Fotos: Juan Manuel López/Montevideo Portal
12.02.2013
El Lado B de la revolución
"Yo adopté el papel del mujeriego, muy vinculado al rol de protagonista político: 'si soy un revolucionario, que me juego el pellejo, tengo derecho a serlo', pensaba". Jorge Zabalza cantó "Las 40" con el periodista Gerardo Tagliaferro.
Por GERARDO TAGLIAFERRO
El senador, ex consejero nacional de gobierno y cuatro
veces intendente de Lavalleja, Pedro Zabalza, debe haber sentido una
puñalada en el pecho cuando se enteró, en la tarde del 8 de octubre de
1969, que uno de los muertos en lo que después se conocería como "la
toma de Pando" era su hijo menor Ricardo, de 21 años.
Más de cuatro décadas después, mientras ceba mate en el patio de
su casa en Santa Catalina, a Jorge Zabalza, el mayor de los hijos de
Pedro, se le enrojecen los ojos y la garganta se le anuda cuando dice
que "en esta entrevista tendría que estar Ricardo" y confiesa que
"siente vergüenza" al pie del recuerdo de quienes quedaron por el
camino. Eso, agrega, le ha hecho reafirmarse en sus convicciones y
convertirse en un apasionado -y sufriente, me atrevo a decir- crítico de
sus ex compañeros hoy en el gobierno. Ellos, acusa, los han olvidado.
Durante años el "Tambero" Zabalza quiso constituirse, como él
mismo lo definió, en una "estaca" que anclara a la izquierda a los
viejos postulados revolucionarios. No lo consiguió y un día, cuando ya
esa izquierda era gobierno, juntó lo que le quedaba de municiones y se
fue para su casa porque entrevió, además, que en la soledad de su
prédica había llegado a convertirse "en una especie de vedette",
tributaria de la necesidad de tener siempre algo para decir en los
medios. Sucedió también que, con más de 60 años, accedió por primera
vez, según asume, al verdadero amor y eso introdujo nuevos desafíos en
su vida.
Hace unos cuantos años ya que Zabalza abandonó la militancia
política sectorial y sus aislados disparos de hoy, cuando pisa los 70,
hacen blanco en "la impunidad" de sus viejos enemigos de hace cuatro
décadas y alcanzan también a alguno de sus más encumbrados ex
compañeros.
Es, de alguna manera, su particular reposo del guerrero. Y en él
encuentra espacio para la reflexión sobre su propia vida y obra. Al
decir de Ortega y Gasset, sobre sí mismo y su circunstancia.
Nacido en el seno de una familia patricia, hijo del caudillo del
pueblo, rodeado de todas las comodidades y las franquicias de esa
condición, la ruptura dramática que él y sus hermanos hicieron apenas
traspuesta la adolescencia y que llevó a los tres a convertirse en
guerrilleros, son parte del objeto de esa reflexión que hoy lo ocupa y a
la que piensa darle forma de libro. También, subraya, "el machismo, el
patriarcalismo, el consumismo", algunos de los vicios que identifica en
su propia formación. De estas cosas -aunque también de las de siempre-
se nutrió esta entrevista. Parafraseando al psicólogo Gabriel Rolón,
podríamos hablar del "Lado B" de la revolución de Jorge Zabalza.
1) ¿Qué estás haciendo hoy?
Escribiendo. Cada
tanto escribo algún artículo, tratando de pensar más. Cuando escribís
como yo lo hacía en Mate Amargo, todas las semanas un editorial, te
enredás en lo momentáneo. Y estoy escribiendo un libro autobiográfico,
que es una especie de reflexión sobre las cuestiones que determinan la
vida de uno. Las cuestiones ideológicas, el machismo, el consumismo, el
patriarcalismo, cómo se van integrando determinadas ideas al
comportamiento. Y lo otro que estoy escribiendo, te paso el título: "La
guerrilla urbana, un método político". Un análisis de la experiencia
concreta del Movimiento de Liberación Nacional y una generalización.
