sábado, 6 de marzo de 2010

Con el debido respeto

Hay gente que pregunta por mi opinión sobre la entrevista a Julio Marenales, acá va...





Antes que nada.. ¡aplausos al pensamiento crítico! Importante que sea el Viejo Julio quien exprese sobre el MPP y su líder, José Mujica, lo que todos ya saben. Importante que no contribuya a engañar a nadie y deje de engañarse a sí mismo. Importante en alguien que, de cierta manera, fue una especie de hermano mayor para muchos sobrevivientes y goza de autoridad sobre la militancia emepepista. Importante, sobretodo en pleno clima electoral, cuando se transforman en “barras bravas” hasta los seres más pensantes. La hinchada se pone la camiseta del Pepe, arremete contra Astori, después contra Lacalle, pero en la arremetida se olvida de pensar, absurdo de masas que vuelve pírricas las victorias electorales. ¡Ojalá cunda el ejemplo de Marenales!

Después de ello algunas precisiones:

UNO: “Hace unos años que estamos en el Parlamento y yo voy viendo la velocidad con la que sistema va institucionalizando a los compañeros que están ahí. Yo digo que los agarra el pulpo y les come la cabeza y les digo a los compañeros que me gustaría discutir si esto sirve como acumulación estratégica”. (Julio Angel Marenales en “Crónicas”).

El pulpo no pudo comerle la cabeza a Guillermo Chiifflet ni a Helios Sarthou.... ¿porqué puede hacerlo con la flor y nata del movimiento tupamaro? Creo que es hora que Marenales se lo pregunte a sí mismo con la honestidad que lo caracteriza. No es todavía la hora de los hornos, pero puede haber llegado la hora de la sincerarse.

Hasta agosto de 1994, momento de la masacre policial en Jacinto Vera, no había pulpo que le comiera la cabeza a los tupamaros. Luchas sindicales “salvajes” en la salud, la construcción, el transporte (ONDA y CUTCSA), las marchas “peludas” desde Constitución, la coordinadora anti-razzias, el boom de las ocupaciones de tierra, la columna Cerro-Teja, los tupas y el MPP estábamos en todas las movilizaciones populares radicalizadas. Fue entonces que, solita y sola, contra la mayoría de los sectores frenteamplistas, CX44 impulsó y agitó la lucha contra la minireforma de la constitución (impulsada por blancos, colorados, Seregni y Astori). También el MPP fue la única fuerza frenteamplista que manifestó en el Palacio Legislativo en rechazo de la entrega de las llaves de Montevideo que hacía el Intendente Tabaré Vázquez a George Bush (padre). Hugo Cores, Sacha Previtale y Helios se retiraron de sala en aquella ocasión, no querían sentir vergüenza ajena. Ahora, como dice Marenales, la principal figura del MPP se abraza de George Bush hijo sin que se le erice el pelo. Es todo un cambio de actitud, que refleja un cambio en las ideas y predispone a dejarse comer las cabezas.

Hasta 1994 para el MLN-MPP no había enemigo grande, fuimos una fuerza militante que arremetía con decisión, chocamos directamente con los dueños del Uruguay y el imperialismo. Nadie podía comernos la cabeza porque nos unía la voluntad de acumular fuerzas para emancipar la sociedad. Nuestro propósito era ganar cabezas para la revolución, no perderlas en el parlamento. Ahora la cosa ha cambiado, ahora la militancia se desgasta juntando “votos a lo bobo” y participa activamente en un gobierno que apenas se propone “mejorar el sistema”, al decir de Marenales. “Mejorar el sistema” no es nada nuevo, lo viene haciendo la socialdemocracia desde hace cien años. Tal vez sea lo único que puede hacer (es lo que hay, valor) pero los tupamaros tendrían que apuntar más lejos. Si mejorar el sistema es lo único que puede hacerse, que lo haga la derecha frenteamplista de Tabaré y Astori, pero los tupamaros nacimos para transformarlo revolucionariamente en otro sistema de vida social. Si se llega a presidente convocando a terminar con el capitalismo –como se hace en otros países hermanos- sería una victoria de los tupamaros, pero cuando se llega abdicando de agitar revoluciones en aras del pragmatismo, estamos frente a nuestra segunda derrota, la ideológica.

La presencia de la “fuerza que el Pepe construyó” en ministerios, cargos de confianza y el parlamento asegura al Estado el consentimiento de los sectores sociales más capaces de rebelarse contra el régimen. Amortigua políticamente los posibles conflictos sociales. Nadie quiere poner un palo en la rueda del gobierno de Tabaré. Los tupamaros somos hijos de la llamarada, incendiarios, no nacimos para apagafuegos. En los últimos quince años el rol del MPP con relación al sistema dejó de ser rupturista y pasó a ser amortiguador. El nuevo rol no acumula fuerzas para la emancipación social sino que, por el contrario, arrastra las fuerzas potencialmente revolucionarias hacia la conciliación. No es el parlamento quien se come las cabezas a los tupas parlamentarios, antes se las comió la filosofía del pragmatismo y la cultura de la transa.

