miércoles, 30 de abril de 2014

Una jornada con Raúl "Bebe" Sendic

>> Jorge Zabalza

El sábado 26 nos movilizamos al influjo de la consigna “Bebe Sendic vive, la lucha sigue”. Bastaría con publicar los poemas que escribió y dijo Miguel Ángel Olivera para resumir los sentimientos de las cuatro o cinco centenas de corazones que rodeaban al poeta tupamaro en el Cementerio de La Teja. 


Entre ellos estaban los trabajadores de Bella Unión que cargan sobre sus hombros la responsabilidad de continuar la historia de UTAA, los que luchan por la tierra en la cooperativa “15 de Enero”, en la Colonia “Raúl Sendic” y en Pay Paso. También vinieron los compañeros de SUDORA (Sindicato Único de Obreros Rurales y Afines)  y los obreros sanduceros agremiados en la OSDOR (Organización Sindical de Obrero Rurales), que a puro corazón intentan salir adelante en un campo del Instituto de Colonización sin créditos, sin herramientas y sin capacitación técnica. Estaban los pescadores artesanales de San Gregorio de Polanco, segregados y condenados a la pobreza, que reclaman agua y pesca para el que trabaja; los acompañaban vecinos del barrio San Gabriel de Tacuarembó y de la Agrupación “Encarnación Benítez”. No faltaron los que luchan por sobrevivir en tierras de la Quebrada de los Cuervos, ni los que pelean contra el puerto de aguas profundas en Rocha, la Paloma y Valizas.

La médula de la actividad fue entonces los trabajadores del campo. A ellos pertenece el doble legado de Raúl Sendic Antonaccio: la lucha por los derechos de los obreros rurales y la lucha por cambiar este mundo de injusticia, alienación represiva y super explotación. Por eso el homenaje al líder campesino de los ´60 trajo a la ciudad la realidad de los postergados del campo, como habían hecho 50 años antes aquellos setenta que asustaron al gobierno al grito de “UTAA, UTAA, por la tierra y por Sendic”. 

Cuando anunciaron la presencia de un compañero del MST, muchos entendieron MPP y quedaron azorados, hasta que los ánimos se tranquilizaron al ver el conocido birrete rojo que lucía el orador. Más se tranquilizaron cuando lo oyeron decir que la reforma agraria no es solamente la distribución de la propiedad de la tierra, que está ligada a un cambio en las relaciones de producción en el campo e implica  el establecimiento de un nuevo orden social, político y económico. Después de 30 años de lucha del MST, la correlación de fuerzas sigue siendo favorable a los propietarios del agronegocio, el principal enemigo de los trabajadores. En esas condiciones  las fuerzas policíaco militares arrebataron la vida a decenas de “sem terra”. En su nombre, el orador rescató la memoria de Raúl Sendic, como una vida dedicada a la lucha por la tierra y a la revolución. A mi entender, este reconocimiento marcó uno de los momentos importantes del día. 
   
Estaba el Centro de Estudiantes de Magisterio y la Agrupación Celta, uno de cuyos integrantes leyó la adhesión de la FEUU. En todo el proceso previo fue muy activa la participación del Centro de Formación Popular (Colonia España). Muy clara la intervención de Ignacio Narbondo en la Mesa Redonda que se organizó en la sede de FUCVAM; También lo es el libro “El acceso a la tierra en cuestión” presentado en la Escuela de Música, una interpretación crítica del actual modelo productivo instalado en Bella Unión, especialmente  en la Colonia “Raúl Sendic”. El colectivo que lo escribió está muy involucrado en las acciones concretas de lucha por la tierra. Sus argumentos dejan sin cuestión a los fundamentalistas que defienden las políticas de apoyo a la expansión del capital extranjero simplemente porque son medidas de “su” gobierno. Ya en tiempos de lo que José Díaz llama “refundación del Partido Socialista”, Raúl Sendic Antonaccio se caracterizó por su contracción al estudio: con Vivián Trías comprobaron documentadamente que 500 familias eran dueñas del Uruguay, aportando un instrumento de agitación que empleó todo el movimiento popular de los ´60. En la cárcel de Punta Carretas tuvo la inciativa de organizar el trabajo de elaboración de un proyecto que llamamos “revolución rural”,  en el aislamiento y verdugueo de los calabozos cuarteleros escribió sus “Reflexiones sobre economía política; y salió del Penal de Libertad con su “plan por la tierra y contra la pobreza” bajo el brazo. La importancia que le daba al estudio le permitió acumular los conocimientos teóricos que sirvieron de punto de apoyo a los remolinos de hechos que creó durante toda su vida. Tal vez por esa actitud suya, la presencia universitaria esté jugando un papel central en el rescate del pensamiento de Raúl Sendic (padre).