"Una de las cosas que me han hecho repensar mi forma de actuar en política es que me había convertido en una especie de vedette" |
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2) En cuanto al otro libro que mencionás, ya hay una
biografía de Jorge Zabalza escrita por Federico Leicht. ¿Faltaron muchas
cosas ahí?Sí, yo creo que faltaron. Ahí no había
reflexionado tanto sobre mi vida... en realidad sobre las cuestiones
generales, porque uno no es un individuo aislado. Vos sos un niño criado
en una familia como tantas, y después sos un adolescente que pasás por
un liceo... criado en una sociedad pueblerina como la de Minas, después
viene la generación del Che Guevara, cómo impacta en uno. Reflexiono
sobre esas cosas. No son cosas nuevas... no puedo reflexionar mucho
sobre cosas nuevas porque tengo 70 años (se ríe).
3) Te formaste en un entorno familiar y social con el que no
sólo hacés una ruptura, sino que diría que pasás a luchar contra él.
Rompo
con algunas cosas, no con todas. La generación de los 60 rompió
políticamente con la democracia formal, buscamos otro método de hacer la
revolución... en particular yo con una familia integrada a la sociedad
batllista. La revolución cubana fue determinante en esa generación. Pero
no rompimos con las tradiciones patriarcales por ejemplo, para nada. Es
evidente que no se rompió con esa diferenciación entre lo masculino y
lo femenino tan metido en la sociedad. Seguimos siendo patriarcalistas y
machistas.
4) En el discurso se intentó romper con eso.
En
el discurso sí, pero si vamos a creer en todos los discursos... (se
ríe). Particularmente en los últimos años se ha intentado más, hay más
reflexión. En los 60 yo creo que no había ninguna reflexión sobre eso.
5) ¿El MLN que vos integraste era una organización machista?
Sí, sí, absolutamente.
"El amor para mí era un discurso que formaba parte del personaje seductor" |
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6) Sin embargo, en una organización clandestina, que
practicaba la lucha armada, hubo mujeres que llegaron a posiciones de
relevancia.
Sí, hubo mujeres que fueron protagonistas.
Jessie Machi, María Elia Topolansky -no Lucía, María Elia- Adriana
Casteras, Mónica Montero, gente poco conocida. Mercedes Rey, que después
pasó lo que pasó con ella. Mujeres que fueron muy importantes, que
fueron las que se adaptaron mejor a esa organización machista,
compitieron con el hombre en ocupar esos lugares. Nosotros decimos que
sin democracia económica no puede haber democracia política, ¿puede
haber democracia política mientras el género femenino tenga un papel
subordinado al masculino? No hablo de una cuota para la mujer, lo cual
me parece ridículo, sino de una sociedad integrada en la cual, en el
núcleo familiar, en las relaciones de pareja o con los hijos tengamos
una concepción de igualdad.
7) ¿Cómo se reflejó en vos ese machismo con el que te formaste?
Y
bueno, se refleja porque el hombre en esa sociedad patriarcal,
pueblerina, donde yo tuve la génesis y cumplí todo mi rito de iniciación
como patriarca, yo adoptaba el papel de un hombre de muchas mujeres, un
mujeriego. Y adoptar ese papel significa ser aplaudido por la sociedad,
no solo por los hombres sino también por las mujeres. Además ese papel
está muy vinculado al rol de protagonista político: si yo soy un
revolucionario, que me juego el pellejo, tengo derecho a ser muy
mujeriego. Y eso es ideología, está muy profundamente arraigado en todos
nosotros. En eso es en lo que estoy escarbando, y lo hago mirándome a
mí mismo, pero estoy tocando problemas muy generales, porque no soy una
excepción.
8) Hace unos años te entrevisté y te pregunté si tenías mucho
éxito con las mujeres. En aquel momento me dijiste que no era tema para
una entrevista y lo obviamos. Pero ahora cabe la pregunta.
No
sé si era yo o era esa imagen entre el Che Guevara, el guerrillero, el
rehén... es una especie de mezcolanza que crea un personaje. Y el que
atrapa es ese personaje, no la persona. También es el personaje que
atrapa en política, lo vemos todos los días, y podés llegar a presidente
de la República.
9) Y el mecanismo de seducción de ese personaje, en esencia, se me ocurre que no es diferente al de Tinelli, por ejemplo.
