Paso de los Toros, Batallón de Ingenieros No.3, año 1978.  Raúl  Sendic, Julio Marenales y el que escribe estas líneas, fueron  interrogados por un trío de verdugos: el General Alfonso Feola,  comandante de la División de Ejército III; el Mayor Portela, al mando  del S-2 de la misma división y el coronel Manuel Cordero, que revistaba  en varios organismos represores (OCOA, SID, Plan Cóndor y “El Infierno”  del Batallón de Infantería No. 13). Mostraron fotos de Gabino Falero  Montes de Oca, Mario Navilliat, Alberto Iglesias, Lucas Mansilla, Efraín  Martínez Platero, Andrés Cultelli, Antonio Bandera, Atalivas Castillos,  Félix Bentín y muchos otros tupamaros que seguían luchando  desparramados por el mundo. El interrogatorio fue acompañado por una  charla sobre la situación política, iniciada por  Feola,  que tenía el mayor grado, pero conducida por Cordero, el dueño de la  batuta. Informaron que el socialismo perdía la guerra fría y  en cualquier momento Cuba se venía al suelo, nada dijeron del triunfo en Vietnam ni de la lucha guerrillera en Nicaragua. La           dictadura militar sería eterna y los                                 “                       rehenes” morirían en los calabozos  cuarteleros. Interrogaron a uno por día y, al terminar las sesiones, la  guardia dejó en cada celda una birome y varias hojas en blanco para  trazar por escrito el perfil sicológico y político de los compañeros  requeridos... querían información sobre cuál de ellos concitaba apoyo          y era capaz de relanzar la guerrilla tupamara. Sendic, Marenales y yo entregamos las hojas en blanco. Nos negamos a colaborar.                
                                Amable y dicharachero, Cordero ofreció café  para romper el hielo. A propósito, se perdió en divagues filosóficos  que parecían no tener sentido. Adoptaba el aire de un           “amigo” comprensivo en el cual se puede  confiar. Esperaba encontrar a esos tres sacos de huesos que tenía  delante derrotados moral y espiritualmente, enfermos por el                              “                        síndrome de Estocolmo” y dispuestos a  algún grado de colaboración. En realidad Cordero fue a Paso de los Toros  a una tarea “científica”: cumplidos los cinco años de                       “                             tratamiento” (continua presión           sicológica salpicada con episodios de  violencia y maltrato), correspondía evaluar resultados, medir cuán locos  y quebrados estaban los objetos de la experimentación. Creo que,  además, Cordero ponía en práctica un plan tenebroso, intentaban saber si  podían darse el lujo de exhibir a Raúl Sendic hecho un pelele, un  anticipo de lo que, décadas más tarde, haría la dictadura peruana con el  “presidente Gonzalo”, líder de Sendero Luminoso.                         
                                     
                     Como Montesinos en Perú, Manuel Cordero  pertenecía a la especie del marqués de Sade, que podía ser inteligente y  bestial al mismo tiempo. A Paso de los Toros fue  por lana y salió  trasquilado. Raúl Sendic no se entregó nunca.                
                                     
                                Cliente del Banco República.                        
                                                                                 
