy día? Si en el país dominara el espíritu de la Verdad y la Justicia... ¿la jueza habría fallado así?

La impunidad de los torturadores y asesinos del pasado se impone en el presente como impunidad para el uso abusivo e ilegítimo de la fuerza policial. Las instituciones públicas, los medios masivos de prensa y los partidos políticos de todo pelo, aceptan la 'mano dura' como una necesidad social y política. Es una victoria ideológica de aquellos que treinta años atrás exigieron su impunidad como 'lógica de los hechos'. Paso a paso el partido militar ha logrado que los demás partidos retrocedan y defeccionen, paso a paso ha hecho caer en su telaraña a toda la élite política. Salvo algunos sectores muy menores del Frente Amplio, no se salva nadie. Que el Uruguay sea un paraíso de impunidad, donde domina la cultura de impunidad y existe un clima de impunidad no es obra y gracia de la mano de dios. Las fuerzas vivas de terrorismo de Estado -la 'familia militar'- hegemonizan las maneras de sentir y de pensar, imponiendo la vergonzosa ideología de la represión, la mano dura y la impunidad, la ideología que hiere de muerte el corazón de la democracia, las libertades y los derechos.

Según el Observatorio Luz Ibarburu se han realizado 272 denuncias judiciales por crímenes de lesa humanidad: tortura, violaciones, secuestro de niños, homicidio y desaparición forzosa. Desde 1985 a esta parte, ¡31 años! Solamente seis de ellas, apenas un 2% del total, tienen sentencia. Unos 170 expedientes (62%) aguardan en la etapa de presumario, situación que, por lo general, significa una forma de congelarlos. Otros 67 (24%) fueron archivados por distintos motivos. No hace falta ser muy radical de pensamiento para darse cuenta que las causas de derechos humanos avanzan por goteo, cadatanto una gotita de esperanza, cada tanto una gotita de desilución. El esfuerzo principal de investigación recae sobre un pequeño grupo de abogados y sobre los familiares denunciantes. Hasta las direcciones de los militares denunciados deben proporcionar, porque el gobierno no obliga a su ministerio de defensa a colaborar con el juzgado. A las víctimas solamente les quedó, como último recurso, radicar en un juzgado de Italia la denuncia por el Plan Cóndor, las torturas y las desapariciones forzosas.

Dependiendo de la presidencia de la república se creó la 'secretaría de DDHH de presidencia' que desempeña Javier Miranda, la 'secretaría de DDHH para el Pasado Reciente' a cuya dirección renunció hace poco la historiadora Isabel Wschebor y el 'Grupo de Trabajo por Verdad y Justicia' donde revistan Macarena Gelman, Pedro Sclofsky, Felipe Michelini, Emilia Carlevaro, Susana Andrade, Ademar Olivera y Mario Cayota. Salvo las excavaciones del equipo de antropología, no se está haciendo nada serio para terminar con la impunidad, pero no es por falta de organismos cuyas áreas de trabajo se superponen y a todos se les retacea presupuesto. Realmente los 'escraches' hacen más que la acción del gobierno para agitar y divulgar la barbaridad de la impunidad de los criminales de lesa humanidad. Una tarea necesaria si se quiere que nunca más se repita el terrorismo de estado.

En Uruguay no hay garantías para la Verdad y la Justicia. Ni en el gobierno ni en el poder judicial. Están cerrados los caminos legales y parlamentarios... ¿cómo hacer? ¿cómo seguir luchando por la Verdad y la Justicia? Alguien que lo explique.

Este 20 de mayo marcharemos como siempre tras las fotos de los que faltan. Marchando con la Tota, María Esther y Blanca Artigas, con las que nunca defeccionaron, por un momento sentiremos que vamos caminando hacia la liberación social.

Jorge Zabalza







viernes, 29 de abril de 2016

Presentación "La experiencia tupamara" en Minas





Jorge Zabalza del día de ayer (28/04/2016) en la ciudad de Minas, donde realizó la presentación de su último libro:
"La experiencia tupamara. Pensando en futuras insurgencias "
Lugar: Federación ANCAP, Sector Minas.
Ciudad: Minas - Uruguay

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Imágenes de Pablo Marrero






sábado, 9 de abril de 2016

La pulga

¿Será perder el tiempo hablar del Che Guevara? 


 por Jorge Zabalza



Esos meses que siguieron al 24 de agosto de 1994 -la Masacre de Jacinto Vera- fueron decisivos en mi vida. En ellos se dió un fuerte debate entre quienes participamos activamente de la movilización por el asilo a los ciudadanos vascos; la polémica giró entorno a la cassette con la grabación del discurso del Ministro del Interior Ángel Gianola, que manos anónimas entregaron para su difusión a Eleuterio Fernández, manos muy parecidas a las que robaron los discos duros con la información recopilada en diez años de trabajo por el grupo de investigadores antropología forense. El contenido del discurso -crear una guardia nacional para reprimir expresiones de rebeldía popular- fue utilizado como argumento para desalentar la marcha que se estaba organizando a un mes del asesinato de Fernando Morroni y Roberto Facal. Otra parte de la militancia entendió que las amenazas de Gianola fueron previas al 24 de agosto, que la cassette era parte de un operativo para dividir y desalentar la lucha y que no queríamos sumarnos indirectamente a la 'operación desaliento'. De hecho la manifestación se realizó por 18 de julio y fue ordenada y pacífica.