No
es diferente. Es muy mediático. Una de las cosas que me han hecho
repensar mi forma de actuar en política es que me había convertido en
una especie de vedette. Los cuatro canales, entrevistas... te empiezan a
generar una vida virtual que sólo tiene sustento en que tenés que
mantenerte en los medios. Tenés que decir cosas interesantes en los
medios, aunque te contradigas, aunque un día digas una cosa y al otro
día otra. No importa, estás en los medios. Un día decís que el problema
es la inflación y a los dos años decís que con la inflación no pasa
nada. Y no lo digo por Mujica, yo lo hice. La diferencia es que yo traté
de quemar la bandera de Estados Unidos, y no abrazarme con Obama. Hay
una diferencia sustancial.
10) Tu ex compañero Eduardo Bonomi ha dicho muchas veces algo
así como que ser coherente no es hacer siempre lo mismo, sino hacer en
cada etapa lo adecuado en función de los mismos objetivos.
Yo
le diría a Bonomi: ser coherente es mantener la misma óptica. No hacer
las mismas cosas, pero mantener la misma óptica para analizar la
realidad. Yo no puedo en una época mirar la sociedad y decir que a
través de la represión no se arreglan los problemas sociales, que la
delincuencia es una expresión de esos problemas, y después salir a
reprimir. Y tener un discurso en el que la principal solución es tener
un aparato policial bien aceitado, con mejores armas y sueldos. No, no
es así.
"Un gurí de 21 o 22 años una vez me dijo: 'qué emoción estar con una parte de la historia'. Me hizo sentir como una momia" |
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11) ¿Qué papel juega Veronika, tu compañera, en esta etapa que estás viviendo y en toda esta reflexión de la que hablás?
Bueno,
es muy importante. Hace casi cinco años sentí que me enamoraba por
primera vez. En la cárcel leí tanto romanticismo que tenía una idea muy
idealista del amor. Sentí entonces que esa idea y la práctica se
juntaban y fue una especie de shock. Pero la profundidad de ese
sentimiento se contrapuso con la práctica. Yo he escrito algo así como
que fue una segunda revolución personal. La primera fue cuanto sentí que
para hacer la revolución tenía que ir atrás del Che Guevara, que no
alcanzaba con tener un discurso revolucionario. Tenía que demostrarlo en
la práctica. Y esto es igual. Cuando asumí la presidencia de la Junta
(Departamental) hice un discurso en el que planteé que luchamos por un
mundo mujer. El efecto Verónika, por decirlo de alguna manera, es que
ese discurso debe tocarse con la realidad, con la práctica.
12) ¿El mujeriego nunca se había enamorado?
Nunca.
El amor era un discurso que formaba parte del personaje seductor. Un
adorno, un revestimiento a ese personaje que seducía, pero no un
sentimiento que estuviera transformado en tu individualidad y tu
personalidad. Esa transformación implica no solo pensar en el machismo y
la discriminación, sino asumir la responsabilidad de una práctica
distinta.
13) ¿Hasta qué punto influyó en tus opciones de vida política el lugar de donde venís?
Por
supuesto que influye. Fijate que nosotros éramos tres hermanos, y los
tres hicimos la misma opción. O sea que influyó muchísimo. Nos criamos
en un hogar muy piramidal, donde en el vértice estaba el señor, pero
también muy politizado. Yo leí Marcha a los diez años y cuando la
revolución cubana tenía quince años y leíamos Bohemia. Y además teníamos
al hijo de Aparicio Saravia ahí, vivíamos prácticamente con los nietos
de Aparicio. Había una sala en la casa de Nepomuceno Saravia donde
estaban los sables, las lanzas, las banderas, las insignias... eso tiene
mucho que ver. Y el Che Guevara cayó en el lugar de Aparicio Saravia.
Mi padre era un hombre político, yo a los catorce años le manejaba el
auto en la campaña electoral. Lógicamente que todo eso jugó en toda la
familia. Mi hermana también hizo su opción y mi hermano la suya. En
realidad fueron opciones independientes, porque cuando yo volví de Cuba
voy a un contacto para ingresar al MLN y el que viene es mi hermano que
ya estaba integrado, a pesar de ser cinco años menor que yo.
