sábado, 28 de abril de 2012

En memoria de Raul Sendic




Adhesión al homenaje en memoria de Raúl Sendic realizado en la plaza de La Teja que lleva su nombre.

28 de abril del 2012.
Compañeras y compañeros de UTAA:
                                                             Nos decían que éramos todos iguales por estar vestidos de blancas túnicas, nos enseñaban a idolatrar al prócer don José Gervasio Artigas, Padre de la Patria Uruguaya y desfilábamos a golpe de piano cantando  “el padre nuestro Artigas”. ¡Cuántas frases célebres había dicho! Y después, no se sabía bien porqué, misteriosamente, incomprensiblemente, se había ido al Paraguay con la sola compañía de su cebador de mate, el buenazo de Ansina, donde murió más solo que el uno. ¡Pobre padre Artigas!
                                                              Poco más tarde, en otras aulas, nos ayudaron a correr los velos conque Eduardo Acevedo y Juan Manuel Blanes habían hecho de José Artigas un ícono de la historia falsificada. Descubrimos que debajo del héroe de bronce había un héroe de carne y hueso, otro Artigas, despeinado y sin entorchados, que ni siquiera se llamaba Gervasio, protagonista de una revolución agraria que expropió las tierras de los malos españoles y peores americanos y que las repartió entre los gauchos como Encarnación Benítez, las familias de los pueblos originarios y los negros y zambos libres.  
                                                              Descubrimos que Artigas no se había autoexiliado por puro capricho, sino que fue derrotado por sus propios compañeros pasados a las filas de los grandes propietarios y del imperio brasilero.  Que Artigas nunca imaginó una banda oriental aparte de las provincias hermanas del Río de la Plata  y sintió como una traición el micro-Estado Tapón inventado por la diplomacia británica. Había una revolución agraria oculta por los himnos patrioteros:  no fue por casualidad que todo un pueblo marchara en el éxodo, que Artigas nunca quiso regresar a Montevideo, fortaleza del sistema oligárquico contra el cual había luchado.
                                                              Debieron pasar ciento cincuenta años del grito que una tropa artiguista dió en Asencio para que la vieja demanda de tierra para trabajar alumbrara nuevamente la lucha social en las orillas del río Uruguay. Los pueblos de Constitución y de Bella Unión retomaron la bandera del artiguismo bajo la cual nació la guerrilla urbana en 1963, en el apoyo a los trabajadores de la caña de azúcar, organizado por en estos barrios obreros del oeste montevideano. Cuando los luchadores estaban siendo reprimidos y los baleados por la policía ensangrentaron las avenidas, Raúl Sendic fue el primer guerrillero clandestino del recién nacido Movimiento de Liberación Nacional (Tupamaros).  
                                                               Raúl Sendic entendía que sus actitudes políticas eran una escuela de luchadores y revolucionarios sociales, por eso nunca claudicó frente a los poderosos ni rindió sus principios al enemigo y por eso, tres meses antes de morir, fue solidario con los revolucionarios argentinos que ocuparon el cuartel de La Tablada y que, en plena y enmudecida democracia, fueron torturados, asesinados y desaparecidos. En la democracia recortada que dejó la dictadura, la principal preocupación de Raúl Sendic fue la forja de columnas humanas para construir una sociedad socialista  y por eso fue un convencido difusor del  cooperativismo para educar en la lucha social y no de las cooperativas para producir pichones de empresarios.  Porque jamás transó con el capital extranjero ni renegó de la reforma agraria, en 1987 levantó nuevamente el programa popular: expropiar sin indemnización las propiedades mayores a 2.500 hectáreas y tomar el control de la economía nacional dejando de pagar la deuda externa y estatizando la banca privada.
                                                              Sin embargo, al igual que los que renegaron del artiguismo fabricaron un Artigas que los justificara, hoy se quiere recubrir de bronce al revolucionario que fue Raúl Sendic. Intentan que las generaciones venideras aprendan otra falsa historia, la de un Sendic sin ideología revolucionaria, un paisano bonachón capaz de abrazarse con las culebras y de entregar a los capitales extranjeros el patrimonio del pueblo uruguayo. Intentan fabricar un falso Raúl Sendic que justifique la saña conque se persigue a Ney Thedy y el espíritu reaccionario con que quiere pintar de amarillo al movimiento sindical. En definitiva necesitan otro busto de bronce para encubrir las vergüenzas de esos viejos guerrilleros incoporados al mismo sistema que torturó, violó, asesinó y desapareció a centenares de mujeres y hombres por el delito de querer cambiar el mundo.
                                                             Así como el revolucionario agrario José Artigas reapareció en la lucha del abajo que se movía en los ’60, hoy el pensamiento revolucionario de Raúl Sendic sigue vivo en cada “peludo” que lucha por la tierra, en cada trabajador que no resigna los principios de clase y en cada joven que lucha por Juicio y Castigo a los culpables. El revolucionario Raúl Sendic está vivo en la lucha de los estudiantes chilenos y de los pobladores de Aysén, en la rebelión de los asalariados griegos y españoles. Está vivo en este siglo XXI del capitalismo que no puede reacomodarse y de una nueva aurora que anuncia más lucha por emancipación social.
Arriba los que luchan.
Patria para todos o para nadie
Veronika Engler

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