Esa batalla tuvo lugar en el Frente Juvenil, donde también se criticó el papel del MPP en la convocatoria y la organización del movimiento en defensa de los vascos que serían extraditados. Paradójicamente Fernández, que encabezó la crítica a la acción radical de los militantes emepepistas, había sido el que más 'manija' había dado desde los micrófonos de CX44 Radio Panamericana, medio dirigido por Mujica. Dado el espíritu represivo expresado por Gianola, habría otras muertes con toda seguridad. Previsiones que no fueron corroboradas por los hechos. Simple terrorismo ideológico con el objetivo de desmovilizar la calle.

Luego se trasladó al Comité Central del MLN, donde la discusión fue entre la ''no violencia activa', tesis gandhiana sostenida por Fernández, Mujica y otros, y los que tomábamos la resolución aprobada por la V Convención Nacional tupamara: inserción en la lucha social radicalizada como la de los recientes conflictos del transporte, de la construcción, de los estudiantes de secundaria y de los vecinos que ocupaban terrenos para vivir; movimiento militante altamente ideologizado con un rol activo en las luchas sociales (el MPP) y estimular la organización de la autodefensa popular desde el MLN. Las movilizaciones demandando asilo para los ciudadanos vascos en huelga de hambre en el Hospital Filtro, demostraban la posibilidad de la convergencia de las tres formas de lucha: la de masas, la militante y la autodefensa.




Las diferencias políticas se cruzaron con las elecciones internas del MPP para las candidaturas al parlamento. A Fernández y Mujica no les agradó que Helios Sarthou les ganara a nivel nacional por un campo y que este escriba hubiera salido segundo en Montevideo, detrás de Helios, delante de ellos dos. Mujica impugnó la mesa del Cerro en el Comité Central. La discusión fue de muy baja estofa. Hasta una cachetada hubo. Fue el momento precisoen que decidí alejarme de todos los organismos de dirección del MLN que integraba: Comité Central, Comité Ejecutivo, mediocampo, Regional Montevideo y alguna otra cosa que más vale no recordar. Sentí que ya no confiaba más en algunos de mis compañeros/as de toda la vida y, por consiguiente, no podía continuar en una organización que marchaba a pasos veloces hacia el electoralismo y la conciliación, mientras proclamaba su intención revolucionaria. Había perdido la confianza política y moral en varios de los principales dirigentes del MLN, los mismos que hoy día, 22 años después, están ocupando cargos en el poder ejecutivo, la administración central y el parlamento. En realidad, ya habían emprendido el camino para transformar en una 'House of Cards' lo que fue el principal movimiento guerrillero del Uruguay.

Tal vez fui algo ingenuo pero, paso seguido, en el Bar “Las Tortuguitas”, acordamos con Fernández que, para no hacer daño al MLN, participaría en las elecciones como candidato del MPP a la Junta Departamental. y que mi alejamiento acordado del MLN se haría público en 1995 durante la VI Convención Nacional. Era tan grande la bronca y la desilusión, que inicié los contactos para irme al Perú e integrarme a las filas mpre MRTA (Movimiento Revolucionario Tupac Amaru). Ese es el estado subjetivo que se refleja en este artículo escrito para la 'La Pulga' -periódico dirigido por Fernández- en homenaje al 8 de Octubre, a 27 años del asesinato del Ché en Bolivia y a 25 años del asesinato de Salerno-Cultelli-Zabalza en la toma de Pando.

Susana Escudero, la compañera que rescató del olvido este artículo no puede imaginar la tormenta que desató en mi memoria. Le agradezco enormemente.


Sin barco ni armas ni tropas

Fue un día del mes de julio o agosto de 1955 cuando conocimos al Che. Y en una noche -como el cuenta en sus narraciones- se convirtió en futuro expedicionario de <<El Granma>> Pero en aquel entonces aquella expedición no tenía ni barco ni armas ni tropa.
Y así fue que junto con Raúl, el Che integró el grupo de los dos primeros de la lista de <El Granma> . Palabras de Fidel Castro, diez días después de haber sido asesinado Ernesto Guevara.