A las 18 horas se quitaron las banderas de UTAA, del MLN-T y de Cuba que cubrían un grupo de esculturas hechas por Horacio Faedo en homenaje a Raúl “Rufo” Sendic. Ambos fueron compañeros entrañables en el Partido Socialista y en el movimiento tupamaro. Las convicciones revolucionarias no son ajenas a la creatividad de Horacio ni a su integración al movimiento artístico MADI arraigado en ambas orillas del Plata. Al descubrir las esculturas, estaba el “Colectivo del Sauce”, primeros en el trabajo y en la solidaridad militantes, con la energía necesaria para la batalla contra las gigantescas corporaciones de la megaminería, una lucha que sin dudas puede apoyarse en el contenido de varios artículos escritos por el Bebe Sendic después de su liberación en 1985. Fue natural que el sábado estuviera “Utopía é Luta”, un movimiento que comparte la esencia de las luchas libertarias dadas por Raúl Sendic. 
                  
Medio siglo cantando a la lucha, por la revolución, por los desaparecidos,   convocando a los que sueñan, Daniel Viglietti no podía faltar, porque está siempre. Como siempre está Mario Benedetti, que en la voz de Ariel Silva acompañó el homenaje a su amigo personal y político, con el que conspiró en tiempos de conspiración. Y estuvo  Albérico Dacunha diciendo sus décimas con aroma a marcha cañera. ¿Podía faltar la carta de Henry Engler a Raúl? No, ninguno de los sobrevivientes podíamos dejar de estar. Henry agregó a los temas en discusión en la plaza, la cuestión del desplazamiento que sufrió la jueza Mariana Mota para frenar a la Verdad y la Justicia. Si en la Alemania de posguerra, la suerte de los criminales nazis se hubiera definido en un plebiscito, habría triunfado la impunidad y, sin embargo, seguiría siendo necesario juzgarlos, afirmó en su carta Henry Engler.  El cantar de Ezequiel Fascioli y del dúo Arcavoces reanimó corazones ya viejos y renovó esperanzas postergadas en que habrá un futuro de lucha, de un pueblo erguido en la pelea contra el capitalismo, por su revolución social.  El porvenir de lucha es una certeza actual: para demostrarlo bastaría con reproducir un video del “Uruguay Rap Underground”, cuyos integrantes andan por los 17/18 años y sus letras son de crítica certera y despiadada a la sociedad capitalista. El grupo grafiteó la “LUCHA” en un muro vecino a la plaza, una manera de asumir el compromiso de continuar la senda abierta por Raúl Sendic, a 25 años de su muerte bastante antes de nacer estos muchachos. 

Sin que una treintena de compañeras y compañeros se pusieran al hombro las tareas concretas, no habría salido el desayuno ni el almuerzo, ni los puestos de venta, ni las esculturas, ni la amplificación, ni los CD de “Cantares del Calabozo”, ni pintadas ni nada. Todo fue gracias a la militancia y el esfuerzo. Tampoco habría sido posible la jornada sin el apoyo financiero de un montón de cumpas y organizaciones sociales, gracias a ellos hubo transporte, pintura y un largo etcétera de costos. De una u otra manera, todas y todos los participantes  quisieron que se siguiera oyendo el tango tupamaro que, como dice Miguel Ángel Olivera “no acaba, ni ensilencia, ni termina: el tango tupamaro solo espera que comience su música y se encienda su chispa”.



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