                     Santa Catalina, año 2012. Los compañeros de la Agrupación 810, AEBU, banca oficial,  trajeron  a nuestra casa un expediente del Banco República numerado  2010/51/00337, donde se hacía referencia al préstamo social otorgado el  14 de enero del 2010 al coronel Manuel Cordero Piacentini, C.I.  798.683-7. El trámite realizado por su hija y apoderada Yesleine Cordero  Monteiro provocó dudas a Luis Eduardo Ferreira, ejecutivo de negocios  de la Agencia “19 de junio”. Preocupado porque podría dar una imagen  negativa del Banco República, Ferreira recomienda a sus superiores que  antes de hacer efectivo el préstamo, se consulte a la Gerencia de  Crédito Social, desempeñada por Claudia Amodio, y a la Sala de Abogados.  La diligencia de Ernesto Parrilla, gerente de la Agencia “19 de junio” y  de Juan Ivaldi, coordinador de las dependencias del área metropolitana,  zona centro, hizo que el expediente llegara a destino el mismo día a la  hora de cierre, dos horas y         doce minutos después de enviado por Ferreira.  El 18 de enero Claudia Amodio envió su informe a la Asesoría Letrada  del Banco. Dado que el poder judicial requería a Cordero por violaciones  a los Derechos Humanos, esta funcionaria entendió debía consultar  telefónicamente al servicio jurídico, que indicó no encontrar  impedimentos legales para conceder un crédito a Cordero. Amodio  consideró en su informe que “No obstante lo anterior, esta gerencia  estima que el Banco como organismo oficial podría colaborar con el poder  judicial, evitando la tramitación de productos o servicios por parte  del Sr. Cordero sin su  concurrencia  a las dependencias del Banco en el territorio nacional”. En otras  palabras, la gerente de Crédito Social entiende que, si Cordero quiere  dinerillos para seguir eludiendo la justicia, debe venir personalmente  al Uruguay y rendir cuentas ante el juzgado que lo requería. Propuso un  camino que, en la disyuntiva “o con la impunidad de los criminales o con  la Verdad y la Justicia que reclama medio Uruguay”, el Banco dejaba de  ver el préstamo como “negocio más”, para resolver el problema en el  marco de la ética y la moral. En cambio, una vez recibido el informe de  Amodio, los abogados José Recouso de Medina ( asesor) y José Darío  Fernández Granito (consultor) toman otro camino, ratificando el 8 de  febrero por escrito lo que habían adelantado por teléfono. Es su opción.  No les interesa lo ético y lo moral, tampoco las consecuencias  políticas de financiar la impunidad de un terrorista de Estado, que  probablemente esté conspirando contra el régimen actual. Sólo piensan en  salvar sus cargos y sus sueldos, evitan meterse en problemas, son  burócratas de esos que tanto se queja el presidente de la república.                 
                     Luego de recibir la palabra santa de la  Asesoría Letrada, el Banco echó a andar su maquinaria crediticia. El 10  de marzo, firmado por la contadora Mariela Espino, gerente ejecutivo de  la División Red Comercial, el expediente favorable al préstamo desciende  pirámide abajo y el 15 de marzo del 2010 llega a la Agencia “19 de  junio”, donde se concretó el pago. Seguramente, luego de cobrar,  Yesleine lo envió a Buenos Aires y Manuel brindó a la salud del  directorio del Banco presidido por Fernando Calloia... un señor muy  intransigente cuando se trata de presionar a los trabajadores  sindicalizados, pero muy flexible a la hora de financiar a un criminal.  En adelante le lloverán solicitudes de préstamos desde la cárcel VIP, el  Goyo Álvarez y José Gavazzo, el “Pajarito” Silveira y Gilberto Vázquez,  el “turco” Arab y Maurente, todos ellos unidos en demanda de créditos  baratos para que el Banco República solvente sus abogados y la página  “En Voz Alta”. Atado de pies y manos por el precedente del concedido a  Cordero, el presidente del Banco deberá otorgar todos los créditos que  tramiten los jefes del terrorismo de estado.                
                                                         
                     Manuel Cordero es antiguo cliente del Banco  República. Mientras el coronel estaba fugado y clandestino en Brasil, la  sucursal Rivera pagaba puntualmente su jubilación a su apoderada. Para  poder seguir cobrando, Cordero debía demostrar que seguía con vida, para  lo cual el cónsul uruguayo en Livramento expedía el correspondiente  certificado, previa autorización de Didier Oppertti, canciller del  gobierno de Jorge Batlle. La maniobra fue desbaratada cuando asumió la  cancillería el compañero Reinaldo Gargano en el año 2005. Gracias a que  perdió la financiación de su clandestinidad por parte del Estado  uruguayo, Manuel Cordero fue detenido el 27 de febrero del 2007 por la  policía federal brasilera cuando salía de reclamar en el consulado.  Ahora está tranquilo, contando con el fondo que le proporcionó el mismo  Banco. Por Verdad y Justicia, Calloia debe renunciar de inmediato.                
                                     