DOS: ”Por eso quiero trabajar a fondo para reorganizar el MPP, porque el MPP es un gigante estúpido. Es grande pero estúpido. ¿Qué ideología tiene? ¿A qué sector social expresa?” (Julio Angel Marenales en “Crónicas”)

Entre fines de 1998 y febrero de 1999 el MPP vivió en Congreso. El más largo de su corta historia. El debate de fondo se dió entorno a la “carta del Comité Central del MLN al Congreso del MPP”, que proponía modificar el concepto de pueblo –explicitado en los documentos fundacionales del MPP- incorporando a “los burgueses perjudicados por el neoliberalismo”. La propuesta fue elaborada por Eleuterio Fernández Huidobro, apoyada por los más importantes dirigentes del MLN (T) y aprobada por el Congreso del MPP, salvo por una minoría que debió retirarse. No es de ahora que el Ñato Huidobro es “conciliador de clases”, la cosa viene de lejos, tal vez desde la llamada “tregua armada”. Pero cabe recordar, para ser justos, que Eleuterio no estuvo solo en la estupidización del MLN- MPP, sus iniciativas fueron colectivamente apoyadas...

Hasta 1998/99 el MPP era un polo ideológico revolucionario, una “estaca” clavada en la izquierda del Frente Amplio, tal y como el MLN había propuesto diez años antes en el Estadio Franzini. En aquellos tiempos Marenales repetía socarronamente que los tupas teníamos que ser los más asquerosos del Frente. Muchos le hicimos caso. Jorge “Pato” Quartino lo era en la Mesa Política, Sarthou lo era en el Senado y uno hacía lo posible por ser bien “asqueroso” en la Junta Departamental de Montevideo...y así nos fué, se perdió la batalla en el MPP ante quienes querían ser “los más frenteamplistas”, aún dejando jirones de piel al pasar el alambrado de púas. Ellos condujeron esa fuerza militante, que quería ser revolucionaria, por el camino del electoralismo hasta transformarla en instrumento político de amortiguación al estilo del viejo batllismo. El estupidismo no es un virus de grippe A, que se contrae casualmente, al MPP clasista y combativo lo hicieron gigante y estúpido con premeditación y alevosía.

“Reorganizar el MPP”... ¡bravo y ojalá! Significa que un montón de militantes retomarían las definiciones ideológicas que “derogó” aquel Congreso de la conciliación de clases. Significa que pasarían de defender “transas” de toda laya, a la defensa irrestricta de los intereses populares (reforma agraria, estatización de la banca, aumento del salario real hasta el nivel anterior al golpe de Estado, no pago de la Deuda Externa, Juicio y Castigo a los crímenes de lesa humanidad). Significa que esa militancia emepepista recobraría la voluntad para desacatarse del gobierno, del Frente y del PITCNT, como se hizo cuando la Minireforma o la privatización del Carrasco. Significa independizarse del reformismo socioliberal del gobierno, un espíritu de ruptura –aunque no se llegue a ella- en la interna del Frente Amplio, ser nuevamente los más asquerosos, recurrir a la acción directa para cambiar el escenario del debate, sinceramente no veo que los guitarreros conque cuenta Marenales tengan las uñas que se precisa para tremenda “reorganización”. Perideron la costumbre de ser mirados de reojo cada vez que entran a un organismo del Frente Amplio. Todo esto dicho con el debido respeto a quien ha luchado con vehemencia toda su larga vida, aplaudo a Marenales pero soy escéptico sobre que pueda cumplir ese propósito de “reorganizar el MPP”, muy escéptico.

POSDATA: “Nepo” Wasen y el “Mojarra” Wolf fueron colocados con el “Negro” Amodio en uno de los calabozos del Batallón Florida. Además de ser torturados por los mismos oficiales que hicieron aquel operativo de inteligencia militar llamado “la tregua armada” (negociaciones de militares armados con prisioneros desarmados), el Mojarra y Nepo estaban sometidos al trabajo de zapa de un traidor de cuya traición no sabían nada. No le deseo a nadie esa situación. Tartufo quería que Wolf, único que conocía la cárcel del pueblo, le diera la dirección y los presionaba conuqe los torturadores sabían ya la característica del número de teléfono donde estaba recluído Pereira Reverbel. Cuando en el calabozo Wolf les dijo la dirección a sus compañeros, en confianza, creía que Amodio era un cumpa. Nepo asumió la responsabilidad política de ir a la calle Juan Paullier para impedir derramamientos de sangre y...se equivocó. Lo hizo en un contexto donde era altamente probable equivocarse, sobretodo teniendo en cuenta que no fué el único equivocado en ese cuartel del Buceo. Adolfo Wasen murió luchando, una lección de dignidad que debe ser recordada cada vez que se habla de él, porque la verdad está en la totalidad de una historia de vida y no en los errores aislados. Hay que ser muy cuidadoso porque la historia de laepopeya guerrillera se elabora en base a nuestras memorias.

Firmado: Tambero (04/09/09)

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