14) ¿Hablás con tu hijo de doce años sobre tu vida? ¿Le interesa saber?
A
veces para dejarme contento se interesa. En realidad, creo que así como
nosotros veíamos la revolución española como una cosa tan lejana, la
revolución tupamara hoy es una cosa muy del pasado. De los libros. Un
gurí de 21 o 22 años una vez me dijo: "qué emoción estar con una parte
de la historia". Me hizo sentir como una momia (se ríe).
15) ¿Cómo te ve la gente del barrio, de Santa Catalina?
Para
los gurises soy una especie de cosa rara, folclórica, piensan que estoy
vinculado a alguna cuestión medio mítica, porque tampoco están muy
informados. Hay un respeto, pero no es solo por el mito, sino que es
ganado en veinte años de solidaridad concreta con la gente de acá. Y lo
más importante es la relación establecida desde el trabajo, porque
fueron muchos años de tener la carnicería. No fui un tipo que vino acá a
hacer política, sino un laburante que tiene los mismos problemas que
ellos y que agarró la crisis del 2002 igual que ellos, y tuvimos que
salir juntos. Y ahora me ven como un viejo, lógicamente. Como un viejo
que ha integrado una familia.
16) ¿Vivís de la reparación que te paga el Estado por ex preso político?
Sí, es tipo una pensión. Y Veronika tiene dos trabajos.
17) ¿Sigue existiendo la fortuna familiar de los Zabalza?
Está
la casa de Punta del Este, el apartamento de mi madre, estaba el Opel
aquel en el que yo andaba que desapareció. La casa de Minas se vendió y
ahora hay un terreno en Minas. Eso es todo. Nosotros tenemos esta casa.
18) ¿Qué uso hacés vos de esa plata familiar?
Por
el momento no la tengo. Andamos con la idea de crear una fundación para
la investigación contra la impunidad, para investigar los crímenes de
la dictadura.
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"El Pepe hizo mérito para que se ensañaran con él. Aunque a veces
exagera un poco, como con eso de los nueve balazos que le pegaron, que a
veces son catorce" |
19) ¿Seguís yendo a veranear a Punta del Este?
Últimamente
no he ido porque además no puedo tomar sol. Me extirparon un melanoma.
Pero no he ido por eso, porque después que me sacaron la foto aquella
seguí yendo (N. de R.: se refiere a una foto que publicó El Observador
en la playa en Punta del Este). No tengo un prejuicio porque yo iba los
fines de año porque mi familia estaba allá. Cuando vivía mi padre
estaban los dos y yo iba a pasar las fiestas con ellos. Nunca encontré
contradicción, yo no iba a Punta del Este a hacer la vida puntaesteña.
Voy desde los once años, y tengo setenta. Desde los once hasta los 22 o
23, que fue cuando me integré al MLN fui a Punta del Este, lo que
incluso me sirvió muchísimo para conocer el terreno cuando hicimos la
expropiación al Casino San Rafael. No le vi nunca contradicción, creo
que hacer centro en eso es como hacerlo en el traje del presidente: el
problema es lo que está en la cabeza, no la ropa que uses.
20) ¿Te quedaron conversaciones pendientes con tu padre?
Con
mi padre en realidad no hablamos mucho nunca. A la salida de la
dictadura nos sentimos más vinculados. Ya lo habíamos estado cuando
mataron a mi hermano (octubre de 1969), estábamos muy distanciados y ahí
nos revinculamos. Después hubo cosas que yo no entendí, él promovió el
voto amarillo a favor de la ley de Caducidad... no lo hablamos nunca, no
se hablaba en esa época. Sustituíamos la política con el fútbol. Por
eso digo que estoy tratando de escarbar en la experiencia personal para
llegar a los problemas generales de toda esa época que siguen
actualmente.
21) ¿Crees que tu padre, senador blanco, integrante del
Consejo de Gobierno, cuatro veces intendente, en algún momento sintió
vergüenza de sus hijos?