                                            La línea es olvido y perdón                         
                                     
                     Si la voluntad del gobierno fuera la  Verdad y la Justicia, se habría jugado entero para anular la ley que  todavía protege a los criminales y realizado un gran juicio al  terrorismo de Estado como el que se realizó a los nazis en Nüremberg. El  gobierno tiene acceso a los archivos donde figuran los oficiales que  ejercieron el mando en todas las unidades militares entre setiembre de  1971 y marzo de 1985; se elabora la lista completa y se ordena a los  fiscales instruir la causa contra todos ellos por responsabilidad  directa o indirecta en las torturas, las violaciones, los asesinatos y  las desapariciones forzosas. Quién no pueda probar su inocencia marcha a  la cárcel. Por supuesto, significa revertir la carga de la prueba:  todos todos son sospechosos hasta que puedan demostrar su inocencia. El  uso abusivo de las armas para cometer crímenes aberrantes desde el  Estado, significa que están bajo sospecha todas las personas  entronizadas en el aparato estatal. Un juicio al estilo Nüremberg sería,  además, un instrumento notable para educar en los principios humanos y  obraría como un shock político sobre las conciencias,  profundizando el sentido de justicia  del  pueblo trabajador. En última instancia, al demostrar cabalmente que  todos son iguales ante la ley, reforzaría políticamente la democracia  burguesa.               
                                     
                     El gobierno tiene otro rumbo claro,  apunta  al olvido y perdón, concesión ideológica que busca “conquistar” el  apoyo político de la oficialidad, de todos ellos, retirados o en  actividad, que hayan cometido delitos de lesa humanidad o que no hayan  tenido la oportunidad de cometerlos por haber nacido tarde para ello.  Por supuesto, la aplicación de la “línea” es oscilante como todo en el  gobierno, porque hay que conformar a ese 49% que votaron por la  anulación de la ley de caducidad, a los organismos de DDHH e incluso, a  la Corte Interamericana de Derechos Humanos, cuyo fallo obliga al Estado  a pedir perdón por el caso de María Claudia García de Gelman.  Gracias  a esas oscilaciones se rescataron los restos de Ubagesner Chávez,  Fernando Miranda y Julio Castro, tremenda comprobación de los hechos  denunciados desde hace casi cuarenta años. Es mucho lo alcanzado, pero  todavía insuficiente. Sin embargo, desde el gobierno se impone el olvido  y perdón, se lanzan “bolazos” que consideran inocentes viejitos a los  terroristas recluidos en el cuartel de Burgues, se visita al general  Dalmao procesado por el asesinato de Nibya Sabalzagaray o se confía la  investigación de los crímenes a los propios criminales y, cuando el  poder judicial procesa al general Barneix por el homicidio de Aldo  Perrini, el gobierno calla la boca para no ofender la sensibilidad de la  familia militar. Esas actitudes quedan grabadas en la memoria colectiva  e inducen una actitud general de indiferencia ética ante la barbarie  del terrorismo de Estado; es cierto, la gente se horroriza enormemente  al producirse hechos que golpean fuertemente las conciencias, pero  luego, cuando todo vuelve a su lugar, retornan al estado de baja tensión  y desentendimiento. Se sienten ajenos.                 
                                     
                     En realidad, el préstamo de carácter  social que concedió el Banco República a Manuel Cordero, debía haber  sido denunciado por el gobierno o el Frente Amplio, pero en esos ámbitos  predomina la indiferencia y les da lo mismo una cosa que la otra, por  consiguiente la Agrupación 810 debió asumir la responsabilidad de hacer  público el privilegio otorgado a un criminal. Los principios de Verdad y  Justicia, abandonados por los partidos políticos, ha quedado en buenas  manos, es una bandera que han tomado las organizaciones de jóvenes, las  nuevas generaciones, los nacidos después de la salida de la dictadura.  Es nuestra esperanza.               
                                     
                     Jorge Zabalza               
                                                         
                                                         
                                Semblanza de un genocida: Coronel Manuel  Cordero Piacentini, alias “303” por ser el tercer mando del centro de  torturas “300 Carlos”  y “Manolo”, represor, asesino y torturador uruguayo.                        
                                                         
                                             1972 –                                                      Integra los cuadros de Inteligencia y coordina con la Triple A. Era a partir de la declaración del Estado de Guerra Interno,                             con Jorge “Pajarito” Silveira y José  Gavazzo uno de los que recorrían todas las unidades militares en las que  había presos para torturar           , se sospecha que también enseñaba tácticas de tortura.                        
                                                         
