jueves, 3 de septiembre de 2015

PP (privado-público)





PP (privado-público)

 ¿Qué querés que diga de nuevo, Alfredo, si ya está todo dicho?. FRIPUR es una empresa de capital privado financiada por el capital público. El propio Ernesto Murro, ministro de trabajo, reconoce que sin la ayuda del Estado esta empresa hubiera cerrado hace varios años. Préstamos que el BROU no intenta cobrar, olvido y perdón para sus políticas antiobreras, vista gorda con las multas por falta de higiene y por contaminación, trabajadoras sobrexplotadas que trabajan bajo un régimen carcelario donde y permiso para esclavizar domésticas bolivianas. O, dicho de otro modo, los propietarios solamente pueden ganar sus dinerillos gracias a que el Estado renuncia a su pretensión punitiva, Alberto y Máximo Fernández gozan de impunidad total.

El Estado es el culpable, señalan todos. Claro, es menos comprometido culpabilizar al Estado, un ente abstracto que, al parecer funciona por sí mismo, como un robot, sin necesitar de la carne y el hueso de ningún gobernante. Así se diluyen las responsabilidades individuales. La prensa y los “actores” políticos se cuidan mucho de ponerle nombre y apellidos a los responsables del latrocinio: Goyo Álvarez, Julio Sanguinetti, Luis Alberto Lacalle, Tabaré Vázquez o José Mujica y, sin embargo, todos ellos administraron los resosrtes del Estado para que los Fernández se enriquecieran. ¿Qué me vienen a hablar del emprendedurismo? Sin padrino todos los empresarios son infieles y mueren en manos de los “cruzados” de la DGI y el BPS.

Como el video del CEPRILI, el cierre de FRIPUR tuvo la virtud de sacar a la luz del día la inmoralidad oculta y ahora el pueblo sabe. Sabe de los préstamos del avión, de que le dieron trabajo a la señora del directo de la DINARA, de que aportaron gruesas sumas a las campañas electorales de frenteamplistas y colorados, de que pagaron -junto con TENFIELD y BUQUEBÚS- la fiesta de asunción a la presidencia y compraron la banda presidencial que lució el ex-guerrillero. Aunque ya se sabía, como los de las torturas en el INAU, ahora los hechos son contundentes y el saber se hace consciencia. Ahora todo el electorado es consciente de que los gobernantes se inclinan ante el personaje más rico del país y agradecen gozosos sus obsequios. ¿Por qué el presidente más pobre del mundo no tuvo la dignidad de aparentar honestidad? ¿Tiene que ver con el abandono de los principios éticos y morales en aras del pragmatismo? ¿Cómo reprochar la corrupción cuando no se envían señales claras como hizo don Enrique Erro en los años '60? El cierre de FRIPUR entraña el mensaje de que “son todos iguales”, por eso la prensa y las élites partidarias protegen a sus caudillos electorales.

FRIPUR existe porque uno de los últimos actos de la dictadura (ley 15.370 de 1° de febrero de 1983) fue privatizar “la explotación industrial y comercial” de los recursos loberos y pesqueros que antes administraba el SOYP y luego ILPE, que fueron rentables entes estatales. Una ley del Goyo Alvárez con nombre y apellido, le entragaba a Máximo y Alberto Fernández la industria pesquera. En realidad, teniendo en cuenta lo adeudado al Banco República y a UTE, a esta altura FRIPUR es de hecho propiedad estatal. Bastaría con un mínimo de voluntad política -que no existe, por supuesto- para que el Estado pasara a gestionar la empresa y sus ganancias fueran a rentas generales en lugar de caer en bolsillos privilegiados. Se abriría la posibilidad de la explotación nacional del mar territorial que cumpla con las normativas laborales, las que regulan la pesca y las que preservan la higiene y el medio ambiente. Un ente testigo como el que el PITCNT reivindica para la carne. Le saldría mucho más barato al Estado que proteger la inmoralidad privada. Claro que todo esto es una fantasía: los preconceptos liberales de los actuales gobernantes y parlamentarios les impiden imaginarse siquiera la estatización de una empresa pesquera. En consecuencia, el Estado continuará buscando “inversores” en un pajar y protegiendo la empresa privada o, más bien dicho, el enriquecimiento de empresarios inescrupulosos. Nada nuevo bajo el sol.


Jorge Zabalza

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