Pero noooo... él sentía un gran
orgullo, porque era saravista, un gran admirador de Saravia. Uno de sus
mejores amigos era el doctor Nepomuceno Saravia García, nieto de
Aparicio. Como nosotros nos sentimos guevarianos, ellos se sentían
saravistas. Entonces había un gran respeto por lo que nosotros hicimos.
Admiración y respeto. Nunca renegó de sus hijos, él me fue a visitar a
todos los cuarteles, salvo al de Minas. Yo no quería que fuera porque él
se expuso a mucha tentativa de humillarlo en distintos cuarteles, y en
el de Minas hubiera sido peor, porque era su pueblo.
22) Fuiste considerado uno de los "rehenes" de la dictadura a
pesar de no haber integrado el Ejecutivo, la máxima dirección del MLN,
como los otros rehenes. ¿No crees que ese ensañamiento contigo fue de
alguna forma un castigo a tu padre e, indirectamente, a Wilson Ferreira
de quien tu padre estaba muy cerca?
Con mi hermana sí pasó
eso, a ella la tuvieron siempre en "goyolandia", no fue nunca a Punta de
Rieles, estuvo entre Rocha, Treinta y Tres y Lavalleja. En mi caso
puede haber algo de eso pero también hubo mucho mérito propio (se ríe).
No integraba el Ejecutivo pero hubo otro que fue rehén y tampoco lo
integró: José Mujica Cordano. También la selección de los rehenes tuvo
que ver con cierta incidencia sobre el resto de los compañeros. Y el
Pepe hizo mucho mérito también, eso siempre lo rescato: conozco muy bien
el comportamiento del Pepe tanto en las salas de tortura como luego en
la cárcel. Sé que hizo mérito para que se ensañaran con él. Aunque a
veces exagera un poco, como con eso de los nueve balazos que le pegaron,
que a veces son catorce (se ríe). Son dos. Eso forma parte de la imagen
esa que yo te digo, esa imagen que se vende. Los balazos fueron dos, la
virtualidad se va despegando de la realidad.
23) ¿Considerás que Mujica y Fernández Huidobro han traicionado lo que fueron?
Yo
he discutido mucho eso, diciendo que no. Yo nunca los he llamado
traidores. Nosotros somos sobrevivientes del terrorismo de Estado,
tendríamos que estar muertos. A veces cuando estoy con mi madre lo
siento así... (se emociona) acá, en esta entrevista, tendría que haber
estado mi hermano. Muchas veces lo siento así pero la realidad es que
nosotros sobrevivimos. Y sobrevivimos a la muerte, además de mi hermano,
de compañeros muy queridos: Carlos Rodríguez Ducós, Héctor Clavijo,
Marcos Suárez Píriz, el "Goyo" Pérez Lutz, Ángel Yoldi... Entonces a
veces tengo un sentimiento de vergüenza también y creo que eso me ha
servido para reafirmarme y decir: no lograron derrotarme y no lo van a
lograr, porque no me hicieron cambiar. Soy un sobreviviente de la
tortura, que es un método destinado a destruir tu personalidad y tu
identidad, a que empieces a cambiar el orgullo por la vergüenza, a que
pienses que hiciste algo que está mal. La tortura está destinada a
hacerte cambiar de personalidad, a renegar de tus valores. Es historia
que Amodio Pérez levantó la mano y le dijo a (el coronel Ramón) Trabal:
"no, no, no es necesario, vamos a arreglar". Antes de... un efecto
anterior. Y puede tener la tortura un efecto a largo plazo, por el cual
empezás a tener un sentimiento vergonzante de lo que hiciste.
24) ¿Crees que existe hoy ese sentimiento en algunos de tus viejos compañeros?
Yo
creo que existe sí un sentimiento vergonzante. Se reivindica al
combatiente: "yo fui un combatiente, puedo hablar de igual a igual con
los generales porque fui como ellos". No se dice "fui un revolucionario
que quería transformar la sociedad". Eso no se dice, se dice "yo fui un
combatiente". ¿Y por qué? Porque ese es un valor aceptado por el
torturador. El torturado le dice al torturador que fue un combatiente
igual que él, y el tipo lo acepta. Acepta que vos seas un soldado igual
que él, y vos no sos un soldado, no sos igual que él, sos un
revolucionario, peleás por otra causa. Y no podés renegar de esa causa.