                                             21-11-1974 –                                                      Según un documento que fue desclasificado por el MDN (Ministerio                             de Defensa Nacional) entregado a la  justicia uruguaya, asesina al joven militante del OPR 33 Iván Morales  Generali, exiliado en Buenos            Aires.                         
                                                         
                                                            1976 – 1977 –                                                                  Integra el SID (Servicio de Información y Defensa)                                   y la OCOA (Oficina Coordinadora de  Operaciones Antisubversivas). Participa en el “Plan Cóndor” en  secuestros y desapariciones de civiles trasladados desde Automotoras  Orletti (Buenos Aires)             y en la tortura.                                                         
                                                         
                                                            8-11-1999 –                                                     Año en el que se inicia la denuncia contra la “Operación                        Cóndor”.                                    
                                     
                                                            2001 –                                                                  En declaraciones al semanario Búsqueda, Cordero justifica la tortura declarando que está de acuerdo con la utilización                                   de             apremios físicos para lograr la confesión  de los detenidos, lo que determinó que el juez penal José Balcaldi le  iniciara una causa por  apología  de ese delito. A raíz de una serie de maniobras el juez se ve obligado a  cerrar el caso y abrir otro por “desacato con ofensa” .                                                         
                                     
                                                            2003 –                                                                  El congreso             argentino declara nulas las leyes de “ obediencia                                    debida” y “punto final” que impedían juzgar a quienes cometieron violaciones a los Derechos Humanos.                                   
                                     
                                                            08-2003 –                                                     Con la cabeza y el rostro cubiertos Cordero                         comparece por primera             vez ante el juzgado por el delito “apología de la tortura”.                                                         
                                     
                                                            2004 –                                                                  Siendo requerido por tres jueces en Argentina y uno en Uruguay donde se lo acusa de desacato en un juicio por “apología                                   de la tortura”, Cordero             se escapa al Brasil donde se refugia alegando ser “perseguido político”.                                                         
                                     
                                                            01-2005 –                                                                  Cordero se presenta en el consulado uruguayo para firmar un poder a un familiar suyo para que pueda cobrar la jubilación y es             descubierto. Se sabe entonces que el canciller Didier Opertti                                    estaba enterado de la presencia del  genocida en Brasil ya que era quien autorizaba mensualmente el pago de  sus haberes. Cordero vuelve a “desaparecer”.                                   
                                     
                                                            13-01-2005 –                                                     Jair Kirschke lo ubica y promueve en Buenos Aires el                         pedido de extradición del juez federal Guillermo Montenegro que             estaba a cargo de la causa Cóndor, hay  una ampliación por parte del juez Rafecas por la causa “Automotores  Orletti”. Es también requerido en Uruguay en el marco del caso del  uruguayo desaparecido en Buenos Aires, Adalberto Soba.                                   
                                     
                                             26-02-2007 –                                                                               Cordero             es detenido en Brasil (Livramento) y trasladado                                   a Porto Alegre en la sede de la Policía Federal gaucha donde es recluido.                                   
                                     
                                                            2007 –                                                                  Se le             otorga prisión domiciliaria alegando estado                                    delicado de salud y edad avanzada.                                   
                                                         
                                             19-12-2007 –                                                     Comienza a cumplir con la “prisión domiciliaria” debido                                   a que le tenían que realizar una supuesta cirugía cardiovascular.                        
                                     
                                                            08- 2008               –                                                                   Roger             Rodríguez escribe una carta al Ministro Gilmar Méndez, responsable de la decisión sobre la extradición de                                   Cordero donde explica el por qué de la importancia de extraditar al asesino Manuel Cordero.                                   
                                     
                                                            11-09-2008 –                                                                  Llega el             expediente de la extradición al plenario del STF, comienza el Juicio luego de un largo trámite, el juicio se suspende                                   en un cuarto intermedio por alegato de la minoría.                                   
                                     
                                             22-10-2008 –                                           Se                     da                        inicio en el Paraninfo de la Universidad  de la República en Montevideo a la “Campaña Internacional por la  Extradición de Manuel Cordero”.                                                         
                                                         