¿Será perder el tiempo hablar del Che Guevara?
Cosa de dinosaurios amenzados por la extinción sin causa conocida. ¿O el vicio de viejos nostálgicos masticando sus gardeles y maracanases? Tal vez conviniera hablar de encuestas e impugnaciones en esta primavera circense, pero la historia suele hacer trizas los almanaques electorales y nada queda de eso que voces engoladas llaman <tiempos electorales> y siempre dan las doce el último domingo de noviembre. Por eso preferimos reconocer paradigmas que no saben de relojes ni almanaques, que sobreviven en curso de la historia y que son completamente ajenos a las campañas electorales.
Cuanto mas sangrienta la guerra desatada por cuatro o cinco votitos, mas necesario es apuntar mas allá de las nubes...


¿No fue por pequeñeces que creció aquel abajo que en los sesenta buscaba como moverse y en los setenta encontró la forma de golpear?
Y en los ochenta ¡Que convocó a la generación del silencio para empujar a la tiranía hacia el interior de los cuarteles?
Por eso, en esos noventa  de la inseguridad total, del pantano moral y político, vale la pena apostar al lirismo, a la capacidad de soñar que mantienen a los jóvenes, a las reservas del romanticismo que hacen posible grandes cambios revolucionarios. Todavía hay locos capaces de embarcarse en una aventura de un día para otro, de ser uno de los dos primeros en la lista...














jueves, 7 de abril de 2016

Túnel sin salida


    
7 abril 2016 
Por Jorge Zabalza 



Algunas y algunos trabajan por mucho menos del salario mínimo y en negro. Los sindicatos no saben de ellos. Otras y otros 'pasan' por el liceo o la UTU, sin cuadernos y sin libros. Ahí están, sin embargo, refugiados en la esquina o en algún recoveco que les permita 'estar'. O se juntan en la playa para acortar la tarde jugando al fútbol. Son hinchas de uno de los cuadros grandes o de Cerro. La policía los molesta, se burla de ellos, desparrama su vino, los amenaza con llevarlos presos y los lleva a veces, los interroga por una rapiña ocurrida a 50 quilómetros o el año pasado, abusa diariamente de su impunidad. Ya vendieron algunos fasos o algo robado que alguien les arrimó, los más audaces ya 'ganaron' una cartera o al guarda de un ómnibus. Ya conocieron la calaboceada en la comisaría, la 'recuperación' en el INAU y hasta llegaron a la cárcel de Santiago Vázquez. No les significa una 'marca' vergonzante, son la cuarta o quinta generación de que sobrevive en las mismas condiciones de marginación, exclusión y miseria: la cárcel es parte de su historia de vida familiar.

Al bisabuelo y al abuelo les gusta hablar de sus aventuras fuera de la ley, de las peripecias de entrerejas y de la resignación del 'no queda otra'.

También repica la otra campana en sus oídos, los campanazos de la cultura del barrio obrero, los que aconsejan dejar la esquina y darle a las ocho horas, los que advierten sobre el inexorable destino de los 'malandros' y 'pastosos'. Vale el ejemplo de los padres, hermanos y tíos que salen todas las madrugadas a la construcción o la pesca o las empresas de seguridad, y el de las madres, hermanas y tías que trabajan de fileteras (ahora cerró FRIPUR y las dejó en la calle!!), de domésticas en Pocitos o limpiando los shoppings donde pasea la clase media.

“Me matan si no trabajo y si trabajo me matan”... aunque no los conocen porque no son letra de cumbia o reggae, los versos de Nicolás Guillén cantados por Daniel Viglietti calzan a la perfección en la imagen del futuro que espera a los muchachos de la esquina. Los problemas no vienen del 'poco o nada en el estómago' o de los championes con suela casi transparente o del teléfono sin crédito, porque cualquier monedita sirve para remediar la miseria. Los problemas de los muchachos vienen de la ausencia total de perspectivas: ¿qué los espera por el camino de la vagancia? ¿adónde conduce el camino de laburar como esclavos por menos de quince mil pesos? Están encerrados en una disyuntiva sin horizonte o, por lo menos, con un horizonte lleno de tormentas amenazantes. La esquina donde se refugian está en la boca de entrada a un túnel sin salida.

La experiencia indica que más del 95% por ciento arranca para las ocho horas, aunque muchas y muchos de ellos (tal vez demasiados) lo hacen luego de haber ensayado otras posibilidades más ingratas y sufrieron experiencias carcelarias. Las cárceles no rehabilitan a nadie pero amedrentan a la mayor parte de quienes las conocen por adentro. Nadie sale de INAU incluído en la sociedad, pero la mayoría de sus clientes salen asustados por el régimen inhumano de privación de libertad, por los golpes de funcionarios y presos más fuertes, por el destrato permanente, por las violaciones y un largo etcétera de sufrimientos que los aleja del delito.