La tríada de rehenes que conformamos Raúl Sendic, Julio Marenales y yo
no renegamos de esos valores.
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"Si le hubiéramos dado el gusto a lo que tenemos en las tripas, seguramente Gavazzo, Cordero, Jorge Silveira, no estarían vivos" |
25) ¿Estás seguro de que si Sendic viviera no formaría hoy parte del gobierno?
Sí,
claro que estoy seguro. Por supuesto. ¿Vos creés que Raúl Sendic iba a
soportar que las corporaciones transnacionales hubieran comprado casi
cinco millones de hectáreas en lo que va del gobierno progresista,
mientras el Instituto de Colonización compró 45.000, y repartió 8 o
10.000? ¿Que Raúl Sendic iba a permitir que a Ney Thedy se lo expulsara
de la tierra? ¿Que iba a tolerar los abrazos con Bush y con Obama? No,
no.
26) Si Mujica hubiera muerto cuando le pegaron esos dos
balazos de los que hablabas antes. ¿Vos no estarías diciendo lo mismo de
él hoy?
Sí claro. Pero en el gobierno hay involucrados 70 u
80 compañeros, y fuimos 3.000. Yo estoy seguro de lo que hubiera hecho
Raúl Sendic, porque además lo viví durante once años en los calabozos de
los cuarteles, en donde se peleaba a brazo partido con los oficiales,
no negoció nunca con ellos. A pesar de que entró al Batallón Florida
(durante la llamada "tregua" entre tupamaros y FF.AA. en 1972) nunca se
bajó del carro. Y no hay una sola declaración de él en la que
respondiera a las preguntas que le hacían con otra cosa que no fuera
"sí" o "no". El día que desarchiven todas nuestras declaraciones en la
tortura se verá que las de Raúl Sendic sólo son: "sí" y "no". Y son
muchos más los "no" que los "sí".
27) ¿Tenés algún sueño o pesadilla recurrente?
Sí,
me persigue. Hace tiempo que había desaparecido pero volvió: perseguido
o preso. Uno es un torturado, y los efectos de la tortura abarcan tu
personalidad, tu comportamiento, tus actitudes, tus relaciones con la
familia y con las demás personas, todo. La tortura te hace perder tu
identidad como ser humano primero que nada, sos un "pichi", estás bañado
en orina y en mierda, te sentís que no sos un ser humano, estás muerto.
28) ¿Cómo juzgás tu comportamiento en la tortura?
Yo
creo que salvé con buena nota. Me mantuve, mantuve mi identidad, no
pudieron derrotarme y de eso me siento muy orgulloso. Tengo mi
expediente, lo fui a buscar. No pudieron derrotarme en la tortura, en
los once años de rehén y tampoco ahora. Por eso me siento orgulloso,
mantengo mi identidad, lo que no quiere decir no saber que el mundo de
los 60 es muy distinto al del 2013.
29) ¿Necesitaste ayuda psicológica en estos años?
Sí,
me ayudó un compañero psicólogo. Pero siempre digo que (los rehenes) en
el año 1978 estábamos todos locos. El hoy presidente de la República
tenía una paranoia de que lo estaban escuchando permanentemente. Y eso
no sé si no tiene nada que ver con el video que le mandaron (se refiere
al video en el que aparecían tres uniformados encapuchados haciendo
advertencias al gobierno). No se lo mandaron a Tabaré Vázquez, se lo
mandaron a José Mujica. No sé si nos conocen tanto y tan a fondo que son
capaces de seguirnos persiguiendo treinta años después.
30) Has dicho que no mataste a nadie. ¿Eso es así?
No,
yo lo que he dicho siempre es que a mí nunca me comprobaron que haya
matado a nadie. Por eso salí (de la cárcel) el 10 de marzo (de 1985) y
no el 14 de marzo. Eso significa que yo siempre sostuve, frente a la
tortura, que nunca maté a nadie, y que nadie me mandó en cana.