                                             30-10.2008 –                                           Se reanuda                                 la sesión y se suman más votos a favor  de la extradición, esta vez es Eros Grau quien pide un cuarto  intermedio para estudiar el expediente demorando todo el proceso.                                   
                                     
                                                            19-12-2008               –                                                                                            El                                   Supremo Tribunal Federal decide que  Cordero puede cumplir prisión domiciliaria después de ser sometido a una  cirugía cardiovascular. A pesar de su presunto delicado estado de  salud, Cordero es grabado por periodistas mientras sale de su “prisión  domiciliaria” para tomar cerveza en el bar “la Iguana”, fumar y pasear.                                    
                                     
                                                            03-2009 –                                                      Telemundo  12           lo registra caminando por la ciudad mientras fuma un cigarrillo.                        
                                     
                                                            06-08-2009               –                                                     A cinco años de su fuga de Uruguay, el STF                        resuelve extraditar a Cordero a la  República Argentina por seis votos contra dos, acusado de participar en  la “operación Cóndor”. Dicha extradición debe realizarse en un plazo de  30 días.                                   
                                     
                                             11-08- 2009 –                                        El acusado es nuevamente descubierto “haciendo mandados” y fumando, reincidiendo en la violación al “                        arresto domiciliario” y poniendo en  duda su “delicado” estado de salud.. Estos hechos son denunciados.  Supuestamente sería sometido a una cirugía cardíaca. Debido a estas  denuncias se determina realizar al exmilitar un chequeo médico fijado  para el 23 de noviembre del 2009.                                   
                                                         
                                             23-11-2009 –                                                      Manuel           Cordero no asiste al chequeo médico fijado para esta fecha.                        
                                     
                                                            11-                                         2009 –                                                                                                       La             fundación Benedetti escribe una carta firmada por varias personalidades                                   para exigir que se cumpla la extradición del genocida.                                   
                                     
                                                            28-12-2009                          –                                                                Después de seis meses la STF firma el acta final de la extradición de Cordero.                        
                                     
                                                            19-01-2010 -                                                                    Se ordena                                    la detención y prisión de Cordero para  trasladarlo a Argentina. Él dice sentirse mal y es internado durante  cuatro días en un hospital.                                   
                                     
                                                            20-01-2010 –                                                     Cordero es             trasladado por vía terrestre en una ambulancia hacia la frontera de Uruguayana y Paso de los                                   Libres donde es sometido a un chequeo  médico . Atraviesa el puente internacional y es llevado al Hospital San  José. El genocida es entregado a Interpol de Argentina para ser juzgado  por los crímenes de lesa humanidad. Ese mismo día, al mediodía se le  hicieron exhaustivos exámenes médicios.                                   
                                     
                                                            09-02-2010 –                                                     El             Coronel Manuel Cordero es procesado por la desaparición                                   de once personas: los uruguayos  Washington Cram González, León Duarte Luján, Ruben Prieto González, Ary  Cabrera Prates, Adalberto Soba, José Hugo Méndez Donadio, Francisco  Edgardo Candia Correa, María Emilia Islas Gatti, Jorge Roberto  Zaffaroni, y a la argentina María Claudia García de              Gelman. Se lo procesa por su  participación en el “Plan Cóndor” y en carácter de integrante del  Ejército uruguayo en el centro clandestino de detención Automotores  Orletti (Buenos Aires) en los años 1976 y 1977, se le acusa de haber  torturado a varias decenas de personas. Es acusado por el secuestro de  Simón, un menor de edad. Entre sus múltiples crímenes se incluye el  asesinato de los legisladores Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez Ruiz y  de Rosario Barredo y William Whitelaw.                                   
                                     
                                                            19-07-2011 –                                                      Cordero           que se encuentra en prisión domiciliaria  en Buenos Aires viola la sentencia judicial al salir repetidamente de  su casa. Fue filmado por un periodista quien afirma que no hay guardia  policial visible vigilando la casa ubicada sobre la calle Anchorena, en  el Barrio Norte de Buenos Aires.                         
                     La impunidad no tiene fronteras.               
                                             ENLACES                                    
                                Varios artículos sobre Manuel Cordero                        
                                      http://elmuertoquehabla.blogspot.com/2011/07/manuel-cordero-tan-campante.html