No recuerdo bien el año debería ser por fines de los 80 llegamos con el "Aboyado" a una casita del Barrio Obrero, allí mismo frente a la Plaza de Haití, golpeamos las manos en el frente y entre el aroma a comida y el ladrido de los perros se asomo una señora mayor que mientras se secaba las manos en su delantal nos miraba y decía dirigiendo su voz para el interior de la casa..."nene debe ser para vos", allí salió el "Negro" mirando como desconfiado, como en otros tiempos, con un pie
Marcos Luis Lombardi Cuzzi
apuntando
hacia la "clande"..."ha son Uds. pasen".... vieja son mis amigos, son
compañeros , y le asomo una sonrisa a la madre que volvió a la cocina
para poner las papas a hervir. Osvaldo Maidana, el "Negro", un
adelantado por esos años pocos tenían acceso a las computadoras, y el
Negro no sólo tenía una en su casa sino que además andaba de vuelo,
desde allí entre cuentos y comidas caseras, mezclando un poco de juegos
con militancia sacamos la primer Edición de "La Fortaleza", en la tapa
la foto de los compañeros de Colagel ocupando la fábrica, dos hojas
tamaño de diario con letra chica para escribir más palabras y alguna
foto en la interna componían ese primer y único ejemplar que sacamos del
semanario del Cerro unas horas antes de finalizar ese 30 de abril ,
víspera del 1º de mayo. Desde allí en adelante una amistad discontinua
en lo físico y permanente en el alma, el Negro era de esos que no lo
veías seguido pero sabías que estaba, siempre estaba. Entre el Troccoli y
las “pegatinas” mezclaba anécdotas que narraba con una pasión única,
ayudado por una memoria prodigiosa que nunca olvidó a los “compañeros”
de antes, a los fieles, a los dignos, y que te podía decir completo el
plantel de Cerro del año que vos quisieras tanto como los detalles con
pormenores de cualquier reunión en la “clande”. Un crack, cuando hablaba
de sus hijos se les llenaban los ojos de alegría, te metía en la
conversa una en serio y una en broma, y podías pasar horas hablando con
el sin aburrirte ni un minuto, conversador nato, solidario, buscavidas,
paso de ser el “uno” en El Gráfico de Argentina a vender yuyos en 8 de
Octubre, y termino laburando como “negro chico” en la Diaria de Uruguay,
pero lo de adentro nunca cambió, ñel siempre fue el mismo. El “Negro”
Maidana se nos fue, siguió el camino de la vieja a unas pocas semanas de
partir, el destino los volvió a juntar, y estoy seguro que cuando
empiece el campeonato estará allí sentado junto al Tito Eleazar
recordando al viejo Tupamaraje y criticándole el agua del termo que
siempre estaba fría. Hasta siempre Negro, en cualquier recodo del
destino nos volveremos a encontrar.
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