"Amodio se nos escapó por un par de horas. Vino a visitar al padre y cuando llegamos nosotros ya se había ido" |
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31) ¿Cuando estabas preso se la juraste a alguien?
Ah,
sí, claro. Al coronel Alfredo Rivero, que fue el que dio la orden de
matar a Ricardo (Zabalza). Se la juré el 8 de octubre de 1969. El otro
día estaba viendo "Django" y cuando el esclavo negro golpeaba a su
verdugo con un látigo me sentí identificado con él, hubiera querido
matarlo a Alfredo Rivero. Ahora está muerto, murió de muerte natural. Lo
mandaron enseguida de Pando para Estados Unidos y estuvo casi hasta el
final de la dictadura. Y después, si le hubiéramos dado el gusto a lo
que tenemos en las tripas, seguramente Gavazzo, Cordero, Jorge Silveira,
no estarían vivos. No le dimos el gusto a lo que tenemos en las
entrañas porque somos seres racionales y además porque la gente no
hubiera entendido que saliéramos de la cárcel a vengarnos.
32) ¿Y con Amodio Pérez?
También. Sobre todo porque compartí celda con él, muchas noches, mucha tomada de mate.
33) ¿Nunca supieron dónde está Amodio?
(Piensa) Se nos escapó por un par de horas.
34) ¿Cómo fue eso?
Vino a visitar al padre y
llegamos nosotros un par de horas después que se había ido. Eso fue hace
ya bastante tiempo, antes del Filtro (se refiere a los sucesos del
Hospital Filtro de agosto de 1994). Cuando llegamos ya se había ido.
35) ¿Tenés secretos que te vas a llevar a la tumba?
Sí.
36) ¿Pensás en la muerte?
Y sí, a los setenta
años se piensa en la muerte y uno se prepara para eso. Lo que estoy
escribiendo forma parte de esa preparación, es algo que uno quisiera
dejar. Y forma parte también de una acción política: dejar algo que
pueda servir. La intención de uno es perdurar en la memoria de la gente,
todo tiene un cierto sentido en eso. Perdurar en la memoria de los
hijos, de los amigos, y algunos como nos dedicamos a la política en
serio...
37) Incluso cuando tenías 25 años y andabas armado y con la
posibilidad de que la muerte estuviera a la vuelta de la esquina,
imagino que esa muerte posible tenía ese sentido: el de la
trascendencia.
Claro, por eso es más criminal todavía
olvidar eso. Lo que yo he combatido en mí mismo es el olvido de los
compañeros. En eso, Ernesto Cardenal tiene total razón: recordá a tus
muertos en todo momento. Veo sobrevivientes que actúan como si nadie
hubiera muerto, se olvidaron. Raúl Sendic está olvidado: ¿por qué no
tiene un lugar físico que testimonie que existió y que quiso hacer una
revolución? Una plaza, una calle, ¿por qué no tiene? Porque él no estaba
de acuerdo con esto que se está haciendo. Si se hubiera integrado a la
democracia burguesa en este momento tendría un monumento en la Plaza
Libertad, que sería el monumento al guerrillero reconvertido. Y vendría
Hillary Clinton y le dejaría un ramo de flores. Pero no tiene porque no
hay forma de convertirlo en ese payaso. Raúl Sendic fue un
revolucionario.
38) ¿Qué hay después de la muerte?
Nada. Estoy
dudando si pedir que me tiren acá (en Santa Catalina) o arriba del Cerro
o que pongan las cenizas con las de mi hermano. Quiero que me cremen
porque no quiero que me coman los gusanos.
39) ¿Nunca creíste en Dios?
No, nunca. Paradójicamente, mi padre que era blanco, nunca nos bautizó. Él era ateo y mi madre viene de una familia judía.
40) ¿De qué te arrepentís?
De haberme dejado
involucrar en una puja interna que hubo en el MLN entre Eleuterio
Fernández Huidobro por un lado y Raúl Sendic por el otro. Me arrepiento
porque me equivoqué muy profundamente en ese momento. Había una puja
interna, no la percibí, sobre la dirección que iba a tomar el MLN, creí
en el discurso de mi compañero de celda Fernández Huidobro y hoy me
siento como un gil.
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