Para combatir ese menos del 5% reacio, la violencia institucionalizada en el Ministerio del Interior propone crear más cuerpos especiales como ese 'seleccionado' con 1.000 policías de 'alta dedicación'. ¡Cómo si la 'Republicana' no fuera suficiente!

Con el propósito de combatir el delito de los adolescentes que viven en el territorio de la pobreza, el gobierno apuesta a la represión generalizada, quiere convertir en campos de concentración los barrios de la periferia. Tal vez crean que la 'solución final' al problema de la inseguridad, sea la construcción de muros que aíslen las malditas zonas rojas del norte de Bulevar Batlle y Ordóñez y del oeste de las avenidas Agraciada y Garzón. Al menos, en estos 'bantustanes' montevideanos se violarían un poco menos los derechos humanos que en Sudáfrica o que en Gaza, porque la policía uruguaya persigue tanto a los nacidos con piel blanca y ojos azules como a los de piel y ojos oscuros. No hace cuestión de razas o de género, les basta conque sean jóvenes, usen visera y vivan en el barrio discriminado.

La política de represión está logrando imponer dos valores bien diferenciados en la juventud: en primer lugar, se desarrolla el sentimiento masivo de rechazo a la policía que, en algunos momentos o espacios sociales, puede calificarse lisa y llanamente de odio. Sí, es cierto, imponer el orden a palos despierta miedo y puede reencaminar descarriados, pero la injusticia también deja un lastre de bronca en los gurises de la esquina, en los familiares y en los vecinos del barrio. Sedimento que a veces explota. Sobre todo cuando se producen episodios como el asesinato de Sergio Lemos en Santa Catalina a manos de un policía. En segundo lugar, en los muchachos que 'salen de caño' se desarrolla un sentimiento grupal -todavía no es masivo- se siente que la vida va perdiendo significado, que se desvaloriza, que matar pasa a ser un motivo de orgullo y desaparece el valor de respetar la vida ajena. El grupo siente el repudio de los suyos -que valorizan la vida por encima del matar- pero su aislamiento de los vecinos fortalece su espíritu de cuerpo, un fenómeno similar al que ocurre en las filas cuerpos militares y policiales. Pierden su identidad de clase, de sentirte parte de los que nacieron en la pobreza, de los vecinos de la zona, de los que 'paran' en otras esquinas. Cuando la pérdida de identidad se completa, son capaces de a asesinar con 28 balazos a uno de los que eran suyos, como hicieron con Maicol Fernández en Santa Catalina o con el que llevaba la camiseta de un cuadro rival como pasó en Punta Rieles. La solución que el gobierno propone solamente agrava el problema social y crea las condiciones para el agravamiento de la violencia en los delitos contra la propiedad. Cada día se perfeccionan los cuerpos policiales, sus técnicas y sus instrumentos y el Ministerio del Interior se ha enredado en una espiral de violencia institucionalizada. Es grotesca la creencia de que el mundo se arregla a fuerza de represión...algunos gobernantes debieran leer con mayor atención su propia historia. Sus ideas 'progresistas' podrían hacerlos reflexionar si no estarán cultivando reacciones populares mucho más masivas que las protagonizadas por pequeños grupos de muchachos de la esquina...¿o piensa, el señor Ministro, que resolverá la situación de inseguridad encarcelando a miles y matando a cientos?

Uno analiza en concreto su experiencia local y provinciana, pero no puede evitar preguntar algunas preguntas más generales: los sin futuro que viven en los barrios Saint Denis de París o de Anderlech y Molenbeek en Bruselas ¿no sufrirán fenómenos parecidos a sus semejantes de los barrios demonizados de Montevideo? ¿No será que les llega el mensaje yihadista cuando se encuentran frente al túnel sin salida? ¿No será que perdieron sus expectivas en las 'oportunidades' que le ofrece el capitalismo europeo... y eligen matar o morir? ¿No será que el fundamentalismo religioso es la alternativa al “me matan si no trabajo y si trabajo me matan”? Tal vez, con la misma lógica del ministro Eduardo Bonomi, los analistas europeos prefieren evitar las causas sociales que condicionan a esa juventud que se vuelca a la yihad en sus ciudades natales, los centros de mayor desarrollo del capitalismo. Es más sencillo razonar en términos de “Europa atacada desde afuera” que analizar las condiciones sociales que vive la juventud europea que no es rubia y de ojos azules.

Implicaria abandonar el pensamiento eurocéntrico, racista desde el tiempo de la Cruzadas, y entrar a analizar en términos de lucha de clases. Me huele a aquello de que cuanto más se oscurece la salida del túnel y mayor es la represión, más se mutiplican los oídos receptivos. Puede ser que todo lo anterior sea pura especulación de un viejo intelectual pero... no sé.